domingo, 17 de octubre de 2010

HOMILIA DEL PAPA BENEDICTO XVI POR LA CANONIZACION DE LOS NUEVOS 6 SANTOS

“La fe es esencial como base de la actitud de la oración”

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 17 de octubre de 2010 (ZENIT.org).-
Ofrecemos a continuación la homilía que Benedicto XVI pronunció este domingo durante la Misa celebrada en la plaza de San Pedro para la canonización de Stanisław Sołtys, André Bessette, Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola, Mary of the Cross MacKillop, Giulia Salzano y Battista Camilla Varano.
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¡Queridos hermanos y hermanas!

Se renueva hoy en la Plaza de San Pedro la fiesta de la santidad. Con alegría os dirijo mi cordial bienvenida a los que habéis llegado, también de muy lejos, para participar en ella. Un particular saludo a los Cardenales, a los Obispos y a los Superiores Generales de los Institutos fundados por los nuevos Santos, así como a las Delegaciones oficiales y a todas las Autoridades civiles. Juntos buscamos acoger lo que el Señor nos dice en las sagradas Escrituras recién proclamadas. La liturgia de este domingo nos ofrece una lección fundamental: la necesidad de rezar siempre, sin cesar. A veces nosotros nos cansamos de rezar, tenemos la impresión de que la oración no es tan útil para la vida, que es poco eficaz. Por eso somos tentados a dedicarnos a la actividad, a emplear todos los medios humanos para lograr nuestros objetivos, y no recurrimos a Dios. Jesús en cambio afirma que es necesario rezar siempre, y lo hace mediante una parábola específica (cf. Lc 18, 1-8).

Ésta habla de un juez que no teme a Dios y no mira por nadie, un juez que no tiene respeto al prójimo. El otro personaje es una viuda, una persona en una situación de debilidad. En la Biblia, la viuda y el huérfano son las categorías más necesitadas, porque están indefensas y sin medios. La viuda va al juez y le pide justicia. Sus posibilidades de ser escuchada no casi nulas, porque el juez la desprecia y ella no pude presionarlo. Y menos apelar a principios religiosos, porque el juez no teme a Dios. Por eso esta viuda parece privada de toda posibilidad. Pero ella insiste, pide sin cesar, es inoportuna, y así al final se las arregla para obtener el resultado del juez. En este punto Jesús hace una reflexión, usando el argumento a fortiori: si un juez injusto al final se deja convencer por la súplica de una viuda, cuanto más Dios, que es bueno, escuchará a quien le ruega. Dios de hecho es la generosidad en persona, es misericordioso, y por tanto está siempre dispuesto a escuchar las oraciones. Por tanto, nunca debemos desesperar, sino insistir siempre en la oración.

La conclusión del fragmento evangélico habla de la fe: “Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lc 18,8). Es una pregunta que quiere suscitar un aumento de fe por nuestra parte. Está claro de hecho que la oración debe ser expresión de fe, en caso contrario no es verdadera oración. Si uno no cree en la bondad de Dios, no puede rezar de una manera verdaderamente adecuada. La fe es esencial como base de la actitud de la oración. Así lo hicieron los seis nuevos Santos que hoy son propuestos a la veneración de la Iglesia universal: Stanisław Sołtys, André Bessette, Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola, Mary of the Cross MacKillop, Giulia Salzano y Battista Camilla Varano.

[La homilía continuó en diversas lenguas. En polaco, dijo:]

San Stanislaw Kazimierczyk, religioso del siglo XV, puede ser también para nosotros ejemplo e intercesor. Toda su vida estuvo ligada a la Eucaristía. Primero en la iglesia del Corpus Domini en Kazimierz, la Cracovia de hoy, donde, junto a su madre y a su padre, aprendió la fe y la piedad; donde emitió los votos religiosos en los Canónigos Regulares; donde trabajó como sacerdote, educador, atento al cuidado de los necesitados. De manera particular, sin embargo, estaba ligado a la Eucaristía a través del amor ardiente a Cristo presente bajo las especies del pan y del vino; viviendo el misterio de la muerte y de la resurrección, que se cumple de manera incruenta en la Santa Misa; a través de la práctica del amor al prójimo, del cual es fuente y signo la Comunión.

