miércoles, 19 de enero de 2011

23 de enero del 2011: Tercer domingo del Tiempo Ordinario A





PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 8, 23b-9, 3

En otro tiempo el Señor humilló el país de Zabulón y el país de Neftalí; ahora ensalzará el camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro los quebrantaste como el día de Madián.
Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL
SALMO 26

R.- EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.-

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por todos los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.-

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.-

SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1, 10-13. 17

Hermanos:
Os ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo: poneos de acuerdo y no andéis divididos. Estad bien unidos con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y por eso os hablo así, porque andáis divididos, diciendo: “Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo.” ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por vosotros? ¿Habéis sido bautizados en nombre de Pablo? No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.
Palabra de Dios


ALELUYA Mt, 4,23

Jesús proclamaba el Evangelio del Reino, curando las dolencias del pueblo.

EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 4, 12-23

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: “País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.”
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
-- Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
-- Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
Palabra del Señor

 1

APROXIMACION PSICOLOGICA

Yo me mudo!

El evangelio da gran cantidad de indicaciones estableciendo claramente la influencia de Juan Bautista sobre Jesús. Y en su evangelio Mateo  nos da a entender que  es el arresto  de Juan lo que habría empujado  Jesús a tomar la decisión de coger la batuta (asumir su misión), retomando textualmente- al  menos en los inicios- el mensaje de Juan.

Las cosas no son tan simples, ya que Mateo se inspira acá en Marcos, y sabemos que Marcos no ve la relación de causa –efecto entre el arresto de Juan Bautista  y el comienzo del compromiso de Jesús. Lo que Marcos quiere hacer comprender, es que con la partida de Juan, la página se voltea o pasa  y que es la hora para Jesús de entrar en escena.

Algo   muy cierto  en  todo caso es que  para que Jesús  “abandonara Nazaret y viniera habitar a Cafarnaúm», debió ocurrir  cualquier cosa.  Pero qué? Probablemente una combinación de los siguientes factores, que tomados de manera aislada, restan hipotéticos:
1.    
La atracción que ejerce la libertad y los desafíos de la ciudad sobre un provinciano (pueblerino) a quien los límites de su pequeño pueblo comienzan a  serle insoportables o rutinarios.

2.     La madurez de una fe que ahora intenta ir hasta el final de sus interrogantes  y que ha escuchado un llamado a un compromiso.
3.     
 La insatisfacción de un carpintero que aspira llegar a ser constructor (ebanista) , hacedor de hombres, todo como Él llamara después a otros para convertirse en  pescadores de hombres.

4.     La irrupción (entrada)  del Espíritu de Dios en la vida de un hombre hasta ahora despreocupado, acomodado, satisfecho, como ocurre tantas veces con los profetas.

5.     Influenciado por Juan , quien ha trabajado por su supervivencia  y vive en la espera de Dios, Jesús decide ir a recibir el bautismo de Juan y poco tiempo después decide dejar todo para ir a la ciudad.

Aquel  Jesús que enseguida debía invitar a otros a “dejarlo todo para seguirle”, comienza  entonces por comprometerse él mismo en esta experiencia de ruptura. Él se establece en una ciudad cosmopolita, lejos de la seguridad de su pueblo, entre personas que no comparten, necesariamente su fe.

Jesús no tiene ni trabajo ni amigos. Pero sobretodo, no tiene  probablemente ideas muy claras sobre su futuro. Si se excluye el mesianismo político, él no es nada, no tiene ninguna identidad social, ningún puerto de anclaje, contrariamente a los zorros y a las aves que “tienen madrigueras y nidos” (Mt 8,20).

He aquí el desafío que acepta Jesús, al decidir de mudarse a la gran ciudad . Esperar no solamente en Dios su futuro sino también su presente.

Pues llega el día donde el ambiente familiar no es  suficiente para contener  lo que se lleva dentro, cuando es necesario consentir (permitir) rupturas amenazantes (arriesgadas) con su universo familiar. Uno no sabe a dónde llevara eso, pero el descubrimiento (o redescubrimiento) del sentido de su vida tiene frecuentemente ese precio.


No mas rápidos que los apóstoles!

Los relatos de vocación presentados en los 4 evangelios son deliberadamente simplificados (reducidos) a lo esencial.  Lo que los evangelistas quieren enseñarnos a la vez, es  la fuerza de atracción de Jesús  y el carácter ejemplar  de la respuesta suscitada por su llamado.

