martes, 24 de diciembre de 2019

24 y 25 diciembre 2019: La Natividad de Jesús



LECTURAS 

 PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 9, 1-3.5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande, habitaban tierras de sombra, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repetirse el botín. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada en sangre, serán combustible, pasto del fuego. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madían. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva al hombro el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre Perpetuo, Príncipe de la Paz. Para dilatar el principado con una paz sin limites, sobre el Trono de David y sobre su Reino. Para sostenerlo y consolarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.

Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL

SALMO 95

R.- HOY NOS HA NACIDO UN SALVADOR: EL MESÍAS, EL SEÑOR

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre. R.-

 
Proclamad día tras día su victoria,

contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones R.-

 
Alégrese el cielo, goce la tierra,

retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,

aclamen los árboles del bosque. R.-


Delante del Señor que ya llega,

ya llega a regir la tierra.

El juzgará el orbe con justicia

y a los pueblos con su verdad. R.-



SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A TITO 2, 11-14

Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo. El se entregó por nosotros para rescatarnos de toda impiedad, y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.


Palabra de Dios
 

 EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 1-18

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo:

-- Este es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.



Palabra del Señor

 2.    R E F L E X I Ó N 


“ El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz”

La fiesta de navidad puede provocar muchas emociones, impulsos de ternura, de buenos sentimientos de reconciliación inesperada y de paz provisoria. Es la fiesta más popular, aquella que emociona a una gran cantidad de personas en el mundo. Ninguna fecha del año ocasiona un tal desplazamiento de familias, un tal movimiento de regalos, tantas celebraciones religiosas y profanas.  Ninguna otra celebración cristiana ha suscitado tal cantidad de canciones (villancicos, góspeles, arrullos) en todas las lenguas y en todos los estilos musicales. Ningún otro acontecimiento ha sido tan representado a menudo por los grandes maestros de la pintura y de la escultura.

El día de navidad  pueden suceder cosas increíbles: hermanos y hermanas se reconcilian, algunas personas  ayudan los pobres y los desfavorecidos, otras  visitan personas enfermas que están desahuciadas y desanimadas y que sufren de soledad. La gente tiende la mano a los parientes olvidados, a los niños abandonados…Cada uno de nosotros conoce ejemplos que son verdaderos pequeños milagros!

Navidad parece recordarle a nuestro mundo en guerra, contaminado, afectado por el calentamiento global y que sufre por la destrucción de la naturaleza…a nuestro mundo de sufrimiento, de batallas jurídicas, de discordias políticas y sociales , que existe una alternativa al odio, al sensualismo y materialismo, a la corrupción, a la violencia! La visión de que  un mundo mejor existe, que una sociedad alternativa es posible! Es esta visión que Dios nos invita a celebrar en esta fiesta de navidad.

La noche, el frio, la oscuridad, la niebla espesa son símbolos de la infelicidad y la injusticia. Esas son las imágenes de nuestros problemas familiares, de nuestros problemas de salud, de nuestra falta de comunicación, de nuestras relaciones frustradas. Celebrar navidad a media noche, ambientados por la lluvia (o la nieve), rodeados de frio, es reconocer que el amor y la vida son más fuertes que todas nuestras tinieblas (u oscuridades)  y maldades.

Navidad es la gran fiesta de la alegría y la esperanza, es la fiesta que nos invita a dejar entrar a Dios en nuestras vida y a arremangarnos para hacer nuestro mundo mejor.

En el corazón de esta noche de navidad, venimos a rehacer el plan de esperanza. Esta fiesta nos habla de nuevas posibilidades, de proyectos a realizar. Dios nos propone una “visión o mirada nueva”.

En Belén , Dios fue mal recibido. Lucas nos dice que « no había lugar para ellos en la posada »…María y José debieron encontrar una granja y San Juan escribe : « Dios vino para los de su casa y los suyos no le recibieron”…Pero agrega: “A aquellos que lo recibieron, Él les ha dado el poder de ser hijos e hijas de Dios”.

Es verdad que el mundo nos sacude, que tenemos muchas cosas por hacer, como la gente de Belén, y no tenemos mucho tiempo, no tenemos un lugar  para Dios en nuestra vida. Nosotros ponemos a menudo la pancarta “ocupado” en la puerta de nuestro corazón. Todo está ocupado por nuestra carrera, nuestros hobbies, nuestros deportes, nuestras muchas actividades. Pero en Navidad, apartamos –tomamos una hora para acoger al Señor y para compartir nuestro deseo de hacerle un pequeño rincón en nuestra vida.

Para nosotros, navidad es mucho más que el fin de las grandes compras y recorridos por los centros comerciales, es el principio de algo nuevo, es partir de nuevo. El Señor toca  a nuestra puerta para que durante el año que viene, podamos acogerle en nuestra mesa y en nuestra vida.

 En la noche de Belén resuena un anuncio maravilloso: “Paz en la tierra a todos los hombres y mujeres  que ama el Señor”. Todo el proyecto de Dios se encuentra en esta frase. Y Jesús agrega, en el evangelio de Juan: “Yo he venido para que tengan la vida y la vida en abundancia”.

El Señor entra en nuestro mundo, llega a ser uno de nosotros para invitarnos a crear un mundo mejor, un mundo de fraternidad y de paz, comenzando por nuestras familias, nuestro entorno, nuestro lugar de trabajo. Dios no se interesa totalmente por lo que hayamos hecho en el pasado, no se interesa por  nuestras estupideces y errores de ayer ni por  nuestros pecados de antaño. Lo que le interesa es nuestro avenir (futuro).

La cuestión que se nos hace en esta fiesta de navidad es la siguiente : « Que puedo hacer yo para que la vida sea mejor en mi familia, con mis vecinos y amigos, en el trabajo…? Y no solamente en este día de navidad sino además  durante todo el año nuevo que pronto comenzará.

El niño del pesebre nos recuerda que el más bello regalo que podemos hacer en esta noche de Navidad no es un artefacto electrónico (wii, celular, pc, i-phone, etc) o un bello vestido, sino más bien un perdón acordado, una caricia ofrecida, un tiempo de diversión compartido, una mano tendida, una intercambio de sonrisas. Nuestros regalos, este año, podrían tener la simplicidad de la vida, de la fraternidad  y del amor…Lo que no nos impide de ofrecer también regalos electrónicos, vestidos deportivos, juguetes infantiles, perfumes finos, etc.

