Hacia una cuaresma y o conversión ecológica:
2ª semana de introspección: Beber en
la sabiduría de Dios
Lectura de la Carta de San Pablo a
los Romanos 1,18-20:
“ (…) Después de la creación del mundo,
las perfecciones invisibles de Dios, poder y divinidad eternos, son visibles en
sus obras por la inteligencia (…)
Hace 4600 millones de años, la Tierra
estaba vacía: no había sino roca volcánica. Luego, repentinamente, la vida surgió
manifestada en una diversidad magnifica: peces, anfibios, reptiles, aves,
insectos, mamíferos! Millones de especies animales y millones de especies
vegetales. A pesar de todas las investigaciones y o búsquedas encaminadas a descubrir como la Tierra y su biodiversidad han sido creadas, la ciencia aun no llega a revelar con certeza cómo o por qué el mundo ha sido creado.
Esta cuestión concierne al mundo o
dominio de la fe. Y la respuesta cristiana es totalmente simple: “Creo en Dios,
creador del Cielo y de la Tierra”. Esta confesión no es solamente una frase
doctrinal para recitar durante la misa o el culto: ella es el impulso del corazón
en la contemplación de un ocaso del sol al atardecer, de un valle, de una
ballena blanca, de una abeja, de un colibrí. Aprender a reconocer las creaturas alrededor
de nosotros, no es ciertamente una pérdida de tiempo. Al contrario, es cuando
estudiamos una obra de arte que reconocemos al artista.
Dios, creador del cielo y de la
tierra, danos tu sabiduría!
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Gustavo Quiceno