martes, 1 de febrero de 2011

LA MAMA DE FRANKENSTEIN : En los 160 anos de la desaparicion de MARY SHELLEY


Uno de los personajes de liteteratura y de cine de terror que siempre me ha fascinado es FRANKENSTEIN. Aquel hombre hecho a partir de varias partes del cuerpo de  varios cadáveres . Una especie de hombre remendado y revivido. Su creador el Doctor Víctor Frankenstein es un  genio y ser atormentado a la vez, deseoso de encontrar la chispa y el origen de la vida, incapaz de aceptar la mortalidad y finitud del hombre, pone todo su empeño, ciencia y horas de trabajo a buscar la manera de revivir un cadáver que el mismo confecciona a partir de la costura, unión o montaje de diversas partes de cadáveres…Pero lo que parecía la realización de un sueno, una vez su creatura toma vida, no es mas que el inicio de la mas terrible de las pesadillas.

Siempre había visto al terrorífico  Frankenstein caricaturizado en revistas , la tele y el cine, y recuerdo que un día de 1992 hurgando por la Biblioteca  Publica Piloto de Medellín me encontré en los estantes de literatura inglesa con un libro llevando ese título y me lo leí en menos de una semana. El libro me arrobo  e impresiono muchísimo y de paso me dejo pensando.

Esta historia fue concebida por la escritora británica MARY SHELLEY, en el marco de una apuesta o concurso, durante una temporada de prolongadas e intensas lluvias, de noches muy oscuras y que escribió para  sus compañeros y amigos literatos.

La historia original ,ya mas reflexionada, digamos madura y  ampliada con unos personajes  y trama definidos la plasmo SHELLEY en su libro “Frankenstein O EL moderno Prometeo”. 

LA AUTORA
MARY SHELLEY (1797 -1851)

Mary Shelley nació en 1797 y murió el 1º de febrero de  1851, un dia como hoy. Los hechos más importantes de su vida, los que más interés revisten, son los siguientes:

Era hija de dos pensadores progresistas, William Godwin y Mary Wollstonecraft, quienes establecieron las bases esenciales de su tenacidad intelectual y avanzada educación. Fue compañera y, luego, segunda esposa del poeta Percy Bysshe Shelley, unión que duró 8 años, hasta la muerte de éste en 1822. Fruto de esta convivencia fueron varios embarazos, el vívido recuerdo de una apasionante juventud, y un único hijo, un varón. Escribió novelas y relatos, dos de ellos extraordinarios: Frankenstein, la célebre obra de ciencia ficción, y la novela futurista The last man (El último hombre). Fue, además, editora de las obras de Shelley y contribuyó enormemente, tanto a la comprensión de sus textos como a la historia de la critica biográfico-literaria, de la que fue pionera.

El resto de sus días transcurrió en el marco de la vida cotidiana de la primera mitad del siglo XIX y, por diversas que sean las interpretaciones de su obra, forzoso es tener en cuenta la relevancia de los hechos arriba consignados".

SPARK, Muriel (1997): Mary Shelley. Barcelona, Lumen.

Así comienza la obra que Muriel Spark ha publicado recientemente sobre Mary Shelley. La obra está compuesta por una parte biográfica y otra crítica, en las que Muriel Spark recrea la vida de Mary Shelley y comenta sus obras más destacadas, citando fragmentos del diario que Mary y su marido escribían conjuntamente y otras fuentes que nos aproximan a la interesante vida de esta autora.

De su agitada vida sólo voy a recordar ahora las circunstancias que llevaron a Mary Shelley a los 18 años a la creación de Frankenstein. Lo comenta la misma autora en la introducción a una edición de 1831 de Frankenstein, de la que se recogen algunos fragmentos en la obra de Muriel Spark. La publicación de Frankenstein en 1818 había causado gran asombro.

 "En el verano de 1816 visitamos Suiza y nos convertimos en vecinos de Lord Byron. (...) Pero resultó ser un verano húmedo y desagradable, la lluvia incesante nos impedía con frecuencia salir de casa. Unos volúmenes de historias de fantasmas, traducidos del alemán al francés, cayeron en nuestras manos. (...) No he vuelto a leer aquellas historias desde entonces, pero permanecen frescas en mi mente, como si las hubiese leído ayer. 