En esta noche de navidad, y a través del mundo, nos sumamos a las miles y miles de comunidades cristianas. Y si , en la casa, bajo el árbol de navidad, tenemos un pequeño pesebre, podemos aprovechar para explicarles a los niños que , para cada uno de nosotros, esta grande fiesta, la más importante del año, es también una fiesta religiosa, una fiesta donde Dios se hace presente.

La buena noticia (evangelio) no viene del mercado de juguetes, sino de nuestro Dios quien ha venido (se ha hecho hombre, se ha encarnado) por nosotros. Él nos acompaña  a lo largo de toda nuestra vida. Con el podemos reconstruir aquello que parecía arruinado, devastado, destruido.

“El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz, sobre los habitantes del país en sombras, una luz ha resplandecido” (Isaías 9,1)



FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!

sábado, 2 de noviembre de 2019

Reflexion dominical Domingo 31 Octubre (Día del Senor Jesús no de las brujas) 2010

LECTURAS DEL 31er DOMINGO ORDINARIO , CICLO C 


Sabiduría 11, 22-12,2
Te compadeces, Señor, de todos, porque amas a todos los seres

Señor, el mundo entero es ante ti como grano de arena en la balanza, como gota de rocío mañanero que cae sobre la tierra.
Pero te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan.
Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado.
Y ¿cómo subsistirían las cosas, si tú no lo hubieses querido?
¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses llamado?
Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida.
Todos llevan tu soplo incorruptible.
Por eso, corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor.
Salmo responsorial: 144
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R.
El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. R.
2Tesalonicenses 1, 11-2, 2
Que Cristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él

Hermanos: Pedimos continuamente a Dios que os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; para que así Jesús, nuestro Señor, sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el día del Señor está encima.
EVANGELIO SEGUN SAN LUCAS

Lucas 19, 1-10
El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido
 

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: "Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa."
Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador."
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: "Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más."
Jesús le contestó: "Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido."



1
APROXIMACION PSICOLOGICA DEL TEXTO

Ciertas personas tienen una tal sed de prestigio, sed de estatus, de posicionarse bien socialmente , que están dispuestas a hacer todo lo posible por ganárselos.

Pero con tal mala suerte que a veces los resultados obtenidos son contrarios a lo que se buscaba. Como decimos popularmente en Colombia y en Hispanoamérica:  “se fue por lana y salió trasquilado”.

Este fue el caso de Zaqueo. Había aceptado un contrato muy sospechoso, con sombras, demasiado oscuro, no muy legal: recuperar los impuestos para la ocupación militar (los invasores) y tomando a veces la mitad de lo recogido para metérselo a su bolsillo.

Y así, lejos de encontrar el reconocimiento social que el dinero aporta, de pronto se ve rechazado socialmente , marginado de la comunidad en la que había logrado hacerse un lugar.

"Aquel que quiere salvar su propia vida a todo precio, la pierde", palabras más , palabras menos , dijo Jesús…

Zaqueo entonces contaminado de su dinero corrupto, después de haber esperado tanto el reconocimiento social, ahora nadie quiere comprometerse (entrar en contacto) con él.

Y viene Jesús que le dice:  “Hoy, Zaqueo entrare a tu casa”. Y de un flash, un chispazo el cambio llega. Sintiéndose aceptado por él mismo, Zaqueo no tiene  más necesidad del dinero. El siente en su corazón y en su alma que la riqueza no es nada comparada al lado del don de la “comunión”, y entonces decide “hacerse amigos con el dinero injusto” (Lucas 16,9). El sentido de su vida que el pretendía encontrar en el dinero, lo encuentra  ahora en el compartir.

Y Jesús dice: “Hoy, este hombre es libre. Este es un hombre salvado porque se ha dado cuenta que su dinero (riquezas materiales)  lo alienaba (n), lo separaban de él mismo y de los otros. Démonos cuenta que Jesús sabe que es consciente del papel que ha jugado en esto (el cambio) que le ha sucedido a Zaqueo. Y afirma que es “El quien ha venido a buscar “ lo que había de bueno en Zaqueo.

Un comentarista cita a propósito la siguiente máxima de Goethe: “Si uno asume (toma) las personas como ellas son, uno las vuelve peores. Si uno las trata como si fueran lo que ellas deberían ser, uno les ayuda a llegar a ser aquello que ellas son capaces de devenir (llegar a ser)”.

He aquí entonces, como podríamos comprender en un nivel interpersonal la misión de Jesús, que es el de aportar el evangelio, es decir la buena nueva: por mi actitud hacia ti, yo te llevo a descubrir lo bueno que Dios ha puesto en ti, y yo te ayudo a descubrir el camino de liberación que Él quiere para ti.



PRIMER COMENTARIO

Esta visita de Cristo que se hace el invitado a nuestra casa (como en el caso de Zaqueo), nos invita a un examen de conciencia o mejor a un examen de confianza. Pues es verdad, al venir a nuestra casa,  más allá de lo que podamos imaginar, confía en nosotros. El viene para decirnos (transmitirnos) todo el amor que siente Dios por nosotros. Con El, es la salvación que entra a nuestra casa porque “El hijo del hombre ha venido a buscar y salvar aquellos que estaban perdidos”. Nada ni nadie puede detener a Cristo en esta misión. Él va a  vivirla y cumplirla hasta el final de su vida sobre una cruz.

Pero nada será posible si nosotros no descendemos de nuestro árbol; este árbol es aquel donde nos escondemos para quedarnos al margen del combate de la humanidad, aquel de nuestras certitudes, aquel de nuestra buena o mala conciencia…Todos somos invitados a descender de nuestro pedestal para dejarnos invadir y llenar por el mismo Jesús. Es necesario  también que aceptemos y dejemos  entrar los otros en nuestra vida. El verdadero Dios, aquel que Jesús ha venido a revelarnos, es precisamente el dios todos los excluidos, que ellos sean ricos o pobres, jóvenes o adultos.

2o COMENTARIO

Este bello episodio de la visita de Jesús a casa de Zaqueo nos ofrece varios elementos para nuestra reflexión cristiana:

EN primer lugar, Jesús nos recuerda que cuando juzgamos los demás, tenemos tendencia a no ver nada más que lo negativo de su conducta y somos ciegos a lo bueno que hay en ellos.

Jesús hace salir (aflorar) lo mejor de Zaqueo, como lo ha hecho en María Magdalena, en la samaritana, Nicodemo, la mujer adúltera, en  la pecadora en casa de Simón el fariseo, el buen ladrón, «pedro y los demás apóstoles. El Señor ve más allá de nuestras debilidades, nuestras lagunas y pecados. El mira lo que podemos llegar a ser. No es el pasado que le interesa sino el avenir.