Se puede ser  un poco más explícito en esta experiencia profunda? “Yo los haré pescadores de hombres” (cf. Mt 4,19). Un día , si ustedes me siguen, su dinamismo interior será orientado hacia las personas y ya no más hacia las cosas. Un día, lo más importante para ustedes no será ya ganarse la vida, sino servir a la vida. Un día ustedes llegarán a ser sensibles a las necesidades profundas de las personas, y ustedes los evangelizarán, es decir, ustedes les comunicarán una buena noticia, ustedes los volverán más sensibles al hecho  (al entendimiento) de que su vida  (de ellos) tiene un sentido.

“Yo os haré”. Es importante de destacar el futuro acá. Jesús no dice: vengan, todo es claro para ustedes ahora, ustedes son pescadores de hombres. No. Todo lo que Él hace, es dejar entrever a estos hombres que si deciden frecuentarle, seguirle, ellos llegaran  de manera progresiva a descubrir un género (tipo, manera)  de compromiso que movilizara todas sus energías, que dará un sentido (una razón) a toda su vida.

Esto nos permite  que concluyamos mejor el sentido evangélico de la vocación del cristiano. La vocación no es una misión ya del todo hecha y que se recibe del exterior, como si Dios se divirtiera enviándonos telegramas. Pero ella no  es, a la inversa , una iniciativa que uno decide tomar una buena  mañana, por un deseo de cambio, o todavía un objetivo que uno se asigne a sí mismo , al término de un análisis lógico.

A pesar  de lo que se arriesga de  retener (aprender)  cuando se hace el intento de resumirla en tres palabras, la vocación es siempre un largo proceso. Es el consentimiento de ponerse en búsqueda de su verdad. Es el lento descubrimiento de su camino. Es la enérgica y valiente exploración, el discernimiento paciente hacia la manera  única, existente entre miles,  que   dará un sentido a su vida.

Y los discípulos no escaparán de sus lentitudes necesarias. Al término de  su ruta (caminar) con ellos, Jesús estará todavía en la tarea de llamarles!   Todavía  insistirá en la tarea  de sensibilizarlos sobre lo que ellos son, sobre lo que ellos llevan. Él les dejará  entender que  todavía tienen cosas para descubrir en ellos, antes de lanzarse de verdad a la acción.

Ninguno de nosotros no podría asegurar que es cristiano por pretender conocer con facilidad su vocación, por decidir con antelación cuál será su camino. Si bien es cierto que  todos somos discípulos  del mismo Jesús y en marcha hacia el mismo Padre, la vocación es diferente para cada uno.

Aceptar este hecho y consentir  ponerse en búsqueda de su propia verdad, es decir ya  SI a Dios.

2

Jesús deja Nazaret y se viene a vivir a Cafarnaúm

En el evangelio de hoy, Jesús viene para establecerse en Cafarnaúm, en Galilea, en el territorio de Zabulón y Neftalí e inaugura su misión en el mundo.

La “Galilea” era una provincia donde se relacionaban personas de numerosas razas y variados grupos étnicos, un país abierto, una ruta de caravanas. Jesús decide habitar en esta región del Norte, abierta a todas las influencias, y no en Judea, en tierra sagrada, o en Jerusalén, la ciudad santa. En Cafarnaúm, tres rutas importantes se encontraban. La ruta del mar provenía de Egipto y al interior de la ciudad, esta ruta comercial se dividía en dos, la una se dirigía hacia Damas en Siria y la otra hacia Tiro y Sidón, sobre la rivera del Mediterráneo. Era un Carrefour internacional.

Irse a vivir en esta ciudad fronteriza, después de 30 años de vida tranquila en Nazaret, era como pasar de nuestros pequeños pueblos de los años 70s a las grandes ciudades de hoy  ofreciendo la novedad, la turbulencia, el pluralismo y la inseguridad de los años  del siglo XXI.

En Cafarnaúm, Jesús comienza su predicación con el mismo mensaje de Juan Bautista: “Conviértanse” (Mt 3,2). Y cuando Jesús será crucificado, Pedro a su turno retomará este mismo mensaje (Hechos 2,38). “Conviértanse”  cambien su visión del mundo.

Convertirse es aceptar el proyecto de Dios y ofrecer nuestra colaboración en esta nueva visión.