[En francés, dijo:]

El hermano André Bessette, originario de Québec, en Canadá, y religioso de la Congregación de la Santa-Cruz, conoció muy pronto el sufrimiento y la pobreza. Éstos le condujeron a recurrir a Dios por la oración y una vida interior intensa. Conserje del colegio Notre Dame en Montréal, muestra una caridad sin límites y se esfuerza por aliviar las angustias de los que van a confiarse a él. Muy poco instruido, entendió, sin embargo, dónde se encontraba lo esencial de su fe. Para él, creer significa someterse libremente y por amor a la voluntad divina. Habitado todo él por el misterio de Jesús, vivió la bienaventuranza de los corazones puros, la de la rectitud personal. Esta simplicidad ha permitido a muchos ver a Dios. Él hizo construir el Oratorio San José de Mont Royal donde permanecerá como guarda fiel hasta su muerte en 1937. Fue testigo de innumerables curaciones y conversiones. “No busquéis que os quiten las pruebas”, dijo, “pedid más bien la gracia de sobrellevarlas bien”. Para él, todo hablaba de Dios y de su presencia. ¡Que nosotros podamos, siguiéndole, buscar a Dios con sencillez para descubrirlo siempre presente en medio de nuestra vida!

¡Que el ejemplo del Hermano André pueda inspirar la vida cristiana canadiense!

[En español, dijo:]

Cuando el Hijo del Hombre venga para hacer justicia a los elegidos, ¿encontrará esta fe en la tierra? (cf. Lc 18,18). Hoy podemos decir que sí, con alivio y firmeza, al contemplar figuras como la Madre Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola. Aquella muchacha de origen sencillo, con un corazón en el que Dios puso su sello y que la llevaría muy pronto, con la guía de sus directores espirituales jesuitas, a tomar la firme resolución de vivir “sólo para Dios”. Decisión mantenida fielmente, como ella misma recuerda cuando estaba a punto de morir. Vivió para Dios y para lo que Él más quiere: llegar a todos, llevarles a todos la esperanza que no vacila, y especialmente a quienes más lo necesitan. “Donde no hay lugar para los pobres, tampoco lo hay para mí”, decía la nueva Santa, que con escasos medios contagió a otras Hermanas para seguir a Jesús y dedicarse a la educación y promoción de la mujer. Nacieron así las Hijas de Jesús, que hoy tienen en su Fundadora un modelo de vida muy alto que imitar, y una misión apasionante que proseguir en los numerosos países donde ha llegado el espíritu y los anhelos de apostolado de la Madre Cándida.

[En inglés, dijo:]

“Recordad quiénes fueron vuestros maestros -de ellos podéis aprender la sabiduría que conduce a la salvación a través de la fe en Jesucristo”. Durante muchos años, innumerables jóvenes en toda Australia han sido bendecidos con profesores inspirados en el ejemplo valiente y santo de celo, perseverancia y oración de la Madre Mary McKillop. Ella se dedicó como joven a la educación de los pobres en dificultad en el difícil terreno de la Australia rural, inspiró a otras mujeres a unirse a ella en la primera comunidad femenina de hermanas religiosas de ese país. Atendió las necesidades de cada joven confiado a ella, sin reparar en posición social ni riqueza, proporcionando formación tanto intelectual como espiritual. A pesar de los numerosos desafíos, sus oraciones a San José y su incansable devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a quien dedicó su nueva congregación, dieron a esta mujer santa las gracias necesarias para permanecer fiel a Dios y a la Iglesia. ¡Que, a través de su intercesión, sus seguidores puedan continuar hoy sirviendo a Dios y a la Iglesia con fe y humildad!

