Quiero morir callado
como mueren los días
después de haber cumplido
la divina tarea
de ser mañana y tarde…
Quiero morir callado
bendiciendo a la Vida.
Ha resucitado esta tarde de sábado el Padre Roberto Samaniego. mxy (Misionero Javeriano de Yarumal). Hermano en el sacerdocio, amigo muy especial sobretodo en mis primeros días de ordenado…El Padre Robertico se constituyó en uno de los baluartes y emblemas del misionero fuerte, fiel, audaz, creativo y comprometido con el bienestar integral de todas las personas que encontró a su paso, sobre todo los más pobres.
Nacido en Ecuador, en el pueblo de Sigsig, provincia
del Azuay en 1927, Roberto conoció a los Misioneros de Yarumal, gracias a un
tío suyo que lo trajo al Putumayo en 1938 (con 11 años) y desde aquel día decidió enrolarse como
seminarista y ordenarse sacerdote en 1954.
En 1991, siendo novicio, fui en
experiencia pastoral a Buenaventura en
el valle, región donde ese tiempo laboraban nuestra comunidad, oí hablar por la
primera vez del Padre Roberto…La gente contaba sus hazañas realizadas en el
pasado en su país y las presentes en el puerto negro.
Luego, tendría la oportunidad de encontrarme más íntimamente
y personalmente con él en Ecuador en julio del 2002. Era mi tercer viaje al
vecino país, después de mi año de pastoral en 1993, una visita que luego hice
estando fuera del seminario en 1996 y la ultima ya como sacerdote recién ordenado…Fue
el padre Samaniego quien me acogió en su casa cural y me daría la oportunidad
de estrenar mi sacerdocio en parroquia, confiándome todo: administración,
pastoral, por casi dos semanas, mientras él venía a Colombia para un chequeo médico.
Aquello nunca lo olvido…En lo poco que compartí con este gran hermano, fui
testigo de su sencillez, de su entrega y celo apostólicos, de su preocupación por
jóvenes, ancianos y niños a los que quería ofrecerlos lo mejor: el amor del
Padre representado en una oportunidad de progreso (ahorros, becas…), en un
trabajo u ocupación puntual (huertas comunitarias por ejemplo)…
Mismo a su avanzada edad (75 años) en ese momento y a
pesar de sus dolores físicos que comenzaban a manifestarse, el Padrecito no se
quejaba ni se amilanaba…antes era presa de las voces críticas y fatigadoras de
los otros que le decían que no trabajara más, que ya había hecho suficiente…Pero
él no “le paraba bolas” a esas palabras…su convicción era recia y profunda de
darse hasta lo último…sin guardarse nada para él.

Gracias padre Roberto por tu testimonio de hombre
cristiano, de discípulo comprometido, de misionero fiel hasta el final…Dios te
recibe ahora con los brazos abiertos y te dice: “entra conmigo a la Casa de Tu
señor…y contempla mi Gloria, la que buscaste siempre durante tu trasegar por la
tierra…”
Para que conozcan un poco más de las facetas de este excelso misionero les comparto el siguiente artículo aparecido en el boletín virtual AVANCE de Ecuador en 2009…
Un Jinete que hoy Cabalga en Silla de
Ruedas.
El heroísmo de una vida que es ejemplo de misión
evangelizadora en estrecha relación con el servicio a la gente marginada de
los pueblos deprimidos y abandonados
Todo
el tiempo me pasé predicando la resignación. ¿Cómo no he de resignarme yo
ahora? Así responde sin rencor a la vida el viejo cura de parroquias,
condenado a la silla de ruedas.
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