martes, 22 de enero de 2013

27 de enero del 2013: 3er Domingo del Tiempo Ordinario




A guisa de introducción:

La trascendencia de la Palabra:

La palabra nos descubre el mundo. Gracias a ella podemos entender el sentido de nuestra vida.

Cuando el niño balbucea las primeras palabras nos emocionamos. Cuando aprenden a leer y decir ideas coherentes nos maravillamos. De ahí la importancia del aprendizaje del lenguaje, de saber comunicar.

No es gratuito que Dios Padre haya definido su materialización en el mundo y a través de su Hijo Jesucristo, su encarnación como Palabra, pues la palabra se torna mensaje, comunicación e iluminación.

Tiene su razón de ser la existencia de la filosofía del lenguaje entendida como semiótica o semiología…Otros hablan de Hermenéutica, de exegesis, de interpretación.

Los textos de este domingo nos invitan a reflexionar sobre la PALABRA con mayúscula.

En un mundo y una sociedad que nos atiborra de palabras, de mensajes confusos, es importante reflexionar sobre la esencia de la Palabra, de la comunicación…Cómo empleamos nosotros la palabra? No es verdad acaso que abusamos de ella y raramente la empleamos para animar, para corregir, para edificar, para hacer más amable y conciliable el mundo?

Punto aparte merece una Palabra, la Palabra de Dios contenida en la Biblia, revelada por Dios mismo para constituirse en la guía de toda existencia humana, en fuente de sabiduría y gozo espiritual, esto es lo que nos muestra la primera lectura del libro de Esdras: el pueblo de Israel toma conciencia de la relevancia de la Palabra divina, de su preexistencia y eternidad, pero también de la negligencia que han tenido con ella hasta el momento…Por eso lloran, se conmueven y se comprometen en adelante a acatarla y seguirla.

Decimos de manera usual que no solo se mata o hiere con armas y que también podemos matar con las palabras, cuando estas son ofensivas, denigrantes e injuriosas. Todos sabemos del gran efecto positivo que pueden causar unas palabras de aliento, de estímulo, de felicitación, de amor…

Maestros de la palabra son Dios, sus enviados los profetas y por antonomasia JESUCRISTO, el Hijo de Dios, cuya Palabra se constituye Verdad que nos muestra el Camino para arribar a la Vida Verdadera, a la vida en abundancia de la que nos habla San Juan en su evangelio: “He venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).

lunes, 14 de enero de 2013

20 de enero del 2013: 2º Domingo del Tiempo Ordinario



La fe en Jesús nos ofrece un presente y un avenir enriquecidos por la alianza y la presencia de Dios. Celebremos las diferentes  manifestaciones de esta gran novedad.




L   E   C   T   U   R   A   S  :

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 62, 1,5

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora su justicia y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán su justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamaran la "abandonada", ni a tu tierra "devastada"; a ti te llamaran "Mi favorita", y a tu tierra "Desposada". Porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así se desposa el que la construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.
Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL
SALMO 95

R.- CONTAD LAS MARAVILLAS DEL SEÑOR TODAS LAS NACIONES

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.-

Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.-

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.-

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: "El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente. R.-


SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 12, 4-11


Hermanos:

Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A este le han concedido hacer milagros; a aquel, profetizar. A otro, distinguir los buenos y los malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de la interpretación. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.

Palabra del Señor



ALELUYA 2 Tes 2, 14
Dios nos llamó por medio del Evangelio para que consigamos la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
-- No les queda vino.
Jesús le contentó:
-- Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
-- Haced lo que él os diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:
-- Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
El mayordomo probó el agua convertido en vino sin saber de donde venía (los sirvientes si lo sabían, pues habían sacado el agua, y entonces llamó al novio y le dijo:
-- Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.

Palabra del Señor


A guisa de introducción:

Ante la Falta,  la necesidad, el vacío, la ausencia de algo…



Quién de nosotros, un día no ha tenido la experiencia de faltarle algo? Falta de comida cuando los invitados inesperados llegan…Falta de gasolina o combustible en plena noche cuando la estación en la que confiábamos está cerrada…Falta de amor cuando un amigo se aleja…Falta de la estima de la parte de su patrón…acuérdense ustedes…

El relato de las BODAS DE CANA, cuenta una experiencia donde la falta (o ausencia de algo) suscita la fe, la confianza, el nacimiento de relaciones nuevas, abre a una sobre abundancia de vida…Ha sido así para ustedes?

Es de cara a un vacío a llenar (o una necesidad a satisfacer) que Jesús es llevado a realizar el primer milagro de su ministerio pastoral, mismo, en el momento que su hora no había llegado aún.  Viendo vivir a los humanos de nuestro tiempo, a veces se siente uno consternado por este “vacío” o necesidad que les habita. A pesar de guardar las apariencias, a pesar de la locura y aceleración inducida por nuestras sociedades modernas, lo humano permanece siempre habitado por un deseo de plenitud, de felicidad, de plenitud.

Jesús, como Redentor y Salvador del género humano, quiere tocar precisamente aquello que constituye un vacío, una falta…eso que hay en nosotros más frágil, aquello que expresa mejor la verdad de nuestro ser herido, de nuestra miseria.  Mientras que tenemos todo a nivel material, nosotros estamos tristes e insatisfechos interiormente: algo nos falta. Y ahí cuando nosotros somos pobres, ahí cuando nos vemos desnudos, ahí cuando no nos queda más que un poco de agua para no morir, es ahí cuando Dios viene a llenarnos de vitalidad. Y al tocar el corazón de nuestro ser, Él aspira a transformarnos de manera secreta para abrirnos a una vida más digna.


Una nueva relación entre los humanos y de ellos con Dios

1.     Lo que acerca a un hombre y a una mujer, es la atracción mutua y sobre todo el amor que brota. Este amor, nacido súbitamente, conduce a los enamorados a desear un proyecto de sociedad nueva, la pareja. Después de cierto tiempo, esta pareja desea un proyecto de vida estable, eso que uno llama “la institución” o el “matrimonio”.

El amor transforma a los enamorados. Su relación entre ellos, y con los otros, es renovada desde el fondo y plenamente. Ellos no son más como antes ellos están preocupados por su presente y mucho más todavía por su futuro.

jueves, 10 de enero de 2013

13 de enero del 2013: Bautismo de Jesús


El tiempo de la NAVIDAD se termina este domingo. Nos gustaría quedarnos y darnos más tiempo para contemplar los misterios de la vida escondida de Jesús, pero la liturgia de este domingo nos permite celebrar el momento en que adulto, es bautizado y comienza entonces su misión. Después de su bautismo en el Jordán, el cielo se abre y Él permanece  para siempre con cada uno de nosotros.



