martes, 6 de septiembre de 2011

11 de septiembre del 2011 24º Domingo del tiempo ordinario A


A guisa de introduccion:

La justicia no es suficiente

Las lecturas de este domingo nos hablan del perdón como tema principal. El evangelio de hoy es continuación del que leíamos el domingo pasado. Allí se daba por supuesto el perdón. Mateo sigue con la instrucción sobre cómo comportarse con los hermanos dentro de la comunidad. Sin perdón mutuo sería imposible cualquier clase de comunidad.


El perdón no es más que una de las manifestaciones del amor y está en conexión directa con el amor al enemigo. Entre los seres humanos es impensable un verdadero amor que no lleve implícito el perdón. Dejaríamos de ser humanos si pudiéramos eliminar la posibilidad de fallar.


Ya en el siglo II antes de Cristo, Ben Sirac escribía: “rencor y cólera, he aquí dos cosas abominables en las que el pecador se obstina”. El autor denuncia la venganza y recomienda el perdón. Sí, pero cómo perdonar a quien ha destruido mi vida y mi reputación? Cómo perdonar a aquel que ha causado la muerte de un miembro de mi familia? En ciertos países, hay hombres y mujeres que son responsables de la muerte de familias enteras. Como perdonarlos?  Estamos ciertamente, ante una cuestión bien difícil…


La vida en sociedad es difícil. En la familia, en las relaciones de amistad, de trabajo, en la ciudad como en el campo, aquí como en otros lugares, en todas las sociedades y o grupos humanos, los choques y heridas son frecuentes…Palabras injuriosas, mentiras, mezquindades, robos, trampas, violencia, acosos de todo tipo, la lista no parece tener fin, como si cada día aparecieran nuevas formas de maldad.


El amor nunca es fácil a causa del instinto de agresividad que nos lleva a coger la parte que nos toca y a veces un poco más.  Uno recuerda la frase desconcertante de Plauto (254-184 A.C)  y popularizada por  Thomas Hobbes (1588-1679): “el hombre es un lobo para el hombre”. Frase no muy gentil y que hace quedar mal a los lobos.


Es por ello que la justicia es una virtud muy esencial  y muy difícil. Justicia que da a cada quien lo que le corresponde, pero que impide la opresión  o la dominación de los unos sobre los otros. Justicia que pone fin a la violencia de los culpables. Justicia que protege a la víctima. Justicia que recuerda a la conciencia de todos la exigencia radical del derecho.


Y por tanto no basta con la justicia. Hace falta más, hace falta otra cosa para que el culpable se redima, se recupere…para que la víctima salga de la cárcel que le encierra, para que la sociedad recupere la confianza.


Felices o bienaventurados aquellos y aquellas que más allá de la justicia, logran  llegar al perdón.





APROXIMACION PSICOLOGICA DEL TEXTO DEL EVANGELIO

Es la alegría la que nos libra (salva) de la muerte:

Con estos ejemplos, alguien remarcaba que es la alegría la que salva de la muerte. En el evangelio, los fariseos aparecen en efecto sin vida porque ellos están sin alegría.


Aquel que es feliz va  mucho más allá y  más lejos del hecho  de  acoger la vida donde la encuentre: él la suscita mismo allí donde no la encuentra. Aquel a quien le falte la alegría actúa de peor manera  al no crear la alegría allí donde ella no existe: la rechaza y la destruye mismo allí donde él la ve.


Los fariseos son tristes hasta morir, y de hecho, ellos matan la vida alrededor suyo. Ellos no aceptan que Jesús le dé la alegría a otros, al acogerlos en su mesa o al decirles (a los paralíticos por ejemplo) que sus pecados ya no les atormentan más (Mc 2,6-7). Ellos no aceptan que Jesús se tome su tiempo y tome una copa, aprovechando la ocasion con alguien considerado pecador (Mt 11,19). Igual  la oración del fariseo en el templo está pintada de tristeza como un domingo lluvioso (Lc 18,9-11).


