miércoles, 30 de noviembre de 2011

4 de diciembre del 2011 2º domingo del Adviento B

En este segundo domingo de adviento, nuestro corazón aguarda la venida de Dios en su Hijo Jesús. Él ha hablado por los profetas, su venida ha sido deseada y cantada a lo largo de los siglos. Supliquémosle que nos de la audacia de Juan Bautista que nos invita a despejar el camino que nos conduce a Dios.
PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 40, 1-5. 9-11


Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido, su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.

Una voz grita: "En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos" --ha hablado la boca del Señor—

Súbete a lo alto de un monte, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: aquí está vuestro Dios. Mirad, Dios, el Señor, llega con fuerza, su brazo domina. Mirad, le acompaña el salario, la recompensa lo precede. Como un pastor apacienta el rebaño, su mano lo reúne. Lleva en brazos los corderos, cuida a las madres."

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
SALMO 84

R.- MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA Y DANOS TU SALVACIÓN.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.-

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.-

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.-

SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 3, 8-14


Queridos hermanos:
No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.
El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida!
Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con Él, inmaculados e irreprochables.
Palabra de Dios.

ALELUYA Lc 3,4.6

Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios.

EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 1-8 


Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Está escrito en el profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo."

Palabra del Señor

A guisa de introducción:

“ Un «campito»  (sacar tiempo) para Dios”

“Campito”, en nuestro lenguaje popular (no uribista) es el diminutivo de campo, a la vez sinónimo de “lugar”, “espacio”, “sitio”…Es muy usual que cuando alguien le pida a un amigo o conocido muy ocupado en su agenda que lo atienda en un determinado momento le diga “deme un campito por favor”, es decir, dígnese  buscar un ratico de su tiempo para atenderme…

Recuerdo con emoción el primer día que me hice a mi primer computador y que por fin lo deposité en el suelo de mi cuarto, después de un corto viaje desde la capital de mi provincia.  Fue un domingo de septiembre del 95 a mediodía.

 Para adquirirlo, tuve que hacer muchos “arreglos” que me costaron prestar dinero,  hacer viajes, capacidad de “botar algunas cosas”, deshacerme de otras, con el fin de hacerle espacio en mi cuarto. Esto último fue quizás lo más difícil. Pues debí deshacerme “de libros, periódicos, objetos decorativos y muebles, acumulados con el paso de los años, para hacerle un lugar en mi “apartacho”. 

En nuestra vida (en el tiempo que se nos da)  tiene Dios siempre su lugar?

Qué quiere Él de nosotros y cómo abrirle un sitio? Dios quiere que nosotros seamos su morada. Qué alegría da saber que Él desea habitar dentro de nosotros, en nuestra casa!

Hacerle (o darle) un sitio a Dios, es tener un corazón humilde. Algunos creen poder todo realizar (o hacer) sin su ayuda.

Nosotros podemos ser muy activos, tener ideas geniales, pero si el Señor no nos muestra el camino, si Él no construye la casa, es en vano que nosotros intentamos construirla.

Hacerle un sitio a Dios, es brindarle nuestra confianza en todo lo que Él hace por nosotros. Sacar ratos fijos para la oración, Celebrar y o participar en la Eucaristía, ejercer la meditación, la confrontación de nuestra vida con su Palabra…“Sin mí, ustedes no pueden hacer nada”, dice Jesús (Juan 15,5).

Hacerle un sitio a Dios, es aceptar la conversión y dedicarle a Él más de nuestro  tiempo para que venga a habitar en nuestros corazones.

Hacerle un sitio a Dios, es buscar su rostro en el pobre, el pequeño que encontramos en nuestra ruta cotidiana.

Hacerle sitio a Dios, es permanecer en la calma a pesar de todos los obstáculos y o dificultades de la vida. 

Dios nunca nos dejara caer, Él estará siempre a nuestro lado, Él nos protegerá y nos levantara.