"Cada uno de nosotros escribirá una historia de fantasmas", dijo Lord Byron, y su propuesta fue aceptada. Éramos cuatro. (...) 
Yo me urgí a mí misma a pensar una historia, una historia que pudiese rivalizar con las que nos habían arrastrado a aquella empresa. Una historia que hablase de los misteriosos temores de la naturaleza y que despertase el más intenso de los terrores, una historia que creara en el lector miedo a mirar a su alrededor, que helase la sangre y acelerase los latidos del corazón. Si no conseguía todas esas cosas mi historia de fantasmas demostraría ser indigna de ese nombre. Pensé y reflexioné, en vano. (...) ¿Has pensado ya una historia?, me preguntaban cada mañana, y cada mañana me veía forzada a replicar con una mortificante negativa.

La invención, debe admitirse humildemente, no consiste en crear desde el vació, sino desde el caos (...). La invención consiste en la capacidad de atrapar las posibilidades de un tema y en el poder de moldear y dar forma a las ideas que sugiere. 

Muchas y largas fueron las conversaciones entre Lord Byron y Shelley, a las que yo asistía como una devota pero, casi siempre, silenciosa oyente. Durante una de esas conversaciones, se discutieron varias doctrinas filosóficas y, entre ellas, las referidas a la naturaleza del principio de la vida, y también la posibilidad de que dicho principio llegara a ser algún día descubierto y divulgado. Hablaron de los experimentos del doctor Darwin (...).

Cuando apoyé la cabeza sobre la almohada no pude dormir, tampoco podría asegurar que estuviese pensando. Mi imaginación, sin yo requerirlo, me poseyó y me guió, dotando a las imágenes que surgían en mi mente de una intensidad que estaba más allá de las fronteras del sueño. Vi - con los ojos cerrados, pero a través de una aguda visión mental -, vi al pálido estudiante de artes diabólicas arrodillado al lado de aquella cosa que había conseguido juntar. Vi el horrendo fantasma de un hombre yacente, y entonces, bajo el poder de una enorme fuerza, aquello dio señales de vida y se agitó con un torpe, casi vital, movimiento. Era espantoso (...).

La idea había tomado posesión de mi mente de tal manera que el miedo recorría todo mi cuerpo como un escalofrío y traté de cambiar las fantasmales imágenes de mi fantasía por la realidad que me circundaba. (...) Al día siguiente anuncié que había pensado una historia." 

Además de Frankenstein, Mary Shelley escribió otra novela titulada The Last Man (El último hombre), en la que expone la desintegración sucesiva de la familia, de la sociedad y del ser humano, y la novela histórica Perkin Warbeck. Es autora también de poemas y de una rica obra crítica literaria, de la que es su muestra más destacada la edición de los poemas de su marido Percy Shelley.

***
EL LIBRO y LOS PERSONAJES

 Frankenstein (título completo: Frankenstein o el moderno Prometeo) es una obra literaria de la escritora inglesa Mary Wollstonecraft Shelley. Publicado en 1818 y enmarcado en la tradición de la novela gótica, el texto explora temas tales como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar en poder con Dios, como una suerte de Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad. Es considerado como el primer texto del género Ciencia Ficción.

Durante el verano boreal de 1816, el año sin verano, el hemisferio norte soportó un largo y frío "invierno volcánico" debido a la erupción de Tambora. Durante este terrible año, Mary Wollstonecraft Shelley y su marido Percy Bysshe Shelley hicieron una visita a su amigo Lord Byron que entonces residía en Villa Diodati, Suiza. Después de leer una antología alemana de historias de fantasmas, Byron retó a los Shelley y a su médico personal John Polidori a componer, cada uno, una historia de terror, que dicen salió de una pesadilla sufrida por ella días después. De los cuatro, sólo Polidori completó la historia, pero Mary concibió una idea: esa idea fue el germen de la que es considerada la primera historia moderna de ciencia ficción y una excelente novela de terror gótico. Pocos días después tuvo una pesadilla o ensoñación y escribió lo que sería el cuarto capítulo del libro. Se basó en las conversaciones que mantenían con frecuencia Polidori y Percy Shelley respecto a las nuevas investigaciones sobre Luigi Galvani y de Erasmus Darwin que trataban sobre el poder de la electricidad para revivir cuerpos inertes.

