viernes, 20 de marzo de 2009

EN LOS 15 ANOS DE LA RESURRECCION DE MI ABUELO FABIO



El papá a de mi mama era un hombre bueno. Bueno por su actitud ante la vida, su sentido del humor especial y remarcable, bueno por sus buenos sentimientos, su prudencia, su silencio acertado en las diferentes situaciones de la vida, su espíritu de paz, su fe en Dios sin muchas rimbombancias…en fin.
Hoy cuando en la familia contamos ya 15 años desde su partida, quiero escribir estas líneas en homenaje a él, porque además de haber sido mi abuelo materno, fue mi padrino de bautismo y fue quien al parecer eligió mi nombre GUSTAVO.
Mis primeros recuerdos de su figura y su presencia se grabaron en mi cabeza, mi mundo y existencia de infante entre los 5 y los 12 anos. Papa Fabio y Mamita Rubi tuvieron una gran finca en la Vereda El Placer justo en la frontera con la otra vereda los Zainos, la verdad no se por cuánto tiempo habitaron allí, quizás unos 30 años , etapa que empezaron desde el día de su matrimonio y esperaron hasta que todos su hijos crecieran y se defendieran , para asi salir de allí y emigrar después a la zona urbana de nuestro inolvidable y entrañable Marquetalia.
Pero tengo entendido que mis abuelos en varias ocasiones , al menos dos veces , por lo que mi memoria me dice, se trasladaron del campo al pueblo. En un primer momento ensayaron por allá en 1975 o1976, contaba yo con 7 años . Dejaron la finca en administración y A alguien le habían arrendado un negocio de abarrote pequeño con una casa vivienda detrás de esta por toda la calle principal del pueblo. Me contaba mi mama, su hija mayor, que en el cielo éste, que aquella empresa de la pequeña tienda no duro mucho tiempo por la poca paciencia de mi abuelo y su desidia para vender tantas pequeñas cosas. Decidieron regresar al campo y allí creo que mi abuelo era más feliz, pues mi abuela se adaptaba al parecer fácilmente a todo.
Son inolvidables las navidades que se celebraban en aquel refugio y propiedad de los abuelos. Cada fin de ano nos reuníamos mucha familia, se sacrificaba un cerdo, se quemaba mucha pólvora y se intercambiaban muchos regalos y los niños éramos los más afortunados y por tanto felices. Si , nosotros, ajenos a toda preocupación trascendental o propia de los adultos, fuera sentimental, económica, espiritual. Nosotros éramos la esperanza, la razón , el origen de aquellas felicidades.
Nuestro abuelo Fabio nos hacia reír con sus ocurrencias, sus frases lapidarias, espontáneas y alegres Y que EN OCASIONES después de un pequeño susto daban origen a la risa relajada, blanca e inocente. Por ejemplo algunas veces nos acercábamos a êl (y esto lo hizo siempre hasta su final) y como niños curiosos de verle su posición continua del cuerpo al escuchar la música popular que le encantaba, nuestro abuelo sentado sobre la cama o una silla cerraba los ojos e mantenía inclinada su cabeza por ratos prolongados…Maliciosamente el esperaba que estuviera alguien muy cerca para de una manera súbita levantar la cabeza, mirar a la persona y enseguida dar una palmoteada fuerte a la vez que gritaba graciosamente: “AHÍ VIENE EL PEGUE!”, de Ahí saliamos a correr o minimo uno se sobresaltaba y daba libertad a una soberana carcajada, feliz, alegre y yo diría terapéutica. Era como el juego preferido del abuelo que en esos anos estaba joven frisando los 50 quizas.
En alguna semblanza que hacia también de su esposa, nuestra querida Mama Ruby , destacaba el poco entusiasmo que Papa Fabio ponía a las cuestiones y obligaciones de los negocios, de los trabajos de la casa y la finca. Todo lo había delegado por mutuo acuerdo a la abuela, que siempre apareció ante nosotros, su familia y cercanos como la matrona, la patrona, la que tomaba las decisiones en casa en asuntos de dinero, de bienestar, etc. De este modo aparecían las cosas, me pregunto entonces si las cosas fueron siempre de esta manera durante la vida que ambos compartieron juntos, o solo fue en los últimos años. A lo mejor siempre fue así por lo que uno escucha de tíos (hermanos suyos) y sus hijos mayores. EN todo caso uno no veía incomodo al abuelo ni infeliz, aparentemente gustaba mirar la vida sin tantas preocupaciones, contentándose de vivir bien, en paz y con buena salud. El abuelo siempre hablaba lo necesario, cuando debía corregir o se le invitaba a hablar para dar una opinión, o sino el tomaba libremente la palabra, cuando quería, para hacer sus chistes originales y propios.
Mi abuelo me enseno a amar a Dios, la familia y a todos los seres humanos. No me lo ensenaba con extensos discursos o teorías vanas, me lo transmitía con sus actitudes y gestos ante las diversas circunstancias de la vida.
Mi abuelo me heredo su carácter pacífico, su mirada meditativa y reflexiva de la existencia , ese especie de diálogo continuo con Dios y la comprensión o mejor actitud sabia ante lo desconocido y el misterio.
Mi abuelo me transmitió su sentido del humor, fino, ingenuo. Me ensenó a mostrarle una sonrisa a la vida , misma si esta a veces aparece ante nosotros como dura, cruel y despiadada.
Mi abuelo me ensenó a amar la música popular, sobretodo de artistas como Los Trovadores de Cuyo, El Conjunto América y El caballero Gaucho, eso sin contar Los Relicarios, Los pamperos, todos esos artistas que estuvieron en boga en aquellos fines de los 70 y comienzos de los 80s.
Pero sobretodo mi abuelo y mi abuela me ensenaron a amar la vida, a darle un sentido continuamente, a no desfallecer o tirar la toalla ante los problemas, las angustias, que no faltan.
Saben? Mi abuelo hasta el último minuto amo profundamente la vida, no quería irse de este mundo, “era alguien muy apegado a la vida”, destacaba en él su gusto por vivir, por disfrutar cada cosa, cada evento…lamentablemente un accidente post operatorio aceleró su partida de este mundo. Aquejado de un tumor en el estomago, algo así como una gastritis severa, se hizo operar. La intervención fue exitosa, pero el error de alguien en la clínica (le dieron un vaso de jugo o algo liquido que causo la peritonitis letal), donde estaba le costó la vida que tanto amaba. Tenía 74 años si no me equivoco y hoy 20 de marzo del 2009, exactamente celebramos 15 años de su resurrección. En el cielo “Tío tigre” como lo apodaron después sus sobrinos y algunos amigos en Cali donde paso los últimos años (1990-1994), debe estar riéndose y haciendo reír…
Nos cuida, nos guarda, intercede por nosotros ante Dios y nos siga enviando su legado, su mensaje de que a pesar de que todo parezca a veces oscuro, difícil no dejemos de luchar, de creer en Dios y estar convencidos de que no estamos solos, que en el silencio, se encuentra a Dios, se encuentra la soledad también eterna compañera. Que la música está ahí para hacernos soñar, para volar y trascender el mundo…
Dios te tenga en su gloria amado Papa Fabio, abuelo del corazón, Tío “simpático tigre”.

Hudson, Quebec, Canadá
Marzo 20 2009