Un espacio para compartir nostalgias nunca olvidadas en torno a la musica, la literatura, el cine, la TV y reflexiones sobre vivencias de fe cristiano- CATOLICAS, diversas utopías y proyectos que nos hagan más humanos, fraternales y felices.
Mi nuevo sitio es:
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"Las palabras de Jesús (yo agregaría también “las de la Biblia”) son siempre más grandes que nuestra razón.
Siempre supera nuestra inteligencia".
(Benedicto XVI)
El Papa
Benedicto XVI además de ser el vicario de Cristo y el líder católico de la
Iglesia, es un excelso teólogo, un brillante escritor y maestro.
Pero lo que
quiero hacer en este articulo no es ampliar sobre el contenido de su ultimo libro
sobre “la infancia de Jesús”, donde confirma entre otros dogmas “la concepción virginal
de María” y “La resurrección de Cristo”, sino más bien, es cierto, partir de
una de las primeras afirmaciones que hacen “boom” en este momento sobre las
redes sociales (“en el pesebre no había ni mula ni buey”); por ejemplo Don
Jediondo (caracterizado por Pedro Gonzalez) dice en twitter "que claro no estaban en el
pesebre porque nos estaban representando como diplomáticos en La Haya por el
caso del conflicto fronterizo territorial de los cayos con Nicaragua…"je,je…
Es cierto
que se han enclavado y vuelto afirmaciones casi que indiscutibles y verdaderas, algunas interpretaciones surgidas a raíz de ciertos pasajes bíblicos como el
del fruto prohibido del libro del Génesis (2); los sabios venidos de oriente
(que visitan a Jesús) (Mateo 2) , la conversión de San Pablo camino de Damasco
(Hechos de los apóstoles 9)…Y ahora se suma (a las que mi mente recuerda) los hipotéticos testigos animales del nacimiento del Hijo de Dios citados por Benito XVI: la mula y el buey...
Comencemos por el pasaje del Génesis, donde nos
han ensenado que en la culpa o pecado de desobediencia (orgullo, soberbia) de nuestros
primeros padres Adán y Eva tuvo mucho que ver un fruto que se les había prohibido comer…Y siempre el imaginario popular ha identificado ese fruto con la
manzana…mismo si el texto bíblico no especifica cual es la fruta…
Tomó, pues,
Yahveh Dios al hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y
cuidase.
16. Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De
cualquier árbol del jardín puedes comer,
17. mas del árbol de la ciencia del bien y del mal
no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio.»
por qué? Algún pintor que recreara la escena hace largo tiempo
vistió al fruto prohibido de manzana…
LA MANZANA, ¿FRUTO DEL PECADO ORIGINAL?
18 julio, 2011
· by Wikicurios · in Cultura,
Noticias. ·
Según el Génesis, Jesús vino al mundo a salvarnos
del Pecado Original. Pero en este libro no se hace ninguna referencia al tipo
de fruto que comieron Adán y Eva del Árbol Prohibido. ¿Es por lo tanto una
manzana?
En el libro del Génesis, primero de la Biblia, se
hace la siguiente cita: “Puedes comer de todos los árboles que hay en el
jardín, exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De
él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedarás sujeto a la muerte”.
Y ahora, ¿por qué muchos piensan que el fruto de
este árbol era una manzana? La respuesta es la siguiente: en numerosos mitos,
la manzana es símbolo de amor y deseo en sus dos aspectos: el positivo y el
peligroso. La manzana que se le ofreció a Afrodita, la diosa griega del amor,
dando a entender que era la preferida de entre las diosas, fue la provocante de
la Guerra de Troya (tal vez en 1194 -1184 a. C.)
Alberto Durero, pintor alemán, fue pionero en
pintar “Adán y Eva”, cuadro en el que se muestra a los dos individuos desnudos
ante el Árbol Prohibido, teniendo éste como fruto la manzana. Esto lo hizo
porque, aun estudienda en una escuela medieval, tenía influencias de pintores
italianos que, en la Antiguedad Clásica, ponían la idealización de figuras y la
mitología.
Por tal motivo, y al tener esa influencia, Durero
“nombró” la manzana como el fruto del Pecado Original por lo que representaba
en la era mitológica, sin tener en cuenta que en las futuras generaciones la
manzana fuera la “representación del Pecado Original”.
LOS MAGOS VENIDOS DE ORIENTE:
Ni eran 3, ni eran reyes, ni eran magos?
Siempre
identificados como los “3 reyes magos”, que como nos decía un experimentado y
sabio sacerdote profesor en el seminario “ni eran 3, ni eran reyes, ni eran
magos”. ni tampoco estuvieron en el pesebre
Leamos el
pasaje exacto de San Mateo:
“Cuando
Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos” – Mateo 2:1
La Biblia
hace mención de unos “magos” (en el idioma original, “μάγος,” que se usaba
también para referirse a sabios), no “reyes magos.” No hay mención de que
fueron tres. No hay mención de raza alguna. Ni siquiera nombres. La próxima vez
que les mencionen los nombres de Melchor o Gaspar, indaguen de dónde proviene
eso. Si les contestan que está en la Biblia, ya saben que no es así.
Del mismo
modo, los reyes magos tampoco estuvieron en el “nacimiento” como se acostumbra
representarles.
