lunes, 13 de octubre de 2008

La voz del CRIDEC sobre la situación de MARMATO



CRIDEC es el Consejo Regional Indígena de Caldas.
Publico acá dos de sus comunicados de lo que piensan y denuncian acerca de la situación que se cierne sobre el Pesebre de Oro Colombiano...

Y usted qué opina?

Miércoles 07 de Marzo de 2007

EXPLOTACIÓN MINERA DE COMPAÑÍA CANADIENSE PONE A MARMATO EN RIESGO DE DESAPARECER

Marmato es patrimonio cultural e histórico de la nación.
Cuenta con 11.000 habitantes. El 56.5% es población afrocolombiana y el 16.7% indígena.

Marmato es un municipio del occidente del Departamento de Caldas,
poblado por los españoles desde 1538, y se encuentra ubicado en una
montaña de gran riqueza en oro.

Desde el año 2005 la compañía canadiense “Colombia Goldfields Limited”
concertó con el Gobierno colombiano un megaproyecto de explotación
minera, a fin de extraer 5 millones de onzas de oro (150 toneladas) que
calcula yacen debajo de Marmato. La empresa “Mineros de Caldas”,
sucursal de la “Colombia Goldfields” ha comprado el 70% de las minas
legales y planea expropiar 150 minas que están sin legalizar. Mina
comprada es mina que se cierra, dejando sin empleo a 30 personas por
mina.

El proyecto de la compañía es hacer una explotación a cielo abierto,
como se explota el carbón en El Cerrejón (Guajira), pero esto significa
demoler un pueblo de 470 años de historia y destruir un territorio
multiétnico, por lo que en menos de 10 años sólo se verá un gran hueco
donde ahora existe Marmato.

Pero el Gobierno no ha informado del proyecto a la población, y por el
contrario está obligando a desocupar el casco urbano de Marmato con el
argumento que el pueblo está en alto riesgo de que se derrumbe el cerro,
basándose en que en 2006 hubo una mediana avalancha. Hoy se improvisa la
construcción de un nuevo pueblo en la parte baja de la montaña, sin
consultar con la comunidad.

De esta manera el Gobierno le hace el favor a la compañía multinacional
de desocuparle la montaña, ahorrándole los costos de traslado del
pueblo, abaratando el precio de las minas que le faltan por comprar,
escudándola de la opinión pública, aminorándole los impactos
ambientales, eximiéndola de las restricciones del Código de Minas,
evitándole cumplir la consulta con indígenas y afrocolombianos, etc.

DENUNCIAMOS LA MALA FE DEL ESTADO COLOMBIANO
RECHAZAMOS QUE SE AGOTE EN 10 AÑOS UNA RESERVA DE 200 AÑOS
EXIGIMOS CONSULTA PREVIA A INDÍGENAS Y AFROCOLOMBIANOS
EXIGIMOS UN ESTUDIO INDEPENDIENTE DE RIESGO GEOLÓGICO


Luis Arbey Gañan
Presidente CRIDEC.
TEL: 096 859 02 21
cel: 315 782 69 07
cridec@telecom.com.co
CONSEJO REGIONAL INDÍGENA DE CALDAS (CRIDEC)
PRO-DEFENSA DE MARMATO


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Rechazo al Acuerdo presentado por el Alcalde Municipal de Marmato para trasladar el pueblo
Consejo Regional Indígena de Caldas CRIDEC - 25 de sep/2008

Comunicado donde se denuncia la maniobra del Alcalde Municipal de Marmato para favorecer los intereses de la multinacional Colombia Goldfields.
CONSEJO REGIONAL INDÍGENA DE CALDAS (CRIDEC)

RECHAZAMOS EL ILEGAL PROYECTO DE ACUERDO Nº 010 PRESENTADO POR EL ALCALDE MUNICIPAL DE MARMATO PARA TRASLADAR EL PUEBLO PARA LA VEREDA “EL LLANO”, COMO UNA MANIOBRA PARA FAVORECER A LA COMPAÑÍA MULTINACIONAL COLOMBIA GOLDFIELDS



El Consejo Regional Indígena de Caldas (CRIDEC) manifiesta ante el pueblo caldense y ante la opinión pública nacional e internacional su absoluto rechazo a la presentación por el señor URIEL ORTIZ CASTRO, alcalde de Marmato (Caldas) al H. Concejo Municipal de esa ciudad del Proyecto de Acuerdo Nº 010 del 9 de agosto de 2008, “por medio del cual se autoriza al Alcalde para organizar el territorio, ejecutar otras actuaciones respecto a terrenos destinados al proyecto de reubicación de viviendas, comercio e instituciones en el sector ‘El Llano’”, poniendo a Marmato al borde de su desaparición física.