La reacción del hermano del Hijo prodigo, ella también, es típicamente farisea-y triste!: pues parece decir: “ no encuentro ningún motivo para estar alegre ante el retorno de este individuo de moral dudosa…” (cfr. Lc 15,28-30). 

Todos estos hombres saben que Dios les ama, pero ellos no lo sienten. Ellos registran (asumen) el amor como un hecho, mas no lo dejan que se cuele al interior de ellos mismos, allí donde él vendría a suavizar (hacerles más flexibles)  y calentar sus actitudes de cara a ellos mismos, de cara a la vida, de cara a sus hermanos.


Es exactamente el drama del deudor incapaz de sentir compasión. Este hombre tiene la experiencia del amor sin ponerlo verdaderamente en práctica.  El registra el amor que siente alguien por él como un hecho diverso, sin dejar que éste se apodere de él profundamente. Ningún sentimiento  acompaña esta experiencia. Ni sorpresa, ni alegría, ni gratitud, ni el redescubrimiento de su benefactor en un nuevo día. Y como ninguna emoción surge, ningún cambio de actitud tampoco acaece en este hombre, ni de cara a él mismo (yo sigo siendo el duro que yo era) ni de cara a la vida (la vida es un combate), ni de cara a los demás (“el hombre es un lobo para el hombre”).


Porque la alegría no se ha apoderado de este hombre, él continua a repartir (comunicar) la muerte alrededor suyo, y él lleva a los otros a que le traten en retorno con la misma dureza.


Esta triste parábola nos introduce felizmente en el corazón del misterio de la conversión: descubrirse  (verse) amado por Dios puede llegar a ser una experiencia de alegría que nos contagia profundamente y modifica todas nuestras actitudes de base.


Feliz (bienaventurado) aquel que no solamente se sabe amado, sino que también se deja llevar hacia el amor para sentirlo!

De Marcos Rodriguez:  (feadulta.com)

Para descubrir por qué tenemos que seguir amando al que me ha hecho daño, tenemos que descubrir los motivos del verdadero amor a los demás. Si yo amo solamente a las personas que son amables no salgo de la dinámica del egoísmo.

El amor verdadero tiene su justificación en la persona que ama, no en el objeto del amor y sus cualidades. El amor a los que son amables por sus cualidades, no es garantía ninguna del amor verdaderamente humano y cristiano. Si no perdonamos a todos y por todo, nuestro amor es cero, porque si perdonamos una ofensa y otra no, las razones de ese perdón no son genuinas.


No sólo el ofendido necesita perdonar para ser humano, También el que ofende necesita del perdón para recuperar su humanidad.  La dinámica del perdón responde a la más profunda necesidad psicológica del ser humano de un horizonte para poder seguir viviendo. Cuando el hombre se encuentra con sus fallos cada día, necesita una certeza de que las posibilidades de rectificar siguen abiertas. A esto le llamamos perdón de Dios.


Descubrir, después de un fallo grave, que la actitud de Dios sigue siendo la misma, que me sigue queriendo y sigue queriendo lo mejor para mí, tiene que llevarme a la recuperación de mi propio ser, a superar la desintegración que lleva consigo un fallo grave.


La mejor manera de convencerme de que Dios me ha perdonado, es descubrir que aquellos a quienes ofendí me han perdonado. Sólo cuando estoy convencido de que Dios y los demás me han perdonado, estaré dispuesto a perdonarme a mí mismo y recuperaré la paz interior, imprescindible para poder seguir adelante.


Otra REFLEXION

De  cara a la ofensa que nos hacen, existe tres tipos de respuestas posibles:


1.     LA VENGANZA EXTREMA

2.     LA LEY DEL TALION

3.     LA MISERICORDIA

1.  LA VENGANZA EXTREMA : Según la Biblia, la venganza es como una bestia salvaje camuflada en la sombra (bajo el tapiz) a la entrada de la casa, y lista sacar sus dientes y sus garras (Gen 4,7). El animal salvaje no está nunca lejos en cada uno de nosotros . El primer reflejo o reacción de aquel que es agredido es de devolver al céntuplo. Un poco como Lamec, donde el canto hace eco a los odios tribales primitivos: Ada y Cilla, escuchen mi voz. Mujeres de Lamec, escuchen mi canción: por una herida, un hombre yo he matado…por una contusión (lesión), un niño he degollado…Caín fue vengado 7 veces…Pero Lamec, 70 veces 7 veces será vengado” (Gen 4,23.24).