CoN LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO DE JESÚS  se termina el ciclo de Navidad y se da inicio "al Año ORDINARIO".

San Lucas nos presenta a JESÚS en oración preparándose para recibir el ESPÍRITU SANTO y hace este acontecimiento una catequesis (momento de reflexión y profundización) para los cristianos de su tiempo.

Vemos en la escena a JUAN BAUTISTA invitando a la gente que le seguía de manera multitudinaria a hacerse bautizar en signo de penitencia. Y les invita a purificarse de sus pecados, para ser dignos y estar preparados a recibir a AQUEL que los bautizará "con el ESPÍRITU SANTO y el fuego".

A través todas esas personas, Lucas nos invita a descubrir la inmensa y gran multitud de hombres y mujeres pecadores que a lo largo de los siglos, aspiran al bautismo.

Ahí está representada toda la gran cantidad de hombres y mujeres pecadores que a veces de manera inconsciente aspiran a una vida mejor y más verdadera (más feliz).

El mensaje de JUAN BAUTISTA tenía para el común de la gente algo fascinante, había cualquier cosa que impactaba. Este hombre de carácter poco familiar, asceta, y casi que salvaje (alejado del bullicio y de la falsa sociedad, como dice la ranchera) y vigoroso no se tragaba sus palabras , las masticaba bien y no hacía distinción de personas para increparlas e inquietarlas.

Con su lenguaje agresivo, colorido, desacomodaba, incomodaba y mas bien, rompía con la rutina y hacía despertar en sus oyentes esperanzas que dormían.

Y de pronto, aparece acá , ante Juan , Jesús de Nazaret, para pedirle el Bautismo. Es seguro que por lo que afirmara más tarde JESÚS de él ("este es mas que un profeta" (Lc 7,26) ) es JUAN BAUTISTA quien lo empujara , lo motivará y será el precursor , quien estará en el origen de su propio compromiso. (Lc 20, 1-8).

Es indudable que Juan Bautista ha ejercido una gran influencia, un gran impacto en la persona de Jesús. Para decirlo en términos más literarios, es Juan quien hará salir a Jesús de su familia, dejando atrás su pueblo. Es Juan quien le ha abierto el camino, según las mismas palabras evangélicas ( Lc 3,4).

Juan Bautista es un hijo del pueblo, surgido del pueblo ordinario y aparece entre el pueblo (Lc 3, 10-14) haciendo que sus palabras, su predicación  siembre cuestionamientos profundos entre los corazones . Preguntas a propósito de su actitud ante Dios...Están ellos verdaderamente atentos, en la espera? Le dan a Dios verdaderamente el lugar, la plaza que El quiere ocupar dentro de su vida? Es que ellos hacen todo lo que pueden para que Dios sea reconocido y amado , que sea un Dios vivo y liberador?

Es creíble y es muy posible entonces que tales preguntas y cuestionamientos hayan tocado profundamente a Jesús, al punto de llevarlo a tomar la decisión de entrar El mismo dentro del movimiento e ir también a recibir (v.21) el bautismo de Juan.

Estas observaciones nos conducen a romper entonces con nuestras imagines tradicionales del bautismo del Señor, que nos ofrece una escena a la vez grandiosa y estática donde el agua corre, los espectadores se inclinan, la paloma vuela y la voz desciende sobre un Jesús pasivo.

El bautismo, para Jesús fue una experiencia clave , que se inscribe en la respuesta activa y comprometida a la interpelación de Juan.

Tal fue para Él, la ocasión de una primera toma de conciencia de aquello a lo que estaba llamado y es dentro del contexto de la vocación descrita en Isaías 42, 1-7, a la cual el evangelio hace directamente alusión en el versículo 22.

Jesús, el Hijo de Dios , fue también un pueblerino, un paisano a la escucha, quien supo discernir y tomar las ocasiones de crecimiento y de compromiso que Dios suscita para El por los profetas de su entorno . En esto Jesús nos da ejemplo, nos muestra el camino.

El bautismo de Jesús inaugura su vida pública y contiene en potencia todo el itinerario que deberá recorrer. Parece un dato histórico cierto: Jesús, como tantos otros jóvenes de su tiempo, se siente conmovido por la predicación de Juan, y acude a recibir su «bautismo», con un rito de «inmersión» en las aguas del Jordán, un rito casi universal que significa una decisión radical de entrega a una Causa, por la que uno se declara ya decidido a dar la vida, a morir incluso. Jesús, con la coherencia de su vida, hará homenaje a su decisión de hacerse bautizar por Juan. Todo seguidor de Jesús está llamado a hacer suya esa coherencia de vida y esa radicalidad de decisión, que se expresa y anticipa en el rito del bautismo, y se debe hacer realidad todos los días.

Después de su bautismo vemos a Jesús en oración, enteramente de cara a Dios. El nos muestra así el camino de la verdadera conversión. El nos lleva a un dialogo filial con el Padre. Convertirnos es descentrarnos de nosotros mismos y centrarnos en Dios. Esta conversión no será jamás adquirida de una vez por todas . Sera una tarea a recomenzar todos los días hasta el fin de nuestra vida. Pero para este itinerario, esta subida no estamos solos. Cristo esta siempre ahí para guiarnos y enseñarnos a unirnos a su oración.

El tercer evangelista presenta la figura de Jesús no principalmente como objeto de admiración o de adoración, sino como aquel a quien el creyente debe seguir, asumiendo radicalmente sus actitudes y su proyecto. El Bautismo en Jesús, no fue un acto social, o de fanatismo religioso. Esta acción, por el cual el Espíritu revela la verdadera identidad de Jesús, marca cuál es su misión en la historia y por lo tanto su destino. Jesús, que supo comprometerse en la obra de Dios Padre, camina hacia la muerte, no en una actitud sádica, sino en total libertad. Él sabe por quién hace opción y conoce muy bien la consecuencia de estar de parte de Dios y de los favoritos de él: los pobres. Este es en definitiva, el sentido del bautismo de Jesús, matricularse en el Proyecto de Dios Padre, que es la vida en abundancia de todos los hombres y mujeres de la historia.


