sábado, 15 de mayo de 2010

Domingo 16 de Mayo 2010: FIESTA DE LA ASCENCION DEL SENOR




Del Evangelio Segun San Lucas 24, 46-53
LA ASCENSIÓN 

46 Y añadió:

- Así estaba escrito: El Mesías padecerá, pero al tercer día resucitará de la muerte; 47 y en su nombre se predicará la enmienda y el perdón de los pecados a todas las naciones. Empezando por Jerusalén, 48 vosotros seréis testigos de todo esto. 49 Yo voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre; por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que de lo alto os revistan de fuerza.

50 Después los condujo fuera hasta las inmediaciones de Betania y, levantando las manos, los bendijo. 51 Mientras los bendecía, se separó de ellos y se lo llevaron al cielo.

52 Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén llenos de alegría.

53 Y estaban continuamente en el templo bendiciendo a Dios.


REFLEXIONES Y COMENTARIOS 


Queridos lectores, amigos y seguidores de este blog. Para el comentario evangélico de este domingo, me permitiré compartir algunas pistas para la reflexión extraídas de algunos autores, halladas en Internet. Espero para el próximo domingo compartirles una vez mas algo mas personal.
Gracias.







La Ascensión no es un hecho físico.
 "Arriba" está la estratosfera, no la residencia de los dioses. Los astronautas no están más cerca de Dios. "Abajo"... ¿En qué dirección? ¿A partir del polo Norte o del Polo Sur?
 "Descendió a los infiernos" significa lo mismo que "subió a los cielos", es decir, que humillado hasta la muerte y muerte de cruz, vive exaltado por el poder de Dios; que es Señor de la vida y de la muerte, del pasado y del presente. Es buena la simbología, porque nos ayuda a imaginar, cosas que nuestro conocimiento necesita.
 Pero no es bueno permanecer en la situación mental de los niños que confunden los símbolos con la realidad. Y es bueno recordar que el Cielo no es un lugar sino el encuentro con una Persona.
 Los evangelistas nos proponen ante todo el resumen final de la fe: la fe en Jesucristo, Dios con nosotros, Salvador, resumen de toda nuestra fe y fundamento de nuestra misión.
 Y eso es lo que sucedió, que en Jesús, la Palabra que estaba desde siempre en el seno del Padre, puso su tienda entre nosotros, despojándose de su rango, hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz, por lo cual Dios le exaltó y está sentado a la diestra de Dios, dejándonos a nosotros la fuerza de su Espíritu para que llevemos a cabo en el mundo la Misión que su Padre le encomendó. Esa es la realidad, el sentido verdadero de lo que los ojos vieron entonces, y nuestros ojos siguen viendo hoy.
 A nosotros quizá no nos guste este modo de expresarse. Pero no se trata de que nos guste. Se trata de que la Palabra está siempre encarnada, y de que ésta es la manera de expresarse de aquellos hombres que fueron los que nos comunicaron la Palabra.

EL  MENSAJE  DE  LA  ASCENSIÓN

 Hoy se nos invita a inaugurar el "tiempo de espera", que es la vida. Dios "no está". Dios no es una evidencia de los sentidos ni -quizá- de la razón. Pero la vida del hombre no es algo sin sentido. Es un tiempo entre dos presencias: entre Dios y Dios. "¿Qué hacéis ahí mirando al cielo? Volverá".
 La vida plantea al ser humano el profundo interrogante de su sentido. Religión es hallar el sentido de la vida en Dios. Así, se nos invita a encontrar el sentido de la vida en Jesús, mirando atrás, al presente y adelante.
 Mirando atrás, porque Jesús es una realidad en el tiempo: una realidad histórica en la que aquellos hombres supieron ver la presencia de Dios: de eso son testigos los primeros discípulos: de la presencia en Jesús del Espíritu de Dios.