[En italiano, dijo:]

En la segunda mitad del siglo XIX, en Campania, al sur de Italia, el Señor llamó a una joven maestra de primaria, Giulia Salzano, e hizo de ella una apóstol de la educación cristiana, fundadora de la Congregación de las Hermanas Catequistas del Sagrado Corazón de Jesús. La Madre Giulia comprendió bien la importancia de la catequesis en la Iglesia, y, uniendo la preparación pedagógica al fervor espiritual, se dedicó a ella con generosidad e inteligencia, contribuyendo a la formación de personas de toda edad y clase social. Repetía a sus hermanas que deseaba hacer catecismo hasta la última hora de su vida, demostrando con todo su ser que si “Dios nos ha creado para conocerLo, amarLo y servirLo en esta vida”, no había que anteponer nada a esta tarea. Que el ejemplo y la intercesión de santa Giulia Salzano sostengan a la Iglesia en su perenne tarea de anunciar a Cristo y de formar auténticas conciencias cristianas.

Santa Battista Camilla Varano, monja clarisa del siglo XV, testimonió hasta el fondo el sentido evangélico de la vida, especialmente perseverando en la oración. Habiendo entrado a los 23 años en el monasterio de Urbino, se insertó como protagonista en ese vasto movimiento de reforma de la espiritualidad femenina franciscana que intentaba recuperar plenamente el carisma de santa Clara de Asís. Promovió nuevas fundaciones monásticas en Camerino, donde fue elegida abadesa varias veces, en Fermo y en San Severino. La vida de santa Battista, totalmente inmersa en las profundidades divinas, fue una ascensión constante en el camino de la perfección, con un heroico amor a Dios y al prójimo. Estuvo marcada por grandes sufrimientos y consolaciones místicas; había decidido de hecho, como ella mismo escribe, “entrar en el Sacratísimo Corazón de Jesús y ahogarse en el océano de sus muy amargos sufrimientos”. En un momento en que la Iglesia sufría una relajación de las costumbres, ella recorre con decisión el camino de la penitencia y de la oración, animada por el ardiente deseo de renovación del Cuerpo místico de Cristo.

Queridos hermanos y hermanas, demos gracias al Señor por el don de la santidad, que resplandece en la Iglesia y hoy se refleja en el rostro de estos hermanos y hermanas nuestros. Jesús también nos invita a cada uno de nosotros a seguirlo para heredar la vida eterna. Dejémonos atraer por estos ejemplos luminosos, dejémonos guiar por sus enseñanzas, para que nuestra existencia sea un cántico de alabanza a Dios. Nos obtengan esta gracia la Virgen María y la intercesión de los seis nuevos Santos que hoy con alegría veneramos. Amén.

[Traducción del original plurilingüe por Patricia Navas

©Libreria Editrice Vaticana]

Benedicto XVI canonizo por primera vez una australiana y un canadiense (2)

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La madre Cándida, la monja española que promovió la educación de las mujeres

(Castilla y León) SOCIEDAD-SALUD,RELIGION
17-10-2010 / 16:20 h

Ciudad del Vaticano, 17 oct (EFE).- Cándida María de Jesús Cipritia y Barriola (1845-1912), la monja española que trabajó en Valladolid y Salamanca y proclamada hoy santa por Benedicto XVI, es la fundadora de las Hijas de Jesús y dedicó su vida a "vivir sólo para Dios" y en promover la educación de la mujer.

La Madre Cándida, como es conocida, fue bautizada con el nombre de Juana Josefa Cipitria y Barriola.

Hija de una familia humilde, nació en el caserío de Berrospe, en Andoaín (Guipúzcoa, norte de España), el 31 de mayo de 1845. Muy joven abandonó su tierra para trabajar en Castilla y ayudar así a su familia.

El 2 de abril de 1869, en la iglesia de "El Rosarillo" en Valladolid, vio claro que tenía que fundar una congregación, "para salvar las almas, por medio de la educación e instrucción de la niñez y juventud".

