viernes, 12 de agosto de 2011

1911-2011: En los 100 años del nacimiento de Cantinflas...

Hace un siglo nacía en Ciudad de México uno de los símbolos del humor latinoamericano. Criado en el barrio de Tepito, uno de los más humildes de la capital, Mario Moreno (12 de agosto de 1911-20 de abril de 1993) acabó ocupando una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, ganó un Globo de Oro y el reconocimiento de generaciones de espectadores que adoraron a su personaje más célebre: Cantinflas. 

Se celebra y recuerda hoy en el mundo a CANTINFLAS. Para muchos, incluyéndome a  mi considerado como el mejor cómico de Latinoamerica y uno de los mejores que ha existido en la historia mundial del humor, junto a Charles Chaplin, Groucho Marx, Oliver y Hardy (el gordo y el flaco) y el aun en pie CHESPIRITO (Roberto Gómez Bolaños).

Desde mi infancia me cautivaron sus filmes: “El bolero de Raquel”, “Ahí está el detalle”, El Padrecito”, “Un Quijote sin Mancha”, “Ni Sangre, ni arena”, “caballero a la medida”, “El gendarme desconocido”, “EL sube y baja”,  “El supersabio”, “El analfabeta”, “El señor fotógrafo”, “el barrendero”,   y  “Su excelencia”, considerada para mí la mejor de todas.

De su verdadero nombre Mario Fortino Moreno, el gran actor cómico, repito, celebra hoy 100 años (un siglo) de nacimiento.

Cura, médico, sabio (mejor que un nobel de química, puesto que puede transformar el agua de mar en gasolina), policía o gendarme, fotógrafo, bombero, barrendero. El podía hacer el papel de Sancho Panza y de D’Artagnan.  Actor de cabecera del realizador Miguel Delgado (1905-1994), Cantinflas grabo 32 películas con él.  Mismo si todas no son grandes películas y o filmes de calidad, muchas no la pretendieron nunca. Cantinflas, cuya carrera cinematográfica va desde los 60’s a  comienzos de los 80’s, actuó al lado de numerosos actores y actrices de México como Pedro Armendáriz, Angelines Fernández (la bruja del 71), pero también al lado de extranjeros como David Niven o Maurice Chevalier en “Pepe”, un film musical de George Sidney en 1960.
Fue bailarín, boxeador y cómico de carpa. Actuó en la radio y protagonizó varias películas y obras de teatro personificando al "pelado" mexicano de los años 30.

El personaje de la gabardina deshilachada, y pantalones de cadera caída; el lustrabotas, el borrachín, el cargador, que se enreda en un laberinto de palabras y expresiones, nació en 1936 y lo llevó a la fama en todo el mundo de habla hispana.

Cantinflas era el maestro de las evasivas, del hablar sin concretar ideas para no comprometerse, caracterizado por su picardía y expresiva dulzura.

"Con su excelente manejo de la improvisación" --cuenta el bailarín cubano Roberto, de la pareja Mitsuco y Roberto--, "siempre salía con un impredecible comentario, totalmente fuera de libreto."

Sin embargo, lejos de las luces del escenario, Mario Moreno era otra persona, tal cual relatan varios de sus familiares, amigos y antiguos compañeros de trabajo.

Cuentan que era un hombre solitario, introvertido, que no soportaba las mentiras y que se llevó muchas decepciones, sobre todo en el ámbito familiar.

También destacan su labor altruista, que se ha mantenido incluso después de su muerte por medio de dos fundaciones que desarrollan su tarea solidaria en México.

El 20 de abril de 1993, Mario Moreno, falleció víctima de un cáncer de pulmón, y "lleno de amargura", según palabras de su hermano Eduardo.

Sin embargo, "Cantinflas" no murió. El hombre de la gabardina sigue arrancando carcajadas: ha perdurado y resistido el juicio implacable del tiempo.

Incluso su nombre y todos sus derivados --cantinflada, cantinflear, cantinflesco-- ya integran el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


A mí, lo que más me gustaba y o divertía de Cantinflas era su pantalón caído, « descaderado », al igual que  sus bigotes de gato recortados en el labio superior que le daban un aire simpático y semblante de buen diablo.
CANTINFLAS, QUE EN EL CIELO ESTES…


Mario Moreno Cantinflas cumpliría cien años de existencia

Publicado el agosto 7, 2011 a las 6:29 PM  · 

Sin lugar a dudas, Mario Moreno Reyes, mejor conocido como Cantinflas es un icono del cine mexicano y de nuestra cultura popular.