“Y al
entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron…” – Mateo 2:11
La palabra
clave es “casa.” No dice “establo.” El motivo por el cual encontraron al niño
en su casa fue porque habían transcurrido por lo menos dos años después de su
nacimiento.
“Herodes
entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a
todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus
alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.” – Mateo 2:17
++++
Los Magos de Oriente ni eran
reyes ni eran tres
Según el historiador italiano Franco Cardini
Los Magos de Oriente ni eran reyes ni eran tres, según el historiador
italiano Franco Cardini
Según explica el historiador italiano Franco Cardini, autor del libro Los
Reyes Magos, historia y Leyenda, los Magos de Oriente que fueron a Belén a
adorar a Jesús, no eran Reyes ni eran tres, y ni siquiera viajaban en
dromedario, sino que todas estas singularidades les fueron atribuidas en
interpretaciones teológicas posteriores al evangelio.
En una entrevista concedida a la agencia Efe, Franco Cardini resaltó que el
único evangelio de los cuatro canónicos que hace referencia a estos
populares personajes es el de San Mateo. El evangelista se limita a
consignar que «unos magos que venían del Oriente», sin especificar cuántos,
se presentaron en Jerusalén conducidos por una estrella, que señalaba el
nacimiento del Rey de los Judíos.
Los historiadores consideran que, con el término «mago», San Mateo se
refería a astrólogos o sacerdotes persas que profesaban el mazdeísmo, la
religión de Zaratustra, explica Cardini en su libro, recientemente
publicado en español por Península.
El evangelio de San Mateo especifica también que los magos ofrecieron al
niño Jesús como presentes oro, incienso y mirra. A partir de aquí, explica
Cardini, «el número de tres magos se fija bastante rápidamente» entre los
Padres de la Iglesia, dado que «se hace una relación entre el número de
regalos y el número de magos» No obstante, hasta entrado el siglo V, en
algunos escritos seguían hablando aún de cuatro magos. El primero que
convirtió en Reyes a los magos fue Tertuliano, quien descubrió en el
Antiguo Testamento, concretamente en los Salmos de David, un pasaje que
aseguraba que unos Reyes acudirían a ver al Mesías poco después de su
nacimiento. El tratamiento de Reyes era mucho más aceptable para los
teólogos que el de Magos que «se asociaba con nigromantes o brujos»,
explica Cardini.
San Agustín, por su parte, determinó que los Reyes habían llegado hasta
Belén montados en dromedarios para salvar una incongruencia temporal.
«Según la tradición cristiana occidental, la estrella subió al cielo en el
momento en que Jesús nació, el 25 de diciembre, y los Reyes llegaron desde
Asia a Belén en 13 días, lo que es difícil de creer para la época», indica
Cardini. Ante esta contradicción, y haciéndose eco de un evangelio apócrifo
que aseguraba que los Magos viajaron en camellos, San Agustín dedujo que
los Reyes debieron montar en dromedarios «porque él era africano y sabía
que eran más veloces que los camellos».
Según Cardini, los Reyes Magos acabaron convirtiéndose en la tradición
teológica e iconográfica occidental en «un símbolo de todos los paganos que
se convierten al cristianismo sin pasar por la tradición judía». «Los tres
Magos son los representantes de todos los pueblos de la Tierra y cada uno de
ellos se convierte en rey de uno de los tres continentes conocidos y en
encarnación de las razas humanas: hay un europeo, un asiático y un
africano», asegura el historiador italiano, quien precisa que, a partir,
del siglo XII y XIII, se coloca ya habitualmente «un mago negro».
Franco Cardini relata como los Reyes Magos «son también símbolo del tiempo,
del pasado, el presente y el futuro, y por eso sus figuras representan un
hombre anciano, uno de mediana edad y uno joven». Además, los Magos son
símbolos de la Trinidad y encarnan los tres papeles de Cristo como Dios (la
divinidad), como Rey (el alma) y como hombre (el cuerpo), según el
historiador italiano. Asimismo, sus regalos representan el poder político
(oro), la divinidad (el incienso) y la resurrección (la mirra).
La mula
y el buey…ausentes en el pesebre y en el momento del nacimiento de Jesús?
No hay Belén o simple
Nacimiento en el que falten los entrañables buey y mula junto al pesebre.
Pero los Evangelios no dicen nada de que en el establo hubieran un buey y
una mula. ¿De dónde viene entonces la tradición de representarlos junto a
la Sagrada Familia en el Nacimiento?
Siguiendo a Benedicto XVI, debemos indicar que para entender este punto hay
que retrotraerse a la época de los Padres de la Iglesia, y a la
interpretación que hicieron de un famoso pasaje delLibro de Isaías (1, 3):
Conoce el buey a su dueño y el asno el pesebre de su amo; Israel no conoce,
mi pueblo no entiende.
El Niño, el buey y la mula
2007-12-21
Por Leonardo Boff (http://servicioskoinonia.org)
Los evangelios no hablan del buey
y la mula que habrían estado en el pesebre junto a Jesús sobre las pajas.
Pero la tradición habla de ellos. Su historia es conmovedora y encanta a
niños y adultos. Y en estos tiempos ecológicos adquiere un significado
especial. Vamos a contar la verdad de esta historia antigua que es narrada
a su manera en cada lengua.