El bautismo no sólo se sitúa en el camino de la propia aventura espiritual, sino que implica una responsabilidad para con los demás, una misión universal: la construcción de un mundo nuevo, la edificación, aquí y ahora, de la Utopía («el Reino», como la llamaría Jesús). El bautizado cristiano, como «seguidor», como inspirado por Jesús que se hizo bautizar por Juan muy conscientemente, muy adulto, está llamado a ser, con él, salvador de la humanidad y de la creación, del planeta, puesto en riesgo grave por las políticas anti-utópicas de la civilización capitalista industrial ecológicamente irresponsable.

lunes, 7 de enero de 2013

10 de enero del 2013: en los 20 años de la Resurrección del Egregio Pastor Hincapié


Érase una vez el egregio pastor Hincapié


Apóstol de la Verdad, que anunciaste a Dios a los marquetones,
pregonando el amor, la paz y la FE que te corría a borbotones..

Tomaste en serio tu misión, el evangelio te transformo...
con alegría gritaste liberación en un mundo pleno de esclavos...

Fuiste hombre entre los hombres, sacerdote y ser humano para los demás,
consuelo para los más pobres, antorcha en medio de la oscuridad...

Sembraste paz y alegría, cantaste siempre Dios es plenitud,
que el camino, la verdad y la vida que nos llevan al Padre es Jesús ...





Yo creo que a más de uno y en particular a uno o una de Marquetalia le gustaría escribir un libro sobre el reverendo Padre Antonio María Hincapié.

Publicaciones amplias o muy difundidas a propósito de su vida no ha habido hasta ahora. A excepción de alusiones rápidas y breves en alguna monografía, apariciones esporádicas y más bien anecdóticas en algún cuento municipal…Hubo algún intento de crear una página Facebook con las contribuciones de quienes le conocimos y lo tratamos de cerca…pero nunca se concretizó…

Enhorabuena, como diría un habitante de la madre patria, el investigador, pedagogo e historiador hijo también de Marquetalia ANGEL MARIA OCAMPO nos satisface esta necesidad que había, llena este vacío  y  sacia la sed de tener datos e información recopilada y ordenada sobre aquel a quien he llamado siempre egregio pastor Hincapié…

Yo creo, sin temor a equivocarme que el Padre Hincapié es patrimonio de todos los marquetones. Y algunos en particular, los que tuvieron la suerte de encontrarle y conocerle,  podían contribuir con alguna pildorita sobre la impresión o huella que dejo en ellos nuestro entrañable cura.  Y no es para menos, fue un hombre y una presencia que marcó por más de 30 años la vida y el acontecer marquetòn.

Sin conocer aún el contenido del libro  (“Y bendijo Dios la villa del sol”) que  lanzará el  mencionado autor, el próximo 19 de enero me atreveré hacer lo que llamaría una pre critica del libro, que pienso solo será más valida y se encontrara su razón de ser cuando el libro ya sea difundido y sea su contenido  de la total dominación de sus lectores.

Sería más bien las expectativas respecto al libro, porque confieso, fue mi sueño, y aun es mi sueño escribir algo sobre el padre Hincapié. De todos modos felicitaciones a Don Ángel María por su trabajo y mística en esta investigación, como le conocemos, es  seguro que esta vez como siempre no nos defraudará.

Primero, espero que además de los datos biográficos del Padre recopilados en los archivos históricos municipales y eclesiales, haya sido alimentado con entrevistas a cercanos suyos como su hermano nuestro también amigo, vecino de toda la vida, otro hijo adoptivo marquetòn Don Manuel …Que se haya preguntado a abuelos, personas mayores que le contactaron sobre su personalidad…

Dos, espero que tenga una gran parcela en el libro el hecho fe-religioso-eclesial y no meramente el hecho pastoral (misión) del padre Hincapié como cura párroco, medico de almas…Me explico, espero encontrar en el libro también esa mini historia vocacional, que se nos cuente por qué habría decidido hacerse sacerdote, qué era la fe para Él y como veía aquella Iglesia que vivió entre dos épocas muy precisas  (antes y después del vaticano II).

Tres, espero encontrar en el libro visos de un Padre Hincapié muy humano, con defectos (porque muchos los remarcan con humor), además no hay santo perfecto y que no sea algo picarón…Quiero que en el libro no se sea tan serio ni se pretenda abordarlo solo realzando sus virtudes y minusvalorando o ignorando totalmente sus pequeños vicios, sus pecados, porque siempre la moneda tiene dos caras…Todo ser humano tiene sus glorias y sus faltas…de lo contrario se caería en el fariseísmo o en una cierta hipocresía…espero hacerme entender:

Yo particularmente recuerdo eso del padre Hincapié: mientras vivía, se escuchaba de él, más defectos que virtudes…Al final solo “chismorreos”, rumores sin fundamento…Su amor y o afán en ocasiones desmesurado por la plata (pero para ayudar mayormente a los pobres y desvalidos), su actitud crítica burlona (de los pecados de los otros: prostitutas, las señoras chismosas, los borracho a quienes imitaba en la Iglesia  y no era raro que alguna que otra vez profiriera una palabra de grueso calibre (pero para realzar lo contrario de eso que criticaba ).  Su carácter o mal genio era bien conocido, y a ratos su actitud displicente y seleccionadora con algunas personas muchos lo remarcan…

Pero detrás de todo esto había esa faceta poco realzada mientras vivió: esa faceta de constructor de comunidad, de familia, la de un clérigo preocupado por la formación de la mujer, de la niñez y de la juventud; su compasión por los ancianos y los marginados socialmente…ello se tradujo en las obras concretas de los colegios Juan XXIII, la Normal, el Colegio Santa Elena, el asilo san Vicente…Sin temor a equivocarme, después de muerto fue que se vino a gritar, proclamar y hacer eco de todo aquello que parecía tan tácito y o poco evidente, mientras habitaba entre los vivos.

Hoy por hoy no podemos juzgar al Padre Hincapié con las categorías, la lupa de los años 70’S 80s…Él respondió a una época, donde el cura y el alcalde eran los “manda callar” de los pueblos pequeños. El burgomaestre y el pastor católico eran aparentemente enemigos pero en el fondo de sí mismos y en la realidad del día a día, ellos mismos y todo el mundo sabía que se necesitaban mutuamente y que por ello se debían soportar.