Cada una de nuestras celebraciones litúrgicas dominicales comienza con una oración de conversión. El rito penitencial no es un gesto ornamental,  es indispensable para que la oración de la comunidad sea la oración de Cristo. Sin conversión, nuestras liturgias serian folclóricas. La vida es un don que Dios nos hace. Lo que hacemos de nuestra vida es un don que hacemos a Dios.

Dios ha enviado su hijo para proponernos una visión nueva, una esperanza plena de futuro. Jesús sabe que para cambiar el mundo, es necesario que las personas cambien su vida. “El Reino de Dios está cerca” y cada uno puede acceder a él convirtiéndose.
Es verdad que nuestro mundo está lleno de injusticias, de abusos de poder, de violencia. 

Todos los días las noticias a través de  los medios, nos recuerdan que a menudo los sistemas judiciales están al servicio de los ricos y de aquellos que detentan el poder; que la medicina es regida por las compañías farmacéuticas; que las empresas y grupos (de mercado negro) de armamentos provocan guerras un poco por todo el mundo con el fin de probar sus armas y de vender sus juguetes o instrumentos de violencia y de muerte.

Todo ellos es el resultado de la falla moral y espiritual de nuestro mundo  vamos! demasiado humano! El pecado de los individuos corrompe la sociedad, ya que los problemas vienen necesariamente de los individuos que la componen. Jesús comprendió rápidamente eso, y es por ello que El nos invita a cambiar el mundo alrededor de nosotros, cambiando nosotros mismos: “cambien su vida y crean en la Buena Noticia (el evangelio) ”.

Cuando Jesús invita a sus discípulos a convertirse y « seguirle », el los “llama” no en el marco de una fiesta religiosa o una actividad espiritual, sino en el corazón de su vida cotidiana, en pleno trabajo profesional!  Levi está en su oficina de publicano (colector de impuestos para el imperio romano invasor) , otros están cerca de sus redes de pesca. Jesús los encuentra en lo cotidiano. Este llamado se dirige hoy a cada uno de nosotros en nuestra vida de todos los días. 

La respuesta a la invitación de Jesús está ligada al verbo “dejar”. Ellos dejaron sus redes, su trabajo, su familia, para seguir a Cristo. Hay siempre una renuncia un alejamiento, un cambio que acompaña la conversión. Pero no se trata de “dejar” por “dejar”. El discípulo no es alguien que renuncie a cualquier cosa, es aquel que ha encontrado alguien. Él está invitado a confiar, a establecer una relación personal con Cristo.

Trabajar por el Reino de Dios no quiere decir proselitismo y tratar de convertir a los demás. Es “aceptar de convertirse uno mismo”. Nuestra sociedad no se mejorará profundamente al menos que cambiemos de dirección, acercándonos  a lo que Dios desea para nosotros, en nuestra familia, en nuestra parroquia, en nuestro trabajo. 

Nosotros debemos llegar a ser los ojos, las manos y el corazón de Dios en nuestro mundo. Santa Teresa de Ávila  decía: “Cristo no tiene  otro cuerpo acá abajo  más que el nuestro”. Es a través de nuestros ojos que Cristo mira el mundo con compasión, es a través de nuestros pies que Él va a visitar aquellos que están en la necesidad, es por medio de nuestras manos como El bendice y consuela aquellos que sufren”. “Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”.


3

DE SERVICIOS BIBLICOS KOINONIA

Es sabido que la liturgia católica está pendiente de una reforma sustancial, y la necesidad de reordenar la elección de los textos conforme a criterios nuevos y sobre todo explícitos no es la menor de ellas. La incorporación de la segunda lectura a la temática unitaria (en vez de que campe siempre por sus fueros propios), y la posibilidad de que sean varios los ordenamientos litúrgicos de los textos, según objetivos y necesidades distintas, a escoger según variables diversas, serían otras tantas posibilidades. Mientras, es bueno saber que la liturgia no «es» así, sino que la tenemos así a la espera de que llegue un momento más propicio para reactivar las tantas cosas que en la Iglesia católica están detenidas o en hibernación, a la espera de otra coyuntura.



La primera lectura parece haber sido escogido estrictamente por coincidir con la tercera lectura en una alusión geográfica a la zona de Zabulón y Neftalí, zona limítrofe de Israel en la que Jesús se vino a establecer. La segunda -como hemos dicho que sucede casi siempre- va por sus caminos propios, siendo puramente aleatorio que alguna vez encaje con el mensaje de las otras dos. Diríamos que el evangelio de hoy -dada la altura a la que estamos en el año litúrgico- se adecua bien a la altura que correspondería dentro de la vida de Jesús siguiendo un criterio simplemente cronológico: el inicio de su actividad pública, el comienzo del despliegue de lo que será el Jesús predicador del Reino en su plenitud.