CIUDAD DE MÉXICO,(NSSOaxaca) .-Surgido de las carpas y los teatros de revista en los años treinta, donde confeccionó su inolvidable personaje del peladito del pantalón caído y la gabardina en forma de hilacho, Mario Moreno Cantinflas, además de convertirse en una de las figuras más importantes del espectáculo en México, también fue el  símbolo de la lucha social, de la batalla en contra de las injusticias y las arbitrariedades con las que se identificaron todas las clases sociales.

Actor, productor, empresario, benefactor y hombre de altruismo, este 12 de agosto de 2011 Mario Moreno cumpliría 100 años de vida, un siglo en el que su estampa cómica y su trascendencia artística lo han hecho un personaje inolvidable e inmortal.


Sacó diez en conducta

Cuando Mario Moreno alcanzó la celebridad como Cantinflas nunca se olvidó de ayudar a los más desprotegidos, a los indigentes, a los desvalidos, las mujeres y a los viejecitos, pero sobre todo a los niños pobres con quienes siempre tuvo una gran identificación, pues durante su infancia él también se tuvo que enfrentar a la pobreza y a las necesidades.

El origen de Mario Moreno fue muy humilde, pero de ninguna manera miserable como muchos biógrafos han hecho creer.

La infancia de Mario Moreno Reyes, nacido el 12 de agosto de 1911,  ocurrió como la de los grandes ídolos de nuestro México, aquellos que han surgido de los más bajos estratos sociales pero que con tesón, esfuerzo y talento lograron el cariño, la admiración y el respeto de su público.

Hijo de Soledad Reyes, ama de casa, y de Pedro Moreno, empleado postal, Mario nació en el número 182 de la calle de Santa María la Redonda (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas), justo en el pintoresco centro de la Ciudad de México que vio efervecer los espectáculos

La religión,  importante en su vida

Mario fue poco afortunado en los estudios, nunca fue un estudiante brillante y mucho menos un alumno de dieces.

Estuvo en la Escuela Nacional Primaria Zaragoza donde tuvo sus primeras aventuras. Luego la familia Moreno se mudó a la colonia Guerrero, lugar en donde el futuro actor de carpa y cine estudio en la Escuela Católica de Nuestra Señora de los Ángeles, en la que aprendió la doctrina cristiana, además, de que estudió latín y esto le valió para ser acólito en el templo del barrio.

En su madurez, cuando ya era una auténtica estrella del cine mexicano, Cantinflas de forma contínua recordaba esta añorada etapa de su vida:

“El padre Garcidueñas me pedía que lo ayudara a sus misas porque decía que yo hablaba muy bien el latín, y yo me aprendí muy bien el Yo Pecador. Pero un día sucedió algo que me dejó muy inquieto: me dijeron que el padre era tan bueno y noble que en realidad era un santo y que por las noches volaba mientras oraba en solitario. Yo me quedé muy impresionado y lo fui a espiar por una rendijita que tenía en su cuarto para ver si era cierto. Toda la noche estuve ahí y no, no era verdad, no volaba”, comentaba divertido.
Pero la formación religiosa de Mario tuvo otro origen importante:
Como si se tratara de una escena de sus películas Cantinflas evocaba con nostalgia aquellos momentos en los que su madre y hermanos se reunían alrededor de la mesa para rezar el rosario, todas las noches, sin falta. Y nadie podía irse a dormir sin haber cumplido con esta obligación.

Algunos de sus hermanos se caían de sueño mientras su madre, abnegada y fervorosa, les pedía con amor: “Ya va a acabar hijos, ya va a acabar, no se duerman”.

La fe y la doctrina católicas estuvieron presentes en la familia Moreno Reyes desde siempre, y el propósito era muy noble: convertir a los hijos en hombres y mujeres de bien, honestos, honrados y limpios.

“Nunca nos faltaron zapatos, ni qué comer, ni amor de nuestros padres”, recordó en algún momento Esperanza Moreno, hermana de Mario.

