lunes, 28 de marzo de 2011

Para vivir la cuaresma día a día: 29 y 30 de marzo del 2011 (21 y 22) Tercer martes y miércoles de cuaresma

 
Martes 29 de marzo


Para superar los tiempos de crisis


Es apenas visto como normal y lógico que cuando nos arriban desgracias, o suceden eventos desoladores, catástrofes de la naturaleza, se le eche la culpa a Dios. Y surge espontáneamente la cuestión: Existe Dios? Y si existe por qué permite esto tan terrible o malo que paso? Pero cuando todo va bien, y o  “no nos duele una muela”   o  experimentamos momentos de felicidad, ocurre que olvidamos reconocerle a Dios sus beneficios para con la humanidad…para con nosotros.


El pueblo de Israel no fue ajeno a todo esto, a recriminar Dios cuando les iba mal, evitar de asumir toda responsabilidad en sus desgracias  y olvidar darle gracias por las bendiciones recibidas.


Por ello las dolencias de Azarías son legítimas y portadoras de toda lucidez y sinceridad.


El momento es grave, es la mala hora (como diría Gabo), en efecto es alrededor del ano 167 A.C, el rey Antíoco Epifanes profana el templo de Jerusalén, introduce prácticas paganas en el corazón de la ciudad santa y hace prácticamente imposible la práctica del culto a la asamblea del pueblo judío. Es lo que el profeta Daniel llama “la abominación de la desolación”.


La sinceridad de la oración de Azarías es válida ya que él mira la realidad cara a cara. Ya que en lugar de imputar a Dios la responsabilidad de la tragedia que golpea a Jerusalén, él reconoce y asume  plena y abiertamente el alejamiento de su pueblo. Con el mismo soplo e inspiración del Espíritu, en su oración le  pide a Dios que actúe: “no nos abandones en el deshonor, actúa con nosotros según tu indulgencia y por la abundancia de tu misericordia”.


Una vez que se admiten los propios errores, uno puede permitirse de recordarle a Dios sus promesas de salvación e invocar las proezas de su misericordia.


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Miércoles 30 de marzo


Para encontrar la sabiduría que permite vivir


Usualmente creemos que si nos proponemos leer la biblia entera, es necesario o imprescindible que comencemos por el Antiguo Testamento…

Yo, les confieso, cuando empezaba a aprender a leer como a los 8 años, me propuse comenzar a leer una biblia  versión Nacar-Colunga forrada en una tela delgada roja,  propiedad de mis abuelos maternos, y aprovechaba cuando iba allá, y fuera en el  cuarto de ellos, o en la sala para sumergirme en ella por largos ratos…Al cabo de varios meses me pude dar el lujo de contarles a todos en casa que había leído la biblia entera.


Y no me enloquecí-eso al menos creo- aunque mi “locura” hoy pueda ser calificada de otro tipo.


Solo con el paso del tiempo llegue a darme cuenta y por la enseñanza teológica –bíblica recibida en el seminario, que siempre es mejor empezar la Biblia  por  el Nuevo Testamento , con los evangelios primero , es decir, por la vida de Jesús, para poder mejor comprender su vida, su obra y su misión redentora…Porque el Antiguo testamento no hace más que preparar su venida, anunciar su nacimiento y su obra redentora misteriosa : pasión, muerte y resurrección.


De esta recomendación no me queda duda y no hesito también de aconsejar a quienes quieran comprender mejor la biblia, si quieren leerla empiecen por el Nuevo Testamento y no por el Antiguo, y este ultimo les sabrá mejor después…


Con todo el Antiguo Testamento es también muy importante  y es por ello que Jesús dice en el evangelio de este día:  “Yo no he venido a abolir la ley y los profetas (AT), sino más bien a completarlos”.  No podríamos comprender igualmente el Nuevo si pretendiéramos ignorar el Antiguo Testamento.