Cada vez que leo o veo DON CAMILO de Giovanni Guareshi pienso en el padre Hincapié y en tantos sacerdotes que vivieron entre  los años 50’s y 80’s…recios, aparentemente duros, irascibles a veces, pendencieros, “plateros o amantes del panier” (canasto, ponchera de ofrendas en dinero), pero también orantes, contemplativos, caritativos, soñadores, visitadores de las familias (cuánto nos hacen falta esos curas de antaño)…

Ahí puede incluirse al Padre Hincapié…Eso es lo que recuerdo de Él.
Yo tendría unos 7 años la primera vez que le vi, y su figura, su imponencia, su presencia en el pueblo y en las familias, despertó desde muy temprano en mi vida la fascinación por la vocación sacerdotal, tal vez porque desde siempre supe percibir y quedarme con las mejores virtudes del sacerdote.

Así nos ocurre con todos los seres humanos con quienes convivimos,  nos tropezamos, nos encontramos a lo largo de la vida: descubrimos un día que en ellos que  solo había luz  sino que también había oscuridad, que no solo eran un cumulo de virtudes sino también dechados de imperfecciones…entonces los amamos y los odiamos…recuerden a la odiada amada Ingrid Betancurt, por ejemplo, al odiado-amado Álvaro Uribe, al odiado –amado Chávez…Ni Jesús, el hijo de Dios estuvo libre de eso (pero la causa del odio hacia Él fue bastante bien diferente). 

Aun ahí puede incluirse al Padre Hincapié…Eso es lo que recuerdo de Él. Unos hablaban bien de Él, lo veneraban, lo subían a los altares, otros lo bajaban del pedestal, lo criticaban, lo blasfemaban…Y puede que hoy haya pocos que se atrevan a blasfemar, pero la gran mayoría lo subimos al pedestal.

Personalmente no tuve mucha oportunidad de compartir o sostener largas charlas con el padre Hincapié…Uno porque cuando decidí entrar al seminario no lo hice en la jurisdicción de su parroquia ni de su diócesis…Aquello, recuerdo que le extrañó  y le admiró…No ensayó mucho, al menos conmigo, de hacernos desistir y reconsiderar la posibilidad de ir a estudiar a Manizales o hacernos sacerdotes seculares  para la propia diócesis local de La Dorada-Guaduas que se había recién creado en 1985. A pesar de todo, tanto a Darío Castillo como a mí nos apoyó y dio buenas referencias de nosotros cuando nos enrolamos en las filas de los Misioneros de Yarumal, venidos de Medellín a Marquetalia en 1987,  para hacer lo que se llamaba promoción vocacional y animación misionera… Es más, después siguió invitando a padres y seminaristas de nuestra comunidad para animar misiones de navidad y semana santa tanto en la zona urbana como las veredas entre 1988 y 1991, hasta que se nos fue. En efecto, mi primera misión como seminarista la hice en Marquetalia, en las veredas de Guarinò-Guamo, San Pablo, Lituania y las Encimadas a finales de 1988,  siendo cura párroco nuestro entrañable Pastor Hincapié…yo joven rozando los 20 abriles.  

El 10 de enero de 1993, era un domingo, si mal no recuerdo me encontraba en la ciudad de Cali (valle del cauca), en casa de mis abuelos maternos y tíos. Iba de paso para el Ecuador, donde había sido enviado a mi año de pastoral (correspondiente a mi segundo año de teología). Al día siguiente seguiría para el país vecino…Ese mismo domingo por la tarde, me enteré de su muerte …tuve el impulso de devolverme para Marquetalia y asistir a sus funerales, pero me fue imposible, por obediencia, por cuestión económica, por falta de tiempo…y de decisión finalmente. Me hubiera gustado mucho haber estado presente aquel día en la villa del sol…pero fui un ausente más…en la distancia oré por el Padre Hincapié y acompañé aquella gran multitud que se volcó a las calles de Marquetalia para rendirle el ultimo y merecido homenaje.

Muchas cosas han cambiado desde que usted se ha ido Padre.
Se fue usted  en un momento, yo diría preciso y a la vez inconveniente…
Preciso, justo, si…porque no sé como hubiera reaccionado ante lo que venía:
Todos esos cambios de la postmodernidad, la tecnología, el discurso racionalista, el relativismo, el desfogue de la violencia y la corrupción, la amoralidad e inmoralidad en las instituciones, en la familia misma…
Y se fue usted en un momento inconveniente porque lo necesitábamos…
Nos urgia su voz profética, su sinceridad para llamar al pan pan y al vino vino.

Una vez más gracias EGREGIO PASTOR HINCAPIE por su testimonio,
Por su luz, por su profetismo, su generosidad con los pobres,
Su desvivir y preocupación para brindarle lo mejor a la familia, a la mujer, a los jóvenes, a los niños y a los viejos…

Gracias porque ha dejado su impronta imborrable y la influencia indeleble
En la historia marquetona.


Ahora, para terminar  un espontáneo poema:



Llegaste de Pàcora a Marquetalia un incierto día de los años 50…
Arribabas a la villa del sol con tu experiencia de vida,
Imbuida del amor al ser humano y al sempiterno Dios.

No te quedaste quieto ni incólume ante la miseria ni el atraso social,
Aquel pueblo enclavado entre montañas necesitaba despertar,
Marquetalia con tu presencia suscitó el progreso se destacó la educación…
Y FLORECIÓ EL AMOR.

No fuiste pequeño ante el ejemplo del maestro de Nazareth,
Lo que te movió primero fue la compasión y el sueño del Reino de Dios;
Ese reino que es la sociedad alternativa de los hombres y mujeres
Que luchan, no se resignan ante la crisis, la dificultad y la miseria.
Y dan campo al FLORECIMIENTO DEL AMOR

Con tu vida y tu obra tradujiste egregio pastor Hincapié
La fe, la esperanza y la caridad que caracteriza al discípulo de Cristo;
Entendiste muy en serio y te tomaste muy a pecho aquello que dijo el Maestro:
“He venido para que tengan vida y vida en abundancia”
PARA QUE FLOREZCA EL AMOR

Así también con esta frase podríamos resumir tu vida entera:
Una vida donada a pesar de sus pecados y sus falencias humanas.
Nos mostraste que podemos ser santos, católicos y muy devotos,
Siendo auténticos, sin dejar de ser nosotros mismos, siendo alegres…
Y HACIENDO DE ESTE MODO FLORECER EL AUTENTICO AMOR

Inculcaste que lo más  importante será siempre
el amor que pongamos en nuestras obras;
Que lo esencial es que seamos gestores de vida,
defensores y respetuosos del más preciado don…
para que en el atardecer de la vida nos juzguen
por HABER DEJADO FLORECER EL AMOR que brota de nuestro corazón…


P. GUSTAVO QUICENO JARAMILLO. Mxy
Dorval, Montreal- Quebec
Enero 7 del 2013.  21h38

viernes, 4 de enero de 2013

Humberto Eco, el autor italiano de « EL NOMBRE DE LA ROSA », cumple hoy 5 de enero 81 años.