Jesús nos invita enseguida, a nosotros también a descender de nuestro árbol, porque El quiere venir a nuestra casa. Al igual que Zaqueo , tenemos tendencia a juzgar el mundo desde arriba, desde nuestro lugar de observación. Nosotros siempre sabemos muy bien lo que los demás deben hacer:  la familia, los vecinos, los políticos, los profesores, los sacerdotes,  los benévolos…

El Señor nos invita este domingo a dejar nuestro lugar de observación para entrar a nuestra casa con El. Ahí, estaremos en medida y capacidad de evaluar mejor nuestro comportamiento. Veremos mejor así  qué es lo que no funciona correctamente en nuestra vida, y estaremos menos tentados a juzgar y condenar los demás.

Hoy Jesús nos ofrece su amistad, como Él la ha ofrecido a Zaqueo en la ciudad de Jericó: “Desciende rápido, porque hoy me gustaría entrar a tu casa”.

El mismo Cristo toca hoy a nuestra puerta….AL igual que para Zaqueo Jesús no viene para reprocharnos, más bien viene para aportarnos la salvación de Dios. Este encuentro con Cristo ha sacudido enormemente la vida de este hombre. El que antes era ambicioso, decide ahora compartir y resarcir (reparar, reponer) los males que ha hecho a los demás. Es por eso que Jesús ha podido decir al respecto: “Hoy, la salud ha llegado a esta casa, porque este  también es un Hijo de Abraham”.


3era OPCION DE COMENTARIO



Al  igual que  Zaqueo, muchas personas son sensibles al llamado de Dios, pero no quieren ser vistas (remarcadas). Tienen miedo que se les imponga cambios en sus comportamientos, y no tienen interés ninguno de ir y agregarse a una Iglesia en la cual no quieren compartir las opciones de sociedad (o comunidad). En efecto, no es de Dios que tienen miedo, sino más bien de la imagen que de Él muestran  las personas creyentes.

Esta simple remarca nos sumerge en un abismo de reflexión, porque ella nos conduce a constatar que si Jesús promete la salvación a Zaqueo y lo trata como Hijo de Abraham, El no lo invita a  seguirle ni a hacer parte de su grupo, ni a venir a la sinagoga que frecuenta. Todo esto no impide a Jesús de quedarse en su casa y compartir su cotidianidad. Para que esto pueda producirse, es necesario que Zaqueo descienda del alto del árbol  donde se esconde y venga hacia Jesús. Zaqueo no recibe ninguna consigna particular de la parte de Jesús. Zaqueo está bien advertido en su fe, para saber lo que debe hacer sin que nadie le diga.

Es así como nosotros debemos  estar (presentarnos)  ante Dios: hombres y mujeres lo suficientemente responsables para comprender sin que se nos diga, cual es el sentido de nuestra vida para avanzar.

El (Zaqueo) se ve entonces liberado de las cadenas de la avaricia y la pasión del provecho. En adelante “El otro” no será más objeto de ambición, no será una oveja a degollar, sino un hermano o una hermana a amar y respetar.

Contrito y arrepentido, Zaqueo produce enseguida frutos de penitencia y de conversión. Zaqueo estaba muerto y renace a una vida nueva. El excluido, el marginado, que los justos señalan con el dedo y lo desprecian con sus juicios, es declarado por Jesús autentico Hijo de Abraham. El mundo al revés!

Esta lección es para nosotros, los discípulos y los fieles. Porque Dios , como lo explica la primera lectura, nos reprende poco a poco, nos advierte y nos recuerda en que pecamos (nos muestra nuestros pecados) para que así podamos alejarnos del mal y creer verdaderamente en El.

Por otro lado, nosotros somos invitados por Jesús al encuentro y al banquete de la Eucaristía….

Pero tal vez no seamos también como Zaqueo diligentes y entusiastas para asistir a la misa. En el transcurso del banquete, la Palabra de Dios también nos cuestiona e interpela. Y quizás con alegría lo recibimos a  Jesucristo convertido en pan en la intimidad de la comunión. Sin embargo, somos  sacudidos como Zaqueo hasta el punto de ser transformados y de cambiar (convertirnos) como él cualquier cosa en nuestra vida?

ORACIÓN

En este día, te pedimos Señor por todos los “Zaqueos” de la tierra, todos aquellos y aquellas que son rechazados y despreciados a causa de  su pasado y de sus actos. Tú quieres habitar (permanecer) en su casa como en nuestra casa. Por tu Eucaristía, tú nos invitas a tu casa. Que nuestra  cita y  de encuentro en la misa y en la Adoración nos transforme como El ha transformado al publicano de Jericó. Amen.



4o COMENTARIO: DEL SERVICIO BIBLICO LATINOAMERICANO


En el evangelio de hoy, Jesús nos enseña hoy que el Padre–Dios no deja de ser el mismo, siempre compasivo perdonador, amigo de la vida, siempre saliendo al encuentro de sus hijos y construyendo con ellos una relación nueva de amor. Las lecturas de este domingo son una preciosa descripción de este comportamiento de Dios con la persona humana. Nos dicen que Dios ama entrañablemente todo lo que existe, porque su aliento de vida está en todas las cosas.

El episodio de la conversión de Zaqueo se encuentra en el itinerario o “camino” de Jesús hacia Jerusalén y sólo lo encontramos narrado por el evangelio de Lucas. En él pone de manifiesto el evangelista, una vez más, algunas de las características más destacadas de su teología: la misericordia de Dios hacia los pecadores, la necesidad del arrepentimiento, la exigencia de renunciar a los bienes, el interés de Jesús por rescatar lo que está “perdido”. Este evangelio es una ocasión excelente para recordar que éstos son los temas que se destacan en el material particular de la tradición lucana y que resaltan la predilección de Jesús por los pobres, marginados y excluidos.

El relato nos muestra la pedagogía de Dios, en la persona de Jesús, hacia aquellos que actúan mal. Dios es paciente y compasivo, lento a la ira y rico en misericordia, corrige lentamente, respeta los ritmos y siempre busca la vida y la reconciliación. En este sentido, Dios es definido como “el amigo de la vida”, y buscando ésta, su auténtica gloria, sale hacia el pecador y lo corrige, le brinda su amor y lo salva. 

