viernes, 20 de agosto de 2010

22 de agosto del 2010: 21er domingo ordinario C

 
 LA PUERTA ESTRECHA...
 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó:

--Señor, ¿serán pocos los que se salven?

Jesús les dijo:

--Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor, ábrenos” y él os replicará: "No sé quienes sois”. Entonces comenzareis a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quienes sois. Alejaos de mi malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrá de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.


Palabra del Señor


 


INTRODUCCIÓN…

A dónde  vamos?

Hay desordenes económicos, catástrofes de todo tipo, el calentamiento del planeta, gente que sufre, nuestros problemas personales,  en fin! Pero también hay muchas personas buenas, una gran cantidad de gente que contribuye, día tras día, a construir un mundo mejor.  Y hay en el corazón de cada ser humano una aspiración a la bondad y al amor.


Más allá de todos estos “HAY “, existe una pregunta que es indispensable hacerse: “Pero a dónde vamos”?  en otras palabras ¿Qué nos espera? Para los creyentes y seguidores de Cristo, el futuro no es previsible. Una sola certeza: nuestro destino final pasa por la SALVACIÓN (LIBERACIÓN, FELICIDAD, SALUD…)


Reconocemos que debemos ser salvados…para VIVIR! Esta salvación ya está en marcha. Sabemos que la VIDA triunfará. Nosotros entramos en esta dinámica de salvación, liberación y gozo desde el día de nuestro bautismo. Nuestra consigna: NUNCA SIN LOS OTROS! Nuestra caminata la hacemos con nuestros hermanos y hermanas en humanidad. Esta salvación va más allá de nuestras fronteras y nuestras categorías, alcanzando y reuniendo junto a nosotros esa multitud de personas que de una u otra manera, buscan la VIDA y contribuyen a hacerla crecer.


A DONDE ES QUE NOS VAMOS?  Qué nos espera?  Difícil de decirlo y saberlo con seguridad. De lo que si estamos seguros es que Jesucristo es a la vez nuestro camino y guía. La ruta y el caminar no son fáciles, todos debemos poner los hombros y las manos en el trabajo. La puerta es estrecha, pero ella está bien abierta!


Reflexión 


En el evangelio de este domingo, Cristo continua  presentándonos las exigencias del Reino de Dios. La gente quería saber cuántas personas serian salvadas. Jesús se muestra reacio a responder esta pregunta y envía a cada uno a su responsabilidad personal.  “Dios quiere que toda la humanidad se salve y llegue al conocimiento de la verdad”, nos dice Pablo en la carta a Timoteo capítulo 2, versículo 4, pero la participación en la vida del Reino depende de nosotros. Somos nosotros que en el transcurso de la vida, y en el día a día, decidimos entrar o quedarnos afuera.


“Esfuércense en entrar por la puerta estrecha” “Luchen para entrar por la puerta estrecha”, nos dice Jesús. Eviten de vivir una vida cristiana incolora, inodora e insípida…No es suficiente con estar bautizado, hacer la primera comunión para entrar en la verdadera vida del Reino. Los enemigos de Jesús  se imaginaban que ellos podían entrar simplemente porque ellos eran “Hijos o hijas de Abraham”, o todavía más, creían ser salvados porque habían oído a Jesús predicar o porque habían comido con El…


La puerta está abierta y la entrada es libre. No es necesario pagar impuestos especiales o regalar botellas de vinos y cajas de galletas. Sin embargo, la puerta es estrecha y utilizando una imagen bien conocida en el Medio Oriente: “El camello que tiene mucha carga no puede atravesarla”.


Para pasar esta puerta estrecha, se ha de poner en practica la palabra de Dios: “Sean  de aquellos que escuchan la palabra de Dios  y que la ponen en práctica” (Santiago 1,22) “Ustedes serán mis amigos si hacen lo que yo les mando” (Juan 15,14).


Mateo en su evangelio nos dice que durante nuestra vida tenemos la opción, podemos escoger (elegir) entre dos caminos…el camino del facilismo y el egoísmo y el camino estrecho que conduce a la vida. El camino angosto se hace presente o es aquel cuando ayudamos a aquel que está necesitado (parábola del buen samaritano), el camino estrecho se dibuja cuando no juzgamos a los demás porque el juzgar no nos pertenece (“Que aquel que este sin pecado que lance la primera piedra”), cuando no perdonamos 7 veces , más 77 veces siete , cuando somos conscientes del sufrimiento de los otros (“Yo tenía hambre y me dieron de comer, yo tenía sed y me dieron de beber, yo estaba desnudo y me vistieron, yo estaba enfermo y en prisión y ustedes vinieron a visitarme”).