5 de enero de 1932,  Italia

"Habiendo llegado al final de mi pobre vida de pecador, mi cabello ahora blanco, me dispongo a dejar en este pergamino mi testimonio acerca de los asombrosos y  terribles acontecimientos que presencié en mi juventud a fines del año de  Nuestro Señor de 1327. Que Dios me conceda la sabiduría y la gracia  para dar fiel testimonio de los hechos que acontecieron en una lejana  abadía del norte oscuro de Italia. Abadía cuyo nombre parece prudente  cubrir con un piadoso manto de silencio."

(Comienzo de “En el Nombre de la Rosa” de Humberto Eco)




Hace 32 años, un versátil profesor de semiótica y versado sobre todo en los estudios medievales, hijo de un padre contable y un tatarabuelo tipógrafo, fumador de pipa y amante del whisky, publicaba en Italia , bajo un título  enigmático, una novela policiaca con mezcla de mística y semiología,  que habría de marcar la historia de la literatura contemporánea por su increíble suceso: historia de asesinatos en 1327 en una abadía benedictina, “EL NOMBRE DE LA ROSA” , relato que sobre el papel no tenía nada,  y  por tanto ninguna  posibilidad de llegar a ser un Best Seller probable.

Gracias a la película de cine que Jean-Jacques Annaud adopta con base al libro, EL NOMBRE DE LA ROSA llegaría a cautivar a millones de lectores en cerca de 50 lenguas (yo me incluyo ahí dentro).

32 años después, Humberto Eco ha llegado a ser un escritor mediático a quien se le rinden honores en el mundo entero.

Todos sus libros han tenido un éxito y boom extraordinario. Eco ha logrado seducir a la vez el público y a la crítica desmitificadora  de la cultura sabia (intelectual)  o “sabionda”, haciéndola accesible a todo el mundo. Como Historiador de la Edad Media, ensayista, semiólogo o crítico de la cultura de masa, este pensador pluralista le place a sus colegas y nos causa simpatía a todos…

Personalmente en 1988 vi por primera vez la película  que había salido en 1986. A pesar que en aquel momento cursaba estudios para sacerdote y muy imbuido en el ambiente eclesial católico, que por cierto sale muy mal librado en el filme, pude comenzar a hacer un análisis crítico de la historia de la Iglesia, a preguntarme sobre el concepto VERDAD y de alguno u otro modo sobre el sentido de la vida consagrada y misionera…

Después tuve la grata e inolvidable experiencia de leer el libro en 1994 y como ocurre con pocas películas basadas en libros, personalmente considero que la película fue una aceptable adaptación, bien lograda por la dirección , la realización y la intervención de los actores, entre ellos: Sean Connery, Christian Slater y Ron Pearl… Aunque siempre será más enriquecedor y creo más conveniente leer primero el libro y después ver la película en la que se basa…

Para hacer homenaje al egregio escritor italiano de cumpleaños (81) en este día, pues nació un 5 de enero pero de 1932…les dejo un video sobre su vida , obra y pensamiento,  luego un audio sobre el análisis de su libro más renombrado y finalmente una entrevista puntual donde amplia detalles sobre su best seller…si de la obra que ha logrado vender más de 15 millones de copias desde su aparición en 1980: EL NOMBRE DE LA ROSA.







ENTREVISTA A UMBERTO ECO  (2005)

Y así le puse nombre a la rosa

ANTONIO GNOLI.

Hace 25 años, Umberto Eco publicó "El nombre de la rosa", libro apasionante y erudito que recorre, a modo de novela policial, los problemas filosóficos centrales de la Edad Media. En esta charla, responde preguntas frecuentes: ¿cómo explicar la popularidad de una obra con profusos, intraducidos párrafos en latín?, por ejemplo. Además, cuenta algunos secretos del libro y muestra los dibujos que bocetaron y dieron forma y nombre al fenómeno de esa rosa.

Hace veinticinco años, pocos habrían imaginado que una novela cargada de ironía y de doctrina, sorprendente en su amplitud y erudición, a mitad de camino entre lo teológico y lo policial, se convertiría en lo que todo escritor espera que suceda pero no confiaría ni siquiera a su mamá: el sueño de 15 millones de ejemplares.

El nombre de la rosa fue eso. Pero también otra cosa, agregaría. Tratemos de imaginar al autor. Un señor de cincuenta años que un buen día decide dedicarse a la narrativa y lo hace de la manera más arriesgada. ¿Qué lector tendrá la voluntad penitencial de leer una crónica medieval novelada, salpicada sí de delitos e intrigas, pero también llena de difíciles citas en latín y controversias teológicas? Tiene que estar un poco loco este semiólogo, de cierta fama internacional, para ambientar su historia en la primera mitad del siglo XIV y elegir como lugar de la acción una abadía aislada, atrincherada en las pendientes de una montaña del norte de Italia.

Cuando no enseña en la universidad, cuando no toca la flauta dulce, o cuando no inventa divertidos juegos de palabras, se encierra en una austera biblioteca donde compulsa tratados medievales, crónicas de herejes, libros sobre historias menores y desconocidas. Se ha dado cuenta de que la experiencia a la que quiere dar cuerpo y alma es más compleja de lo que imaginaba. Y pensar que todo nació como una broma, un desafío, un pasatiempo, una parodia. Ahora descubre que para contar no basta con la fantasía, no basta con su bella tesis sobre Tomás de Aquino. Hacen falta paciencia, escrúpulo, preparación. Se siente como un atleta que cambia de especialidad. La empresa le da resultado. Ocho meses después de la publicación del libro, exactamente el 9 de julio de 1981, El nombre de la rosa, gana el premio Strega. Es un reconocimiento que consagra un libro que ya vendió 300 mil ejemplares y está a punto de convertirse en un caso mediático de proporciones monstruosas. Más tarde aprendimos a conocer el talento narrativo de ese profesor, y la rara capacidad de hacer convivir felizmente al estudioso y al novelista. No obstante, pasados veinticinco años subsiste el misterio del hombre que supo darle el nombre justo a la rosa.