Muy seguramente nosotros, por nuestra incapacidad de acoger y perdonar, no hubiéramos considerado a Zaqueo como un hijo bienaventurado de Dios, como no lo consideraron sus paisanos que murmuraron contra Jesús diciendo: “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador”. Decididamente, Jesús y sus coetáneos creían en un Dios diferente. Por eso pensaban también de forma diferente. Para el judaísmo de la época el perdón era cuestión de ritos de purificación hechos en el templo con la mediación del sacerdote, era un puro cumplimiento; para Jesús la oferta del perdón se realiza por medio del Hijo del hombre, ya no en el templo sino en cualquier casa, y con ese perdón se ofrece también la liberación total de lo que oprime al ser humano.

Por eso, la actitud de Jesús es sorprendente, sale al encuentro de Zaqueo y le regala su amor: lo mira, le habla, desea hospedarse en su casa, quiere compartir su propia miseria y su pecado (robo, fraude, corrupción) y ser acogido en su libertad para la conversión. 

La actitud de Jesús es la que produce la conversión que se realiza en la libertad. Todo lo que le pasa a Zaqueo es fruto del amor de Dios que actúa en su hijo Jesús, es la manifestación de la misericordia y la compasión de Dios que perdona y da la fuerza para cambiar. De esta manera la vida se reconstruye y me puedo liberar de todas las ataduras que me esclavizan, puedo entregarlo todo, sin miedos y sin restricciones.

Con esta actitud, Zaqueo se constituye en prototipo de discípulo, porque nos muestra de qué manera la conversión influye en nuestra relación con los bienes materiales; y en segundo lugar nos recuerda las exigencias que conlleva seguir a Jesús hasta el final. Aquí la salvación que llega en la persona de Jesús opera un cambio radical de vida.

No dudemos que Jesús nos está llamando también a nosotros a la conversión, nos está invitando a que cambiemos radicalmente nuestra vida. No se lo neguemos, no se lo impidamos. El Señor nos propone unirnos a El, ser sus discípulos y a ejemplo de Zaqueo ser capaces de despojarnos de todo lo que no nos permite vivir auténticamente como cristianos. Esta misma experiencia es la de muchos otros testigos de Jesús que, mirados por El, se convirtieron, renació su dignidad, y recuperaron la vida. Aceptemos la mirada de Jesús, dejemos que El se tropiece con nosotros en el camino e invitémoslo a nuestra casa para que El pueda sanar nuestras heridas y reconfortar nuestro corazón. No tengamos miedo, dejémonos seducir por el Señor, por el maestro, para confesar nuestras mentiras, arrepentirnos, expresar nuestra necesidad de ser justos, devolver lo que le hemos quitado al otro... No dudemos, Jesús nos dará la fuerza de su perdón. El Señor está con nosotros para que experimentemos su amor. El ya nos ha perdonado, por eso es posible la conversión. 

El caso de Zaqueo puede ser iluminador para el tema de la opción por los pobres. En la polémica oficial contra esta opción que sacaron a la luz la teología y la espiritualidad latinoamericanas, se insistió mucho en que no podría tratarse sino de una opción «preferencial», no de una «opción por los pobres» sin más, porque sin aquel adjetivo podría entenderse como una opción «exclusiva o excluyente»... Pero el adjetivo «preferencial» rebaja y diluye la esencia de la opción por los pobres, porque quien opta por los pobres preferencialmente, se entiende que opta también por los ricos, aunque sea menos preferencialmente... Una opción preferencial es una opción que no acaba de optar, que no quiere definirse, que no toma partido, que «se queda encima del muro», como dice la expresión brasileña...

Jesús opta por los pobres, mira la vida desde su óptica, es uno de los pobres, y comparte con ellos su causa. Evidentemente, no excluye a las personas ricas, y ése es el caso de Zaqueo. Pero Jesús no es neutral en el tema de riqueza-pobreza. Su encuentro con Zaqueo no deja a éste indiferente: Jesús lo desafía a pronunciarse, incluso económicamente. Jesús no excluye a Zaqueo, ni a ninguna otra persona rica, pero «sí excluye el modo de vida de los ricos», exigiéndoles la justicia y el amor. La opción por los pobres no excluye a ninguna persona (¡al contrario, desearía alcanzar y cambiar a todos los que no asumen la causa de los pobres!). Lo que excluye es la forma de vida de los ricos, la opresión y la injusticia. Buen tema éste para enfocar la homilía sobre la opción por los pobres.


REFERENCIAS:



P. JEAN LUC HÉTU. Les options de Jésus.

P. Fabien Deleclos, franciscano.

sábado, 26 de octubre de 2019

24 de Octubre del 2010: 30o domingo ordinario C; Domingo de las misiones


EVANGELIO SEGUN SAN LUCAS
Lc. 18, 9-15 

              EL FARISEO Y EL PUBLICANO    

Jesús dijo esta parábola por algunos que estaban convencidos de ser justos y despreciaban a los demás. [10] «Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era fariseo y el otro publicano. [11] El fariseo, puesto de pie, oraba en su interior de esta manera: «Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, o como ese publicano. [12] Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de todas mis entradas.» [13] Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador.» [14] Yo les digo que este último estaba en gracia de Dios cuando volvió a su casa, pero el fariseo no. Porque el que se hace grande será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» 


1
un erróneo planteamiento religioso

Recordemos para empezar el significado exacto de algunas expresiones de la parábola:

§        Fariseo, en sí, no tiene ninguna connotación negativa. Más bien se puede afirmar que eran una clase muy respetada por su escrupuloso cumplimiento de la Ley, aun en sus más mínimos detalles, aunque caían ya en cumplimientos muy literales y "se tenían por santos". El fariseo de la parábola no exagera su cumplimiento, aunque se ve que está satisfecho de sí mismo.

§        Publicano: Recaudador de impuestos. Se comprometía a pagar un tanto al Estado (romano o de Herodes que viene a ser lo mismo). Lo que sacara de más, se lo embolsaba. Se las arreglaban (con ayuda de los soldados) para explotar a la gente y enriquecerse. Clase social absolutamente despreciada, considerada como pecador público, al mismo nivel que las prostitutas. Aparecen dos en el evangelio: Zaqueo y Leví (Mateo), llamado por Jesús a ser uno de los doce, con gran escándalo. El publicano de la parábola se siente abrumado por su situación, no puede salir de ella, y no hace más que pedir a Dios que se apiade de él.