Vengarse hasta donde sea posible!   Todavía hoy, nos volvemos a esta ley de barbarie: los ataques del 11 de septiembre del 2001, en Nueva York; los camisas negras (SS) que fusilan 10 civiles inocentes por cada soldado alemán asesinado por la resistencia (en el marco de la II guerra mundial); la limpieza étnica de Bosnia donde un grupo provoca la desaparición del otro; las 80.000 personas masacradas en 100 días en Ruanda, en una guerra de clanes; los seis millones de judíos asesinados por los Nazis, porque simplemente eran judíos. Esta barbarie existe después de la noche del tiempo y ella reaparece de manera regular a través de los siglos, perpetrada por gente normal, como ustedes y como yo.

2. una segunda posibilidad es LA LEY DEL TALION. Constatando el aspecto devastador de las venganzas bárbaras mencionadas anteriormente, el rey Hammurabi de babilonia, en el siglo XVIII antes de Cristo, impone LA LEY DEL TALION: “ojo por ojo, diente por diente”, con el fin de limitar el número de muertos asociados a la venganza. Uno puede vengarse, pero “se debe respetar la severidad del crimen”. Esto era un progreso social enorme. Hoy, millones de personas están o son todavía (permanecen) en esta etapa de la humanidad (v.g. la insistencia en la pena de muerte).

3. Una tercera posibilidad la encontramos en la tradición judía, una tradición de MISERICORDIA: “se debe perdonar hasta 4 veces”. Pedro, que nació dentro de esta tradición, se cree verdaderamente generoso cuando propone perdonar hasta 7 veces! La respuesta de Jesús es sin equivoco: se debe perdonar no 7 veces, sino 70 veces 7 (veces) , es decir, que no debe haber un límite en nuestro perdón. Jesús hace naturalmente referencia al canto de Lamec en el libro del Génesis. 


Cristo nos recuerda en el evangelio que, gracias al perdón, nosotros mismos podemos escoger la manera (el modo) en el que seremos juzgados al final de nuestra vida: “perdonen y se les perdonará” ; “la medida que ustedes utilicen para juzgar a los otros será la medida que será utilizada con ustedes” “Dios perdonará sus ofensas como ustedes perdonen a aquellos que les han ofendido”.

El perdón es una especie de vuelta a la vida, permitiendo  considerar de nuevo a la otra persona como un hermana: “tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado”, dice el padre del hijo prodigo a su hijo que regresa del campo.


El perdón es la base de la vida cristiana, ya que permite entrar en el universo del amor y de la misericordia de Dios. “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48) y por su parte San Lucas escribirá: “Sean misericordiosos como su padre celestial es misericordioso”  (Lc 6,36).


Para Cristo, el perdón y la reconciliación son más importantes que el culto y las ofrendas: “cuando presentes tu ofrenda en el altar, si tu recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti , deja allí tu ofrenda y ve primero a reconciliarte con tu hermano, después vuelve a presentar tu ofrenda”  (Mt 5,23 ss).

Cuántos desastres familiares suceden por la falta de perdón : a la ocasión  de conflictos familiares, de separación o de divorcio, de repartición de herencias, etc.


Jesús pudo pedirle a Pedro y a los otros discípulos que perdonaran sin límites porque Él mismo supo dar ejemplo sobre la cruz: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen “. Él nos recuerda hoy que el perdón es la característica más importante del cristiano: perdonar no 7 veces sino 70 veces 7.


REFERENCIAS:

1.     Pequeño Misal “Prions en Eglise”, edición de Quebec 2011.
2.     HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.