Y usted, qué hace para darle un poco más de espacio (un sitio) al señor que viene?


Aproximación psicológica del evangelio:

En su breve intervención, Juan Bautista contradice punto por punto el testimonio dado siglos antes por Qohélet, el autor de uno de los libros del Antiguo Testamento: El Eclesiastés. He aquí las principales convicciones de Qohélet.

_La política es corrupta y no hay nada que hacer frente a la injusticia social.
“si dentro del Estado, ves al indigente oprimido, el derecho y la justicia violados, no te sorprendas por ello (Ecl 5,7). “Yo veo todas las opresiones que se practican bajo el sol. Miren los gemidos de los oprimidos: ellos no tiene quien les consuele; la fuerza está del lado de los opresores (Ecl 4,1).

_No queda más que la consumación y los placeres fáciles: “me edifiqué  casas para mí (…) yo tuve servidores domésticos (…), yo llegué a ser grande, me enriquecí (…)no le prohibí  a mi corazón ninguna alegría(…), nada de bueno  hay para el hombre mas que comer y beber” (Ecl 2,4.7.10.24).

_Dios existe pero Él es lejano y difícil de comprender.  “Dios está en el Cielo y tú en la tierra” (Ecl 5,1)…”Sin que el hombre pueda descubrir la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”  (Ecl 3,11).

Como muchos de nosotros, Qohélet aparece entonces “lúcido” …y “desilusionado” ¡  “Lo  torcido no se puede enderezar” (Ecl 1,15).

Ahora he aquí que Juan Bautista aparece después afirmando exactamente lo contrario; aquello que está torcido, enderécenlo (“enderecen sus caminos”)  ¡ La injusticia social, háganla su primera preocupación (cfr. Luc 3 10,14). En la vida hay otras cosas además de las bellas casas, los lujosos vestidos y los pequeños platos (de comida) para las bocas refinadas (“Juan apareció en el desierto vestido con una piel de camello, se alimentaba de saltamontes y de miel salvaje”) .Dios no está lejos, Él se prepara para irrumpir (entrar) en sus vidas…

El mensaje del Bautista no se dirige a algunos adeptos del “reavivamiento”. Son nuestras actitudes de fondo, de cara a la política, de frente al consumismo y de cara a Dios que él golpea de frente, y esto desde las primeras líneas del evangelio.


PISTAS DE REFLEXION PARA LOS MAS JOVENES Y LOS ADOLESCENTES

(Adaptar para los niños)

Juan bautista es un gran profeta, y uno de los más grandes. En el tiempo que él vivió, había mucha miseria y muchos abusos, tal como hoy. Se maltrataba a los enfermos, a los limitados, a la gente diferente, a los extranjeros. La gente pobre era despreciada y en ocasiones tratada como esclava. Como hoy, la gente buscaba ser feliz sin preocuparse del bienestar de los demás, sobretodo de los más pobres y más débiles.

Y he aquí que Juan Bautista, el primo de Jesús,  se levanta y se dedica a denunciar las injusticias y a decirle a la gente que cambie el corazón, porque el Reino de Dios está cerca. Él les dice que el Reino de Dios, es decir, el sueño de Dios para el mundo, es accesible para las personas que son buenas, que ayudan, que piden justicia para los más desfavorecidos. Él repite a todos que lo único  y necesario para entrar en el sueño de Dios es cambiar el corazón para estar cerca del Señor. Es necesario reflexionar en lo que es verdaderamente importante: la paz, la justicia y la alegría. Al hablar de este modo, Juan Bautista llega a ser una luz y un signo de esperanza para todos aquellos que sufren.

Hoy, todavía hay gente desfavorecida, enfermos, ancianos desprotegidos, personas que no pueden defenderse. Hoy, Dios nos invita a todos a ser un poco como Juan Bautista. EL nos pide que lleguemos a ser un signo de esperanza para los sufridos y los maltratados de nuestro mundo. Aquel o aquella que sufre, es quizás el amigo que está muy cerca de nosotros y nosotros mismo no nos damos cuenta de su sufrimiento.