Destacamos de manera especial la gravedad que implica la presentación del Acuerdo Nº 010, ya que indica que la primera autoridad del municipio ha dado el brazo a torcer en la resistencia que la población, incluidas sus autoridades, habían sostenido por varios años al traslado de este antiguo pueblo minero multiétnico y patrimonio histórico y cultural de los colombianos, frente a las presiones del macroproyecto de explotación minera a cielo abierto que pretende hacer la compañía canadiense Colombia Goldfields, por medio de su subsidiaria Compañía Minera de Caldas S.A.

Recordamos a la opinión pública que desde 1998 la compañía multinacional ha detectado debajo del casco urbano de Marmato la existencia de un yacimiento de cinco (5) millones de onzas de oro, para cuya explotación el método más barato es a cielo abierto, lo cual implica la destrucción del pueblo de Marmato y su traslado a otro lugar.

Este macroproyecto fue planteado por la compañía con este alcance en reuniones sostenidas en Medellín por Ian Park, presidente de la Compañía Minera de Caldas, con Julián Villaruel, director general de Ingeominas, y Fabio Valencia Cossio, alto consejero de la Presidencia de la República, y hoy Ministro del Interior y de Justicia (Artículo “El Cerrejón del Oro”, El Colombiano, 12 de diciembre de 2005).

En ese entonces, "el director general de Ingeominas, Julián Villaruel, le manifestó a este diario que 'Marmato es una región que hace más de 100 años ha venido siendo explotada de una manera artesanal. Hoy existen grandes firmas internacionales que quieren volverla una gran explotación a cielo abierto, pero para ello habría que trasladar el pueblo. Esto demandaría inversiones del orden de 8 a 10 millones de dólares'".

De acuerdo con el Código de Minas, si la explotación minera implica el traslado de poblaciones, el costo del traslado y las indemnizaciones respectivas corren por cuenta de la compañía interesada.

Sin embargo, para evitarle este costo a la inversión extranjera, los Gobiernos nacional y departamental han acudido a un pérfido argumento distinto del macroproyecto minero para justificar el traslado del pueblo.

Esta injusticia, que implica desintegrar étnica, social, cultural y económicamente una comunidad donde el 56.5% de los habitantes son afrodescendientes y el 16.7 indígenas, los cuales nunca han sido consultados en los términos del Convenio 169 de la OIT y de la Ley 99 de 1993, está siendo justificada oficialmente con el argumento de que el pueblo de Marmato está ubicado en Zona de Alto Riesgo.

A mediados de 2007, en reunión llevada a cabo en el templo parroquial, el ingeniero Pablo Medina, asesor para el tema de Marmato en la administración departamental anterior, hizo alarmantes llamados a los habitantes a desocupar de inmediato el pueblo, comparando la situación de Marmato con la avalancha del Nevado del Ruíz que sepultó al municipio de Armero en 1985.

Pero los portavoces del riesgo han tropezado con los reiterados conceptos técnicos de la Corporación Autónoma de Caldas (CORPOCALDAS), los cuales definen que la montaña es de conformación geológica firme, lo cual excluye el riesgo estructural, pese a los múltiples socavones excavados en 500 años de explotación minera artesanal.

Al mismo tiempo, los estudios y observaciones técnicas dejan en claro que realmente existe un riesgo alto en la parte alta de la población, el centro histórico, de carácter antrópico (es decir, de origen humano e institucional), producido por el mal manejo que hacen los mineros de los materiales estériles (desechos), que con cualquier aguacero son arrastrados por las vertientes, y, lo que es más grave, por la omisión del Estado en construir las obras de mitigación respectivas y en ejercer control sobre la minería en la zona, abandonada a su suerte desde el retiro de Mineralco hace una década.

Los estudios demuestran, igualmente, que la parte urbana de Marmato ubicada alrededor de la iglesia, y donde se localizan las instituciones, el comercio y la vivienda, no están en alto riesgo.

De otra parte, como lo reconoce el alcalde en la Exposición de Motivos del proyecto de Acuerdo, Marmato está pendiente de que el Ministerio del Medio Ambiente realice las modificaciones al Esquema de Ordenamiento Territorial Municipal (EOTM), lo cual implica que el Concejo Municipal no tiene en este momento competencia jurídica para “ordenar el territorio”, por lo que el proyecto de Acuerdo es manifiestamente ilegal.

Es evidente que si el alcalde, en su prisa por trasladar el pueblo, no da espera siquiera a que las instituciones colombianas definan el EOTM, su conducta obedece a hacerle el favor a la compañía multinacional de desocuparle la montaña lo más pronto posible.

