lunes, 11 de junio de 2012

Junio 17 del 2012: 11º domingo del tiempo ordinario



A guisa de introducción:

Pequeña semilla pero inmensa cosecha!

El Reino de Dios es como…o se parece…a qué? Debía preguntarse la inmensa multitud agolpada al pie de Jesús. Acaso el Reino de Dios es como un ejército de langostas que devoran la cosecha? Es de este modo como los soldados de Dios derrotarán y o eliminarán el ejercito del invasor romano? O acaso el Reino es como un león pleno de coraje que organiza sus tropas con el fin de hacer derrotar los ricos y poderosos? Si, dínoslo Jesús, el Reino de Dios es como…

“Como una semilla que, una vez en tierra, brota y crece sin resistencia. O como la más pequeña de las semillas enterrada que llegará a ser un gran árbol”.   Un tal discurso ha debido desconcertar esta multitud que soñaba con un Dios que estableciera su reino a punta de batallas y de victorias…

Y yo me pregunto si nosotros somos diferentes, yo me sorprendo, pues en ocasiones sueño con iglesias plenas de gente y con procesiones inmensas del Corpus Christi…

Pero las maneras de Dios no son las nuestras. Desde siempre, Él trabaja con lo que es pequeño y humilde. Un joven laico sin experiencia, originario de Asís, llamado Francisco…un buen anciano llamado a ser Papa “de transición” bajo el nombre de Juan XXIII…una agente de pastoral que pone en marcha la catequesis para los niños…una pareja que organiza encuentros de compartir de la fe  para  las familias jóvenes…
Miremos alrededor de nosotros. Hay de estas pequeñas semillas repletas de la  energía de Dios, de su fuerza de amor y de paz. Mientras que el mundo se excita y se divierte, ellas preparan una cosecha que nos sorprenderá y nos alimentará.