§        La postura normal de oración entre los judíos era de pie, levantando las manos al cielo. En momentos concretos, se postran con el rostro en el suelo como señal de adoración o sumisión absoluta.

§        El fariseo dice que cumple la ley "de sobra". No era obligatorio ayunar dos veces por semana, sino sólo una al año, el día de la Expiación. Tampoco era obligatorio pagar diezmo de todo, sino del grano, el mosto y el aceite.

§        Justificado: Es un término "anterior" a la noción, más jurídica, que se desarrolla luego en la Iglesia a partir sobre todo de Trento. Aquí nos basta con señalar que es sinónimo a "hallar gracia a los ojos de Dios", "quedar a bien con Dios". No se trata por lo tanto del tema de "la justificación por la fe o por las obras". El autor ni lo tiene en la mente.

La parábola es escandalosa. Jesús se atreve a ridiculizar a la gente más respetable, a los más piadosos, a los más cumplidores de la Ley. A nadie le parecería mal la oración del Fariseo, pensarían que tenía razón. Y no era así; su acción de gracias muestra que está satisfecho de sí mismo y que no se tiene por pecador. Es exactamente lo contrario de lo que anuncia Jesús.

Tradicionalmente hemos exagerado la hipocresía de los fariseos, para apartarnos del mensaje profundo. Jesús no rechaza simplemente la hipocresía del fariseo, sino su mismo planteamiento religioso. Este planteamiento consiste en observar rigurosamente todos los preceptos de la Ley de manera que se siente uno justo ante Dios y por tanto mejor que otros que no lo cumplen todo tan bien como yo. Soy santo porque obro bien, por tanto soy mejor que otros. Dar gracias a Dios por todo esto es un sarcasmo.

 Todos somos pecadores.

Apenas podemos evitar "sentirnos justos", con "pequeños" defectos. De eso nos solemos confesar: me distraigo en la oración, he murmurado de mi vecina, pierdo la paciencia... Pero no nos acusamos de algo más importante: he recibido millones y sólo rento céntimos.

Porque todo lo que soy me lo ha dado Dios para que trabaje por el Reino... Y a otros no les ha dado casi nada. Y yo, el rico, estoy satisfecho de lo que tengo y doy gracias a Dios. Esta es la misma línea de la parábola de los Talentos.

Paralelamente, seguimos viendo el pecado como culpa. Vemos drogadicción, prostitución, sexualidad desenfrenada, corrupción pública... Y probablemente nos produce horror, y lo condenamos. Condenamos a las acciones y quizá también a las personas. Vemos el pecado cometido. Pero no vemos el pecado padecido. Y no nos preguntamos "por qué ellos sí y yo no". Si nos lo preguntáramos, acabaríamos gritando de corazón a Dios "no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal", porque, en sus mismas circunstancias, nosotros seríamos como esos que nos producen tanto rechazo.

No es primero nuestra virtud, por la que Dios nos recibe: es primero Dios salvador, que nos hace tener esas virtudes. Éste es el error del fariseo. Se cree bueno, y que por eso, Dios le mira con buenos ojos. No sabe que Dios le ha mirado y por eso es bueno. Se ha apropiado del regalo de Dios.

Es sorprendente en el Evangelio la reiteración del tema de que Jesús acoge a los pecadores, los busca, come con ellos, se rodea de ellos, es bien recibido. Sorprendente, reiterativo, escandaloso. La mujer adúltera, la pecadora en casa de Simón, la Magdalena, Zaqueo, Leví, los leprosos... "Éste acoge a los pecadores y come con ellos". Y Jesús: - "No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". ¿Por qué? Por dos razones:

         - porque todos somos pecadores.
         - porque Dios es el Médico.

El mensaje de esta Parábola es la mayor revolución religiosa. Dios no es el premio de los buenos y el castigo de los malos: es el médico de los enfermos y el sembrador. Ha sembrado mucho en mí, y cura mis enfermedades... para que yo siembre mucho y cure muchas enfermedades. Mientras no cambiemos de Dios seguiremos sin entender nada. Por eso a Jesús le recibían con entusiasmo los pecadores: este Dios soluciona la vida, no la carga aún más. Este Dios exige a los ricos y cura a los pobres.

No hemos entendido nada de la justicia y la misericordia de Dios. Dice la teología que en Dios todas las cualidades son la misma, que la justicia y la misericordia son lo mismo.

Y lo solemos entender así: Dios es justo, retribuye a cada uno según sus obras, pero es un juez benigno, no es severo, está inclinado a la bondad. Todo esto es mentira. Dios es justo perdonando, porque sabe que lo que llamamos culpa es cruz. Si fuéramos culpables, Dios no sería justo perdonando. Si perdona es porque proclama que no hay culpa. Esto proclama la Palabra ya desde el Libro del Génesis: Eva no peca por maldad, sino por error, porque no puede aguantarse las ganas de comer el apetitoso fruto.

Esto no significa que el pecado no importa, que es indiferente pecar. Al revés. El pecado nos destruye, es la peor de las enfermedades, el antagonista de Dios en toda la Biblia, porque es el antagonista del hombre. El que lleva a Jesús hasta la muerte, como puede llevar a todos los hombres hasta la muerte total. Pero Dios es para resucitar, Dios es para vivir, Dios es para curar, para regar, para iluminar.

Hemos convertido el pecado en una cuestión jurídica. El malo es culpable y debe ser castigado: el bueno tiene mérito y debe ser premiado. La Palabra de Jesús va mucho más adentro: estás enfermo y Dios te cura: estás sano porque Dios te ha curado porque te necesita para trabajar.

Este es un tema profundo de toda la Sagrada Escritura, una de las desviaciones más peligrosas de Israel. Israel siempre se ha tenido por "el pueblo elegido" y ha dado gracias a Dios por ello. Y se equivocaba al entenderlo mal. Se ha creído preferido por Dios, privilegiado por Dios libre y caprichosamente en detrimento de otros pueblos. Se ha creído superior porque conoce la Palabra, conoce la Ley y la practica, y el Señor pelea por él contra sus enemigos.

Este es un mensaje equivocado de toda la Biblia: es el pecado básico de Israel: creer que "Dios es para mí". Cuando la realidad es que Dios le ha elegido para ser luz de las naciones, exigiéndole mucho más que a todos los demás, responsabilizándole mucho más que a todos los demás.

Israel ha sido elegido y dotado como instrumento de Dios Salvador, y se ha apropiado de la salvación para presumir de ser "el pueblo de Dios". Y Dios es de todos y para todos, madre de todos, que ama más al más enfermo, porque le necesita más. Israel, llamado a ser médico y luz, se vanagloria de su luz y de su salud, sin saber que las ha recibido para que cure e ilumine, sin mérito propio alguno.