Son bastantes los detalles que merecen comentario en este evangelio.


-Jesús comienza su actividad tomando como referencia los signos de los tiempos. Al menos el evangelista hace notar que no empezó Jesús sin más cuando quiso, sino al ver que habían encarcelado a Juan. Jesús reacciona ante los hechos de la historia que le rodea. No viene a cumplir una misión ya programada previamente y que ha de llevarse a cabo con indiferencia «pase lo que pase».


-Jesús «fue a vivir» a Cafarnaúm. Algunos exegetas (Nolan por ejemplo) hacen notar que «se estableció» allí, y que, probablemente, la que varias veces en los evangelios se cita como «su casa» sería casa no de Pedro, sino de Jesús... No hay seguridad, pero no es improbable. Una duda sobre esa imagen tan fácil que nos hemos hecho del Jesús evangelizador itinerante.


-El contenido de lo que sería la «primera predicación» de Jesús, o, más bien, la tónica dominante de la predicación de Jesús: la venida del Reinado de Dios, como buena noticia que invita al cambio... Hoy ya esto lo saben los niños en la catequesis parroquial, cuando hace cuarenta años lo ignoraban todos los cristianos adultos, incluidos los predicadores: que el centro de la predicación de Jesús fue el «Reinado de Dios», un concepto entre medianista y escatológico... O sea: que Jesús no fue un predicador doctrinal teórico, ni un maestro de sabiduría religiosa, ni un asceta... sino un profeta dominado por la urgencia de una pasión, la pasión por el Reinado de Dios que él creía inminente...


-No era sólo un anuncio, sino una con-moción: Jesús anunciaba para empujar al cambio, para animar la esperanza en el cambio que Dios mismo estaba a punto de empujar... Por eso, su anuncio era para la conversión: «cambien su vida y su corazón porque el Reino de los Cielos se ha acercado», traduce la Biblia Latinoamericana.


-Aquí hay una doble dirección: hay que cambiar (convertirse) «porque» viene el Reinado de Dios, y, también, hay que cambiar «para que» venga, para hacer posible que venga, porque cambiando, en nuestro cambiar, ya está viniendo ese Reinado... Son las dos dimensiones: activa y pasiva, receptiva y provocativa, de contemplación y de lucha... sin unilateralismos.


-El carácter concreto del tipo de praxis que Jesús adopta, que no es la de transformar la sociedad él mismo directamente, con sus propias prácticas, no es la de afrontar directamente la tarea, sino la de enrolar a otros, convencer a otros para sumarse a la tarea, y para ello, dedicarse a desbloquear las mentes, a iluminar los corazones, abrir la visión de los demás... para que puedan incorporarse a la transformación de la sociedad. Si se nos permite decirlo así, Jesús, más que una práctica, asume una práctica teórica y simbólica. Él no se hace médico ni se dedica a curar a los enfermos, sino a dar la Buena Noticia, aunque salpica su predicación constantemente con «signos» de curación: «predicaba y sanaba». Teoría y práctica. Esta práctica era apoyo de aquella teoría, y la teoría no era realmente tal, sino una práctica teórica: Jesús ejercía de abridor de mentes, iluminador de corazones, generador de esperanza, transmisor de energías...


-En esa línea se puede enmarcar mejor aún lo de convertir a sus más allegados en «pescadores de personas» (no «de hombres»), lo que él mismo estaba siendo, lo que cualquier discípulo debe también ser. El expansionismo evangelizador misionero proselitista, el querer extender el cristianismo a todo el mundo haciendo tabla rasa de las demás religiones, ya no tiene lugar en una visión a la altura de los tiempos actuales. El ser realmente «evangelizador» apasionado por la Utopía del Reino (utopía que no es enemiga de las demás religiones ni pretende imponer ninguna cultura) sigue teniendo plenamente sentido.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
http://betania.es/

http://prionseneglise.ca/

http://cursillos.ca/

http://servicioskoinonia.org/

HETU, Jean-Luc. Les options de Jésus .

Youtube.com / pagina de videos de LECTIONAUTAS