El 8 de diciembre de 1871 en Salamanca junto con otras cinco mujeres comenzó su aventura y aquella mujer humilde, de poca cultura y pocos medios materiales funda la Congregación de las Hijas de Jesús.

La exclusión de la mujer y de las clases económicamente débiles de los ámbitos de la enseñanza movieron a la Madre Cándida a iniciar este camino, según resaltan sus biógrafos.

La aventura de Salamanca se extiende por toda la geografía española y en 1911 la primeras Hijas de Jesús cruzan el Atlántico para establecerse en Brasil.

Al año siguiente, el 9 de agosto de 1912, la Madre Cándida muere en Salamanca. Fue beatificada el 12 de Mayo de 1996 por Juan Pablo II y hoy elevada a los altares y al culto universal por Benedicto XVI.

El milagro que le ha llevado a la santificación fue la curación inexplicable para la medicina de la monja jesuitina Carmen del Val Rodríguez, que padecía un mal incurable. La monja estuvo hoy en la canonización.

Benedicto XVI resaltó de la monja vasca su origen sencillo y su determinación de "vivir sólo para Dios.

"'Donde no hay lugar para los pobres, tampoco lo hay para mí', decía la nueva santa, que con escasos medioS contagió a otras monjas para seguir a Jesús y dedicarse a la promoción de la educación y promoción de la mujer", resaltó el Papa en la ceremonia de canonización.

Las Hijas de Jesús están presentes en 17 países y cuentan con 1.500 hermanas.  

EFE

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Stanisław Sołtys

Traducido del ingles de Wikipedia: La enciclopedia libre

San Stanisław Sołtys
Nacimiento:      el  27 Septembre de  1433 en Kazimierz
Muerte:             el 3 de mayo 1489 (edad 55) 3n Kazimierz
Venerado:         en la Iglesia Católica      Romana
Beatificado:      el 18 de  Abril de 1993 por el Papa  Juan Pablo II
Canonizado:     el 17  de Octubre  del 2010, en Ciudad del   Vaticano  por el Papa Benedicto XVI
Fiesta :                 el 5 de  Mayo

San Stanisław Sołtys (27 Septembre 1433 – 3 Mayo 1489) Fue un sacerdote y predicador catolico polaco. Recibio los Doctorados en Teologia y filosofía en la Universidad Jagiellonian de Cracovia. En 1456 se unio a los Canons Regular of the Lateran.  Fue amigo de San John de kanty. 
17-10-2010 / 17:50 h
Ciudad del Vaticano, 17 oct (EFE).- El Hermano Alfred Andre Bessette (1845-1937), canonizado hoy por Benedicto XVI, es el primer santo de Canadá.

Bessette nació en el pueblo de Saint-Grégorie, Quebec (Canadá).

Sus primeros años estuvieron marcados por la muerte de su padre, cuando tenía nueve años, y su madre tres años después. 

Los diez hermanos fueron repartidos y separados entre familiares y amigos.

A los doce años se puso a trabajar, lo que impidió que tuviera una educación. Apenas sabía leer y escribir.

Trabajó por un tiempo en Saint-Cesáire y más adelante, como muchos otros jóvenes de su tiempo, se mudó a Estados Unidos para trabajar en las crecientes fábricas de Nueva Inglaterra.

En 1870 entró en el noviciado de la congregación de la Santa Cruz en Montreal. Tras ser aceptado, tomó el nombre de André y se le asigno el puesto de portero.

Hablaba con los enfermos y ancianos y poco después comenzaron a difundirse supuestos milagros por su intercesión. Era conocido como el "hombre que hacía milagros. Falleció en 1937.

Hoy Benedicto XVI destacó que conoció el sufrimiento y el hambre y que siempre manifestó una caridad ilimitada y se desvivió para aliviar el sufrimiento de las personas que se acercaban a él. 