Por eso voy a ver a Umberto Eco a su casa milanesa, para comprender la parte menos visible de su éxito, el trabajo que requirió, las huellas que dejó. De un lugar poco accesible, en lo alto de la inmensa biblioteca saca un sobre con los dibujos originales de la novela. Dice: "En realidad, una biblioteca estadounidense quiso comprarlos, pero me resistí". Eco se baja de la escalera, apoya la carpeta y se dirige a otro lugar de la biblioteca. La mano toma con firmeza un tomo del Traité des poisons (Tratado de los venenos). El libro tiene casi dos siglos, edición Crochard, 1815. "Se lo compré por unos pocos francos a un bouquiniste del Sena; pensé que encontraría una idea para ambientar los homicidios que tienen lugar en la abadía".

Sorpresivamente, abre una habitación cerrada con llave. "Aquí están los libros que fui consultando para las sucesivas novelas." Tiene todo el aspecto de ser un estudio secreto, un espacio poco iluminado, pero sugestivo. Sobre la mesa hay un atril con las planchas originales de una historieta. En las paredes, textos raros: investigaciones sobre Rosacruz, primeras ediciones de Ulisse Aldrovandi. En el estante de la biblioteca, dentro de un recipiente cilíndrico de vidrio, flotan, irreconocibles, los testículos de un perro. Eco sonríe: "Los menciono en mi última novela". Pero es tiempo de volver a la primera.

- —¿Qué es lo que no sabemos todavía de El nombre de la rosa?

- —Todos piensan que la novela fue escrita en computadora, o que usé máquina de escribir. En realidad, la primera versión fue hecha con lapicera. Pero recuerdo que pasé un año entero sin escribir una sola línea. Leía, hacía dibujos, diagramas, en suma, inventaba un mundo. Dibujé cientos de laberintos y plantas de abadías, basándome en otros dibujos, y en lugares que visitaba.

- —¿Por qué esa exigencia visual?

- —Era una manera de tomarle confianza al ambiente que estaba imaginando. Por ejemplo, necesitaba saber cuánto tardaban dos personajes en ir de un lugar a otro. Y eso definía también la duración de los diálogos que, por otra parte, no estaba tan seguro de poder lograr.

- —Entiendo los lugares, pero ¿por qué dibujar también a los monjes de la abadía?

- —Necesitaba reconocer a mis personajes, mientras los hacía hablar o actuar, de lo contrario no habría sabido qué hacerles decir.

- —Dos años después de la publicación de la novela, usted agrega un apéndice con las - Apostillas al nombre de la rosa- , abandonando así su idea de que una novela camina por su cuenta y el autor debe desinteresarse.

- —Podría responder que en ese momento tenía en mente las explicaciones que Thomas Mann había tratado de dar del Doctor Faustus. Pero la verdad es que habían surgido muchos debates alrededor de la novela. Y en mi apostilla, si se lee con atención, se verá que mis consideraciones son externas al libro.

- —A veces da la sensación de que usted no soporta más la repercusión que tuvo la novela. ¿Se siente asediado?

- —Es fatal sentirse acorralado. Por otro lado, constatar que en torno de El nombre de la rosa se editaron miles de páginas de crítica, centenares de ensayos, libros y textos de monografías —la última me llegó la semana pasada— me hace sentir bastante obligado a pronunciarme sobre algunas cuestiones de poética. Es legítimo que un autor declare cómo trabaja, mientras que la crítica interviene respecto del modo en que se lee un libro.

- —¿El hecho, entonces, de que - El nombre de la rosa- sea una obra "abierta" depende más de los otros que de usted?

- —Depende de la novela y no de lo que digo después. Si bien hago alusión, como en las apostillas, a lo posmoderno, no hay nada que obligue a leer el libro de determinada manera.

- —Llamaba la atención, en esas páginas de explicación, el uso reductivo que usted hacía del término "posmoderno".

- —El hecho es que "posmoderno" es una especie de paraguas que termina por cubrir todo. Fue inventado en arquitectura y después lo usó la literatura. En los Estados Unidos tenía un significado diferente del que encontramos en Francia en los libros de Lyotard. Como ve, es un lío. Si queremos restringir el significado, y yo citaba a John Barth, es necesario ir a la Segunda Intempestiva, donde Nietzsche sostiene que estamos tan cargados de historia que podríamos morirnos a menos que la releamos irónicamente.

- —¿Podría decirse que con - El nombre de la rosa- usted realizó una operación moderna irónica sobre un gran fresco medieval?

- —Digamos, como sucede con otras obras, que mi novela puede tener dos o más niveles de lectura. Si la comienzo diciendo: "Era una noche oscura y tormentosa" el lector ingenuo, que no comprende la referencia a Snoopy, gozará en un nivel elemental, y la cosa puede terminar ahí. Después está el lector de segundo nivel que capta la referencia, la cita, el juego y por lo tanto sabe que se está haciendo, sobre todo, ironía. Llegado a ese punto, podría agregar un tercer nivel, dado que el mes pasado descubrí que la frase es el incipit de una novela de Bulwer-Lytton, el autor de los Ultimos días de Pompeya. Es obvio que también Snoopy estaba probablemente citando.

- —La sutil ironía literaria, hecha de citas, referencias, alusiones es un homenaje a la inteligencia pura. Pero, ¿no existe el riesgo de que la elaboración de la página termine teniendo poca narración y mucha cabeza?

- —No son asuntos míos. Yo puedo ocuparme legítimamente de apostillas, de esta charla, del hecho de que la novela fue escrita en una época en la que se hablaba mucho de dialogismo intertextual y de Bajtin. Si después usted señala que de esa manera muy pocos la leerán, yo le respondo: es cosa del lector, no mía.


- —Es una afirmación muy perentoria.

- —La verdad es que cuando salió El nombre de la rosa fui sometido a una auténtica ducha escocesa. ¿Por qué hizo un libro difícil que nadie entiende? Y yo respondo como el guerrero africano de Hugo Pratt: porque me gusta. ¿Y entonces por qué hizo un libro popular que todos quieren leer?

Pongámonos de acuerdo, ¿es difícil o popular?

- —Paradójicamente es ambas cosas.
- —En ese sentido, propondría un planteo interesante: hoy es popular un libro difícil porque está naciendo una generación de lectores que quiere que la desafíen.

