martes, 20 de diciembre de 2011

20 de diciembre del 2011: 4o martes de adviento B


Como todos los martes he presidido la misa esta mañana  en mi parroquia, teniendo como intención principal la justicia y la paz en el mundo, en nuestros países, en nuestras familias y asambleas. Porque justamente la navidad es paz, es reconciliación, perdón, armonía conmigo y en mí mismo para luego poder compartir esas luces y frutos del espíritu alrededor mío, dentro de mi ambiente familiar, de estudio, de trabajo, de descanso y diversión.

He leído una frase muy significativa ayer en la mañana sobre un calendario en francés “pas possibe que Nöel ne dure qu’un jour” (No es posible que la navidad no dure más que un día).
Y eso les decía ayer a un grupo de personas mayores en una de las residencias donde celebramos ya de avance la gran fiesta de la natividad: para nosotros los cristianos todos los días son de navidad, vivimos o deberíamos de vivir en una navidad permanente, no esperar cada año  una semana o mes para poder sonreír,  transmitir alegría, creer que todo el mundo es bueno, intercambiar regalos, compartir dulces y suculentas comidas,  preparar nuestras casas con luces y mil adornos de colores, apaciguar nuestra vida, orar, perdonar… No, el verdadero discípulo de Cristo vive las 24 horas dentro de ese espíritu navideño…Así comprenderemos entonces que la navidad finalmente vivida así “parcialmente”, “ocasional “ y casi que farisea , entonces  aparezca como meramente comercial, bomm del momento, una fiesta “pagana” como decían nuestros ancestros.
El evangelio de hoy es el mismo del domingo pasado (4º de Adviento): el de la anunciación a María, en mi reflexión personal les decía a mis parroquianos que una de las invitaciones de este evangelio es a creer en el misterio, abrirnos a lo que parece “ilógico, increíble e irracional, yo diría loco” para nosotros…Y ya que un comentario suelto de este mismo evangelio proclamaba que en ninguna parte del relato se nos cuenta que María vio un Ángel,( sino que ante se ella se encuentra súbitamente una palabra que la cuestiona, que la sobresalta…Esta Palabra viene de Dios, la misma Palabra  (con mayúscula)que permite a una simple criatura entrar en dialogo con el Infinito…)

Pero el  evangelio mismo nos sugiere creer en lo imposible: además de la presencia del Ángel y su mensaje divino, hay otros dos elementos de misterio: la concepción virginal de María y la concepción de una mujer ya entrada en edad y además estéril: Isabel…

Yo creo hemos de abrirnos al misterio, aceptarlo, creer…pues la misma vida humana,  el pecado, el mal,  el sufrimiento, la muerte…son misterios que nos cuestionan acá abajo, pero también es cierto que hablamos de otros misterios que pertenecen a otra dimensión y que recitamos en el Credo:  la encarnación, el misterio de la vida, muerte y resurrección de Jesús, la existencia del infierno,  la Iglesia, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, la vida eterna…Y la eucaristía? Qué tal? En la plegaria eucarística III decimos siempre: “…Y te damos gracias por que nos has hecho participar de estos misterios”.

Que estos días de preparación a la celebración de navidad nos ayude a entregarnos y creer más confiadamente en todos los misterios que nos envuelven…Pues somos de Él , venimos de Él y a Él volveremos…No fue eso lo que siempre nos enseñó y enseña Jesús con su entrada en nuestra carne y o humanidad por la el misterio de la Encarnación?

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Gustavo Quiceno