EFE

Benedicto XVI canonizó por primera vez a una australiana y un canadiense (1)

|AGENCIA EFE

Octubre 17 de 2010


Benedicto XVI proclamó hoy en el Vaticano ante más de 80.000 personas a seis nuevos santos, entre ellos Mary Hellen Mackillop (1842-1909), fundadora de la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que pasa a ser la primera santa australiana.

Los otros son la beata monja española Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola (1845-1912), fundadora de las Hijas de Jesús, y el polaco Stanislaw Soltys Kazimierczyk (1433-1489), sacerdote de los Canónicos Regulares Lateranenses.

También fue canonizado el canadiense Alfred Bessette (1845-1937), de la Congregación de la Santa Cruz, el primer santo de ese país.

Asimismo fueron elevados a la gloria de los altares y al culto universal las monjas italianas Giulia Salzano (1846-1929), fundadora de la Congregación de las Hermanas Catequistas del Sagrado Corazón, y Battista Camilla da Varano (1458-1524), monja de la Orden de Santa Clara.

Los seis fueron proclamados santos a las 10.45 horas local (08.45 GMT). Tras las palabras del Papa, sonó música sacra y las miradas de los miles de fieles se dirigieron a la fachada de la basílica donde colgaban seis grandes retratos de ellos.

En la ceremonia está presente la monja jesuitina Carmen del Val Rodríguez, la religiosa que padecía un mal incurable y sanó de manera inexplicable para la ciencia, milagro que lleva a la madre Cándida a los altares.

La delegación de Polonia está encabezada por el presidente de ese país, Bronislaw Komorowski; la española, por el Secretario de Estado de Justicia, Juan Carlos Campo Moreno; la de Canadá, por el ministro de Asuntos Exteriores, Lawrence Cannon; la de Australia, también por el titular de Exteriores, Kevind Rudd, y la italiana, por el subsecretario de la presidencia del Gobierno, Gianni Letta.

En sus cinco años de Pontificado, Benedicto XVI ha proclamado ya 34 santos y casi 600 beatos, en su mayoría españoles.

Hasta ahora, el Papa Ratzinger ha celebrado ocho ceremonias de canonizaciones, siete en el Vaticano y una en Brasil, en mayo de 2007

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Noticias agencias
Mary Hellen Mackillop, la primera santa de Australia
(VATICANO) SOCIEDAD-SALUD,RELIGION |
17-10-2010 / 17:00 h

Ciudad del Vaticano, 17 oct (EFE).- La religiosa Mary Hellen Mackillop (1842-1909), canonizada hoy por el papa Benedicto XVI, es la primera santa de Australia y llegó a enfrentarse a la jerarquía católica de su país y fue excomulgada, aunque sólo temporalmente, por el obispo de Adelaida por denunciar a un cura pederasta.

Mary Hellen Mackillop, que adoptó como religiosa el nombre de María de la Cruz, ha sido definida por la primera ministra de Australia, Julia Gillard, como "pionera de la educación".

La nueva santa es la fundadora de la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón y destacó su dedicación a la educación de las jóvenes pobres en una Australia rural.

María de la Cruz Mackillop nació el 15 de enero de 1842 en Melbourne, Australia, cuando las condiciones de vida eran de pobreza endémica, especialmente en las zonas rurales; la discriminación religiosa estaba muy difundida, la situación del pueblo aborigen era deplorable, el paro era común y las comunicaciones extremadamente difíciles.

La primera de ocho hijos, Alexander MacKillop y Flora MacDonald, católicos escoceses, infundieron en sus hijos un gran amor por su fe. Debido a la pobreza de la familia, se puso a trabajar desde muy joven para ayudar en la casa.

A su alrededor sólo veía pobreza, lo que la llevó a trabajar en favor de los pobres de la zona. Su sueño, según sus biógrafos, era dar una educación gratuita, lo que la llevó a formar junto a dos mujeres y un sacerdote una congregación para enseñar a los necesitados.

Así nació la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón.

En 1869 la congregación ya tenía sesenta monjas trabajando en escuelas, orfanatos y refugios para mujeres.