Distraido, testarudo, inquieto y peleonero

Esperanza Moreno asegura que su hermano Mario siempre fue un niño hábil y muy escurridizo.

En la vecindad vivía una señora muy gorda que quería mucho al joven Mario, y cuando éste hacía alguna travesura o trataba de esconderse de su madre o salvarse de las reprimendas de su padre, corría para ocultarse detrás de la voluminosa figura de aquella señora que le servía de muro y tapadera.

Josefina Moreno Esquivel, tía de Mario, también fue testigo de cómo el muchacho tenía la vocación artística desde niño:

“Las reuniones entre la familia eran constantes, y después de comer comenzaba la tertulia. Mi padre tocaba la guitarra y Mario, con su hermana Catalina, formaban un dueto musical impresionante. Tendrían unos seis o siete años y le hacían muy bien al canto. Mi prima decía que su mejor número se llamaba Flores de mayo”.

Los amigos de la infancia de Mario Moreno lo recuerdan también como un niño testarudo, inquieto y no pocas veces distraído, eso sí, valiente y peleonero.

“Mario no se dejaba de nadie, desde entonces luchaba contra de las injusticias y cuando veía que otros muchachos mayores intimidaban a los más pequeños se les enfrentaba. Prácticamente ahí descubrió sus dotes como boxeador, sabía muy bien meter las manos y más de uno quedaron tumbados en el piso con sus derechazos. Claro, en ocasiones él también salió con el ojo de cotorra”, comentaba su ex compañero de primaria, Pedro Granados.

José Moreno, hermano de Mario, llegó a confesar también que aún siendo él mayor era el futuro cómico quien lo defendía de los abusos de los demás.

Fue primero soldado del ejército y luego llegó a ser ¡bailarín de tangos!

La etapa infantil de Mario Moreno Reyes tiene muchos contrastes, era un hijo obediente con sus padres pero el rebelde en la escuela; el vago y amiguero en el barrio pero el disciplinado en el trabajo.

La realidad es que las cualidades artísticas de Mario Moreno fueron descubiertas desde muy temprana edad. Siendo aún un niño ya le gustaba el baile y desde entonces trataba de ser el centro de la atención.

En la adolescencia Mario siguió fogueándose en el ambiente del libertinaje, pero su padre, don Pedro Moreno, un hombre trabajador, de estricta disciplina y de carácter fuerte, no estaba de acuerdo en el tipo de vida que llevaba su hijo, él quería que fuera un hombre de provecho y trabajador, y en 1927 decidió llevárselo a Jalapa, Veracruz, donde trabajaba como agente aduanal, para así tenerlo a su lado y poder vigilarlo.

Pero Mario quería estar libre, y por extraño que parezca su única salida fue enrolarse en las filas del ejército para alejarse de la disciplina y el control de su padre. Ingresó como soldado del 27 Batallón de la tercera compañía, a pesar de que declaró falsamente que tenía 21 años de edad, ser soltero y de oficio mecanógrafo.

Fue remitido a Chihuahua en donde aprovechó para organizar partidos de futbol, encuentros de box y escenificó su primera puesta teatral con una obra de su propia autoría, Las travesuras de Martes.

Su ex compañero de batallón Ismael Pérez Izquierdo, relató algunas anécdotas en la serie de fascículos Ahí está el detalle: “Mario repartía a cada quien su papel en la obra, según sus particularidades del argumento y las habilidades de cada muchacho”.

Pero a Mario poco le duró el gusto por la milicia. Pedro Moreno fue a ver al general encargado del regimiento y le comunicó la verdad: que era un menor de edad y por lo tanto no podía estar activo en el ejército.

Y tenía razón, Mario apenas contaba legalmente con 16 años,  por lo que fue dado de baja el 6 de junio de 1928.

Mario estaba muy molesto, pero también estaba consciente de que su vocación no era el ejército, por el contrario, durante los ocho meses que prestó sus servicios descubrió que el deporte y el show, principalmente, eran lo suyo.

Así, comenzó a mostrar sus habilidades para el boxeo sostenido encuentros amateurs, hasta que las carpas y los salones de baile se cruzaron nuevamente por su camino.