Un campesino tenía un buey y una mula muy
viejos e inservibles para el trabajo en el campo. Se había encariñado con
ellos y le habría gustado que muriesen de muerte natural, pero se consumían
día a día. Así que resolvió llevarlos al matadero. Cuando tomó la decisión
se sintió mal y no consiguió dormir en toda la noche.
El buey y la mula notaron que había algo
raro en al aire. Movían inquietos sus osamentas sin poder dormitar. La vida
había sido dura. Habían pasado por varios dueños. De todos habían recibido
muchos palos. Era su condición de animales de carga.
Hacia la media noche, de repente sintieron
que una mano invisible los conducía por un estrecho camino hacia un
establo. Decían entre sí: «¿Qué nos obligarán a hacer en esta noche fría?
Ya no tenemos fuerzas para nada».
Fueron conducidos a una gruta donde había
una lucecita trémula y un pesebre. Pensaban que irían a comer algo de heno.
Quedaron maravillados cuando vieron que allí dentro, sobre unas pajas,
tiritando, estaba un lindo recién nacido. Un hombre inclinado, José,
procuraba calentar al niño con su aliento. El buey y la mula comprendieron
inmediatamente. Debían calentar al niño. También con su aliento. Acercaron
sus hocicos. Cuando percibieron la belleza y la irradiación del niño sus
viejos esqueletos se estremecieron de emoción. Y sintieron un fuerte vigor
interno. Con sus hocicos bien cerquita del niño empezaron a respirar
lentamente sobre él, y así se fue calentando.
De repente, el niño abrió los ojos.
«Ahora va a llorar», dijo la mula al buey, «verás que le asustaron nuestros
feos hocicos». El niño, por el contrario, los miró amorosamente y extendió
su pequeña mano para acariciar sus hocicos. Y seguía sonriendo, como si
fuera unacascadade agua.
«El niño ríe», dijo José a María. «No
para de reír». «Debe ser que le hizo gracia el hocico del buey y la mula».
María sonrió y quedó callada. Acostumbrada a guardar todas las cosas en su
corazón, sabía que era un milagro de su divino niño.
El hecho es que los propios animales se
sintieron alegres. Nadie les había reconocido ningún mérito en la vida. Y
he aquí que estaban calentando al Señor del universo en forma de niño.
Cuando volvían hacia casa notaron que
otros burros y bueyes los miraban con un aire de admiración. Estaban tan
felices que al avistar la casa, hasta se arriesgaron a un galope. Y ahí se
dieron cuenta de que estaban realmente llenos de vitalidad.
Volvieron al establo. Por la mañanita
vino el patrón para llevarlos al matadero. Ellos lo miraron compungidos,
como diciendo: «¡déjanos vivir un poco más!». El patrón los miró
sorprendido y dijo: «¿pero son éstos mis viejos animales?, ¿cómo es que
están tan vigorosos, con la piel lisa y brillante y las patas firmes y
fuertes?»
Y dejó que se quedaran. Durante años y
años sirvieron fielmente al patrón. Pero él siempre se preguntaba: «Dios
mío, ¿quién trasformó de repente en jóvenes y robustos a aquella mula y
aquel buey tan viejitos?» Los niños, que saben del niño Jesús, pueden darle
la respuesta.
En el
camino de Damasco cuando ocurrió su conversión…San Pablo cayo yendo a pie…o
se cayo de un caballo?
¿Qué sabemos del famoso caballo del que cayó San Pablo cuando de
camino a Damasco vio o escuchó a Jesús produciéndose su repentina
conversión, que le llevó de perseguir cristianos a ser el más apasionado,
vehemente y carismático de entre ellos?
Pues bien, el famoso caballo del que se cayó San Pablo, nunca existió. Que
San Pablo se convirtió al cristianismo en especiales circunstancias es un
hecho fehaciente del que los siglos han dejado hermosa constancia en la
fabulosa comunidad cristiana de casi 2.000 millones de seres que somos hoy
los cristianos gracias, entre otras cosas si no sobre todo, a la labor
evangelizadora de San Pablo. De que la conversión de San Pablo coincidió
con una caída que debió de ser virulenta hasta el punto de quedar el
apóstol de los gentiles preso de una ceguera de la que tardó hasta tres
días en curar, cabe menor duda aún. Pero lo que es el caballo ese del que
supuestamente se cayó el apóstol de los gentiles para convertirse, de ese
caballo precisamente, lo único que podemos decir es que... ¡¡¡no existió
nunca!!!
La conversión de San Pablo no es un hecho baladí en los textos canónicos,
hasta el punto de que se narra en nada menos que tres ocasiones. Una de
ellas, (cronológicamente hablando, la última de las tres, sin embargo la
más descriptiva e importante) en los Hechos de los Apóstoles,
donde se hace en los siguientes términos:
“Sucedió
que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le
envolvió una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le
decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» Él preguntó: «¿Quién eres,
Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en
la ciudad y te dirán lo que debes hacer.» Los hombres que iban con él se
habían detenido mudos de espanto, pues oían la voz, pero no veían a nadie.
Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía sus ojos bien abiertos, no veía
nada. Le llevaron de la mano y le introdujeron en Damasco. Pasó tres días
sin ver, y sin comer ni beber” (Hch. 9, 3-9)
+++
↑Brown (2002). Introducción al Nuevo
Testamento, II, p. 588-589: «Se ha afirmado a menudo que la
famosa red romana de carreteras facilitó la expansión del cristianismo, y
las películas de romanos nos pintan a las cuadrigas deslizándose a lo largo
de esas vías pavimentadas con duras losas. Sin duda alguna Pablo aprovechó
tales caminos cuando pudo pero en muchas regiones no pudo gozar de tal
lujo. El Apóstol, además, fue un artesano itinerante que hubo de luchar
para conseguir dinero para alimentarse. Un vehículo con ruedas habría
estado fuera de sus posibilidades. Viajar a caballo era dificultoso, puesto
que no se utilizaban estos animales para largas distancias y se necesitaba
estar ducho en equitación (dada la ausencia de sillas y arreos tal como hoy
los conocemos). Pablo probablemente no tuvo posibilidades o deseos de
gastar dinero en un asno que transportara su equipaje, puesto que los
soldados se sentían inclinados a requisar tales animales de los viandantes
que no podían ofrecer resistencia. De este modo podemos imaginarnos a Pablo
marchando a lo largo de los caminos acarreando sus limitadas posesiones en
un saco, cubriendo cada día un máximo de treinta kilómetros.»
Benedicto XVI cierra su trilogía sobre la vida de Cristo, en su intento por probar que los evangelios «no son mitos», con un libro dedicado a su nacimiento
El título del tercer y último libro de Benedicto XVI sobre la vida deCristo puede llevar a error. 'La infancia de Jesús' no habla de suniñez, sino de su concepción y nacimiento. No podía ser de otra manera, pues no hay menciones a los primeros años de Jesús, salvo el episodio del niño hallado en el templo, que cierra el libro. Y son los evangelios la base del análisis del Papa, con una atención escrupulosa por cada palabra, que con esta trilogía ha intentado dar historicidad a la figura de Cristo, como un personaje real, y categoría de prueba casi científica de verdad.
En este volumen, que sale publicado en España y otros 49 países en nueve lenguas, con un millón de copias, Ratzinger insiste en ese método, capital en su forma de ver la fe, pues para él se conjuga sin problemas con la razón. Por ello contempla su empresa literaria de nueve años como su contribución al diálogo con los no creyentes y las sociedades descreídas, además de un vehículo para reforzar en los católicos una fe con sólida base intelectual. En este sentido, siempre ha firmado los libros con su nombre laico y el de pontífice, y el Vaticano repitió ayer que no es un texto "magisterial, sino expresión de la búsqueda personal del rostro de Jesús por parte del Papa".
Los inconvenientes de 'La infancia de Jesús', calificado como "antesala" de los otros dos libros, son los de los anteriores. Un ateo no verá ninguna lógica en sus argumentaciones y el creyente se encontrará de nuevo con un libro denso, lleno de citas de teólogos, casi todos alemanes, pensado casi para eruditos y expertos. Pero es más accesible, con 147 páginas, no 300 y 400 como los otros dos.
La virginidad de María
Un paradigma del peculiar método de Ratzinger se halla en la cuestión de la virginidad de María. Le dedica un pasaje titulado precisamente 'El parto virginal: ¿mito o verdad histórica?'. Según apunta, es algo que "debemos preguntarnos con toda seriedad", por si es solo "una pía leyenda". ¿Cómo se responde Benedicto XVI? Primero cita mitos similares de egipcios, griegos, romanos y judíos, pero concluye que no se parecen. Y ya pasa a deducir que "las narraciones de Lucas y Mateo no son mitos desarrollados posteriormente". Tendrían sus raíces en la tradición bíblica y "en su contenido provienen de la tradición familiar". Es decir, el Papa cree que la fuente es la propia Virgen, que contó su experiencia a los primeros cristianos. Para la exégesis crítica moderna esto es algo "bastante ingenuo", admite, pero Ratzinger rebate con un "¿por qué no?". También opina que la concepción de Cristo, igual que su resurrección, son "un escándalo para el espíritu moderno", porque "a Dios se le concede" actuar en la esfera espiritual, pero no sobre la materia. Para el pontífice no es algo "irracional o contradictorio, sino algo positivo: el poder creador de Dios".
Los reyes magos y el pesebre
Con los reyes magos es aún más simple: "¿Se trata de historia o de una meditación teológica?". El Papa acepta, con el teólogo Jean Daniélou, que podría ser una invención sin que en realidad se alterara ningún pilar de fe, pero tiene "la convicción", sin más, de que son hechos reales. Cierra el libro secundando una reflexión de Klaus Berger que es su última argumentación definitiva, aplicable a toda la trilogía: "Hay que suponer, hasta prueba contraria, que los evangelistas no pretenden engañar a sus lectores, sino que quieren contar hechos históricos".
En otros casos el Papa se mueve en la continua referencia a citas de profetas que al cumplirse demostrarían la verdad de lo ocurrido y en el entramado de la rica tradición bíblica. Así explica hasta la mula y el buey de Belén, que no estaban en el pesebre. En resumen, toda la erudición que maneja el Papa sirve para dar sentido a los evangelios, aunque realmente no pruebe nada. En otros momentos simplemente acepta el misterio, como cuando San Mateo sitúa en el portal de Belén solo a María y su hijo, con San José ausente.
