“Estén en
vela, pues, orando en todo tiempo para que tengan fuerza y escapen a todo lo
que está para venir”, decía Jesús a sus discípulos hablando de su venida. Esta exhortación,
Él la dirige a nosotros que estamos reunidos para celebrarlo y entrar en este
nuevo año litúrgico. En el curso de las próximas cuatro semanas, vamos a
preparar el corazón para acoger bien al Hijo de Dios, Él quien ya está presente
en nuestras vidas y que volverá un día en toda su Gloria.
L E C
T U R A S :
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE JEREMÍAS 33,14-16
-- Mirad que llegan días --oráculo del Señor-- en
que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En
aquellos días y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo, que hará
justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en
Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: Señor --nuestra-- Justicia.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 24
R.- A TI SEÑOR, LEVANTO MI ALMA.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.-
El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.-
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad,
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da conocer su alianza. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A
LOS TESALONICENSES 3, 12-4,2
Hermanos:
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor
mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así os
fortalezca internamente; para que, cuando Jesús nuestro Señor vuelva acompañado
de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios nuestro
padre. Para terminar, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos:
Habéis aprendido de nosotros como proceder para agradas a Dios: pues proceded
así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos en nombre del
Señor Jesús.
Palabra de Dios
ALELUYA Sal 84, 8
Muéstranos, Señor, Tu misericordia y danos tu salvación.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 21,
25-38.34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en
la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del
oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo
que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al
Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a
suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Guardaos de que no se hagan pesados vuestros
corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por la preocupaciones de la
vida, y venga aquel Día de improvisto sobre vosotros, como un lazo; porque
vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela,
pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que
está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Andar con la verdad es fuente de
libertad y felicidad
Solemos decir o escuchar estas expresiones : “el pecado es cobarde”; “tanto miedo y tan poquita vergüenza”; “cuando
se teme es porque la conciencia no está tranquila”; “es difícil mentir cuando
la madre nos mira a los ojos”; “no hay nada oculto que no llegue a saberse ni
nada secreto que no llegue a descubrirse”…
La semana pasada Jesucristo se nos presentaba en
el evangelio de Juan y ante Poncio Pilato como el Rey de la verdad, como aquel que ha venido para dar testimonio
de la verdad. Y la verdad, andar en la verdad es andar con
la cabeza erguida, levantada (pero sin falso orgullo)…Lejos de toda hipocresía,
de toda vanidad y toda mentira. Un ser
humano que se esfuerza por vivir la verdad en su vida es un ser humano
verdaderamente libre como Jesús. Qué lejos estaba Pilatos del Reino.
Pero andar en la verdad no solamente
nos hace libres sino que también nos hace felices plenamente.
Un hombre o mujer
plenamente libre y feliz es una persona graduada en humanidad…Pero es
verdad que es difícil hallarlos…
Entonces
ese es el reto (o tarea) que nos propone Jesús por su primera venida (nacimiento en Belén), por
su permanente presencia (en los sacramentos, en la vida fraterna de amor y solidaridad) y en su esperado retorno (al
final de los tiempos, en el día conocido solo por el Padre del cielo…atención
profetas de malos augurios, milenaristas y últimamente simpatizantes de las
profecías mayas “veintiunodecembrinas 2012!”).
Y entonces el reto o desafío que puede tomar toda
una vida es la conversión, erguirnos de nuestras jorobas, levantar la cabeza y
la mirada hacia el infinito saliendo de nuestras oscuridades y miserias
(pecado) y obtener la liberación del único que puede salvarnos: Jesucristo.
La cabeza baja es propia de los tímidos (por
temperamento y o carácter), de los tristes (por sentimiento), de los
avergonzados (ante la moral y la justicia), pero también puede ser el gesto de
los que ya nada esperan, de los que se duermen en los laureles, de los
indiferentes ante los eventos de la fe…
Jesús nos
invita este domingo a levantar nuestras cabezas, a ponernos derechos. Por qué? Porque Él habla en
verdad de “La venida del Hijo del Hombre”. Esta venida
o llegada (o retorno) no es sinónimo de peligro y no debe atizarnos el
miedo, sino todo lo contrario debe suscitar e nosotros la paz, la
tranquilidad…
La venida de Jesús es fuente de esperanza, sea en
Belén hace 2000 años, en nuestra vida trajinada de hoy, al final de nuestros
días o al final de los tiempos. En esta
esperanza reposan todas nuestras esperanzas, pequeñas y grandes, que estamos
llamados a vivir en este periodo del Adviento que hoy comenzamos.
Qué esperan para ustedes mismos hoy? Qué
es lo que esperan mañana para su comunidad o familia ? Qué es lo que esperan
para el futuro de sus hijos y nietos?
Si al igual que yo ustedes creen que Dios es fiel
a sus promesas y que puede realizar para nosotros lo que ha realizado en su
Hijo, no duden en hablarle de lo que ustedes esperan.
No vayan a creer que sus sueños, sus deseos y sus
oraciones no son dignos de encontrar un sitio en su corazón. Y sobretodo
“levanten la cabeza” (desháganse de sus vergüenzas, de sus pecados, de sus
esclavitudes, tristezas y miedos, de todo lo que les impide levantar la cabeza
y mirar con pureza, dignidad y alegría) ) para así poder percibir su luz que
nos atrae hacia Él.