Nuestra contribución al proyecto comunitario de la escuela (por ejemplo colecta de alimentos, preparación de anchetas, de juguetes, de ropa en este tiempo de navidad para compartir con los más pobres del sector) es un gesto profético. Cada lata de conservas, cada paquete de galletas, cada caja de cereales, es un gesto profético que aporta al otro un poco de esperanza.

Sin embargo, sucede a veces que nuestros gestos y nuestras palabras no reflejan el amor y la buena voluntad que habitan en nuestro corazón. En ocasiones nos arriba de ser impacientes, de ser coléricos, y de ser indiferentes. A veces, mismo nosotros mismos nos decepcionamos de nuestro comportamiento.

Hoy, tomémonos el tiempo de mirar al interior de nuestro corazón y de reflexionar juntos en aquello que nos gustaría cambiar en nosotros mismos con el fin de llegar a ser instrumentos de paz y de luz en nuestros ambientes de vida, de estudio y de trabajo.


REFLEXION  2

Las tres lecturas de este segundo domingo del adviento nos invitan a prepararnos bien para la venida del señor. Isaías subraya la necesidad “de aplanar el camino, de que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale ...”     
Pedro y Juan Bautista agregan que es importante “convertir (cambiar) nuestro corazón”. Nos es necesario embellecer nuestra casa para acoger bien al Señor.

Qué podremos nosotros cambiar para ser más fraternales, mas cristianos, mas humanos? 

Juan no va al desierto para sentarse y quedarse en silencio. Él ha vivido una conversión profunda e invita a los otros a hacer lo mismo. Él sabe que el contacto con Dios puede transformar nuestra vida y devolvernos  la alegría y la esperanza.

El desierto puede tomar formas diferentes: un lugar retirado donde puede ser posible escuchar las voces interiores, una iglesia y su comunidad cristiana que nos invitan al recogimiento y al compartir, un grupo de reflexión donde se construye con otros nuestra visión del mundo, un sitio internet que abre nuevos horizontes y nos pone en contacto con otros buscadores de sentido, una obra de arte o una pieza musical que nos lleva a ir más lejos al interior de nosotros mismos, etc.

El desierto es el lugar que nos permite disminuir el volumen de los ruidos discordantes que nos agreden por todas partes. Es el ambiente que nos pone en posición y o disponibilidad  de escucha, de vigilancia y de espera.

Todas las esperas no son benéficas y algunas no sirven para nada.
En la bella pieza de teatro “Esperando a Godot” de Samuel Becket, algunas personas están sentadas en el suelo y hablan, durante toda la obra, de la próxima venida (llegada) de Godot. Ellos remarcan la importancia de su venida. Cerca del final, alguien entra y les dice que Godot ha llegado al pueblo vecino. Uno de los personajes exclama: “es necesario ir a su encuentro…” Pero nadie se mueve. Ellos permanecen sentados y continúan hablando mientras que el telón baja y que la pieza llega al final. Una tal espera pasiva, llena de conversaciones vacias, no sirve absolutamente para nada, dice Becket.

Existe por fortuna otro tipo de espera, que pone a la gente en pie y provoca el compromiso, la planificación constructiva, la esperanza abierta en el futuro, y la alegría comunicativa. Es por ejemplo, la espera de los padres que se preparan para el nacimiento de un hijo. Ellos pintan y decoran el cuarto, encuentran una cuna, un mecedor, compran vestidos para el bebé que va a nacer, se alegran con sus parientes y amigos y hasta celebraran un “baby-show”. Ellos hacen todo lo necesario para que este nacimiento sea celebrado en la alegría. Es un modelo o ejemplo de la espera de la cual habla el evangelio.