Benedicto XVI se agarra a datos objetivos cuando los hay. Por ejemplo, la época del nacimiento de Jesús ("No es el impreciso 'érase una vez' del mito, pertenece a un tiempo exactamente datable y a un ambiente geográfico exactamente indicado"); el hecho de que Herodes asesinó efectivamente a sus tres hijos por el miedo a que le derrocaran, en referencia a la verosimilitud de la matanza de los inocentes; e incluso la explicación de la estrella de Belén, pues ese año hubo "una gran conjunción de Júpiter y Saturno en Piscis" a la que se añadió "la explosión de una supernova". A fin de cuentas, aunque el Papa está volcado en unir fe y razón, el libro resulta ser una gran catequesis, no una demostración empírica. Él mismo lo asume al final: "Las palabras de Jesús son siempre más grandes que nuestra razón. Siempre supera nuestra inteligencia".
He sido un aficionado y amante del periodismo
desde mi juventud…Y entre la noticia titular sensacionalista de primera plana o
el hecho político –social - judicial contado sin más, me quedo con la columna
de opinión, la visión filosófica y humana de las cosas que ofrece una crónica periodística…
Esto ultimo fue siempre lo que apasionó al
barranquillero ERNESTO MCCAUSLAND, quien ha muerto esta mañana después de
sucumbir a un cáncer en sus vías digestivas…Con apenas 51 años nos ha dejado
uno de los periodistas y narradores más importantes del país, equiparable a
Juan Gossain, Heriberto Fiorillo o al mismo García Márquez…
A lo mejor ahora en el cielo, Ernesto esté desde
ya entrevistando a San Pedro y preguntándole por todas las cosas curiosas que
se dicen de él, esforzándose por hacer la noticia con el testigo o protagonista
de primera mano con tinte humano como siempre lo hizo sobre este mundo…
Gracias Ernesto por tu periodismo trascendente,
por tus crónicas humanas, tu esfuerzo no vano siempre de mostrar ambas caras de
la moneda noticiosa…Gracias por ensenarnos que un periodista también puede ser
sabio, tolerante, amante de la cultura y los libros, de la música, del cine…Si,
fuiste un hombre polivalente, multifacético, acogedor, buen amigo, sencillo…así
te recuerdan todos tus amigos que hoy te dicen a Dios, hasta pronto y que
cuando nos veamos esperamos nos deleites con tus crónicas desde la eternidad…
Cristo ha venido y nos gusta rememorarlo. Cristo se hace
presente en cada Eucaristía, y se presenta a través del rostro de los hermanos.
Cristo vendrá. Cuando? Cómo? No lo sabemos, pero Él lo ha
prometido y cumple su palabra…
L E C T U R A S
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE DANIEL 12, 1-3
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se
ocupa de tu pueblo: Serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que
hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos
en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida
perpetua, otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor
del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas,
por toda la eternidad.
Palabra del Señor
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 15
R.- PROTÉGEME, DIOS MÍO, QUE ME REFUGIO EN TI
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.-
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi cama descansa serena:
Porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.-
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia
de alegría perpetua a tu derecha. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS 10, 11-14.18
Hermanos:
Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio diariamente
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden
borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un
solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta
hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda
ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Donde hay
perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Palabra del Señor
ALELUYA Lc 21, 36
Estad siempre despiertos pidiendo fuerza para mantenerse en pie ante el
Hijo del Hombre.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
13, 24 – 32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- En aquellos días, después de una gran tribulación, el
sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del
cielo, los ejércitos celestes temblaran. Entonces verán venir al Hijo del
Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para
reunir a sus elegidos de los cuatro vientos del extremo de la tierra al extremo
del cielo. Aprended lo que os enseña la higuera: Cuando las ramas se ponen
tiernas y brotan las yemas, sabéis que la primavera está cerca, a la puerta. Os
aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la
tierra pasarán, mis palabras no pasarán. El día y la hora nadie lo sabe, ni los
ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
“Los finales no son que el comienzo de algo nuevo”
“Cuando una puerta se cierra muchas otras puertas se abren”
“Después de la tempestad viene la calma”
“No hay mal que por bien no venga”
Todos estos dichos y refranes reflejan la sabiduría popular de la confianza en el avenir, el porvenir o el futuro…
Y después nuestra vida está hecha de constantes mudanzas, adioses, finales que dan lugar siempre a situaciones nuevas casi las más de las veces, edificantes, llenas de plenitud y felicidad…
Recuerdo cuando mi familia dejó el campo, cuando en el pueblo debimos cambiar de morada, cuando mi padre dejó de ser tendero para llegar a ser comprador mayor de café…Cuando dejé la escuela con angustia y entré al colegio con temor y temblor, cuando decidí cambiar “El Juan XXIII por la Normal”… cuando contra todos los comentarios, criticas y pronósticos decidí entrar al seminario, muriendo así, en mi momento, a muchas otras posibilidades de realizar mi vida… Cuando murió mi madre…Después cuando dejé el país por la primera vez…Todos esos momentos estuvieron invadidos e inspirados por la confianza y la fe en el avenir…
"No hay mayor obra de arte que la de intentar la felicidad de tus iguales."
(Leonardo Favio)
La canción le dio la fama internacional, y el cine, el
reconocimiento de la crítica como un autor muy personal, coherente e íntegro.
