Antes de alguien enrolarse como minero y entrar en socavones sea en dirección horizontal “digerido” por la montaña o en dirección vertical bebido por la oscuridad de la mole de tierra y piedras necesita ser valiente, decisión…Cuando tenía 18 anos entre por primera vez a una gruta ubicada en tierras antioquenas pertenecientes al municipio o corregimiento de La Danta y lo hice con mis compañeros recién graduados en el marco de una excursión por el Magdalena Medio, cuando visitamos entre otros a La Dorada, Doradal, Puerto Triunfo y Rio Claro.
Aquel día que entre en esa gruta llena de murciélagos, caminando a media luz, midiendo cada paso y a veces sumergidos en el agua, expuestos a cualquier picadura de pequeñas bestias , contemplando las formas y figuras de las estalactitas , viví una de las experiencias más inolvidables de mi vida…Al salir de allí de nuevo a la luz, después de casi una hora y media de paseo aventurero sentí que volvía a nacer, reconfortado porque no nos había pasado nada, nadie había sufrido algún percance orgánico o había salido herido.
En 1992, entre por primera vez a una mina subterránea en el corregimiento de “La Cruzada” en el municipio de Segovia Antioquia. Allí había sido enviado como misionero evangelizador (yo era seminarista y cursaba el primer año de teología) para acompañar a las familias de los mineros en la celebración de la semana santa. Aquellas minas de oro llamadas “El Silencio” y “La providencia” son hoy aún muy visitadas por los turistas.
El Silencio es la mina de oro más grande del nordeste. Es una especie de ciudad subterránea con 44 niveles, es decir, un edificio de 44 pisos hacia abajo, donde los hombres trabajan a temperaturas de 36 grados centígrados. Yo recuerdo haber visitado al señor el jefe de familia de la casa donde me habían acogido, este trabajaba en el nivel 22 y hasta allá descendí por los mecanismos de ascensor poleas bastante seguros pero sin ocultar mi miedo. Recuerdo la sensación o mejor las mil sensaciones que experimentaba estando entre esos espacios y viendo esos topos humanos hurgando la tierra con sus manos y herramientas en busca del precioso metal.
Para ser minero no se puede sufrir de claustrofobia o tener por ejemplo problemas de asma, se debe ser arriesgado, decidido y muy valiente y sobretodo tener un gran sentido del humor para vencer las tensiones del miedo, del vértigo, los nervios…No recuerdo exactamente cuánto tiempo estuve allí departiendo con los espontáneos amigos mineros, quizás no habría sido ni media hora, pero la experiencia no la logro sacar de mi memoria por las mismas emociones encontradas que una experiencia así reporta.
Más recientemente en el 2008 estuve en Marmato, municipio de mi departamento, también en misión como religioso pero en tiempo ordinario (fueron los últimos días de septiembre) y se me posibilito incursionar en una de las minas donde se trabaja con cierto nivel de profesionalismo y técnicas modernas, administrada por una gran compañía como ECOMINAS. Hoy por hoy las minas están en trámite de ser negociadas con sociedades canadienses, pero en medio de todo esto hay un complejo litigio que no se sabe cuándo será solucionado.
(para mayor información sobre mis reportes y artículos de Marmato hacer click en este enlace: http://gusqui.blogspot.com/2008/10/10-das-sobre-el-pesebre-de-oro.html
Bueno , todo esto de mi poca experiencia de incursión en las minas, rodeado de socavones, amenazado por los derrumbes o aludes de material y con el riesgo de ser sepultado para hablar de una de las noticias más populares y por ende mundiales de los últimos dos meses: el caso de los mineros del Campamento Esperanza en el desierto de Atacama al Norte de Chile.
