sábado, 21 de septiembre de 2019

19 de septiembre del 2010: Reflexion 25o domingo del tiempo Ordinario C

A guisa de introducción:

GENTE DE CONFIANZA, GENTE DE BIEN


Confiado, un bebe se duerme en los brazos de su madre.
Confiado, un paciente se acuesta sobre la cama para una cirugía.
Confiado, un amigo me revela un secreto de su vida.
Confiados, dos seres se unen en matrimonio.
Hay personas a las que yo les confiaría todos mis bienes!
La confianza es la base de nuestra vida.

La confianza, si ella se apodera de nosotros  (por lo bueno, pues existe también la ingenuidad o la ceguera estúpida) revelará a los demás nuestro espíritu de paz y ayudará a establecer un ambiente sin stress, de amor y paz. 

Lamentablemente en nuestros días, sobre todo en los ambientes de las grandes, complejas e intrincadas ciudades esto es difícil. Con pesimismo nos vemos abocados al peligro, cara a cara ante muchas cosas y personas nocivas que nos amenazan en cualquier aspecto de nuestra humanidad. Pero está en cada uno de nosotros el sembrar confianza y establecer ambientes propicios para la apertura y la amabilidad hacia los demás, eso sí con un ojo bien abierto, el ojo de la prudencia y la sabiduría para saber responder y actuar ante las eventuales amenazas o los posibles riesgos, y así no salir heridos o muertos por nada…

El Señor ha tenido la osadía de confiar en nosotros. Él sabe que somos lo bastante hábiles y creativos para hacer crecer su reino.

La corriente dominante y actual nos empuja a buscar nada más que nuestro provecho personal y egoísta. Dios  sin embargo, confía en nuestra capacidad de elegir y o decidir qué se impone.

La brecha entre los ricos y los pobres crece?  Él sabe que podemos cambiar las cosas.

La justicia no es accesible sino para los más ricos y mejor posesionados?  Él nos da la fuerza de levantarnos y o sublevarnos (de buena manera) por los más pobres y pequeños.

Un sistema de salud tiene dos velocidades, favoreciendo a los más potentados? El osa creer en nuestro poder colectivo de tomar las decisiones necesarias y así corregir las cosas.

Para construir el Reino, Dios Padre nos da sin mesura (sin contar) TALENTOS y DONES, FUERZA E INTELIGENCIA, AMOR, TERNURA…Y CONFIANZA!

Llegarán los  días para demostrar que los hijos e hijas de la luz pueden ser tan hábiles entre ellos como los hijos de este mundo? Fortalecidos por  la confianza que Dios deposita en nosotros, OSEMOS CONSTRUIR EL REINO! (1)


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PRIMER COMENTARIO

Una aproximación psicológica:

Es seguro que ni a usted ni a mí nos agrada (nos gusta)  que se nos proponga como ejemplo o modelo a seguir alguien deshonesto. Con este presupuesto, la historia que  Jesús nos cuenta aquí, no es una historia neta, digamos limpia o digna. Pero Jesús se adelanta a nuestra objeción o crítica y nos dice:  “De acuerdo, este tipo es un embustero, pero al menos, él tiene el mérito de ver claro, de comprender lo que pasa a tiempo y por consecuencia actuar en el momento ideal”.

Y Jesús podría seguir: “En el plano moral yo entiendo que no estén de acuerdo, pero por el lado existencial, es él quien tiene razón, porque ha visto venir, acercarse los golpes, las amenazas y ha tomado las cosas en mano justo a tiempo. Miren bien que sus escrúpulos morales no sean más que un pretexto para no hacer nada”.

Y las aplicaciones en la vida práctica no faltan:
Yo militaría (haría parte) bien de un sindicato, pero quienes los conforman no son mejor que sus patrones.
Yo me comprometería con los oprimidos, pero estoy contra la violencia.
Yo compartiría de mil amores con los que pasan hambre en el tercer mundo, pero ellos hacen mercado negro con las provisiones que les enviamos.
Yo me opondría bien a ciertas decisiones injustas del gobierno, pero yo estoy por el respeto de las leyes.