El monstruo es creatura, producto “inacabado e insatisfecho”  de la ciencia y las manos de VICTOR FRANKENSTEIN, de ahí  el nombre del libro.

En la serie de televisión “the Monsters Family” , Heimar el padre es una imitación y cómica copia del monstruo de época gótica, pero que no tiene más que parecido en la parte física.

Mientras que Herman tiene una extraña y extraordinaria familia acomodada, de clase media, con sus valores de amor y respeto particulares, la creatura de Shelley sufre la soledad, la incomprensión, el rechazo y quiere a toda costa una compañera…

La novela se subtitula "El moderno Prometeo", sugiriendo de esta manera la principal fuente de su inspiración. Una de las obras favoritas de Byron era la obra teatral de Esquilo, y el propio Percy Shelley escribió sobre el tema. 

Prometeo también se presenta a veces como el escultor de la humanidad, un titán que, según explicaría esta leyenda, creó al hombre a partir de la arcilla. La novela no es una simple reescritura del mito clásico, ya que, a diferencia del titán, el moderno Prometeo no es castigado por los dioses, sino por su propia creación. En cierto sentido, el de Prometeo es otra elaboración del mito de diferenciación entre la humanidad y la naturaleza, por el conocimiento y la técnica, y el castigo que ello conlleva, y tiene conexiones con la idea bíblica del demonio. La descripción de la criatura realizada por Mary Shelley se nutre directamente del personaje de Satán en el "Paraíso perdido" de John Milton (uno de los hitos en la historia de la literatura británica, muy valorado por los intelectuales de principios del siglo XVIII).

REFLEXION

En cierta forma Frankenstein es una alegoría de la perversión que puede traer el desarrollo científico; concebido y escrito durante las fases tempranas de la revolución industrial, una época de cambios dramáticos, detrás de los experimentos de Víctor Frankenstein está la búsqueda del poder divino: ¿qué mayor poder que el propio acto de creación de la vida? Así, el total desprecio que muestra Frankenstein por la naturaleza puede ser considerado como símbolo de las fuerzas imperiosas que desata el permisivo capitalismo naciente, que no respeta la dignidad básica del ser humano. De hecho, la rebelión de la criatura contra su creador es un claro mensaje del castigo que deriva del uso irresponsable de la tecnología, siendo el mal sólo una consecuencia imprevista de éste uso. Otra lectura del texto descubre en él una alegoría del embarazo y de los miedos frecuentes que las mujeres tenían en tiempos de Shelley de que el nacimiento acarrease consecuencias fatales para la madre o para los fetos prematuros. Esta interpretación se sustenta en el hecho de que Mary Shelley había tenido un parto prematuro poco antes del verano de 1816. Así, al igual que Mary, Víctor estaría obsesionado por la idea de que la criatura escapara a su control y pudiera ejercer el libre albedrío en un mundo que le afectaría de una u otra manera. Se argumenta a favor de este análisis que el personaje de Víctor teme, durante gran parte de la novela, que la criatura pueda destruirle asesinando a todos los que él más quiere y aprecia.

El nombre de Frankenstein probablemente alude al pueblo del mismo nombre (entonces alemán, hoy en Polonia), donde se extraía plata y oro con nuevos procedimientos químicos que comportaron importantes problemas de salud. Otra teoría sostiene que refiere a un castillo cercano a Darmstadt, donde un notorio alquimista, llamado Konrad Dippel, hizo algunos experimentos con cuerpos humanos. Mary Shelley habría conocido el castillo durante su viaje a Suiza.