Esperamos que toda esta historia tenga un final feliz, cuando se comience dentro de pocas horas a rescatar cada uno de los 33 mineros de diferentes edades que sobrevivieron y han pervivido de milagro. Y el nombre de la zona ESPERANZA ha inspirado e iluminado toda esta historia noticiosa. Entre las cosas buenas que se pueden resaltar de todo esto es esa virtud vivida por las familias y amigos de los obreros desde que supieron que continuaban vivos después del accidente. Esperanza es la que han pregonado los diferentes medios de comunicación hablados, visuales y escritos durante casi 70 días, alentando al mundo y a los protagonistas de la tragedia para que no sucumbieran y siguieran esperando con ESPERANZA su rescate tarde o temprano…
Pero también hay tensiones, divisiones, se dice sobre todo entre las familias de los mineros atrapados y que viven en la zona causa del stress que ha causado la presencia acosadora e instigadora de los reporteros, las expectativas, la rabia con la compañía minera por lo sucedido, las preocupaciones y angustias económicas, etc.
Tras dos meses de espera compartiendo angustias entre las familias, bajo la mirada constante de decenas de reporteros, la convivencia se hizo dura y las divisiones son cada vez más notorias en las ardientes dunas del desierto de Atacama, al norte de Chile.
Pero eso no es nada en tierra firme, imaginamos también todo lo que les ha tocado enfrentar a nuestros mineros a 700 mts bajo tierra (dicen que eso equivale a 3 torres de Colpatria) durante más de dos meses sin ver la luz del sol, respirando con dificultad, comiendo poco a la vez soportando olores nauseabundos, la sensación de ahogo, de estar sucios… ¿cuantos esfuerzos para mantener la calma, que la rabia o el desespero no los lleve a ser agresivos y violentos entre sí? Ciertamente una gran labor ha sido realizada por científicos, psicólogos, terapeutas que a través de las sondas, los mecanismos diferentes y las cámaras subterráneas han posibilitado un ambiente armonioso y de serenidad entre esos hombres "topos" a lo largo de este tiempo.
A pocas horas del momento en que se espera que los mineros comiencen a salir del socavón, el ambiente en el campamento no es de alegría y fiesta. Es más bien un hormiguero de camarógrafos y fotógrafos donde las familias apenas se distinguen. Algunas rehuyen a la prensa, diciendo en voz baja que están hastiados de responder las mismas preguntas una y otra vez.
Alberto Iturra, el jefe de los sicólogos que atiende a los 33 y a sus familias, asegura que en vista del cansancio de dos meses de espera, recomendó a las familias descansar para recibir en sus casas y en buena forma a los trabajadores.
Las familias "tienen que hacer su aterrizaje también, por eso las mando a dormir", dijo Iturra refiriéndose a que así como los mineros deberán pasar por un proceso de reajuste a la "vida normal", lo mismo deben hacer sus esposas, madres, hermanos.
"Yo les explicaba a las familias que la única manera que uno pueda recibir a alguien es que esté en la casa, para abrir la puerta", agregó.
"Sí, están cansados, (pero) no confundamos cansancio con ansiedad. En el cansancio tus niveles de tolerancia bajan mucho y tu sensibilidad aumenta mucho, entonces eso no es ansiedad, eso es cansancio. Una respuesta normal del organismo", indicó.
Muchos familiares admiten que las tensiones son muchas y en ocasiones mayores que las de abajo en el socavón donde quedaron atrapados los 33 el 5 de agosto tras un derrumbe de cerca de 700.000 toneladas de rocas.
"Acá arriba la tensión es mayor que abajo. Allá están tranquilos trabajando", dijo Verónica Ticona, hermana de Ariel Ticona, de 29 años, uno de los atrapados, y quien maneja máquinas de remoción de escombros.
Verónica aseguró que la tensión es mayor entre las familias por la expectativa de la salida. "Ellos nos superaron a nosotros, tienen más fuerza, son mineros", aseguró la mujer, cuyo hermano es el menor o "la guagua", el bebé, de los cuatro hermanos.