Fuad Jorge Jury, más conocido como Leonardo Favio, murió el lunes a los 74 añospor una
afección pulmonar. Al día siguiente, miles de argentinos acudían al
Cementerio de la Chacarita en Buenos Aires y mostraban su cariño y
reconocimiento al multidisciplinar artista.
Siempre tuve la duda, si se escribía con b o con v
su segundo nombre artístico…Y hoy me he cerciorado que es definitivamente con v.
Pero su nombre real era Fuad Jorge LLury, era de origen
sirio, pero nadie o ninguno como él pudo reflejar y sentir la Argentina en su
cine, sus obras de teatro y su música…
Podríamos decir que Leonardo Favio fue un director
de cine que cantaba…Alguien que transportó la sensibilidad que debe destacar en el actor y director del el entrañable cine a la música y la poesía…
Cuando estaba niño, en Marquetalia, y en mi adolescencia
arrulló mis días…Y pensaba una que otra
vez al escuchar y cantar “Ella , ella ya me olvido” y “Fuiste mía un verano”,
que sus letras eran demasiado sencillas, inocentes…pero sobretodo tiernas…
Palabras en poesía que exaltan lo sencillo y contemplan con ternura ("O quizas simple mente le regale una rosa", "El nino y el canario", "pantalón cortico"...) , La del amante que piensa que no merece la belleza íntegra de su amada ("Mi amante nina mi compañera ), la del chico enamorado tímido que se derrite al ver a su
chica… la del amante que acepta con humildad que ha perdido a su novia por un amigo (“La
dicha que me fue negada”), y por tanto no les guarda rencor sino que al
contrario permanece a su lado, creyendo en l lo sublime de la amistad a pesar de todo…
Sin duda alguna, el cine y la música de Leonardo
fueron hechos con ternura…una ternura inspirada en Jesucristo (varios temas lo
demuestran) y en muchos líderes
religiosos…
Por lo que constatamos en la entrevista que les
transcribo abajo, Leonardo Fabio creía profundamente en la trascendencia, en la
existencia de un ser superior que según Él, gracias a esa
creencia nos permite a los hombres de no enorgullecernos y ser humildes, ni dueños
de nada ni de nadie.
Su música de manera personal me hace evocar los
cafés y fuentes de soda de mi “villa del sol”, aquellos atardeceres de sábado,
cuando salía despreocupado a contemplar la vida por la calle y desde esos
rincones musicales de encuentro y licor (para los adultos), muchos pensamientos
y sentimientos entremezclados se forjaban en mí…
Las canciones que mas me gustan de Leonardo son en
su orden: “Ella, ella ya me olvido”, “Fuiste mía un verano”, “Mi amante niña mi
compañera”, “Para saber como es la soledad”, “El niño y el canario”, “como me
duele la piel”.
La mayoría de sus canciones exitosas, como lo
pueden ver en su discografía selectiva que les presento se encuentra en los álbumes:
“Fuiste mia un verano” (el primero de todos) de 1968 y “Vamos a Puerto Rico” de
1971.
Leonardo Favio es uno de los más
inspirados artistas del cine de la Argentina. A fines de 1993 lo visité para
realizarle una entrevista que fue originalmente publicada en una revista ya
desaparecida. Ahora, he decidido incluirla en Temakel. En esta conversación con
Favio emergen sus perfiles menos conocidos: su creencia en una divinidad
inteligente, la trascendencia del arte, el cine como narración de cuentos, su
visión crítica de la sociedad. Además de
este encuentro con sus reflexiones, los invitamos a disfrutar de los magníficos
fulgores de su arte que se manifiestan en films memorables como Crónica de un
niño solo, El dependiente, Nazareno Cruz y el Lobo, Juan Moreira y su último
fuego de creación: Gatica ¨el Mono¨.
E.I: Veo
en tu biblioteca bastantes libros de religión, ¿lo religioso es algo
fundamental para vos?
L.F: Es
importante para el hombre estar inmerso en la religiosidad porque eso le evita
caer en el error de la autosuficiencia. Por eso no me gustan los hombres
autosuficientes como los ejecutivos. Por ejemplo, a través de lo religioso,
el hombre tiene algo ante lo que inclinarse, algo en lo que protegerse, y
además eso le hace estar comunicado con una tradición procedente desde los
ancestros, de eso que viene de mi abuelita, de mi abuelito. Todo eso me gusta
mucho, es algo que me hace bien al alma, sobre todo la teología de barrio.
E.I.: ¿Qué
tipo de recuerdos tenés a propósito de experiencias religiosas?
L.F.: Una vez estaba con el Padre Mujica. Vio que
yo tenía colgado un rosario; se empezó a reír y me dijo: “Vos te creés que Dios
es estúpido, que la cuestión es decirle a cada rato un Padre Nuestro, un Ave
María.” Lo que me quería decir en realidad es que eso no es lo importante. Lo
importante es darse cuenta que Dios es un tipo muy tierno y que al repetir el
Ave María, por ejemplo, nos estamos pasando la posta de algo que nos hace bien
al alma y que, por acumulación, nos tiene que hacer bien a todos. Cuando yo
vivía en Mendoza después del ‘76, en el ‘80, más o menos, estaba con Carolita.
A ella le gusta incendiar las cocinas con velas y recibir a un grupo de gente
que rezaba casa por casa. A mí me encantaba escuchar ese murmullo del rezo que
sucedía en la cocina.