Navidad, es la más grande fiesta del año. Hace falta prepararla bien. Es la fiesta de la venida de Dios entre nosotros. “Preparen los caminos del Señor, aplanen su ruta”. Sin este esfuerzo, nosotros arriesgamos de dejarnos encandilar por las grandes luces de promoción de  los centros comerciales y de perdernos por completo la venida del Señor. Como lo dice Juan Bautista, Dios vendrá a nuestra casa si le preparamos el camino. En nuestro país montañoso, de muchos accidentes geográficos, sabemos que preparar una ruta exige mucho trabajo.

Sobre la ruta de nuestra vida, el tiempo ha multiplicado los huecos, los pequeños montículos…Hay desnivelaciones muy acentuadas. Se trata entonces de enderezar, aplanar, reparar, iluminar, repavimentar.

Nosotros estamos hoy invitados a mirar nuestra vida para ver lo que debe ser mejorado o reconstruido de nuevo, con el fin de permitir al Señor de llegar hasta nosotros. Que es lo que podremos cambiar para ser más fraternales, más cristianos, más humanos?

El adviento es un tiempo de espera, de preparación, de conversión. Se trata de darle la espalda al pasado y de apostar en el presente y en el avenir, de cambiar la visión que tenemos de nosotros mismos con el fin de llegar a ser mejores. Es un asunto del corazón. Es una invitación a “preparar los caminos del Señor”.


ORACION:

Hoy, te pedimos Señor, Tú que eres el Salvador y el amigo de la humanidad, permítenos ser los testigos de tu amor cerca de todos aquellos y aquellas que tu pones en nuestra ruta. Amen.


REFERENCIAS:

http://betania.es

http://prionseneglise.ca
Pequeño Misal "Prions en Église" , edición quebequense, diciembre 4 2011.

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

GUIA DE ADVIENTO PARA LAS ESCUELAS de ONTARIO (Quebec)
l’Office provincial de l’éducation de la foi catholique de l’Ontario (OPÉCO)
http://banque.opeco.ca/ps/trousses/avent_2011/avent_2011_complete.pdf

http://cursillos.ca
http://dimancheprochain.org






30 de Noviembre: San Andrés, apóstol


EL CARISMA DE ANDRÉS



Texto del Evangelio (Mt 4,18-22):

En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.

REFLEXION

El apóstol Andrés de quien celebramos hoy su fiesta, con seguridad podríamos decir que no mediría las consecuencias de su iniciativa al presentar su hermano Simón (Pedro) a Jesús.

EL evangelista San Juan cuenta que el mismo día de su primer encuentro con Jesús, Andrés le habla de su hermano y programa una cita: “él lo trae a Jesús”, dice el texto (Jn 1,42). Conocemos lo que sigue. Jesús lo convertirá en la roca que fortalecerá la fe de los otros. Andrés ha comprometido su futuro (su porvenir) y el de su hermano al seguir a Jesús.

Hay personas que tienen el carisma de Andrés. Yo pienso por ejemplo en aquellos que apadrinan los nuevos miembros dentro de los nuevos movimientos eclesiales,  en aquellos sacerdotes que han hecho promoción vocacional y animación misionera al acercarse a chicos que tienen potencial para devenir sacerdotes o consagrados.

Pienso en los catequistas que hacen conocer al Señor con sus enseñanzas y ejemplo vivo, pienso en los acompañantes espirituales, en los escritores espirituales, en los abuelos que hablan de Jesús a sus nietos. Y después también, pienso en todas esas personas que por su simplicidad y entrega, hacen posible el encuentro entre creyentes enfrentados a diversas pruebas y los que buscan a Dios.

En el fondo,  como Andrés, son todos aquellos que transmiten las  ganas o el deseo  de arriesgar el futuro como discípulos y apóstoles.

Andrés, en este día te pedimos, fortalece y sostén aquellos y aquellas que ejercen tu carisma. Amen.