Pero no todos parecen tener esa sensación.
Esta semana Roxana Avalos reveló partes de una carta que le envió, escrita a mano y en papel cuadriculado, Jimmy Sánchez, que con 19 años es el más joven de los atrapados.
"Dios quiso que me quedara acá, no sé, para que yo cambie. Y he pensado y voy a cambiar mucho", dijo el muchacho en su carta. "Ya he sufrido mucho y no quiero sufrir más".
Contando las horas para salir, Sánchez agregó que "todavía no estoy nervioso", pero que cuando le corresponda el turno para salir "los nervios me van a atacar...Pero por el momento estoy feliz y tranquilo. Siempre he estado con este ánimo".
Reservadamente, parientes comentan algunas peleas entre miembros de una misma familia o con otras, por motivos que van desde quién tiene acceso a las tele conferencias con los mineros, hasta quién recibe cartas y porqué, o por el asedio de la prensa o envíos de cámaras fotográficas a los mineros para hacer imágenes del hueco.
También por quiénes serán los parientes, máximo tres, que recibirán a cada minero cuando salga.
Precisamente para evitar problemas, Iturra decidió que el propio minero decidiera a quién quería ver primero.
El gobierno ha divulgado algunas imágenes de los hombres trabajando en la remoción de escombros o en una breve ceremonia de conmemoración del bicentenario de la independencia, el 18 de septiembre, pero no del diario vivir en su experiencia sin igual.
En algunas de esas imágenes tomadas por cámaras de familias se puede ver a los hombres descansando en camas de campaña en un lúgubre ambiente, con pantalones cortos y sin camisa, paredes decoradas con al menos dos recortes de prensa en los que se ven mujeres en bikinis. También, banderas de Chile y cartas enviadas por familiares.
Algunos parientes dicen que muchos familiares aparecieron de la nada para sumarse a la ola de fama y dar entrevistas, a pesar de que poco o nada conocen a un minero. O que buscan recibir regalos, que van desde disfraces para niños hasta ropa interior sexy para hombres y mujeres.
Incluso, voluntarias se ofrecieron a arreglar el cabello de algunas madres, esposas y hermanas para hacerlas verse bien el día en que se encuentren con sus seres queridos, y ahora varias se quejan que no les gustó el arreglo.
Y está el asunto del dinero
El filántropo chileno de la minería Leonardo Farkas regaló a cada familia un cheque por cinco millones de pesos, unos 10.000 dólares. Luego, las familias demandaron a los dueños de la mina el 30 de septiembre, pidiendo al menos 10 millones de dólares por presunta negligencia y por haber violado normas de seguridad laboral y minera.
Los reportes de prensa y las versiones sobre lo que podrían obtener en dinero a su salida, provocaron molestia entre sus propios compañeros del sindicato de la mina. En una reunión a comienzos de mes en Copiapó, capital de la región de Atacama, donde está el yacimiento, algunos dijeron que ellos deberían haber estado en la mina, porque así podrían cobrar plata.
Recién la semana pasada unos 350 mineros en la superficie cobraron su segunda quincena del salario de setiembre, unos 400.000 pesos cada uno (unos 830 dólares) y recibieron el papel que documenta que salieron de la empresa por razones de fuerza mayor y no por incumplimiento de su trabajo. http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/R/rivalidades_e_intrigas_en_campamento_minero/rivalidades_e_intrigas_en_campamento_minero.asp
Estamos a la expectativa en todo el mundo, y seguramente que habrá transmisión en directo por la televisión e Internet de este momento tan esperado del rescate de los 33 mineros chilenos, atrapados benignamente bajo tierra desde hace más de 60 días.
Que Dios bendiga a todas las personas que han trabajado con honestidad para llevar a cabo esta misión de vida. Y que la operación rescate que iniciara dentro de pocas horas se desarrolle con normalidad y eficacia para la el bien de todos. Oremos para que sea así.