Es el pecado del Antiguo Testamento, el pecado del Pueblo, el que hará que sea rechazado por Dios, porque no es un instrumento válido. Y ése es, también, uno de los mensajes básicos del Evangelio. La Iglesia, nosotros, somos el Pueblo Elegido... elegido para trabajar más que los demás. Y seguiremos siendo el Pueblo Elegido mientras respondamos bien. Y si no lo hacemos, Dios se buscará otro pueblo, como sucede en Israel.

Esto se muestra también en una desviada concepción del Sacramento de la Penitencia, convertido en un juicio. Llevamos nuestros pecados al tribunal, y el juez, que es blando como un padrazo, nos perdona, siempre que estemos arrepentidos y prometamos no hacerlo más. ¡Triste parodia! Vamos al Sacramento a reconocer que somos pecadores y lo seguiremos siendo, porque no podemos librarnos de nuestra enfermedad así como así, por un acto de voluntad. Vamos a reconocer ante Él que seguimos estando enfermos, y a celebrar, con enorme alegría, que sigue contado con nosotros, que seguimos contando con Él para curarnos. ¡Curioso juez, el sacerdote, que no tiene facultades más que para perdonar!

La cumbre de todo esto es el final de la Parábola del Hijo Pródigo. El hermano mayor es justo, y se indigna de la injusticia que hace su padre al recibir al pródigo. El padre es más que justo, se ha llevado un alegrón "porque estaba perdido y lo hemos encontrado".

Lo aplicamos a la eucaristía. En la eucaristía "subimos al Templo a orar". Y nos encontramos, para empezar, con un rito de acogida en que se anuncia el perdón de los pecados. Buen principio: estamos ahí porque "Éste acoge a los pecadores y come con ellos".

Estamos en la Eucaristía porque contamos con Él para sanar, para responder, para trabajar. No vamos a la Eucaristía porque seamos justos, sino porque Él invita a los pecadores. Y allí estamos, agradecidos y deseando comprometernos con Él. Llevamos a la Eucaristía lo que somos, lo bueno y lo malo, sin temor, lo traemos ante Dios. Y recibimos Palabra, conocimiento de nosotros mismos y de Dios, ánimo para seguir... La Eucaristía es nuestro gran medio de conversión, para convertirnos cada vez más en Hijos.

José Enrique Galarreta

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Influenciados por nuestra civilización de superhéroes, de números uno, de los mejores en el mundo, nos pasamos la vida comparándonos con los demás. Buscamos ser los primeros, los más fuertes,  los más inteligentes, los más ricos, los  jefes de grupo! Aquellos que no corresponden a nuestros criterios de selección son rechazados, puestos aparte, declarados nulos, incompetentes y sin valor.

Por las dos actitudes bien definidas en el evangelio, el señor quiere llevarnos a la reflexión a propósito del lugar que ocupamos en nuestro mundo y sobre las relaciones que debemos tener con Dios y con los demás.

Jesús  dirige esta parábola  a quienes nos creemos ser mejores que los otros y que tenemos tendencia a rechazar y o despreciar aquellos que no tiene los mismos valores religiosos, políticos y sociales que nosotros.

Cada domingo, comenzamos la eucaristía  “reconociendo que somos pecadores”. Esto debería convencernos de no  ponernos encima de los demás, de no hacer comparaciones , de no creernos superiores a aquellos que son diferentes a nosotros.  “Reconociendo que somos pecadores”, aceptamos el perdón del Señor con gratitud y humildad.

Nuestro encuentro en la asamblea de cada domingo es un acontecimiento pleno de la misericordia y la ternura de Dios con cada uno de nosotros.  No tenemos necesidad de  demostrar o probar  que somos superiores  o mejores para ser amados por Dios. Él nos acepta tal y como somos…como el también acepta aquellos que son diferentes a nosotros.

Esta parábola del evangelio se dirige también a toda la Iglesia. Ella debe testimoniar que es un pueblo de pecadores perdonados. La actualidad dolorosa de los últimos meses nos recuerda que hay muchas razones para pedir perdón. Pero al mismo tiempo, no debemos olvidar que los grandes testigos de la fe han sido pecadores perdonados (redimidos) , comenzando por Pedro, el príncipe de los apóstoles y muchos otros después de el. El Señor cuenta con cada uno de nosotros para ser los mensajeros de la Buena Nueva en el mundo entero.  Y es por ello que para enviarnos en misión , El viene para compartir nuestra  mesa  de pecadores que somos.

Si te sientes pecador, da gracias a Dios, no por serlo, sino por descubrirlo. El dios que exige tu perfección como requisito para amarte, se convierte en el mayor de los tiranos.


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HOY ES EL DOMINGO MUNDIAL EN QUE ORAMOS POR LAS MISIONES

Celebramos hoy el DOMUND. No es un día para propagar la fe-doctrina, sino para propagar el amor-compasión a todos. No se trata de hacer propaganda de verdades ni ideologías. Propagar la fe-confianza-compasión quiere decir que debemos pensar en cómo influimos en el mundo para que la confianza en el Dios de Jesús llegue a todos los hombres.

La buena noticia es que todo ser humano se puede sentir amado por Dios y responder con absoluta y plena confianza. Se trata de que todos descubran que Dios es amor y que ese amor llega a todos por igual, sin privilegios ni favoritismos. Lo que marca la diferencia es la conciencia que cada uno tiene de ese amor.



Oración

Te damos gracias Señor Jesús, por el don de tu mismo que haces a la humanidad.

Haz nuestros corazones lo bastante pobres para maravillarse de un amor como el tuyo. Señor  tu vienes para llenarnos de fuerza para anunciar el Evangelio. Esta fuerza, es la gracia del bautismo que no cesa,  vivificada por la Eucaristía. Te pedimos para que toda la humanidad pueda escuchar y acoger esta Buena Nueva que tú has venido a  traerle al mundo.