Por tanto, se ha manifestado el Espíritu de Dios, se ha dejado ver el sentido de la vida. Así, el cristiano se define como creyente en Jesús: el que acepta que en Jesús se ha manifestado el Espíritu de Dios. La fe en la Ascensión no es aceptar que una persona voló a los cielos. Es aceptar que Jesús es el sentido de todo, la revelación de Dios y del sentido de la existencia: el Señor.
 Mirando al presente, porque la aceptación de Jesús es la aceptación de la misión. Todos los textos terminan, de una u otra forma, en la Misión. Para eso se nos manifiesta Jesús. El sentido de la vida de los cristianos es diferente: constituidos en el nuevo pueblo de Dios, han sido elegidos para la misión, para dar a conocer a todos lo que han recibido. Se puede no aceptar la misión. Se puede no ser cristiano. El que acepta, es para convertirse en mensajero de Jesús.
 Mirando al futuro: "Volverá". No se trata de la ingenua noción de que un día aparecerá físicamente entre resplandores a pedir cuentas. Está bien como imagen, pero nada más. "Volverá": el mundo que vivimos, aparentemente ausente de Dios, va hacia El. Mi vida va hacia El. La humanidad va hacia El. Nosotros nos esforzamos por provocar el encuentro, cada uno el nuestro, y el de todos si es posible. Todos nuestros símbolos no son capaces más que de deformar lo que será el encuentro. Nadie puede describir, pintar, imaginar, simbolizar, a Dios. Nosotros solemos simbolizar la venida con luces, rayos, terremotos... cuando Jesús habló de Dios habló de pastores, médicos, viejecitas, sembradores, pescadores... Eso sí que lo entendemos.
En resumen:
Creo en Jesucristo, el Señor,
Revelación de Dios y del sentido de la vida:
acepto la vida como misión recibida de El,
para que todos los hombres le conozcan y salven su vida.
Espero mi plenitud, y la de todas las cosas, en Él.

 José Enrique Galarreta

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La Iglesia es su signo-sacramento en el mundo, los sacramentos lo hacen visible bajo la fragilidad material de algunos signos, la Palabra le permite hablar en nuestra lengua invitando a los hombres a una adhesión a su mensaje que, una vez vivido, los llevará hacia aquella dimensión en la que él existe ahora, al cielo.

Todo esto está presente en la teología de la ascensión de Jesús al cielo. Esta es la verdad del relato que Lucas, hoy todavía, nos quiere transmitir, para que «nos postremos ante él, Jesús, y volvamos a nuestra Jerusalén llenos de una gran alegría» (cfr. Lc 24, 52).

Para la revisión de vida

- ¿Estoy asumiendo la misión propia de mi identidad como bautizado/a en Cristo Jesús? ¿En qué doy verdadero «testimonio» de Jesús y de su Causa, y en qué no lo doy aún?

- ¿Qué me falta para madurar más en la fe? ¿Conozco suficientemente el Proyecto de Jesús? ¿Busco vivir por su Causa con la fuerza de su Espíritu y su experiencia de Dios Padre-Madre?

- ¿Qué señales doy de interés por los demás y por su liberación de esclavitudes o angustias, de sufrimientos, marginación, opresión o depresión?

Para la reunión de grupo

- La ascensión del Señor, ¿fue un hecho histórico, físico, espiritual, teológico...?

- Cuál es el mensaje fundamental del «misterio» de la ascensión?

- La tierra es el único camino que tenemos para ir al cielo... Comentar esta famosa sentencia del famoso misionólogo P. Charles.

- Dice Lucas en Hch 1,3, que Jesús, después de resucitar, se dedicó con insistencia a hablar a sus discípulos acerca «del Reino de Dios»: ¿qué creemos que significaba eso para Jesús entonces, y para aquellos primeros discípulos; y qué significa para nosotros hoy? Compartamos nuestra opinión personal sobre ello.

- En Mc 16,15-18 aparece esta promesa de Jesús: quienes crean el anuncio del Evangelio y se bauticen, ejercerán «poderes mesiánicos» liberadores, para destruir lo que amenaza y mata la vida. El texto simboliza esos poderes en estas «señales»: «expulsarán demonios, hablarán lenguas, agarrarán serpientes y, aunque beban veneno no les hará daño; curarán enfermos». ¿Qué pueden significar hoy los «demonios», las «lenguas», las «serpientes», los «venenos» y también la «imposición de manos»? ¿Cuáles deben o pueden ser las «señales» que hemos de dar hoy?

