sábado, 26 de junio de 2010

27 de junio del 2010: 13avo domingo del tiempo ordinario


TOMAR NUESTRA CRUZ INHERENTE AL AMOR



Jesucristo no ha querido la cruz,
Él ha querido y quiere un mundo más humano, una religión que respete a las personas,
Él siempre  quiso tomar partido por los rechazados y o marginados de la sociedad (prostitutas, publicanos, samaritanos, leprosos…).
Él ha querido perdonar y así dar una nueva oportunidad,
 Él ha sanado los enfermos y ha reintegrado a aquellos y aquellas  que eran puestos aparte…Y eso le ha valido la cruz.

El Evangelio de hoy nos dice que Cristo, a pesar del rechazo que le esperaba, toma con resolución el camino hacia Jerusalén. Se trata acá de un viaje interior más que un viaje de un lugar a otro.
Él está preparado para ir hasta el fin  por amor a nosotros , no importándole el precio que  tenga que pagar .
A lo largo de todo este viaje, Jesús continúa enseñando.
 Él quiere darles a sus discípulos un corazón nuevo, un espíritu nuevo, un ideal nuevo.

Para seguirle, ellos deben aceptar el misterio de la cruz en la vida del Señor y en su propia vida. “Si alguno quiere ser mi discípulo, que él tome su cruz cada día y que me siga”.
Nosotros no tenemos necesidad de buscar muy lejos para encontrar nuestra cruz. Si  vivimos en el amor, ella hará parte de nuestra existencia. No podemos tener ningún proyecto válido, serio, si no estamos preparados a pagar el precio, a sacrificar cualquier cosa para conseguirla.

Por ejemplo: si aceptamos de comprometernos en  una relación de amor y tener hijos, de seguir un proyecto de estudios, de carrera…todo ello, exigirá sacrificios, habrá un precio que pagar, la cruz hará parte de nuestro compromiso. La cruz es inherente al amor, indudablemente.

Si queremos vivir los valores cristianos, ser honestos en nuestros asuntos y negocios, si decidimos ocuparnos de nuestros padres ya ancianos, si queremos compartir una parte de nuestros bienes con personas que tienen menos que nosotros…Eso exigirá abnegación y don  (y o renuncia) de sí mismo.

La cruz no será jamás un principio de resignación, pero si  un instrumento de transformación, de compartir, de reconciliación, de alegría.

 Que cruz deberé portar (cargar) por amor esta semana?

Si hace meses o años que yo no le hablo a alguien, cargar mi cruz puede querer decir: dar el primer paso, buscar activamente la reconciliación.
Si yo tengo un problema de alcoholismo (o de droga,  de juego, de adicción al sexo), yo deberé primero reconocerlo y enseguida buscar ayuda.
Si yo tengo la costumbre de destruir los otros con mis palabras y o comentarios, yo deberé controlar mi lengua y evitar el hablar mal y la calumnia.
Si yo tiendo nada más que a pensar en mi durante los fines de semana, los días feriados o durante mi tiempo libre, yo  me esforzaré  por visitar un enfermo, me ofreceré para ayudar a alguien , dar una mano a quien lo necesite.

Toda vida humana es una especie de subida a Jerusalén.

“Aquel o aquella que mira hacia atrás no está hecho (no es digno) para el reino de Dios”, dice Jesús, El servicio del Reino exige mucho y actuar enseguida, sin dudas. Las personas en el Evangelio de hoy presentan todo tipo de excusas para posponer el compromiso (hacerlo más tarde) con Dios. Hay muchos creyentes que quieren decir Si a Dios…pero después de los negocios, de sus asuntos,  del dinero, del prestigio. Mas tarde, si queda tiempo!

Dios discute , riposta nuestras prioridades. « Déjame primero ir a enterrar a mi padre …Déjame primero despedirme de mis padres… “ Todas son peticiones validas…pero arriesgan que pongamos a Dios de lado, lo marginemos. Primero mis asuntos personales, enseguida las cosas de Dios.

Primero mis vacaciones y enseguida yo encontraré a Dios…El domingo, yo voy primero que todo a descansar, hacer mi entrenamiento, ir al gimnasio, a la ciclo-vía, visitar los amigos, consagrarme a la familia y después…si queda tiempo iré a la misa. “Yo te seguiré a donde quiera que vayas”, pero Dios debes esperar. Debo acabar mi trabajo, completar mis planes”…Es fácil de decir: “Yo lo haré más tarde”. El problema es que “más tarde” no llega nunca.

Si reflexionamos sobre el pasado, descubriremos muchas buenas intenciones que nunca han sido puestas en práctica. “El infierno esta pleno de buenas intenciones”, se suele decir.
Yo quería visitar mi vecino (a) enfermo (a) ; yo quería hacer trabajo benévolo  (voluntario) ; yo quería ayudar a (en ) la parroquia; yo quería participar en desarrollo y paz; yo quería consagrar un poco de tiempo cada día a la oración y a la reflexión; yo quería venir en ayuda a los damnificados  por el terremoto, etc, etc. Pero yo nunca he tenido el tiempo de realizar uno solo de esos deseos (buenas intenciones)!

Es por ello que Jesús nos dice hoy: “Dejen a los muertos enterrar a sus muertos; no pierdas el tiempo en adioses y ceremonias de partidas…tú mira adelante y comprométete ahora mismo por el Reino de Dios".


REFERENCIAS:

http://cursillos.ca

El cántaro de Sicar