Referencias
De diversas fuentes

sábado, 12 de octubre de 2019

10 de octubre del 2010: 28º domingo del tiempo ordinario


APRENDER A AGRADECER Y A SER AGRADECIDOS

Lucas 17, 11-19

 Yendo camino de Jerusalén, también Jesús atravesó por entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y le dijeron a voces:
- ¡Jesús, jefe, ten compasión de nosotros!
Al verlos les dijo:
- Id a presentaros a los sacerdotes.
Mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que se había curado, se volvió alabando a Dios a grandes voces y se echó a sus pies rostro a tierra, dándole las gracias; éste era samaritano.
Jesús preguntó:
 - ¿No han quedado limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están?  ¿No ha habido quien vuelva para dar gloria a Dios, excepto este extranjero?
Y le dijo:
- Levántate, vete, tu fe te ha salvado.
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El evangelio de este domingo nos recuerda que hoy como en el tiempo de Jesús, la gratitud es una virtud escasa (rara)…y es triste constatar esto. No somos muy conscientes de la necesidad de AGRADECER.

El escritor Mark Twain escribía: “si usted recoge un perro hambriento y le da de comer y lo cuida, este  se mostrará agradecido, se apegará a usted y no le morderá. He aquí la diferencia principal entre un perro y un ser humano”. Esta comparación puede parecer injusta y pesimista, pero desgraciadamente es real.

Tenemos la impresión que la gratitud no hace parte de nuestras hábitos. Vivimos en una época donde los seres humanos creen que no deben nada a nadie, que ellos se han hecho a sí mismos, que son auto suficientes (es decir se hacen solos, a sí mismos). Lo que yo tengo, lo que yo soy no se lo debo a nadie más que a mí mismo.

A veces yo me hago la pregunta: yo que me creo inteligente, si diestro y tan recursivo, lleno de talentos, que he tenido triunfos en la vida, qué habría llegado a ser sin mis padres, mis amigos, mis profesores…Cual carrera hubiera sido la mía si hubiera nacido en el Congo, en Ruanda, en Brasil, en Irak, en Vietnam, en China?

Muchos afirman hoy no tener necesidad  de los otros, ni de Dios. Ellos son “independientes”, y no quieren depender de nadie.

Hemos recibido gracias a  alguien la vida, la educación, la salud, los talentos. Sin aquellos que nos rodean, no habríamos  logrado salir adelante, ni  triunfado. Esto debería invitarnos  a un poco más de simplicidad, de modestia y de agradecimiento.

Y el evangelio de este día no habla tan solo de ser agradecidos.  El samaritano curado de la lepra se devuelve para agradecer, pero también para rendir homenaje, dar gloria, alabar...en otras palabras, él viene a adorar:  “Uno de ellos, viendo que se había curado, se volvió alabando a Dios a grandes voces  y se echó a sus pies rostro a tierra, dándole las gracias”.

En nuestro mundo secularista tenemos tendencia a secularizar el evangelio. Aceptamos el aspecto social, la solidaridad humana y el amor de los pobres del evangelio, pero a uno le gustaría que todo se quedara ahí. Todo aquello que llamamos culto, alabanza, glorificación de Dios es puesto aparte.

“Y se echó a sus pies rostro a tierra” , un gesto que la gente de los países ricos no practican más. Se tiene el vientre tan lleno para arrodillarse o hacer reverencia profunda…Los hombres del Islam, que son capaces de doblarse en dos hasta poner la frente contra la tierra, nos dan ejemplo de esta manera de rendir homenaje, de adorar.

Quizás el abandono del culto dominical por miles de cristianos sea la mayor muestra o ilustración, la más característica de esta pérdida de alabanza y adoración. No se siente más la necesidad de decir GRACIAS, DE GLORIFICAR A DIOS. Delante el pequeño número de cristianos que viven la eucaristía dominical , uno se ve tentado como Jesús de decir: “Donde están entonces los otros? No son también ellos amados?”

En otro tiempo uno decía GRACIAS al SEÑOR antes y después de comer, se agradecía en la fiesta de ACCIÓN DE GRACIAS por las cosechas y la comida que nos daba la hacienda, los terrenos o la finca. Uno se reunía todos los domingos en  comunidad cristiana para decir GRACIAS por el don de la vida, por la familia, por la paz en nuestro país, por la comida abundante, por la alegría de ser cristiano. Hoy un buen número de personas no sienten más la necesidad de decir GRACIAS.

El cristiano no es aquel que hace largas oraciones,  pide gracias o favores...Cristiano es aquel que da gracias, que agradece. La palabra “EUCARISTÍA”  quiere decir “DAR GRACIAS “.  Participar en la eucaristía, es tomar parte en esta acción de gracias.

El samaritano del evangelio llega a ser no solamente el símbolo de la persona salvada, de la persona agradecida  sino que  también  llega a ser el símbolo de aquel que sabe dar gracias, que saber agradecer, que sabe arrodillarse.

La celebración de hoy es una excelente ocasión para recuperar una actitud de agradecimiento hacia Dios, una actitud que llega a ser acto de adoración, de glorificación…un himno de amor.

Aprendamos de nuevo a arrodillarnos para agradecer a Dios, para felicitarlo por todo lo que hace u obra en nuestras vidas. Así podremos renovar nuestra confianza en El, sabiendo que Él no nos dejara caer o desfallecer  en los momentos de tristeza, de enfermedad y de muerte.

Traducción del francés del P. Yvon -Michel-Allard. Congregación del verbo Divino.

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Gratitud y compasión
 
 
Hace sólo dos semanas, el texto del evangelio (Lucas 16, 19-31) dirigía nuestra atención sobre el binomio compasión/indiferencia. La primera constituye el “corazón” del mensaje de Jesús; la segunda, la actitud más denunciada en el evangelio. En aquel mismo texto, lo que se condenaba era la actitud del rico que no fue capaz de ver al pobre que yacía a su puerta.

Pues bien, en contraste con esa actitud, Jesús es presentado a lo largo del evangelio, como “el que ve”. Incluso en este caso, en el que los leprosos le habían hablado, el narrador no dice que Jesús los “escucha”, sino que “los ve”.
Ir por la vida con los “ojos abiertos” –ésa es la genuina espiritualidad cristiana-, para captar la necesidad de quien nos rodea –eso es lo que define a Jesús-, denota un corazón sensible y compasivo; es lo opuesto a la indiferencia –“ojos que no ven, corazón que no siente”- que nos encierra y aísla.

Pero, como decía en aquel mismo comentario, la compasión no la vive quien quiere, sino quien puede. Porque requiere dos condiciones: una sensibilidad limpia (vibrante, capaz de sentir) y un afecto liberado (o capacidad de amar en gratuidad). Hoy me gustaría detenerme en esta segunda condición.