La elección de la Universidad de la ciudad bávara de Ingolstadt como escenario de los experimentos de Víctor Frankenstein bien puede responder a la fama que tenía su departamento de medicina alrededor de 1800, año en el que fue cerrado. También se suele señalar que la sociedad secreta de los "Illuminati" fue fundada en esta ciudad y que Percy Shelley era miembro de dicha organización. De hecho, la alquimia era muy popular entre los románticos en aquella época y en el entorno de los Shelley. Por otra parte, era una idea corriente que la humanidad podía llegar a insuflar la chispa de la vida en la materia muerta (ver Galvanismo).

Referencias Bibliográficas

Ahhh y les invito a visitar esta pagina web interesante que habla sobre el llamado EFECTO FRANKENSTEIN…Interesante para la reflexión:
Seguro que les gustara:

DE BIEN NACIDOS ES SER AGRADECIDOS.

En el primer tema que dimos hace ya más de tres meses en catequesis, explicaba a los niños que era iglesia. Ellos enseguida apuntaron al templo que teníamos dibujado en la pizarra, sin saber, claro está que ese templo lo formaban pequeños rectangulitos a modo de ladrillos; cuando les propuse que escribieran el nombre de familiares, amigos, el suyo propio con alegría iba turnándose la tiza de colores. Así cuando acabaron les explique que eso era la iglesia: ellos mismos junto a otros muchos formaba el templo de Jesús, de diferentes colores, maneras de pensar, de ser, de actuar, con trabajos diferentes, responsabilidades a veces opuestas, desde el momento que recibimos el bautismo entramos a formar parte de ese conglomerado de pequeños ladrillos que juntos y unidos pueden dar forma al Reino que Jesús anuncio.


Como en todo edificio, este puede sufrir el azote del viento, del agua, incluso intentar el derrumbe con grandes maquinas, pero este templo, no se cae con tales cosas sino que incluso se hace más fuerte y resiste incluso a las nuevas modas. Se fortalece gracias a muchos ladrillos que unidos con el fuerte cemento de la fe, comparten tiempo con los ancianos, personas con poco o ningún recurso, niños y jóvenes, y a todos los que deseen también se les invita a formar ese muro, para así fortalecerle más.


Los cimientos de este templo tienen un buen forjado, Jesús, y a El se agarran los ladrillos para no caer. Por esa fe y ese amor a los demás, una organización como Caritas duplicó en dos años las asistencias por efecto de la crisis, pasando de 400.000 en 2007 a 600.000 en 2008 y 800.000 demandantes, un año después. Las necesidades demandadas han sido: alimentación, vivienda, empleo, acompañamiento sobre asuntos legales y extranjería, y apoyo psicológico. Los colectivos más atendidos han sido parados, jóvenes con perdida recientes de empleo, parados con baja cualificación o mayores de 45 años, mujeres solas y con responsabilidades familiares. Pero como siempre hemos oído los números son fríos, las cifras no pueden decirnos más que cantidades, sin darnos cuenta de que detrás de esas cifras, hay personas de carne y hueso, personas que sufren, aman, se alegran y se entristecen, como nosotros.


Creo que esta labor humanitaria que se hace desde la iglesia católica, sinceramente, ahorra bastantes quebraderos de cabeza al Estado, por lo que hay que reconocerla y por lo menos respetarla.


Las personas creyentes en Jesús, cuando se reúnen bien sea por la visita del papa, por peregrinar a Compostela, o por cualquier otro acontecimiento de esta índole, no rompen escaparates, ni queman contenedores, ni destrozan mobiliario urbano, no llenan todo de botellas vacías, bolsas y basura. Sus manifestaciones son tranquilas y llenas de actos conciliadores. Estas personas que van a uno de esos actos religiosos tienen el mismo derecho que otros que deseen ir a actos políticos, culturales, sociales para manifestarse de la forma que quieran, siempre y cuando haya un mínimo de respeto a todos y a todo.


Si hablamos de costes en tiempos de crisis… estamos pagando muchas cosas con dinero público y en diferentes campos de la sociedad, se subvencionan aún cuando muchas personas no estemos de acuerdo con ese uso de nuestro dinero.