Jesús ha denunciado de otro lado, ese “arreglo tramposo y acomodaticio” que consiste en criticar el estilo de los otros para justificarse y no hacer nada (Lucas 7,29-35). Y acá nos dice sustancialmente: los no cristianos ejecutan  más sus  responsabilidades que los buenos católicos, mismo si ellos lo hacen a veces de manera contestataria.

Dejen de excusarse con objeciones de principios de cara a la acción de los demás, y verifiquen si ustedes no corren el riesgo de perder el barco con sus escrúpulos y sus racionalizaciones.


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No hagan (ganen)  dinero con los amigos:

Jesús también nos habla acá del modo como se debe considerar el dinero.
Como por el Sabbat (el sábado) no es necesario voltear las cosas al revés.

Háganse (gánense) amigos con el dinero, en lugar de hacer (ganar) dinero con sus amigos. Utilicen el dinero (la plata, los pesos, los dólares,  la lana, la money, las pelas, los verdes, la pecunia…) para acercarse a las personas, en vez de utilizar las personas para  acercarse a (acrecentar) la  riqueza.

Si ustedes quieren vivir un día la comunión futura, es decir, ser acogidos en el mas allá (después de la muerte, cielo, eternidad, paraíso, etc.) por los amigos, comiencen enseguida! Persigan, anhelen desde ahora la comunión entre las personas, empleen los bienes materiales de modo que las personas estén abiertas las unas a las otras y no estén por el contrario en competición los unos con los otros.

Desprevenidos de un contexto centrado sobre la espera próxima del fin del mundo (que algunos preconizan continuamente) y proyectados más bien al horizonte a largo termino, esta invitación llega a ser el fundamento de una ética social evangélica. Construyan un sistema social basado en el compartir y la solidaridad, donde la organización del trabajo acerque a los trabajadores, los ayude a vivir en comunión en lugar de dividirlos, ya que ellos están implicados en la empresa, velen por que estén unidos en lugar de tenerlos alejados.

Jesús en ningún momento afirma que el dinero no es importante; Él dice que este debe servir para la comunión entre las personas. Y dice que lo más importante es vivir en amistad que vivir en la riqueza. El predice que mi acogida en la comunión eterna la harán aquellos con los que yo haya compartido mis bienes, de lo contrario esto no ocurrirá.

Ahora, en el siglo XXI , las personas con las cuales se me invita a compartir mis bienes , son  ante todo aquellas que me hacen vivir , son aquellos ciudadanos de acá y del tercer mundo que son explotados para que yo viva bien.

El problema es de talla, de grandes dimensiones, pero su complejidad y su vastedad no nos pueden hacer olvidar las palabras de Jesús: “si ustedes quieren sobrevivir, sírvanse del dinero para acrecentar la solidaridad”.

Diluirse (perderse) o luchar (combatir):

No se trata acá simplemente de dos opciones  (objetivos, o blancos)  diferentes, como cuando yo debo elegir entre dos restaurantes: se trata más bien de dos tipos de experiencia global que se excluyen mutuamente por su dinámica interna.

Una es, cerrarse, sólida y concretamente sobre una realidad tangible sobre la cual pienso (creo) tener un control absoluto y que me proporciona un poder inmediato y bien visible.

La otra es la apertura a una realidad que me supera y me engloba, sobre la cual no tengo control inmediato y que me lleva hacia aventuras inesperadas y o desconocidas.

Si me pongo (me meto) en la empresa de  la búsqueda de Dios, no sé cuándo lo encontraré y sobretodo tampoco sabré para qué servirá este encuentro una vez él se deje encontrar. Si me abro a la solidaridad fraternal, si yo me meto a vivir a sentir en la piel de mi hermano  lo que él vive, lo que espera y como lo sufre, ignoraré lo que mi compañía costará y lo que esta solidaridad vendrá a buscar al interior de mí mismo.

Y resurge la paradoja a la cual Jesús nos confronta a menudo: quien quiera salvar su vida la pierde, quien acepte perderla se salvará: Quien se orienta hacia el dinero para ESTAR EN CONTROL, minimiza su vida y viene a reinar sobre un universo personal que no tiene ninguna consistencia humana. 
Quien se orienta hacia Dios y acepta de perder todo el resto encuentra poco a poco su Reino, con todas las dimensiones y las verdaderas riquezas de la experiencia humana.

Los primeros (en control y en poder) serán los últimos (en profundidad e intensidad de vida)  y viceversa.


