De cuál pan tenemos hambre?
El sistema económico actual nos inculca que la mejor manera de manifestar nuestro amor es ofreciendo un bien material. Que la verdadera felicidad, es la montaña de regalos para los niños. Que la verdadera vida es poseer mucho, y no importando el endeudamiento personal.
Como cristianos debemos ser lúcidos y tratar de encontrar así sea un poco de libertad de cara a este sistema de la sociedad mercantilista y de consumo. Nuestra adhesión a Cristo no nos guiara acaso hacia un comportamiento diferente?
Tenemos hambre de qué o de QUIEN?
L E C
T U R A S
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 16, 2-4.12-15
En aquellos días. Toda la comunidad de Israel murmuró contra Moisés y Aarón
en el desierto diciendo: “¡Ojalá hubiéramos muerto por mano del Señor en
Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta
saciarnos! Vosotros, en cambio, nos habéis traído a este desierto para hacer
morir de hambre a toda esta muchedumbre”.
El Señor dijo a Moisés: «Mira, voy a hacer llover pan del cielo para
vosotros. El pueblo saldrá todos los días a recoger la ración diaria, a fin de
probarle si camina según mi ley o no. «He oído las murmuraciones de los
israelitas. Diles: a la tarde comeréis carne, y a la mañana os saciaréis de
pan; así conoceréis que yo soy el Señor, vuestro Dios». Por la tarde salieron
tantas codornices que cubrieron el campamento, y por la mañana había en torno a
él una capa de rocío. Cuando se evaporó el rocío, apareció sobre la superficie
del desierto una cosa menuda, granulada, fina, como escarcha sobre la tierra.
Los israelitas, al verla, se dijeron unos a otros: “man hu'= ¿qué es esto?”,
pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: “Éste es el pan que os da el Señor
para comer”.
Palabra de Dios
SALMO
RESPONSORIAL
SALMO 77
R.- EL SEÑOR LES DIO UN TRIGO CELESTE
Lo que hemos
oído y aprendido,
lo que nuestros
padres nos contaron,
no se lo
ocultaremos a sus hijos;
contaremos a la
generación futura
los títulos de
gloria del Señor,
su poder y las
maravillas que él ha hecho. R.-
Pero a las nubes mandó desde lo alto
y abrió las
compuertas de los cielos:
hizo llover maná
para saciarlos,
les regaló el
trigo de los cielos. R.-
Cada uno comió el pan de los fuertes,
les mandó comida
hasta la saciedad.
los llevó a la
tierra santa,
al monte que su
diestra conquistó. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA
CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 4, 17.20-24
Hermanos: os digo y os pido en nombre del Señor que no viváis como viven
los paganos, con sus vanos pensamientos. No es eso lo que vosotros habéis
aprendido de Cristo; pues si verdaderamente habéis oído hablar de él y os han
instruido en la verdad de Jesús, debéis despojaros de vuestra vida pasada, del
hombre viejo, corrompido por las concupiscencias engañosas, renovaos en vuestro
espíritu y en vuestra mente y revestíos del hombre nuevo, creado según Dios, en
justicia y santidad verdadera.
Palabra de Dios
ALELUYA Mt, 4, 4b
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios.
EVANGELIO
LECTURA DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 24- 35
En aquel tiempo,
cuando la gente vio que no estaban allí ni Jesús ni sus discípulos, subieron a
las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Lo encontraron al otro lado
del lago, y le dijeron:
--Maestro,
¿cuándo has venido aquí?
Jesús les
contestó:
--Os aseguro que
no me buscáis porque habéis visto milagros, sino porque habéis comido pan hasta
hartaros. Procuraos no el alimento que pasa, sino el que dura para la vida
eterna; el que os da el hijo del hombre, a quien Dios Padre acreditó con su
sello
Le preguntaron:
--¿Qué tenemos
que hacer para trabajar como Dios quiere?
Jesús les
respondió:
--Lo que Dios
quiere que hagáis es que creáis en el que él ha enviado.
Le replicaron:
--¿Qué milagros
haces tú para que los veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres
comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del
cielo».
Jesús les dijo:
--Os aseguro que
no fue Moisés quien os dio el pan del cielo; mi Padre es el que os da el
verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la
vida al mundo
Ellos le
dijeron:
--Señor, danos
siempre de ese pan.
Jesús les dijo:
--Yo soy el pan
de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá
sed jamás.
Palabra del
Señor-
A guisa de
introducción:
El pan que se da siempre…
Los niños de la región más
septentrional de Camerún y pertenecientes al pueblo Mafa me dieron grandes
lecciones de vida que alguna vez subrayé en artículos pasados. Uno de esos
momentos o gestos inolvidables, y que se repitió varias veces era el
ofrecimiento que me hacían de sus frutos recolectados de los arboles que
rodeaban sus viviendas. En esos días de
agosto, de vacaciones escolares y donde la comida escaseaba más que nunca, los pequeños
entre 6 y 12 años trepaban a los arboles para coger pequeños frutos y echarlos
en bolsas de plástico, luego repartirlos equitativamente y comerlos, saciando
en parte así su hambre…Luego venían a la casa de la misión (la casa cural) un
grupo de hasta 5 u 8 y me ofrecían uno
de sus bolsas plásticas llenas con bolitas entre colores amarillo y verde y
totalmente desconocidas para mi…En un principio yo pensaba que los chicos
querían venderme su producto y obtener una pequeña remuneración…pero no, desde
el principio insistían y dejaban claro que era gratis: “Dala aaba baba ngaya” (“no vale nada mi Padre”) decían casi en
coro. Esta experiencia con los niños permitió que viera ante todo la inmensa
bondad y gratuidad de Dios reflejada en la naturaleza de aquellos arboles que
en tiempos de sequia posibilitaba alimentar un poco no solo el estómago sino
también el espíritu de los infantes…Luego el ansia de compartir con los
demás tan natural y tan presente en los
niños (como en los adultos a la hora de las comidas) también me conmovió
profundamente…Una vez más me cercioré y me dije como Jesús alguna vez lo afirmo
en los evangelios , ellos “no estaban lejos del Reino de Dios”.
Aquellos frutos silvestres no
solo en el África, sino también en nuestras regiones selváticas y campestres
colombianas (moras, guayabas, uchuvas…) y que de niños seguramente muchos de
nosotros también recolectábamos podíamos y podemos compararlos con el “maná” o
sea la comida que Dios hacia caer del cielo para el pueblo hebreo errante en el
desierto.
Así, el maná (que es más que el
nombre del famoso grupo de rock-pop mexicano y una canción infantil de Plaza
Sésamo “Maná-maná, patii patiiti…”), es el símbolo de la comida gratuita que
viene del cielo y ofrecida cada día, nos es evocado este domingo.