Nosotros sabemos muy bien cuán difícil es hablar de compromiso serio y somos  conscientes de lo que cuesta…No hay verdadero amor sin la capacidad de sacrificarnos por los demás. Yo pienso en los padres de familia que tienen un hijo con limitaciones físicas y mentales en su casa; pienso también en aquel padre de familia que guarda una madre o un padre muy anciano sufriendo de una enfermedad debilitante; pienso en el benévolo que consagra  horas cada semana para visitar las personas solitarias; pienso en la pareja joven que quiere construir un amor sólido y durable. Todo esto demanda abnegación, entrega  de si mismo y muchos sacrificios innumerables.


Jesucristo es exigente pero EL le da un sentido nuevo a nuestra vida. “Yo he venido para que ustedes tengan la vida y que la tengan en ABUNDANCIA” (Juan 10,10).


Nuestra sociedad moderna, actual se caracteriza por optar (elegir, escoger) lo mas fácil. Esto desgraciadamente no favorece siempre el amor. Las exigencias del Reino de Dios parecen severas y duras, pero ellas nos garantizan  “Una vida en abundancia”.


El  evangelio de esta mañana, habla primero de la puerta estrecha, pero también nos recuerda que esta puerta no estará abierta indefinidamente. En cierto momento, ella se cerrara. La salvación es posible para cada uno de nosotros, pero hemos de actuar ahora y comprometernos HOY en la construcción del Reino. “Hoy, si ustedes entienden su voz, no endurezcan su corazón” (Salmo 94,8). La invitación a entrar es urgente, el tiempo corre y nos tensiona (o presiona), mañana será muy tarde…Es desde hoy que debemos aprovechar el tiempo que se nos ha dado, la vida que se nos ha regalado.


En el momento de cruzar el pórtico de entrada, ningún título, ningún mérito no nos servirá de CLAVE, de PASE,  tampoco ninguna afiliación o pertenencia  a determinada raza o sociedad podrá sobornar ( o comprar) al portero…Una sola cosa cuenta: NUESTRA MANERA DE VIVIR HOY.


Hace falta volver a ver las impresionantes pinturas y esculturas de la Edad Media que representaban el juicio final: cuantos nobles, religiosos, obispos y mismo papas se pueden ver ante la puerta cerrada.


Si, un día, para mí también, el tiempo se habrá terminado, “será muy tarde”. Cuanto tiempo  me quedara? Hará falta que vivamos cada día, como si fuera el ultimo.


El Señor Jesús nos reenvía a nuestras responsabilidades: Somos nosotros, desde ahora, por nuestra manera de vivir, que programamos,  por así decir, EL JUICIO FINAL. Hoy el sol se ha levantado y Dios nos ofrece otra jornada. Pero debemos recordar que un día el sol se levantara por  última vez sobre nuestro pequeño mundo terrestre. Cuando ese día arribe, la puerta se volverá a cerrar.


No se entra en la vida de Dios así como así, sin darse cuenta.  Se ha de ser consciente de buscarla, Se le debe querer, desear. Hay que trabajar  para llegar a ella: “esfuércense  por entrar por la puerta estrecha”. No es la pertenencia a un grupo, a una raza, a una familia, ni la práctica de algunos ritos que pueden darnos una seguridad ilusoria…Es la entrega y el compromiso de todo nuestro ser, de todos nuestros momentos (instantes) en el seguimiento de Jesús.

En el corredor de la entrada de una pequeña iglesia italiana, se puede leer la siguiente reflexión: “si hoy, ante el tribunal, se te acusara de SER CRISTIANO, es que se encontraran suficientes pruebas para condenarte”?


ORACIÓN


Este Domingo, nos dirigimos a ti Señor. 
Te confirmamos nuestro deseo de vivir en ti y de avanzar contigo. 
Muchos querrán entrar y no podrán.  
Pero contigo, todo es posible. 
Ayúdanos a deshacernos de todo lo que nos encarta 
y nos impide  y nos retarda la marcha para seguirte. 
Que tu Palabra despierte nuestra fe. 
Entonces podremos caminar hacia ti 
con la multitud de aquellos a quienes tú llamas. Amen.


(basada en la traducción del francés, texto père Yvon-Michel-Allard)