- —Es una explicación sociológica.

- —De acuerdo, aunque es mejor que jugar con la idea contradictoria del libro difícil pero popular.

- —A mí me parece una novela que gratifica a las personas. Las hace sentir más cultas de lo que son. 

- —No estoy tan seguro. El lector ingenuo que confiesa qué frustración enorme es no haber comprendido las citas en latín, no se siente en absoluto gratificado. O deberíamos llegar a la conclusión de que es un tipo de lector que disfruta sintiéndose estúpido.

- —Digamos que advierte un problema y se lo plantea.

- —Y ese es un modo diferente de reformular mi hipótesis, o sea que hay una categoría de lectores que desea una aventura literaria más exigente. ¿Cómo sobrevivirían, si no, muchos escritores contemporáneos?

- —Tengo la impresión de que usted busca una respuesta a un problema insondable. ¿Qué decreta el éxito de un libro como - El nombre de la rosa- ? Reconocerá que en definitiva tiene algo de misterioso.

- —Es cierto, yo estoy buscando explicaciones. Pero sólo porque usted me lo pide. Si de mí dependiera, prescindiría de eso. Lo que sé y que comprendí es que si El nombre de la rosa hubiera salido diez años antes, tal vez nadie se habría enterado, y si salía diez años después, tal vez habría sido igualmente ignorado.

- —Hay un ejemplo que tenemos ante nuestros ojos hoy: - El Código da Vinci- de Dan Brown. ¿Considera que si hubiera salido en otro momento no habría tenido el mismo éxito?

- —Dudo que, de haber salido estando Paulo VI, El Código da Vinci hubiera interesado a la gente. La explicación del fenómeno que se generó en torno de una novela policial, en definitiva bastante modesta, es que remite quizás a la gran teatralización de los hechos religiosos ocurrida durante el pontificado de Juan Pablo II. En la novela de Dan Brown hubo una inversión teológica de parte de la gente. Digámoslo de esta manera: escribió un libro que salió en el momento justo.

- —Es precisamente la idea de "momento justo" la que tiene algo de insondable.

- —Creo en el Zeitgeist, en ese espíritu del tiempo que permite percibir las cosas y gracias al cual uno recibe incitaciones que se traducen en algo completo y definido. De lo contrario, no podría explicarme por qué precisamente en 1978, y no antes, se me ocurrió hacer El nombre de la rosa. Aunque debo reconocer que ya en tiempos del Gruppo 63 había pensado en escribir una novela.

- —¿Qué forma pensaba darle?

- —Imaginaba un collage de obras salgarianas: la tormenta en Mompracem, un diamante grande como una nuez, las pistolas con la culata llena de arabescos. En suma, una operación irónica sobre la literatura.

- —¿Por qué abandonó la idea?

- —Sentía que no era el momento apropiado y debía dejar reposar la idea.

- —En el fondo, hizo una operación análoga algunos años después con - El nombre de la rosa- . ¿Por qué eligió ese título?

- —Era el último de una lista que incluía entre otros La abadía del delitoAdso de Melk, etcétera. Todos los que leían la lista decían que El nombre de la rosa era el mejor.

- —Es también el cierre de la novela, la cita latina.

- —Que yo inserté para despistar al lector. Pero el lector lo que hizo fue seguir todos los valores simbólicos de la rosa, que son muchísimos.

- —¿Le molesta el exceso de interpretación?

- —No, soy de los que piensan que a menudo el libro es más inteligente que su autor. El lector puede encontrar referencias que el autor no había pensado. No creo tener derecho a impedir que se saquen ciertas conclusiones. Pero tengo el derecho de obstaculizar que se saquen otras.

- —Explíquelo un poco mejor.

- —Los que, por ejemplo, en la "rosa" encontraron una referencia al verso de Shakespeare "a rose by any other name", se equivocan. Mi cita significa que las cosas dejan de existir y quedan solamente las palabras. Shakespeare dice exactamente lo opuesto: las palabras no cuentan para nada, la rosa sería una rosa con cualquier nombre.

- —La imagen de la rosa termina la novela. Pero el verdadero problema para un escritor, sobre todo si es debutante, es cómo iniciarla. ¿Con qué disposición mental, con qué dudas se puso frente a la primera página?

- —En un primer momento la idea era escribir una especie de policial. Después, me di cuenta de que mis novelas nunca empezaron a partir de un proyecto, sino de una imagen. Y en la imagen que se me aparecía me recordaba a mí mismo en la Abadía de Santa Escolástica, frente a un atril enorme donde leía las Acta Sanctorum y me divertía como loco. De ahí la idea de imaginar a un benedictino en un monasterio que mientras lee la colección encuadernada del manifiesto muere fulminado.

- —Un homenaje irónico a la actualidad.

- —Demasiado actual, y entonces pensé que sería mejor retrotraer todo al medioevo. La idea de que un fraile muriera hojeando un libro envenenado me parecía eficaz.

- —¿Cómo se le ocurrió?

- —Pensaba que era una creación de mi fantasía. Después descubrí que existe ya en las Mil y una noches y que Dumas la había copiado en el ciclo de los Valois. O sea que es un viejo topos literario. Siendo un narrador de citas, me divirtió.


- —Usted al principio mencionaba el - Tratado sobre los venenos- del catalán Mateu Orfila. ¿Realmente pensaba que encontraría allí una respuesta a sus dilemas toxicológicos?

- —Fue un intento, pero el libro resultó inservible. Entonces le pedí ayuda a un amigo mío químico. Le escribí una carta muy detallada. Después le pedí que la tirara, no sea cosa que cualquier día alguien que conozco muera por accidente envenenado del mismo modo, encuentran la carta y me dan treinta años de cárcel.

- —En un primer momento usted no tenía intención de darle - El nombre de la rosa- a Bompiani.

- —Era la editorial en la que había trabajado y publicado todos mis libros. Es evidente que la habrían tomado sin abrirla. Pero en un primer momento pensé entregársela a Franco Maria Ricci. Pensaba en una tirada de mil ejemplares en una encuadernación fina.

- —¿Y en cambio?

- —Corrió el rumor de que Eco había escrito una novela. Primero me llamó por teléfono Giulio Einaudi, después, me parece, Paolini de Mondadori. La tomaban sin discutir. A esa altura ya daba lo mismo que la publicara con mi editor.