Se dice en la Exposición del Motivos del Proyecto 010 que por la espera Marmato está perdiendo unos recursos, “lujo que ningún municipio del país puede darse”, pero de lo que no puede darse el lujo un alcalde, sobre todo popularmente elegido, es dejar desaparecer su municipio sin agotar todos los recursos al alcance para su salvación, y sin garantizar –en último término- condiciones dignas para la reubicación.

Como puede observarse del contenido del proyecto de Acuerdo presentado al Concejo, las medidas propuestas no obedecen a ninguna planificación ni los meros recursos del Municipio bastarían para costearlo, por lo que su eventual aplicación sólo agudizará el hacinamiento y la tugurización de la vereda El Llano, en que se ha convertido el improvisado plan de contingencia conque los Gobiernos Nacional y Departamental ha afrontado el desplazamiento forzado de la población de Marmato.

Finalmente, el Consejo Regional Indígena de Caldas no entiende la política minera del Gobierno del dr. Álvaro Uribe Vélez, que en casos como este insiste en ejecutar un proyecto de altísimo costo social a cambio de un beneficio de apenas 1% de regalías para la Nación (8 dólares y 38 centavos por cada onza extraída, sobre un valor actual de 838 dólares la onza de oro).

COMITÉ EJECUTIVO

Riosucio, 29 de agosto de 2008

CC: -Cabildo Indígena Cartama de Marmato
-Alcaldía Municipal de Marmato
-Comité Cívico Pro-Defensa de Marmato
-Gobernación del Departamento de Caldas
-Congreso de la República
-Ministerio de Minas
-Ministerio de Cultura
-Ministerio del Ambiente y Vivienda
-Dirección de Etnias del Ministerio del Interior y Justicia
-Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC)
-Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia
-Tribunal Internacional de los Pueblos
-Organización Internacional del Trabajo (OIT)
-Medios de comunicación

CONSEJO REGIONAL INDÍGENA DE CALDAS CRIDEC

UNIDAD – TERRITORIO – CULTURA – AUTONOMÍA
Cra. 8ª Nº 8-10. Tel: (6) 859 21 66. Riosucio, Caldas.
cridecmarmato@yahoo.es

POR QUE ESTAN DESPLAZANDO A MARMATO?



Lunes 14 de enero de 2008

Millones de colombianos viven en condiciones de riesgo. Desde hace décadas, en cada invierno, más y más zonas habitadas se inundan y aumentan los deslizamientos de tierra que aplastan a las gentes, otras comunidades esperan la catástrofe en las laderas de volcanes activos y deben pasar del 80 por ciento del total las edificaciones construidas sin técnicas de sismorresistencia. En Armero murieron 25 mil personas en una matanza anunciada que pudo evitarse y en Manizales, por ejemplo, hay 2.700 viviendas en montañas que nunca debieron edificarse. Y no ha habido un solo responsable por unos desastres que algunos llaman “naturales” pero que son más políticos y sociales, y que se aprovechan para hacer demagogia mal atendiendo damnificados.

En contraste, en silencio avanza la erradicación del casco urbano de Marmato, Caldas, una población en la que nunca ha habido un muerto por inundación, deslizamiento o temblor. Ya hace tres décadas, Ingeominas declaró la población como “zona de riesgo”. Muy acuciosa, en 2006, la Oficina de Asuntos Ambientales y Agrarios de la Procuraduría, mediante tutela, le exigió al Tribunal Administrativo de Caldas declarar la zona como “de alto riesgo” y ordenar su evacuación y reubicación, despropósito que el Tribunal rechazó. Y son bastantes las presiones y las platas usadas por la Gobernación de Caldas para trasladar el municipio a un punto llamado El Llano, donde ya construyeron unas cuantas viviendas y pasaron la Notaría, la Registraduría y la Personería.

¿Qué empuja trasladar una población de 470 años, habitada por dos mil habitantes, incluidos afrodescendientes e indígenas, y que en 1982 fue declarada Patrimonio Histórico de la Nación? ¿Por qué destruir las edificaciones donde hay 315 residencias, 58 negocios, 18 locales y 23 instituciones (colegio, iglesias, alcaldía, etc.), así como la cultura de una comunidad sui géneris que se resiste a que destruyan el sitio donde ella y sus mayores formaron sus hogares y tradiciones? ¿Cuál es la norma que autoriza este desplazamiento forzado? ¿Por qué en este caso sí se preocupan por un riesgo que ha sido evidentemente exagerado?
El “crimen” de los marmateños es que el poblado queda en las faldas de El Burro, un cerro donde la trasnacional canadiense Colombia Golfields Limited, propietaria de la Compañía Minera de Caldas, espera extraer 375 mil libras de oro a partir del 2011, mediante una explotación a cielo abierto de descomunal impacto ambiental que seguramente exigirá erradicar también, pero más adelante, buena parte del resto de los 8.500 habitantes del municipio. El área afectada llega a 32 mil hectáreas y cubre el vecino municipio de Caramanta, Antioquia.