E.I.: Antes
mencionaste algo que me parece fundamental: vivenciar la verdadera religiosidad
como algo que nos hace sentir que el hombre no es lo único importante en el
universo.
L.F.: Efectivamente, gracias a Dios el hombre no
es lo único, ni tampoco la piedra es lo único, porque eso sería pavoroso.
Creo que nada es lo único: ni la piedra, ni la lagartija, ni nada. Cada vez que
indago más en todo esto, cada vez que por ejemplo pienso más en el fenómeno de
la vida (por ejemplo a través de mi afición por los documentales sobre la
naturaleza porque soy un apasionado de la vida de los microbios, de los
coleópteros, de las plantas), me voy
dando cada vez más cuenta de hasta qué punto todo es uno; y de hasta qué punto
tenía razón San Francisco de Asís cuando decía hermano sol, hermano luna,
hermano planta, hermano perro. Les puedo asegurar que esas plantitas que
compré (y que tengo ahí porque por error me dijeron que eran de invernadero
cuando no lo son), si las saco al sol,
reviven y si les doy agua reviven más y hasta tienen inteligencia. A algunas
semillas, por ejemplo, le crecen alas; se desprenden del árbol y van girando en
el aire. Se pueden observar en muchos árboles que en las semillas hay dos alas.
Eso las hace girar como helicópteros, para que de esa manera la semilla pueda
ir más lejos porque si cayera al pie del árbol no podría crecer por la sombra
de las ramas. Algunas flores se camuflan de coleópteros para que el coleóptero
venga a ella, tome el polem y la traslade. Todos estos son ejemplos para
recordamos la existencia de un ser superior, de una inteligencia que hace una
totalidad.
E.I.: ¿Y no pensás que tal vez cierto modo de
sentir al arte no sea una manera de expresar una sensibilidad religiosa?
L.F.:
No sé si sería una forma de expresar una religión. Pienso que la religión está
involucrada en el arte que uno expresa. Yo, por ejemplo, no me puedo despojar
de lo que soy. Yo no soy un director peronista, pero soy un peronista que hago
cine y eso en algún momento se nota. En ningún momento yo planifico bajar línea
a través de mi arte, porque tengo miedo de que se me escape la poesía. En cambio, yo sé que aquello que hace a mi
manera de sentir y de pensar, aquello que está en mis genes, va a aflorar en
algún momento determinado a través de la estética. Y sé que también va a aflorar
la religiosidad, los símbolos, la forma de ver a la gente con el sentido
solidario, con la reverencia a la fe de los demás hacia la Madre María, o con
el respeto hacia el misterio que surge del estar involucrado con el
cristianismo en profundidad. Hay mucho misterio. Por ejemplo, el hecho de que
estemos aquí amalgamando palabras es un misterio.
E.I.: Me
da la impresión de que muchas veces el aferrarse a los dogmas ya sea de cuño
eclesiástico o político puede ser en algunos casos una manera de protegerse de
ese misterio que nos envuelve continuamente. A muchos les puede producir pánico
y desubicación el sentir que están en un mundo misterioso que no pueden
comprender, que no pueden controlar.
L.F.: Lo
lindo es sentir la seducción del continuo misterio. Cuando querés aprisionar
eso misterioso, es cuando perdés. Es como el juego del malabar, del mago, cuando más mirás menos ves. A eso
misterioso es algo a lo que tenés que entregarte, porque te tenés que entregar.
Es decir: es como si una gota inmersa en medio del océano, en el centro del
océano, pretendiese comprender el océano. ¿Cómo hace la gota para concebir el
oceáno? No puede. ¿Como hacemos nosotros para concebir a Dios? Eso es
imposible.
E.I: ¿Pero
el arte no será una forma de acercarse algo a lo inconmensurable del oceáno, de
Dios?
L.F: No;
el arte es sólo un pequeño divertimento un poco más sano que algunas
profesiones. Pretender que nosotros o que algún oficio en particular se
pueda acercar a Dios es demasiado; es como que una hormiga quisiera comparar su
cerebro al de Einstein.
E:I: Pero pensemos el tema de la inspiración
artística en una sensibilidad religiosa. ¿El momento del estar inspirado no
sería un modo como eso otro, lo misterioso, lo divino cristiano, mahometano o lo
que fuera, accede al artista para conducir su mano?
L.F: Es un
poco así. Muchas cosas afloran solas,
como por ejemplo el modo de angulación de una cámara, el cómo “marcás” a un
actor, el trato con los colaboradores, el respeto por los demás.
E.I: El
que todo eso surja sólo tiene que ver con
muchas cosas que se realizan de manera no premeditada. Desde esta
perspectiva, supongo te debe incomodar las preguntas de ciertos críticos de
cine que le quieren encontrar siempre un motivo o un simbolismo a la concepción
de cada imagen.
L.F: Mi
cine no es un cine de simbolismo. Creo que el cine que hago es muy claro; es lo
que está en la pantalla.
E.I: En el caso de Torres Nilsson, de
ese otro importante director de cine argentino, por el que siempre sentiste
tanta admiración, ¿qué es lo que él te enseñó?