- —En Francia la novela salió en Grasset, después de haber sido rechazada por Seuil. ¿A qué se debió el rechazo?

- —Seuil había publicado Opera aperta. François Wahl, que era el director editorial, me pidió el manuscrito. Debió pensar que no soy precisamente un desconocido. El hecho es que recibí una carta en la que me escribía: "Estimado Umberto, la novela es interesante, pero la ballena es demasiado grande para hacerla caminar". Grasset tomó el libro y con Wahl seguimos siendo amigos.

- —Para ser una novela de nicho no está mal. - El nombre de la rosa- se publicó en 35 países. ¿Qué sensación le da saberse consagrado a nivel internacional?

- —Más que la fama, que de todas maneras no hace mal, mi gratifican las cartas de los lectores. Y desde ese punto de vista, Estados Unidos fue una verdadera sorpresa. Me escribían no solamente de San Francisco o Nueva York sino del Midwest. Uno escribió diciendo que el solo hecho de haber nombrado a Eckhart, el gran místico, le traía a la memoria un antepasado suyo europeo con el mismo nombre. Para muchos de ellos, era una manera de conocer sus propios orígenes.

- —Es gracioso. Sale con la idea de hacer una novela de mil ejemplares y llega a vender millones. Pero el éxito puso a la crítica en su contra.

- —Se llegó al punto cómico en que un crítico que había reseñado el libro enseguida y a favor, posteriormente tomó distancia.

- —Usted salía de la experiencia del vanguardista Gruppo 63. No creo que los integrantes recibieran muy bien su novela. Sanguineti dijo que su sonrisa franciscana le recordaba la sonrisa de la acción católica.

- —Si es por eso, también Manganelli expresó reservas similares sobre la novela. A propósito de la sonrisa, recuerdo que en esa época yo decía que antes de morir quería escribir un libro fundamental de estética de la risa que intentaría de todas las maneras posibles no publicar. Así después de mi muerte se harían muchas tesis de graduación sobre ese libro fantasma.

- —¿Lo que volveremos a encontrar en la novela es la idea del capítulo desaparecido de la - Poética- de Aristóteles? 

- —De alguna manera.

- —Volvamos a la crítica. No lo veo afectado por el distanciamiento del Gruppo 63.

- —Mi opinión es que si no hubiera existido el Gruppo 63 yo no habría escrito El nombre de la rosa. Y si de todos modos hubiera escrito una novela, la habría escrito probablemente como Carlo Cassola. O, si me iba bien, como el primer Calvino. Al Gruppo 63 le debo la propensión a la aventura otra, al gusto por las citas y al colage. Con una diferencia: ellos eran minimalistas. Mientras que yo he tratado de impulsar la literatura a una dimensión maximalista. Nos unía, en todo caso, el mismo gusto.

- —Con "maximalismo" ¿se refiere a su propensión al gusto por la deformación paródica?

- —¿Qué es, por ejemplo, Diario mínimo si no un juego literario de pastiches y deformaciones? Forma parte de mi clave, no sabría hacer otras cosas. Nunca habría podido escribir El molino del Po. Me siento más cómodo con Palazzeschi que con Bacchelli. Siempre he sido un escritor paródico.

- —Tal vez por eso la crítica nunca lo quiso. ¿Qué fiabilidad tiene un crítico? Se lo pregunto porque en el fondo usted también, en cierto modo, es de la partida.

- —No soy un crítico. Analizo libros para poner a prueba teorías literarias, no para decir si son buenos o malos. No es que la crítica no me haya querido nunca, hay reseñas y ensayos que me han dado muchísimo placer. Pero es que sobre mí he leído de todo. Y mire que soy lo bastante equilibrado como para escandalizarme también por una reseña que es positiva por las razones equivocadas.

- —¿Cómo reacciona a una crítica negativa?

- —No me hago ningún drama. Cuando me doy cuenta de que se puede decir lo contrario de todo, entonces llego a la conclusión de que la crítica es una simple reacción de gusto.

- —¿Cómo hace, siendo un intelectual que ama las reglas y la claridad, para tener una gran curiosidad por lo deforme, lo monstruoso, lo irracional?

- —Me viene a la mente la comedia de Govi Colpi di timone. Haciendo girar el timón se zigzaguea. Zigzaguear es viajar contra el viento: un poco hacia un lado otro poco hacia el otro. Considero que la poética del zigzagueo forma parte de mi actividad intelectual. Puedo escribir un ensayo sobre Tomás de Aquino y acto seguido una parodia sobre el mismo tema. Justamente como girar el timón. Zigzagueo para no tomarme demasiado en serio lo que hago. Dicho esto, ¿le haría una pregunta así a Rabelais? Le preguntaría: "¿Por qué te gusta lo deforme?" El respondería: "Porque soy Rabelais". Mientras que al pobre Tasso nadie le haría semejante pregunta.

- —Se nace escritor teniendo dentro cierta idea del mundo. Usted escribió cinco novelas. - El nombre de la rosa- vendió en Italia 5 millones de ejemplares; - El péndulo de Foucault- , 2 millones, después un millón y medio las otras dos; por último, 500 mil ejemplares con - La misteriosa llama de la Reina Loana- . Que su mayor éxito haya sido la novela inicial, ¿qué le hace pensar?

- —Hay autores afortunados que alcanzan el pico de ventas al final de su vida y autores desgraciados que lo alcanzan al comienzo. Cuando se vende tanto al comienzo, después por más que escriba La Divina Comedia nunca más se alcanzan esas cifras.

- —¿Considera como una especie de condena el hecho de que, haga lo que haga, se volverá siempre indefectiblemente a - El nombre de la rosa- ?

- —Lo es sin ninguna duda. Pero también es una ley de la sociología del gusto, o mejor dicho, de la sociología de la fama. Si uno se hace famoso por haber matado a Billy de Kid, cualquier cosa que haga después —desde llegar a ser presidente de Estados Unidos, hasta descubrir la penicilina— a los ojos de la gente seguirá siendo siempre "el que mató a Billy de Kid".


(c) La República y Clarín




“ Y ahora que estoy viejo, muy viejo, debo confesar que de los rostros que se me aparecen del pasado el que veo más claro es el de esa joven con quien nunca he dejado de soñar durante todos estos años. Fue mi único amor terrenal aunque nunca supe ni averigüé su nombre”.

                   (Última frase del libro “EL NOMBRE DE LA ROSA”)



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