En los fascículos Ahí está el detalle  se detalla cómo el futuro Mimo de México vivió el pugilismo que después lo encaminó al baile y a las carpas:

“Mario Moreno quiere ser boxeador y acude a Jalapa donde, de no visitar la lona, podrá traer para su familia 40 o 50 pesos. No visita la lona, tampoco gana dinero: La pelea se suspende y decide pedir una oportunidad para subir a escena y cantar.

“De ahí en adelante Mario Moreno intentará ser bailador de tangos, hará pareja de baile, rondará los barrios en busca del personaje que lo haría inmortal e irá aprehendiendo del ambiente mismo, de la calle”, se relata en la publicación.

De joven, en la vagancia con Resortes

Cuando sus padres se mudaron a la calle de Guatemala, Mario continuó sus estudios en la Escuela Primaria numero 85, aunque también acentuó su vagancia. Era un líder en potencia y formaba grupitos de amigos con los que desde entonces forjaba sueños de riqueza.

Entre esos amigos estaba otro chico que se escapaba desde su casa en la calle de Regina -hoy 20 de Noviembre- para integrarse a la palomilla. Él era Adalberto Martínez Chávez, un excepcional e innato bailarín aficionado con quien Mario hizo amistad desde niño. Juntos comenzaron a frecuentar los salones de billar.

“Éramos muy buenos amigos y no había día en que no nos aventáramos unas carambolas de billar –decía Adalberto-, entonces Mario me decía que no le gustaba la escuela y que prefería irse a la carpa para ver los espectáculos, algo que a mí también desde entonces, también me gustaba mucho. Solo unos años después este amigo de la infancia de Mario se convertiría en su contemporáneo de las carpas en donde se presentó con el nombre artístico de Resortes.

“Muchos conocieron a Mario en el escenario, pero solo yo lo conocí antes, en el billar La Torancesa, donde se reunía la palomilla de boxeadores formada por Mike Herrera, Carlos Pavón y Gonzalo Rubio”, comentó Resortes.

Curiosidades y mitos del  Mimo de México

El 777
El número 777 se asoció a Cantinflas en  1941, año en que realizó la película El gendarme desconocido. Se volvió tan importante para la vida de Mario Moreno que lo utilizó recurrentemente. De esta forma fue identificado su personaje en dos de sus siguientes películas: El bombero atómico y El patrullero 777.

Pero además, el 777 también fue el nombre que le dio a una de sus avionetas y a un salón de fiestas de su propiedad.

Cuando ocurrió su muerte, una patrulla de la policía abrió el cortejo fúnebre rumbo al Panteón Español. En la torreta llevaba el 777.

Se dice que el 7 es un número cabalístico y mágico utilizado en rituales esotéricos.

Embajador de la Paz

Por su destacada labor altruista y de acercamiento entre los pueblos del mundo, Mario Moreno Reyes fue nombrado por la Organización de Estados Americanos (OEA) Embajador de la Paz.

Trabajó con su cuñado

En 1940 Mario Moreno realizó la película Ahí está el detalle, en cuya historia el personaje de Cantinflas es confundido con un asesino que enfrenta un desternillante juicio público.

En esta cinta alternó con quien era su concuño en la vida real, Estanislao Shilinsky (estaba casado con Olga, hermana de Valentina Zuvareff, pareja de Mario Moreno). Lo curioso es que aunque Shilinsky llegó a formar pareja con Cantinflas en algunos números de carpa y radio, Estanislao se consagraría con otro fenomenal cómico, Manuel Palacios Sierra, conocido como Manolín, con quien formó el dueto de Manolín y Shilinsky.

El mural de Diego Rivera

En el mural que el pintor Diego Rivera realizó en la fachada del Teatro de los Insurgentes destaca la figura de Cantinflas junto a una cifra de 20 millones. Esta cantidad corresponde a la cantidad de dinero que Mario Moreno pretendía reunir en un evento altruista que serviría para la edificación de casas para personas necesitadas. Logró construir 64 casas en la Magdalena Mixhuca, las que se vendieron a un precio de 500 pesos. La colonia llevó el nombre de su madre, Soledad Reyes.

Temas moralistas en sus películas

Las mayores obras cinematográficas de Mario Moreno fueron durante la época en que supo explotar muy bien la comicidad de Cantinflas.