La capacidad de amar se libera en el niño en la medida en que recibe respuesta su necesidad de ser amado, porque el amor humano es reactivo. Esto significa que, para crecer en capacidad de amar, necesitamos aprender a sentir amor hacia nosotros mismos; y para poder vivir la compasión hacia los demás, necesitamos vivirla hacia nosotros, sobre todo en aquellos aspectos nuestros más frágiles, débiles, “negativos” o vulnerables (nuestra “lepra”, por recurrir al tema del relato).

Cualquier malestar emocional que pueda sorprendernos encierra, en sí mismo, de entrada, un doble mensaje: ámate a ti mismo tal como estás y ven al presente. Y, en efecto, si somos capaces de acogernos y amarnos humilde y bondadosamente y, al mismo tiempo, venimos al momento presente, el malestar desaparecerá, dando lugar a una actitud profundamente positiva hacia nosotros mismos y hacia todos los seres.

Sin ninguna duda –el que lo ha experimentado, lo sabe bien-, el Amor es siempre liberación de Vida. Es su efecto primero. Y esto vale también para el amor a uno mismo.
Se trata, por tanto, de cuidar un sentimiento de acogida hacia sí mismo. En la medida en que conectamos con él –en tanto en cuanto somos capaces de sentir amor hacia nosotros mismos-, notaremos que “empezamos a vivir”. Y, con la Vida, todo se va colocando en su lugar: vuelve la esperanza, la serenidad, la lucidez, la alegría, el gusto por vivir y compartir…

Este “ejercicio” de amor o compasión hacia uno mismo no sólo no tiene nada de narcisista, sino que, a la inversa, posee la virtualidad de liberarnos del narcisismo. En ausencia de amor limpio hacia uno mismo, lo que aparece es la egocentración: el ego, que no se siente amado, tiene necesidad de sentirse el centro del universo y magnifica sus problemas… Únicamente le interesa él mismo, por lo que busca “imponer” sus pretensiones.

El amor a sí mismo, por el contrario, nos desegocentra. Y, de ese modo, se produce el “milagro”: la confusión generalizada se empieza a ver iluminada; el victimismo y la queja se transforman en objetividad; el aferrarse a la “solución” pretendida por el ego se transmuta en libertad interior; la apatía se convierte en creatividad y el aislamiento en interés, comprensión y cercanía a los otros…

Cuando la persona hace la experiencia de “pasar” de una situación de hundimiento, confusión o apatía, a otra de aceptación, gratitud y vitalidad, descubre, sorprendida y maravillada, los efectos reales del Amor en la medida en que lo sentimos y nos dejamos estar en él.

Descubre entonces que la “sanación” no viene de que la situación se modifique, sino de que la propia persona se sitúe de un modo distinto, en un “lugar” adecuado. Y ese situarse es posible gracias al amor y la acogida de sí mismo. Lo que la persona ha vivido, en ese proceso, es la compasión hacia sí misma. El resultado es el milagro del Amor.
 
Pues bien, ésa es la compasión en la que necesitamos ejercitarnos, si queremos que nuestros ojos estén abiertos para ver la necesidad de los otros, y nuestro corazón sea capaz de vibrar, ponerse en su lugar y conmoverse eficazmente por ellos.

En el relato evangélico, se dice que la curación se opera a partir de la compasión de Jesús, que había sido reclamada por los leprosos. Tal como ordenaba la ley (Libro del Levítico 13,1-3; 14,3-4), los envía a los sacerdotes para que, certificando su curación, se les permita integrarse en la sociedad con todos los derechos.
 
Pero, tras la curación, ocurre algo insólito: sólo uno vuelve a expresar la gratitud. Y el narrador tiene cuidado en señalar que era samaritano, es decir, un hereje renegado, a los ojos de la autoridad religiosa judía.
 
Gratitud y compasión corren paralelas. Quien ha hecho experiencia de la compasión, no podrá no ser agradecido, porque ha quedado admirado del cambio que se ha operado en él.

La gratitud, por otro lado, es, junto con el Amor, uno de los sentimientos más “terapéuticos” o sanadores. Recuerdo, a este propósito, un cuento antiguo.
 
En una ocasión, el demonio organizó una exposición con todas las herramientas que usaba para engañar y dañar a los humanos. Al enterarse, un ermitaño se acercó al lugar y, entrando en el recinto, observó que había una pared inmensa dedicada a un solo objeto. Al aproximarse, vio un cartel en el que podía leerse: “DESALIENTO”. Sorprendido, se dirigió al demonio para preguntarle si realmente esa herramienta era tan peligrosa. Este le contestó que era así: “Si consigues que una persona se desaliente o desanime, la llevarás donde tú quieras”. Intrigado y preocupado, cuando el ermitaño volvió a preguntar por el remedio que podía contrarrestarla, el demonio le respondió: “El único remedio es la gratitud. Una persona agradecida jamás se desalentará”.
 
El desaliento es característico del ego que ve frustrados sus proyectos. Totalmente egocentrado, el yo se rebelará contra todo aquello que él etiquete como “negativo” o “frustrante”.

La actitud sabia, sin embargo, empieza por la gratitud: de entrada, dar gracias por todo lo que es. Como dice Eckhart Tolle, “lo que es” no es sino la forma que, aquí y ahora, adopta el Presente. No sólo no tiene ningún sentido ir contra el presente, sino que una tal actitud termina encerrando en la prisión del ego y hundiendo en la impotencia más desesperante.

De lo que se trata es, justamente, de lo contrario. Una vez reconocido que no soy el ego que puede sentirse frustrado, sino el Espacio, la Presencia o la Conciencia ilimitada, la reconciliación con el presente se produce sola. Lo que es, es lo que ahora tiene que ser: no cabe sino la aceptación liberadora y la gratitud incondicional, la rendición agradecida al presente.

Lo cual no significa justificar la pasividad o la indiferencia. No; después de la aceptación, brotará de un modo sabio y ajustado lo que “tenga que hacerse” en una situación determinada. Pero lo que se haga no nacerá del yo, con todas sus secuelas egóticas, sino de la Presencia sabia y amorosa.
 
En síntesis, el relato parece que invita a identificarnos, tanto con Jesús compasivo como con los leprosos marginados. La parte de Jesús que hay en nosotros es la que tiene que “hacerse cargo” de nuestra propia “lepra”, para experimentar el milagro de la Vida, expresarlo en Gratitud por todo lo que es, y vivirlo como Bondad y Compasión hacia todos los seres.


 Enrique Martínez Lozano
  www.enriquemartinezlozano.com