viernes, 15 de abril de 2011

Para vivir la cuaresma día a día: 15 de abril del 2011 5º viernes de cuaresma


Cargando  el sufrimiento de un pueblo

Es bien sabido que Jeremías fue un hombre de dolor. De ahí viene el famoso término  “jeremiadas” que es sinónimo de gemidos, quejas de dolor.

Las confesiones y las lamentaciones que se le atribuyen y en las cuales el profeta llega mismo al punto de  maldecir el día de su nacimiento, revelan una herida profunda y lacerante en él.

Pero no vayamos a pensar que esto es porque Jeremías era débil de carácter y que se lamentaba hasta por el más mínimo mal. Jeremías  grita y se escandaliza cada día ante el drama de un pueblo que permanece sordo a su Palabra, que dice es su deber de pronunciarla en el nombre del mismo Dios.

Y ciertamente Jesús no era un hombre con tendencia a quejarse.

Toda su vida ha sido un combate contra el sufrimiento de los enfermos, de los aislados, de los poseídos.

Toda su vida ha sido un modelo de compasión ante el sufrimiento humano.

A pesar de todo esto,  se expone ante las acusaciones de escribas y fariseos que lo tildan de comportamiento blasfemo. Jesús no se detiene. Él se confía una vez más a Dios  y acepta de cargar en su humanidad (cuerpo y alma) el sufrimiento de su pueblo. 

Este sufrimiento, Él lo ha tomado no como fatalidad o un sacrificio sino más bien como la última expresión de su amor por Dios y por nosotros.