Para apoderarse del oro de Marmato, que se extrae desde antes de la conquista española, la Colombia Golfields ha comprado los derechos de cerca de 100 pequeños mineros y espera sacar mediante argucias a otros 150, a pesar de que esa área fue declarada en 1954 como de pequeña minería, en tanto se dejó otra zona, que sería raro que la empresa no monopolizara luego, para las explotaciones mayores. Al decir de un marmateño, se emplean “amenazas apocalípticas de desastre total, mientras la multinacional va comprando a precios ridículos las posesiones centenarias”, incluidas las edificaciones del casco urbano. Y para presionarlos también se quitó la autoridad minera del municipio, se suspendió la legalización de 150 nuevas minas en trámite y les entraban la consecución de la dinamita que requieren sus trabajos.
El vicepresidente de la Compañía Minera de Caldas le escribe al ministro de Minas, Hernán Martínez (dic.01.06), que el proyecto exige “integrar” 250 minas, que ello es “una responsabilidad del Ministerio a su cargo” y que requiere que “suspenda la titulación en la zona” y sea “flexible” con las “causales de suspensión” de las explotaciones actuales. ¿Será casual que se tramite en el Congreso una reforma al Código de Minas pro gran minería, que incluye la integración de las pequeñas explotaciones con las grandes y permite expropiar en apenas treinta días cualquier edificación que le estorbe a un negocio minero? ¿Es falso que el traslado del pueblo “cuenta con el respaldo del gobierno”? (www.valoro.net/article.php?sid=86).
Y por unos daños de costos incalculables la trasnacional pagará regalías de solo el uno por ciento, porque la ley las ordena de apenas el cuatro por ciento y porque al quedarse con los derechos de los pequeños mineros se ganó una exención del 70 por ciento.