LF: El me
enseñó algo muy, muy importante: el no tenerle miedo a la irreverencia. Por
ejemplo, en “Nazareno Cruz y el Lobo”, usé, cambiada, la letra del Rigoletto. Y
no sólo eso sino que, además, le bajé medio tono porque no me daban los tenores. Hice uso de la
irreverencia. Muchos se escandalizaron y se agarraron la cabeza. “Vos sos un loco”,
me decían; “vaya novedad”, pensaba yo.
E.I:
Ese uso de la irreverencia es el que también hacés en “Gatica” cuando en unas escenas de combate,
en cámara lenta, entre Gatica y Cordero Pascual, creo, le ponés como música de
fondo coros gregorianos.
LF: Así es.
Pero no se trata de lo irreverente por
lo irreverente mismo. De lo que se trata es de usar todos los elementos
posibles para obtener el objetivo buscado. Todo es válido para obtener el
objetivo de la emoción, de la alegría, para cumplir con la meta de un narrador
de cuentos. Yo soy un narrador de cuentos. Cuando estaba viviendo en México, en
un pueblito que era muy pequeñito en esa época, les contaba cuentos a mis
sobrinos. En el momento de relatar el cuento agarraba una vela y me la iba
acercando a la cara, después la iba bajando hasta que, finalmente, la luz me
iluminaba desde abajo y todo eso les daba mucho miedo. Pero todo eso era válido
para darle fuerza al relato del cuento. Y, al fin de cuentas, todos somos como
niños que jugamos a distintas cosas.
E.I.: Por acá he visto un retrato de Borges en un estante con libros. ¿Cómo
es tu relación con la literatura?
LF.: Yo no
leo, sino que releo. A Borges lo debo haber releído mil millones de veces. Cada
vez que me voy de viaje, lo pongo en la valija. Ya me estoy doctorando en
Borges.
E.I: ¿Qué otras cosas leés?
LF: La Biblia me apasiona. Por ejemplo el
Génesis que tiene un vuelo poético maravilloso, el Eclesiastés, y el Nuevo
Testamento. Me atrae también todo lo que tenga que ver con la religiosidad y
los cuentos infantiles también.
E.I: Tratando de enfrentar la crisis más allá de
nuestro país, tratando de pensar la crisis del hombre en esta era del
consumismo y el materialismo extremos, en la era del debilitamiento de los
valores, ¿cómo entrever, aunque fuera en una instancia puramente teórica alguna
salida de este callejón oscuro?
LF.: La
solución sería incendiar los medios de comunicación. Así, todo estaría
solucionado. Por la televisión, que se mete en nuestros hogares y nos
ametralla, ni siquiera le miramos la cara a nuestra mujer o a nuestros hijos.
Los medios nos pretenden informar de todo, pero en realidad nos mal informan de
todo; sólo nos dicen lo que se les da la gana, o nos ofrecen un prototipo de
vida, un estilo de vida, donde el triunfador es el más bonito, el más seductor.
Los informativos son siniestros. Dirigidos, en fin por hombres que no están en
la crisis; dirigidos por los monopolios, por las bancas, que al hombre lo están
perturbando, envenenando.
E.I.: Si por un momento nos pusiéramos en
apocalípticos y pensáramos en el poder descomunal que tienen precisamente los
medios de comunicación sobre las sociedades en general y además sobre los
jóvenes en particular, al buscar estupidizarlos y acoplarlos dócilmente a la
industria del consumo, frente a esta perspectiva, tener una visión
esperanzada respecto a una resolución positiva de la crisis del hombre, ¿no
supone un tipo de creencia cercana a la fe religiosa más que a un análisis
racional?
LF: Sí; es un poco como vos decís. Pero si bien la fe religiosa es de una gran
importancia, no podemos olvidarnos de la esperanza en el cambio a través del
terreno político. La política es el instrumento que nos ha sido dado para
conducir a los pueblos hacia su crecimiento.
E.I:
¿Admirás en especial a algún
hombre, a algún argentino en especial?
LF.: Yo no admiro, yo amo. Es decir: a mí no me
admira nada, lo único que me admira es la creación. Yo no soy devoto de nadie,
sólo soy devoto de Cristo. Te puedo hablar sí de mis afectos. Yo amo a
Perón por lo que me dio en mi niñez, en mi formación, por lo que me dio
doctrinariamente. Lo amo a Borges por lo que me da con sus poesías. Lo amo a
Torres Nilsson porque me enseñó a ser irreverente, a querer al cine.
E.I.: ¿Cómo
sentís la posibilidad de trascendencia de tu arte hacia el futuro?
L.F.: El impacto de mi obra pasa como la fugacidad
de un periódico. Sirve para los estudiantes, para la gente que ama el cine pero
no para modificar la historia. A la historia no la modifican los artistas que
hacen este tipo de arte como el mío; a la historia la modifican los artistas
que hacen la política. No hay mayor obra
de arte que la de intentar la felicidad de tus iguales.
E.I.: ¿Esto
es una manera de sentir los límites del arte y de tu arte?
L.F.: Es una manera de no sentir que tu obra es el
ombligo del mundo. Ahí, por ejemplo tengo un archivo de papeles con un montón
de premios y distinciones. Todo eso es
algo que sólo sirve para recibir el afecto de la gente, de un grupo de seres
humanos que te quiso en un momento determinado, porque no va más allá de eso la
trascendencia de tu trabajo.