Cuando lucía su vestimenta del peladito de pantalón caído, camisola larga y gabardina en forma de hilacho, que lo consagraron permanentemente.

Pero cuando quiso adentrarse a nuevos rubros, enfundándose en personajes de mayor cultura comenzó a sufrir una inevitable decadencia de su proletario personaje.

Así, caracterizaciones como el patrullero, el padrecito, el profesor, el doctor o el barrendero buscaron explotar temas moralistas a través de mensajes de superación que, aunque tenían un buen propósito, alejaron por mucho al Cantinflas de sus grandes logros y de su sátira social.

¿De dónde surgió el personaje de Cantinflas?

Varios son los mitos que se han creado alrededor de su origen. Se dice que al inicio de su carrera Mario Moreno buscaba imitar al actor estadunidense Al Joison, por lo que pintaba la cara con pronunciadas líneas negras. Sin embargo, con el tiempo eliminó las marcas de las patillas y barba para dejar un bigote ralo a los lados de la boca. Sobre su caracterización del peladito se dice que explotó la idea de un personaje llamado Chupamirto (creado por el dibujante Jesús Acosta), que utilizaba pantalón caído y camisa de manga larga, surgido en una tira cómica de un periódico capitalino.

Sobre su manera de hablar existen dos versiones, una que se inspiró en un borrachito de los alrededores del Teatro Follies y cuya versión confirmó posteriormente Manuel Medel, compañero de Cantinflas. La otra dice que nació de entre un grupo de mecapaleros y cargadores que se reunían en las cercanías del Follies a dialogar y que de ahí Mario tomó el modismo.

Al referirse al nombre del personaje, el propio Mario Moreno decía que surgió cuando alguien del público le gritó durante una de sus actuaciones: ¡Ése mi Cantinflas! Que le gustó tanto que lo adoptó.

Charles Chaplin lo alabó

Mario Moreno Cantinflas alcanzó un lugar tan privilegiado en el cine mexicano que no sólo fue admirado por los actores de nuestro país. Su importancia llegó incluso a niveles internacionales cuando fue reconocido por las grandes estrellas de Hollywood, entre ellas Charles Chaplin, el destacado cómico inglés que se hiciera famoso interpretando al vagabundo Charlot y de quien se ha dicho ha sido el más grande actor que ha dado el cine de todos los tiempos. Sin embargo, el propio Chaplin sintió que este título no le correspondía a él sino a Cantinflas, a quien admiraba de sobremanera. A Mario, quien se vio influenciado por el propio Chaplin durante sus primeras películas, entre ellas El Circo y Si yo fuera diputado, se le llegó a llamar el Charles Chaplin de México.

En la Real Academia de la Lengua Española

El juego de palabras con el que Cantinflas hablaba mucho, pero no decía nada, terminó siendo un modismo cultural, que por su trascendencia hoy forma parte de la Real Academia de la Lengua Española.  Así, varias palabras derivadas del personaje creado por el cómico de México fueron agregadas al diccionario:

Cantinflas
(De Cantinflas, popular actor mexicano).
1. m. Méx. Persona que habla o actúa como Cantinflas.

Cantinflear
intr. Cuba y Méx. Hablar de forma disparatada e
incongruente y sin decir nada.

Cantinflada.
1. f. Méx. Dicho o acción propios de quien habla o
actúa como Cantinflas, actor mexicano.
Acantinflado, da.
1. 1.       adj. Bol., Chile, Méx. y Ven. Que habla a la manera peculiar del actor mexicano Cantinflas.

El lenguaje de su frontera

Aunque Mario realizó dos películas en Hollywood: La vuelta al mundo en 80 días y Pepe, desistió de hacer más, debido a la barrera que le significaba el idioma inglés.

El personaje de Cantinflas tenía un lenguaje sumamente popular y sólo entendible por la lengua española, por lo que le era muy difícil hacerse entender en otras. Además, Mario Moreno tampoco dominaba el inglés.

Pero su participación en La vuelta al mundo en 80 días lo colocó como uno de los actores mejor pagados del mundo, además fue merecedor al Globo de Oro en la categoría de Mejor Actor de Musical o Comedia.

En Hollywood, Cantinflas también tiene su propia estrella en el Paseo de la Fama.