CARTA SOBRE LA PRETENSIÓN DE DESTRUIR A MARMATO Y SOBRE QUIÉN PAGA EL DESPLAZAMIENTO
Jorge Enrique Robledo

Jorge Enrique Robledo, Bogotá, 25 de febrero de 2008

Doctor
MARIO ARISTIZÁBAL
Gobernador de Caldas

Doctor
HERNÁN MARTÍNEZ
Ministro de Minas


Cordial saludo:
Fue lamentable que ustedes no hubieran asistido al foro que se realizó el jueves 21 de febrero pasado en Marmato, para tratar la amenaza de desplazamiento de la que son víctimas los habitantes del casco urbano de ese importante municipio de Caldas. Les resumo, entonces, mi punto de vista sobre el caso.
La trasnacional canadiense Colombia Goldfields –propietaria de la Compañía Minera de Caldas– tiene el derecho a comprar, como en efecto ha ocurrido, las minas de los pequeños mineros de Marmato. Y también tiene derecho a aspirar a que esas explotaciones se sustituyan, como es su propósito, por un proyecto de gran minería de cielo abierto, que incluye destruir el casco urbano de Marmato y algunas de sus áreas aledañas y desplazar a sus habitantes.
Pero –y este pero debe ser valorado en toda su importancia– los habitantes de Marmato también tienen derechos que deben ser respetados y, en especial, informados y protegidos por las autoridades departamentales y nacionales, pues ellos son la parte débil en la contradicción que afrontan con Colombia Goldfields. Entre los derechos que los marmateños pueden esgrimir está el de oponerse a cualquier explotación minera que les destruya su pueblo o exigir que el casco urbano del municipio se reemplace por uno nuevo que se construya, con las mejores calidades urbanísticas y arquitectónicas, en un nuevo sitio, tal y como se hizo –y es solo un ejemplo– con Guatavita, Cundinamarca, o proponer otra alternativa diferente. Pero, repito, tienen derechos y tienen el de hacerlos valer de acuerdo con sus convicciones, las cuales tendrán que ser tenidas en cuenta cuando la empresa tramite la licencia ambiental ante el Ministerio de Medio Ambiente, obligatoria si quiere montar una nueva explotación de oro en Marmato.
Es lamentable entonces, y repudiable, que luego de 22 años de presiones para destruir el casco urbano de Marmato, ningún gobierno les haya hecho una propuesta seria a sus habitantes sobre qué se hará con ellos, mientras las trasnacionales –otras, antes, y ahora Colombia Goldfields– sí los han presionado para que vendan sus minas y se desplacen. Espero que no vaya a decirse que constituye una propuesta seria haber construido unas cuantas casitas en El Llano, en la parte baja del municipio, para que los marmateños acepten que les destruyan su pueblo y se trasladen allí. Y ojalá el gobernador de Caldas, que acaba de posesionarse, no siga el camino de sus antecesores.
De otra parte, se discute si la supuesta necesidad de destruir a Marmato y desplazar a sus habitantes obedece a que están en una zona de riesgo por avalancha o a que en su subsuelo existe un yacimiento de oro que una trasnacional quiere explotar. Con franqueza les digo que es curioso que en un país donde casi todos sus habitantes están en algún tipo de riesgo –inundación, sismo, erupción volcánica o avalancha–, sin que ningún gobierno haga nada de fondo por atenderlos, ocurra que sí haya tanta preocupación por la suerte de los marmateños, los únicos que viven encima de una mina de oro. Habrá que mirar, con todo detalle científico y teniendo en cuenta el peligro de corrupción, cuál es el verdadero nivel de riesgo y por qué razones, cuántas y cuáles son las edificaciones amenazadas y qué debe hacerse con ellas, porque bien extraño sería que el riesgo natural coincidiera exactamente con lo que le conviene a la trasnacional.
La discusión sobre qué motiva destruir a Marmato y desplazarlo guarda otra implicación que ustedes no pueden dejar de considerar, en razón de sus graves consecuencias. Porque si el desplazamiento es por riesgo de avalancha, los costos del traslado deberá pagarlos el Estado, pero si es por negocio minero, dichos costos deberá asumirlos la empresa que se enriquecerá con la erradicación. Y estamos hablando de una suma enorme, del orden de 40 mil millones de pesos, dado que hay construir todo un pueblo con unas 300 edificaciones (viviendas, iglesia, escuela, colegio, hospital, alcaldía, etc.).
Quedo a la espera de sus comentarios a esta carta y desde ya los invito al debate que sobre este tema realizaré, en fecha que se definirá luego, en la Comisión Quinta del Senado.

Atentamente,
JORGE ENRIQUE ROBLEDO
Senador de la República
C.C.
Procurador General de la Nación, Contralor General de la República, ministro de Medio Ambiente

LA DESGRACIA DE MARMATO?

(ARTÍCULO TOMADO DE LA REVISTA SEMANA)
Sábado 27 Octubre 2007

Este municipio se construyó sobre una montaña donde brota el oro, pero irónicamente el metal precioso que soporta su economía, es hoy su principal amenaza.

A1.310 metros de altura sobre el nivel del mar está 'colgado' un pesebre de oro. Es el municipio más pequeño del departamento de Caldas, tiene 40 kilómetros cuadrados de extensión, está ubicado en una de las estribaciones de la cordillera Occidental y su riqueza aurífera lo hace brillar.

Pero el mismo oro que le da riqueza es a la vez su mayor amenaza. Marmato, un pequeño pueblo de 9.800 habitantes, vive bajo el peligro constante de un gran derrumbe. La explotación minera del lugar, que se lleva a cabo desde mediados del siglo XVI por iniciativa de los españoles, ha debilitado la capa vegetal de la montaña y provocado deslizamientos como el ocurrido en 2006 cuando un 'bocado' de tierra sepultó la plaza principal y 92 casas. Aún quedan 1.200 viviendas que podrían ser víctimas de otra avalancha.
A pesar de la amenaza, la vida en el pueblo continúa con una aparente normalidad. Nada parece afectar el ritmo de ese mercado persa que es su calle principal, una vía de dos cuadras en la que convergen los ricos y los pobres, los comerciantes y las prostitutas, los políticos y los campesinos, y por la que pasan motos, jeeps, chivas, camiones y las fieles mulas. Pero no hay verdaderas calles en Marmato, un municipio que fue creciendo sin planeación, donde las casas se construyeron cerca de los lugares de trabajo: las minas.

Y estas, que suman más de 230, generan 1.500 empleos y son la seña particular del municipio; aunque producen 3.200 millones de pesos de regalías al año, son las culpables de los deslizamientos de tierra en el pueblo. La fiebre del oro trae sus peligros. Por eso algunos de los habitantes de esta región dorada han optado por reubicarse en el Nuevo Marmato, que surgió en la parte plana de estas tierras con el medio centenar de familias afectadas por la primera avalancha.