2o COMENTARIO

DAR CUENTAS DE NUESTRA ADMINISTRACIÓN

Hoy, Jesucristo nos pide que cambiemos nuestra actitud frente al dinero, los talentos y el tiempo que se nos ha dado. De todo ello, deberemos dar cuentas.

En la mentalidad capitalista que nosotros conocemos, creemos que la vida, el dinero, los talentos que tenemos nos pertenecen y que por ende podemos hacer con ellos lo que se nos venga en gana.

El evangelio  de hoy nos dice otra cosa: No somos nosotros verdaderamente los propietarios, somos solamente los “gerentes” de lo que poseemos. Yo debo  administrar los bienes, las cualidades, los talentos, las riquezas espirituales, intelectuales y morales que se me han dado.

No tengo derecho de “malgastar” los dones que Dios me ha confiado. Y Yo deberé rendir cuentas.

Una de las mejores maneras de preparar esta revisión, esta rendición de cuentas, es la de hacernos amigos que vendrán a apoyarnos en el momento de este encuentro importante.  Y por ello he aquí la razón de la formula en el centro de la parábola: “háganse amigos, consigan amistades con el dinero tramposo”. Jesús nos da acá la lección esencial: el buen empleo de las riquezas es potenciar,  fortalecer, acrecentar la amistad, poner el amor en nuestras relaciones. He aquí, una concepción verdaderamente revolucionaria sobre el dinero y los talentos: hacer un instrumento de compartir y crear de este modo amistades sólidas!

Esta parábola contiene un mensaje para cada uno de nosotros, una invitación a hacer “una utilización (un empleo) cristiana” de la riqueza, del tiempo, de los talentos y de la vida.

« Cuando estaba en la miseria, ustedes me ayudaron »… »ustedes vinieron a visitarme al hospital »… »ustedes me animaron y me apoyaron cuando yo me encontraba solo y deprimido”…”ustedes retardaron el pago de mi arriendo cuando yo perdí mi empleo”…”ustedes me trajeron comida preparada , cuando yo no podía cocinar”…”ustedes renunciaron a su jornada de paseo y descanso por acompañarme a hacer las compras”…”señor, esta persona es mi amiga. Ella ha compartido su tiempo, sus talentos, su dinero cuando yo estuve necesitado”.

El Evangelio nos dice que los fariseos eran “amigos del dinero”. Los verdaderos discípulos de Jesús son “los amigos de aquellos que están necesitados”. “Cada vez que lo hicieron con uno de estos pequeños hermanos míos, conmigo lo hicieron” (Mateo 25, 1ss).

El dinero es necesario, pero también es “tramposo”, dice Jesús. Este adjetivo “tramposo” se lee 5 veces en nuestra página del evangelio de hoy. Jesús juega con las palabras: el habla del administrador “tramposo”, el habla luego del dinero tramposo. Es una trampa que a menudo procura (nos da) una falsa seguridad. Se ha de desconfiar. Uno llega a creer que contando con una  generosa y o gruesa cuenta en el banco, nada nos puede llegar a pasar!

Y Cristo agrega: « si ustedes, los hijos e hijas de la luz pudieran poner tanta energía para vivir bien su cristianismo como los hijos e hijas de este mundo la ponen para enriquecerse, todo iría mejor sobre nuestro mundo…habría más paz, más perdón,   y más compartir, alegría, amistad…habría menos personas solas, menos gente en la miseria, menos personas decepcionadas de la vida."

Hoy, Jesús nos lanza una invitación discreta: sean diligentes y pongan tanta energía en la práctica del compartir como otros la ponen en la persecución del dinero y del poder”.



REFERENCIAS Bibliográficas:


1. A guisa de introducción: Traducción del francés edito aparecido en Prions en Eglise (petit livret) pg . 2  de André Tiphane (septiembre 19 2010).


2. Segundo comentario  al evangelio 25º domingo ordinario c, traducción del francés del sacerdote y psicólogo Jean-Luc Hétu, comunidad de padres de la santa Cruz, extraído de su obra "Les options de Jésus", pag 233 ss).


3. Comentario traducido  del francés por el padre  quebequense Yvon-Allard de la comunidad del verbo divino, pagina web: http://cursillos.ca.