 Comentarios de Pedro Olalde

 Los relatos de la Ascensión no son reportajes literarios de un hecho ocurrido en un monte, sino que transmiten un mensaje de fe escenificado. Los apóstoles no son unos privilegiados espectadores de un vuelo espacial. Son relatos del género literario “teofanía”, es decir, están escritos desde la intención de manifestar la fe en Jesús Señor exaltado por Dios.

 ¿Qué diferencia hay entre Resurrección y Ascensión? Ninguna. Es lo mismo. El texto habla de la muerte y resurrección de Jesús, es decir, de su glorificación por Dios. Jesús se hizo plenamente solidario de la causa del hombre, hasta empeñar la vida por su causa y Dios le dio la razón.

 Para cuando se escribe este evangelio hacia el año 85, los discípulos ya habían sido testigos del Resucitado y habían anunciado la Buena Noticia de Jesús, empezando por Jerusalén, donde hubo una floreciente comunidad, y llegando hasta Roma, el corazón del imperio más poderoso de aquel entonces.

 Fueron sus testigos, es decir, los pregoneros de que Jesús es el ideal de persona humana plena que ha pasado por nuestra historia. Dicho en lenguaje religioso de la época, que Jesús es la salvación del ser humano.

 Los cristianos hemos sido elegidos para la misión, para dar a conocer a todos lo que hemos recibido. Seremos testigos de Jesús si con nuestra vida y palabras mostramos que creemos en Jesús, el ser que mejor reflejó, en su vida y palabras, la presencia de Dios.

 Con este texto el evangelista habla de su propia experiencia, porque el suceso de Pentecostés, de la venida del Espíritu, ya había sucedido, como narran los Hechos en el capítulo 2. Los discípulos de Jesús se sintieron enardecidos por la fuerza y el aliento del Espíritu, sin temor alguno para presentarse ante las autoridades judías, tan temibles entonces.

 En los Hechos, el mismo Lucas nos da más detalles de la Ascensión, porque dice: “Después de decir esto, lo vieron elevarse, hasta que una nube lo ocultó de su vista” (1,9). “Luego, los discípulos regresaron a Jerusalén desde el Monte de los Olivos” (1,12). Así pues, en el evangelio se dice que Jesús ascendió a los cielos desde Betania, y en los Hechos se afirma que lo hizo desde el Monte de los Olivos. No concuerdan los datos sobre el punto de partida. No tiene esto ninguna importancia. El evangelista sólo se propone una cosa: transmitir un mensaje de fe.

 El relato de la Ascensión es una manera gráfica de comunicarnos el mensaje de fe de que Jesús vive en Dios.

 La festividad de la Ascensión es una invitación a elevar nuestra mirada, a considerar que nuestra vida definitiva está en Dios. Y esto nos urge a vivir anticipadamente los valores de allá arriba: el amor, la fraternidad, el perdón, la acogida al necesitado.

 Hoy es el día para desear y pedir que el Espíritu de Dios entre en nuestra vida y nos haga testigos de Jesús. Y ¿cuál es la diferencia entre dos cristianos, uno movido por el Espíritu y el otro no? La que existe entre dos embarcaciones, una con motor y otra sin motor.


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La última alegría fue quedarte marchándote.

Tu subida a los cielos fue ganancia, no pérdida;

fue bajar a la entraña, no evadirte.

Al perderte en las nubes

te vas sin alejarte,

asciendes y te quedas,

subes para llevarnos,

señalas un camino,

abres un surco.

Tu ascensión a los cielos es la última prueba

de que estamos salvados,

de que estás en nosotros por siempre y para siempre.

Desde aquel día la tierra

no es un sepulcro hueco, sino un horno encendido;

no una casa vacía, sino un corro de manos;

no una larga nostalgia, sino un amor creciente.

Te quedaste en el pan, en los hermanos, en el gozo, en la risa,

en todo corazón que ama y espera,

en estas vidas nuestras que cada día ascienden a tu lado.



José Luis Martín Descalzo en "Razones para la alegría"







Referencias Bibliograficas:

De diversas fuentes de internet