Sin embargo, muchos de sus pobladores ven con escepticismo esta reubicación; algunos afirman que lo que se pretende es alejarlos de sus minas para que otros, extranjeros, las exploten. Esa es la tesis de la poeta Custodia Ortiz, una mulata de 60 años que nació y se crió en Marmato. Para ella, la riqueza del pueblo se convirtió en su mayor desgracia: "Nos quieren echar de aquí y nos van a quitar las minas".

Marmato, al que se ha llamado 'pueblo de oro anclado en las montañas', ese que habitaron los indígenas cartamas (que se dedicaban a la extracción del mineral), sigue ahí, haciendo equilibrio sobre la montaña y sobreviviendo de la minería mientras la tierra resista, mientras la loma aguante y no se venga abajo.


ARTICULO DEL DIARIO ECONOMICO DE COLOMBIA: LA REPUBLICA
Los 8.400 marmateños están parados, literalmente, sobre una mina de oro que han explotado artesanalmente por 500 años. El problema es que el metal y el hombre no podrán convivir juntos cuando allí se de una explotación empresarial.

La población, con 472 años de historia, deberá ser reubicada si los estudios de exploración que está realizando la Compañía Minera de Caldas S.A. (CMC), filial de la canadiense Colombia Goldfields Limited, le indican que la mejor forma de explotar la mina de oro de Marmato (Caldas), es a cielo abierto, como el propio presidente de la firma de Canadá, Ian Park, lo sospecha.

El eventual traslado del pueblo es, sin duda, una papa caliente que deberá asumir la Gobernación de Caldas, pero mientras tanto Colombia Goldfields reveló sus planes.

Park dijo que están en una etapa de exploración minera que les ha permitido perforar 39.750 metros de un total de 60.000. De 12.186 metros que la firma ha analizado en laboratorio, mediante perforaciones, se ha inferido un recurso de 2,6 millones de onzas de oro, que pagadas a 800 dólares establecen un negocio por la no despreciable suma de 2.000 millones de dólares.

Pero esto puede ser sólo la punta del iceberg. Debajo de Marmato y de sus alrededores, el empresario tiene la esperanza que existan entre cinco y 10 millones de onzas (en promedio 350.000 onzas al año para una explotación a 20 años), que mal contadas al precio del metal de hoy, valen entre 4.000 y 8.000 millones de dólares.

Si esa cantidad se comprueba, Marmato pasará a ser la segunda mina más grande de Colombia -la primera es la hallada recientemente en el Tolima- y una de las cinco más importantes de América Latina.

Los planes de la Compañía Minera, que sólo está a la espera del permiso del Gobierno para asumir la propiedad y el control de Mineros Nacional que adquirió en una subasta por 35 millones de dólares, es terminar este año la fase de exploración y obtener el permiso ambiental en menos de dos años para empezar la construcción de la mina. Hacia 2013 estaría explotando el recurso. El Gobierno viene trabajando la posibilidad de declarar el territorio como zona franca minera que sería la primera del país.

Por ahora la Compañía Minera de Caldas ha adquirido 144 minas, no todas legalizadas, de la parte alta de Marmato (cerro El Burro) -donde está autorizada la explotación de subsistencia o artesanal que realizan los propios habitantes del pueblo-. En éstas invirtió cerca de 25 millones de dólares. Otras 50 ó 60 minas en la misma zona aún quedan pendientes.

Marmato está divido por decreto en dos zonas de explotación: la alta para la minería artesanal o de subsistencia y la baja para la mediana o gran minería.

Esta última explotación subterránea la tiene Mineros Nacionales con cerca de 800 empleados, que pasará a manos de los canadienses una vez la CMC tome posesión.

La compañía señaló que ha invertido en este megaproyecto 60 millones de dólares, pero la iniciativa completa puede llegar a 500 millones de dólares.

Traslado en el limbo
El ex diputado Óscar Gutiérrez dice que no está claro si el traslado del municipio lo asumirá el Estado o la firma explotadora, como tampoco las implicaciones ambientales que demanda una mina a cielo abierto. A esto se agrega el hecho de que el pueblo fue declarado Monumento Histórico Nacional. La gerente del Proyecto Marmato de la Gobernación, Patricia Gómez, dijo que en la agenda no está un eventual traslado del pueblo completo por una exploración a cielo abierto. "Por ahora lo único que hay son especulaciones. No existe en la Unidad de Delegación Minera de Caldas, un proyecto radicado por la Compañía Minera de Caldas que indique que va a hacer exploración abierta porque apenas está en la fase de exploración", dijo al agregar, que si eventualmente se da una explotación minera a cielo abierto, si bien la obligación es de la Gobernación, la compañía debe también correr con los gastos.