Un complejo conjunto de circunstancias llevó al Obispo de Adelaida, en otro tiempo amigo y benefactor, a excomulgar a María en 1871 por supuesta desobediencia (la denuncia del cura pederasta).

María aceptó la excomunión y la destitución de muchas de sus hermanas con serenidad y paz. El Obispo revocó la sentencia un año después.

María viajó a Roma y hasta 1888 no recibió la aprobación definitiva para su congregación. Falleció en 1909. EFE

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Noticias agencias
La madre Cándida, la monja española que promovió la educación de las mujeres
(Castilla y León) SOCIEDAD-SALUD,RELIGION |
17-10-2010 / 16:20 h

Ciudad del Vaticano, 17 oct (EFE).- Cándida María de Jesús Cipritia y Barriola (1845-1912), la monja española que trabajó en Valladolid y Salamanca y proclamada hoy santa por Benedicto XVI, es la fundadora de las Hijas de Jesús y dedicó su vida a "vivir sólo para Dios" y en promover la educación de la mujer.

La Madre Cándida, como es conocida, fue bautizada con el nombre de Juana Josefa Cipitria y Barriola.

Hija de una familia humilde, nació en el caserío de Berrospe, en Andoaín (Guipúzcoa, norte de España), el 31 de mayo de 1845. Muy joven abandonó su tierra para trabajar en Castilla y ayudar así a su familia.

El 2 de abril de 1869, en la iglesia de "El Rosarillo" en Valladolid, vio claro que tenía que fundar una congregación, "para salvar las almas, por medio de la educación e instrucción de la niñez y juventud".

El 8 de diciembre de 1871 en Salamanca junto con otras cinco mujeres comenzó su aventura y aquella mujer humilde, de poca cultura y pocos medios materiales funda la Congregación de las Hijas de Jesús.

La exclusión de la mujer y de las clases económicamente débiles de los ámbitos de la enseñanza movieron a la Madre Cándida a iniciar este camino, según resaltan sus biógrafos.

La aventura de Salamanca se extiende por toda la geografía española y en 1911 la primeras Hijas de Jesús cruzan el Atlántico para establecerse en Brasil.

Al año siguiente, el 9 de agosto de 1912, la Madre Cándida muere en Salamanca. Fue beatificada el 12 de Mayo de 1996 por Juan Pablo II y hoy elevada a los altares y al culto universal por Benedicto XVI.

El milagro que le ha llevado a la santificación fue la curación inexplicable para la medicina de la monja jesuitina Carmen del Val Rodríguez, que padecía un mal incurable. La monja estuvo hoy en la canonización.

Benedicto XVI resaltó de la monja vasca su origen sencillo y su determinación de "vivir sólo para Dios.

"'Donde no hay lugar para los pobres, tampoco lo hay para mí', decía la nueva santa, que con escasos medioS contagió a otras monjas para seguir a Jesús y dedicarse a la promoción de la educación y promoción de la mujer", resaltó el Papa en la ceremonia de canonización.

Las Hijas de Jesús están presentes en 17 países y cuentan con 1.500 hermanas.  
EFE


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Camilla Varano, de princesa a religiosa clarisa,  canonizada este domingo
Su vocación pasó muchas pruebas y tentaciones

ROMA, martes 12 de octubre de 2010 (ZENIT.org) Camilla Varano a los 23 años dejó su vida de princesa en el ducado de Camerino en Italia y las propuestas de matrimonio para seguir los designios de su corazón y hacerse religiosa clarisa.

El Papa Benedicto XVI la canonizó este domingo en la plaza de San Pedro junto con otros cinco beatos.
Nació en 1458 en Macerata, una pequeña ciudad del centro de Italia que hoy cuenta con unos 40 mil habitantes. Su padre Giulio Cesare de Varano, era el príncipe de Camerino. Ella había nacido por fuera del matrimonio pero fue introducida y educada en el esplendor de la corte.

