San Francisco de Sales
Obispo, patrono de los periodistas
Fundador de la Congregación de la Visitación
El santo de la amabilidad.
"El Fenix de los Obispos" S.S. Juan Pablo II
"La humildad, pues, nos perfecciona en lo que mira a Dios, y la mansedumbre en lo que toca al prójimo".
San Francisco de Sales
(1567-1622)
Hoy, 24 de enero, conmemoramos a San FRANCISCO de SALES, Doctor de la Iglesia.
SAN FRANCISCO DE SALES (1567-1622) nació en el castillo de Sales, en Saboya, Francia. Fue bautizado como Francisco Buenaventura, por su madre, que se llamaba Francisca de Boisy.
Desde niño se hizo muy devoto de San Francisco de Asís, y con los niños de su edad hablaba de religión. Más tarde fue a estudiar teología a la Universidad de París. Obtuvo el doctorado en leyes en Padua, y a su regreso se ordenó como sacerdote, a pesar de que su padre se oponía.
Durante toda su vida, pero especialmente en la juventud, luchó contra un poderoso enemigo interno: la ira. Sólo gracias a Dios y a la perseverancia del propio Francisco, consiguió dominar e imponerse a este defecto del carácter.
Se cuenta que en una ocasión se presentó un calvinista en su monasterio. Le acometió tal ataque de ira, que tomó un palo, y en vez de batir a golpes al protestante se encerró en el corral y arremetió a palos contra las despavoridas gallinas, que salieron corriendo de ahí. Luego cayó en cuenta de lo que había hecho, y decidió que dejaría de ser iracundo.
Más adelante se le encomendó la peligrosa labor de evangelizar la provincia de Chablais, que padecía ataques continuos de los protestantes y había caído bajo la influencia del calvinismo. Francisco cumple con creces su misión, estableciendo nuevamente el catolicismo en esa región.
En 1602 fue nombrado Obispo de Ginebra. Poco después conoció a Santa Juana Francisca de Chantal, y el resultado del encuentro entre ambos santos fue la Congregación de la Visitación, que ellos establecieron.
Luego de muchas obras piadosas y de sufrir una dolorosa enfermedad, San Francisco de Sales falleció en el invierno de 1622. Diez años más tarde, cuando su sepultura fue abierta, hubo sorpresa general al encontrar su cadáver incorrupto despidiendo un aroma a rosas.
SAN FRANCISCO DE SALES nos enseña la importancia de la humildad y la fortaleza interior para dominar las bajas pasiones.
Se dice que escribía de día hojas clandestinas y la metía por debajo de las puertas, de noche. Por esa razón, se ganó el premio "patrono de los periodistas".
Escribía como un ángel. De forma, que los franceses lo tienen entre sus clásicos de literatura.
Montañés de cuerpo entero, nacido en los Alpes, en el castillo saboyano de Sales. Familia exquisita. Le llevan a estudiar a la universidad de París. Luego a Padua. Canónigo de Annecy, obispo auxiliar de Ginebra, líder de debates con los protestantes, apóstol de la región de Chablais. Vuelve a París, trata con san Vicente de Paul, en todas partes se le recibe con entusiasmo.
Hay un libro: "Introducción a la vida devota", cuarenta ediciones en vida del autor, y en aquello tiempos. Un libro utilizado muchísimo tiempo como lectura espiritual.
"¿No es una barbaridad -decía él- querer desterrar la vida devota del cuartel de los soldados, del taller de los artesanos, del palacio de los príncipes, del hogar de los casados?"
Hay una amistad que no se puede olvidar: la que mantuvo con Juana Chantal; con ella fundó la Orden de la Visitación.
Una virtud: la dulzura de este hombre, de quien dicen que en su juventud tenía tan mal genio.
Respecto a esto, es una constante en la biografía de todo santo su lucha ascética a fin de aumentar su capacidad de autodominio. Pero para demostrar que esta virtud no se consigue de la noche a la mañana, he aquí un detalle precisamente referida a nuestro santo.
Se cuenta que al hacerle al autopsia, le encontraron su hígado endurecido como un piedra. Esto se explica por la enorme violencia que tuvo que hacerse este hombre de fuerte carácter para hacerse y aparecer amable, delicado y bondadoso en el trato.
Esa dulzura de la que hablamos antes, no le fue fácil conseguirla.
San Francisco de Sales escribió: "No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor; y te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto des en tu corazón entrada al enojo"
Referencias:
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Gustavo Quiceno