La publicidad, sea en la televisión, en las revistas o los diarios, nos
presenta sin cesar las creaturas de ensueño para vender tal o cual producto de
belleza o de consumo corriente.
Las colecciones de los grandes diseñadores hacen alusión al encanto sensual
de los maniquíes profesionales que valorizan las nuevas tendencias de la moda
para el próximo otoño.
Muchos adolescentes caen bajo el encanto de esta o aquella cantante o
actriz de belleza insolente y hacen todo por parecérseles en su manera de
vestir, en la imitación de sus maneras, de su peinado o su maquillaje.
Al igual que ustedes, yo circulo en las calles de nuestras ciudades,
Al igual que ustedes miro la publicidad entre los programas televisivos de
la noche,
como ustedes hojeo las revistas en la sala de espera de mi odontólogo,
al igual que ustedes (mismo, si soy sacerdote) no soy insensible a la
belleza de un rostro femenino, a su sonrisa, a su encanto.