“Los palacios señoriles en el período renacentista eran el centro de la política, también de cultura y de el mercantilismo”, explicó en diálogo con ZENIT el padre Giovangiuseppe Califano O.F.M, postulador para su causa de canonización. Camilla ttranscurrió así su juventud entre fiestas, bailes y vida social. Estudió latín, leyes, aprendió a pintar, a bailar y a montar a caballo.

Han pasado casi cinco siglos de su muerte y su causa de canonización estuvo 100 años detenida por algunos problemas con el retraso la elección de su postulador. Para el padre Califano “estos años de aparente silencio fueron muy fecundos para la investigación sistemática y la publicación crítica de los escritos de la Beata”.

Un corazón que no puede estar dividido

Cuando tenía nueve años, un Viernes Santo, Camilla escuchó una homilía en la que el hermano, Domenico da Leonessa, pidió a los presentes de derramar al menos una lágrima cada viernes por amor a Jesús. La pequeña aceptó la propuesta que siguió durante todos los viernes de su vida.

“A través del don de estas lágrimas, derramadas con compromiso infantil”, dice su postulador “la contemplación de la Pasión del Señor se convirtió en el medio agradable y espontáneo que orientó toda su vida espiritual”.

Al llegar a la juventud se sentía fuertemente atraída por lo que le ofrecía la corte, junto con el llamado a dejarlo todo para seguir a Cristo. “Inicialmente, como muchos de nosotros, no fue capaz de escoger y no dudó en llevar una doble vida”, dijo la hermana Serboli.

“Por un lado los bailes, los cantos y las diversiones que la corte le ofrecía”, explica la abadesa. “Por otro lado, el recogimiento y la lucha en la que Dios la tira y la absorbe toda”, dice.

Y fue en la cuaresma de 1479 cuando escuchó la predicación del hermano Franceso de Urbino que encontró la luz interior para entender el don de la virginidad consagrada.

“Fue la fidelidad al compromiso de la oración y de la dirección espiritual lo que hizo que le abriera brecha al espíritu”, señaló su postulador.

Camilla entró al monasterio de Santa Clara de Urbino en 1481. “Haz señor que con mi vida siempre te alabe, te bendiga, te glorifique y edifique a mis hermanos”, decía en uno de sus escritos. Dos años más tarde hizo su profesión religiosa con el nombre de sor Battista.

La lucha continúa

Camilla enfrentó un fuerte combate espiritual. Atravesó durante cinco años la llamada Noche Oscura del espíritu: “de la intensidad de las gracias espirituales que la habían acompañado en la fase del primer enamoramiento”, describe la hermana Chiara, “Camilla parece ahora abandonada en una esencialidad sacrificante y cruda”, dice.

Ella no se dejó abatir por este hecho: “En sus escritos emerge con mayor frecuencia el recurso a las imágenes del Cantar de los Cantares, a la enseñanza del amado de parte de la amada, presa de la angustia comprensible por el abandono padecido”, explica la abadesa

En 1502 fueron asesinados su padre y sus hermanos en una persecución que sufrió su familia. Hechos que “la ‘crucificaron’ con Cristo” y que le permitieron “capaz del silencio donde las palabras no bastan más para explicar la injusticia del calvario”, agrega la hermana Chiara.

Battista fue obligada a refugiarse en la ciudad de Atri, una pequeña localidad del Abruzzo, en la zona meridional de Italia.

Otro hecho que le causó inmenso dolor y muchas horas de oración fue cuando se enteró que en 1517 en Alemania, el monje agustino Martín Lutero anunciaba la separación de la Iglesia romana.

La  santa tuvo diferentes experiencias místicas, que se reflejan en los numerosos escritos, y en los cuales revela su amor por Cristo crucificado. La madre Chiara las define como “un precioso y estrechísimo camino”, que le permitieron hacer “una re lectura de la propia existencia a la luz del misterio pascual”.

Murió el 31 de mayo de 1524 durante una peste. “Me has resucitado en Ti, verdadera vida que das la vida a cada viviente”, escribió Battista Varano.

Por Carmen Elena Villa