tOMADO DE LA PAGINA WEB:

http://www.larepublica.com.co/archivos/MACRO/2008-09-01/marmato-una-mina-de-oro-de-hasta-us-8000-millones_52797.php

10 días en el pesebre de oro colombiano: Marmato (Parte III)



HIMNO DE MARMATO
I
Es Marmato pueblo de mineros
Que aun buscan el filón con ardor
Negros titanes picapedreros
Y de sus campos hermoso verdor

II

De poetas Marmato es la cuna
A su cerro adorna el socavón
Sus entrañas guardan gran fortuna
Que son divisas de nuestra nación
III
Los moragas fueron su destino,
Frentes y vetas en labor están
Triturando los oros el molino
El patrimonio a sus hijos le dan
IV
Es Marmato pesebre en la cima,
Una montaña rica en mineral
Caparrosas, piritas y minas
Centro aurífero y colonial


Fue mucho lo que observé, viví y reflexioné sobre esta tierra, pero no puedo dejar a un lado esta experiencia de encuentro, sin invitarlos a ustedes , queridos lectores ,a conocer y tomar posición sobre una situación o realidad de este pueblo y sus habitantes y sobre la cual los medios de comunicación social hablan muy poco; en resumen les digo que se pretende hacer algo injusto, puesto que como siempre en este país se presta más interés a los asuntos de plata que a los asuntos humanos, culturales y por ende sociales.Para que comprendan más ampliamente lo que les quiero decir , dejaré que sea otros más avezados sobre el tema , y a la vez más comprometidos para que les narren también a través de este mi blog, lo que está pasando con el Pesebre de Oro Colombiano y sus habitantes…
Primero el testimonio del cineasta LISANDRO DUQUE, quien en noviembre pasado visitara esta región. Aquí el aparte final de una de sus columnas en el Espectador, escrita en enero pasado:

“…De lo que quiero ocuparme es de un hecho que percibí desde cuando llegué a Marmato hace apenas tres meses: sus habitantes temen que el pueblo les va a ser borrado del mapa. Esa amenaza se deriva de la venta que hizo Mineros Nacionales, por 35 millones de dólares, de sus derechos a la transnacional canadiense Colombia Goldfields. Los nuevos propietarios quieren explotar “a cielo abierto”, lo que significará tirar por el rodadero las casas de la cumbre y echárselas encima, junto con la montaña, al resto del municipio. Un Armero deliberado e insaciable para el que no sería necesario un volcán próximo.

Pero como no todo lo que brilla es oro, los marmateños aman su pueblo y están parados en la raya de que no van a dejarse bajar de su nube, ni de más arriba. El debate es cultural y literalmente de altura.

De momento, cito al senador Jorge Enrique Robledo, quien sobre este caso hará un debate en el Congreso:

“Se discute si la supuesta necesidad de destruir a Marmato y desplazar a sus habitantes obedece a que están en una zona de riesgo por avalancha o a que en su subsuelo existe un yacimiento de oro que una trasnacional quiere explotar. (…) Curioso que en un país donde casi todos sus habitantes están en algún tipo de riesgo —inundación, sismo, erupción volcánica o avalancha—, sin que ningún gobierno haga nada por atenderlos, ocurra que sí haya tanta preocupación por la suerte de los marmateños, los únicos que viven encima de una mina de oro. Habrá que mirar cuál es el verdadero nivel de riesgo y por qué razones, cuántas y cuáles son las edificaciones amenazadas y qué debe hacerse con ellas, porque bien extraño sería que el riesgo natural coincidiera exactamente con lo que le conviene a la trasnacional. La discusión sobre qué motiva destruir a Marmato y desplazarlo, guarda otra implicación. Porque si el desplazamiento es por riesgo de avalancha, los costos del traslado deberá pagarlos el Estado, pero si es por negocio minero, dichos costos deberá asumirlos la empresa que se enriquecerá con la erradicación. Y estamos hablando de una suma de 40 mil millones de pesos, dado que hay que construir todo un pueblo con unas 300 edificaciones (viviendas, iglesia, escuela, colegio, hospital, alcaldía, etc.)”.

Siquiera se murió mi abuelo.