Díganme ¿merece la iglesia esa publicidad sensacionalista hecha con interesas claramente partidistas? ¿Porque no se hace público la labor social y claramente humana, hecha sin desmayos, burocracia, ni pausas? Eso no vende, vemos edificios tan bonitos, modernos, construidos tan rápido, tan fáciles que olvidamos los terrenos movedizos sobre los que han puesto esos cimientos que luego resultan débiles. Así hablamos de falta de respeto y de valores ante la vida y la muerte, de poco culto al esfuerzo, irresponsabilidad ante los actos; pues de todo lo contrario las personas que se dedican a formar ese templo saben mucho, y dan mucho también para que la educación en valores familiares ,sociales, en amor hacia el que está por debajo socialmente, en compañía que derrota la soledad de los ancianos y enfermos con el aliento de la Palabra, siga estando presente a pesar de que las modas quieran enterrarlo. Todo esto sin ir de ventanilla en ventanilla con papeles en la mano.


Aunque un ladrillo de los que forman la iglesia pueda no estar en su sitio, no desfigura para nada toda la pared, todo el edificio. Está hecha por hombres, por lo tanto no es perfecto. Cielo y tierra pasaran mas tus palabras no pasaran.


Carmen Ramos


Tordesillas, Valladolid, España


NOTA DEL EDITOR.- Planteamiento muy actual y de enorme interés que nos envía Carmen. Merece la pena ser leído con atención. Gracias, Carmen.

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LAS BIENAVENTURANZAS DE LA IGLESIA


Por Javier Leoz

1. Bienaventurada la IGLESIA, incomprendida y calumniada, porque –en esa indefensa aparente- se purifica y se criba su futuro, su autenticidad, su ser profeta y su hondo espíritu.

Que nunca se canse de dibujar y presentar el rostro de Jesús.

2. Bienaventurada la IGLESIA, que acompaña en el llanto a los que sufren. La Iglesia que, como madre, no solamente consuela y llora sino que trabaja por aquellos que están sumergidos en horas amargas.

Que la luz que la dirige sea también luz para el resto de los hombres: ¡Cristo!

3.- Bienaventurada la IGLESIA que sufre por causa del Evangelio. La que, teniendo como único Salvador a Cristo, lamenta al ver como muchos de sus hijos se apartan de su Camino, de su Verdad, de su Vida.

Que no deje de alentar a los hombres a buscar metas más altas: ser como Dios manda.

4.- Bienaventurada la IGLESIA que lucha por una justicia distinta a la del hombre. Aquella Iglesia que no confunde el bienestar de algunos con la dignidad y los derechos de todos los seres humanos.

Que, una y otra vez, insista en el corazón de las personas para que no sean vasallos sino de Dios.

5.- Bienaventurada la IGLESIA que ama a corazón abierto. Aquella Iglesia que, por ser misericordiosa, aguarda y señaliza el camino de vuelta a casa para todos aquellos que la abandonaron.

Que jamás pierda su creatividad y sus carismas para que, el ser humano, participe, apetezca y añore tantos bienes de los cuales Dios nos hace partícipes.

6.- Bienaventurada la IGLESIA que, con sinceridad, busca y pide amar a Dios con un corazón limpio. Esa Iglesia que, mirándose a sí misma, se siente pecadora y santa, humana y divina. Que siembre en la conciencia de las personas el amor a Dios por encima de otros pequeños dioses.

7.- Bienaventurada la Iglesia,  que reza y trabaja por la paz y, en todos los rincones del mundo, promueve la evangelización para que los pueblos descubran que, sin Dios, nunca habrá paz verdadera.

Que pregone, con ilusión y con fuerza, que el Reino de Dios está llamando a nuestra puerta.

8.- Bienaventurada la IGLESIA que, ante el insulto, sigue trabajando por la causa del Reino de Dios. La Iglesia que, ante la incomprensión, no se echa atrás y sigue presentado su mensaje de salvación.

Que siga siendo pionera, allá donde se encuentre, en la promoción de la vida, de la dignidad y de la salvación del hombre por Jesucristo. La iglesia: un camino para saborear las bienaventuranzas.
                                       (Texto desde http://betania.es)