jueves, 27 de octubre de 2011

Padre Tulio Cadavid. mxy (1918-1998)

Padre Tulio Cadavid Tobon (1918-1998)





Pedagogo de muchas generaciones del IMEY

Nació el 25 de junio de 1918, en San Pedro de los Milagros.

Ingresó al seminario en enero de 1933. 
Ordenado sacerdote el 30 de noviembre de 1943.
Su trabajo apostólico lo realizó desde San Martín de Loba en la Costa Atlántica hasta Bucaramanga, donde se desempeñó como secretario privado de Monseñor Anibal Munoz Duque. Profesor del Seminario en Yarumal y Medellin en varias ocasiones. Párroco en Vélez (Santander) y Puente Aranda ( en Bogotà). Murio en La casa de Emaus de Medellin el 27 de octubre de 1998, despues de una larga enfermedad.


El padre Tulio como su nombre que viene de “Tulius” de origen latín y que significa “elevado por Dios” irradió en su vida dicha definición. 
Tuve la dicha de conocer a “Tulito” como le llamábamos en 1988, justo cuando empezaba mi primer año de filosofía en el Seminario Mayor de Medellín.  Para esta época, y viendo sus coordenadas (o número telefónico  1918-1998) frisaba los 70 años. Se le veía, a pesar de su figura enjuta  (cual quijote soñador y entusiasta por la aventura de la vida) sonriente,  con un muy buen sentido del humor propio del paisa, dichoso,  apasionado por la enseñanza de la teología y las ciencias, la música y la poesía.


Sin lugar a dudas,  fue un referente “mayor”, el “viejo sabio” que azuzaba nuestra curiosidad por la ciencia, la teología, la filosofía y la misión. 
El padre Cadavid fue de los primeros misioneros que me hizo ver de manera palpable que el estudio  (la teoría) complementa la acción (práctica).


El padre Tulito por ejemplo cuando nos daba clases de Antropología Filosófica mostraba en su cátedra una profunda humanidad, una admirable fe y una inmensa sabiduría. 
Su sentido del humor no era por menos deslumbrante y magnífico. A Tulio, si uno le ofrecía la mano para saludarle, solía contestar: “No sea lambón, vaya a lamber a otra parte”. O cuando sorprendía algún seminarista tomando café en la sala de acogida de la Casa de Emaús (residencia de los hermanos mayores) increpaba: “no venga aquí a tomarse el tinto de los viejitos, no sea descarado, para eso tienen también allá en el seminario su cafetera”. 
Así era Tulito cómico punzante con ironía y sarcasmo. Recuerdo también sus grandes virtudes musicales. En su cuarto de Emaús tenía un inmenso y antiguo órgano del cual arrancaba bellas piezas de su propia inspiración. 
Alguna vez, durante los minutos de descanso, yo fui afortunado con algunos otros a quienes nos condujo en su cuarto, para respirar un poco de su intimidad y timidez, y por lo tanto empaparnos de su sapiencia y poesía. Una de las cosas que hizo Tulito fue comenzar a interpretar sobre el clásico piano una melodía celeste, sin voz, siguiendo una partitura, era un pasillo que nunca olvidaré y que me conmovió al menos a mí intensamente. Una vez terminada la bella composición, nos dijo que se llamaba “Lejano azul” y que era de su propia inspiración…No sé si Tulito dejaría entre su legado musical aquella linda melodía, pero en conclusión si algo aprendí y aprecié del Padre Cadavid fue su talento para la música…

Hoy 27 de octubre, ya hace  hace 13  años  que Tulito fue llamado a la Casa del Padre.

Gracias Padre Tulio por no habernos inspirado y habernos dejado tu flor, tu música y tu sabiduría...