10 días en el pesebre de oro colombiano (Parte II)


Y sigo con el cuento de MARMATO.
En verdad fue una corta estadía, pero hice lo posible por vivir con intensidad cada día.
En mi calidad de sacerdote, tuve la oportunidad de abrir puertas y suscitar confianza entre algunas familias…Hice a la vez, el encuentro espontáneo de varios jóvenes sobretodo “mototaxistas” que me transportaron de un lugar a otro. Así fue como visite varias veces el corregimiento de San Juan, descendí al llano y monté a una de las veredas más bellas “LA Cuchilla” en límites con caramenta y conocí una de las minas más grandes y organizadas del municipio, ubicada en el sitio conocido como “La Palma”, y cuya razón social es MINEROS NACIONALES.
El jueves 25 de septiembre exactamente se me dio la oportunidad de incursionar en las minas, gracias a la invitación y el coraje de la señora Gloria Valencia quien es la encargada de Recursos humanos en dicha empresa. El ingeniero Cesar Cano, también paisa, fue mi guía por los recovecos de las minas, donde puede contemplar la realidad de esos topos humanos que día a día desafían a la muerte, exponiéndose con riesgo a derrumbes de tierra que los puede tapar, a las contusiones que pueden sufrir por un desafortunado golpe o una mal esquivada de maquinas y pequeños trenes.
Don César Cano , mientras me acompañaba me describía a la vez el funcionamiento de la mina, la manera cómo se desarrolla cada actividad. En la mina trabajan alrededor de 700 personas, sólo hombres adultos. Ellos se reparten en tres jornadas diarias de 7 de la mañana a 3 de la tarde , de 3 a 11 de la noche y de 11 de la noche a 7 de la mañana.
A medida que íbamos encontrando a los mineros solos en grupos, don César me presentaba como el padrecito que estaba en Marmato, unos pocos se les ocurría solicitarme la bendición para ellos, mientras otros me sugerían que repartiera bendiciones mientras recorría las minas.
Las tierras sobre las que se levanta el municipio, conocido eufemísticamente como el Cerro de Oro, ya que la explotación del metal viene desde tiempos precolombinos, fueron habitadas por la tribu de los supías. Sebastián de Belalcázar fue el primer conquistador que pasó por sus dominios. Sus primeros pobladores fueron algunos españoles de la Ciudad de Santa Fe de Antioquia cuyos nombres no se conservan.
Su fundación parece que fue en 1540 y años siguientes; los españoles le dieron el nombre de Cartama, nombre que la historia no conservó. Un río, el Cauca al que se suma el Arquía riegan su suelo, con el agregado de algunas quebradas.

En estadísticas de la década de los 50 en Marmato había 522 minas en producción, 320 de ellas propiedad de la nación.
En el municipio se encuentran las famosas minas de oro de Marmato y Echandía, en explotación desde 1537, las cuales constituyen un distrito minero de aproximadamente 25 Km2.

Históricamente el municipio de Marmato ha sustentado su economía en la explotación minera, constituyéndose esta actividad en la principal fuente de ingresos y empleo para sus habitantes. Los ingresos varían de acuerdo a la cantidad y calidad del oro extraído. Marmato es el primer productor de oro en el departamento de Caldas y el más antiguo del país.
Los sistemas de explotación siguen siendo tan rudimentarios como en el siglo XVI. Las perforaciones se hacen con taladros manuales, el transporte del material hasta la bocamina, se sigue haciendo en coches empujados por hombres; en los entables de propiedad del estado, la trituración del material aún se hace en los viejos molinos californianos y la cianuración se realiza por el sistema percolación, que no es el más apropiado, pues se pierde mucho mineral.
En general la actividad minera en Marmato, se realiza de manera indiscriminada y con sistemas artesanales y obsoletos, conformado por 230 minas en actividad y 20 molinos de beneficio, de los cuales tres son propiedad del estado, que trabajan a menos de la mitad de su capacidad, por causa de la mala administración y mantenimiento; situación que obliga a los pequeños mineros, a utilizar las plantas de los particulares para beneficiar el oro, incrementando costos de producción, pero que a la larga se obtienen otros beneficios, por ser estar tecnificados y eficientes.
La historia de Marmato está traspasada por la superstición de sus gentes, por el dolor que se cuela entre las líneas de poetas y escritores, por esa vida cotidiana del minero que dentro de la mina fragua un extraño imaginario que reproduce una gente aguerrida, gente cuya fuerza explota la roca y cuya mente le da vida al misterio. Allí, en la mina, la historia se hace eternamente presente y, por ello el oro incrustado en la roca se convierte en la fuente de donde se extrae información esencial para entender lo que es un Marmateño.
Marmato es como una mina, sus intersticios y vericuetos se perciben en el transitar continuo por los caminos de piedra que comienzan en el casco urbano y se expanden como senderos de herradura, hasta llegar así a veredas llenas de magia y misticismo, donde se cuentan leyendas de duendes y espantos y se conversa con brujas.
(CONTINUARA)