miércoles, 15 de agosto de 2012

19 de agosto del 2012 : 20o domingo del tiempo ordinario (B)



Nuestro Dios al que estamos unidos es rico en misericordia. Dios de vivos, Él da la plenitud a quien se compromete a seguirle. Su Palabra es alimento para el corazón. Y en el evangelio de hoy, Jesús aun va más lejos cuando dice: “Quien come mi carne y bebe mi sangre vivirá eternamente.”



L    E   C    T    U    R    A   S

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LOS PROVERBIOS 9, 1-6

La sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas; ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: "Los inexpertos que vengan aquí, voy a hablar a los faltos de juicio: Venid a comer mi pan y a beber mi vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia”.
Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 33

R.- GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR.
Bendigo al Señor en todo momento;
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
Que los humildes lo escuchen y se alegren. R.-

 Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.-

 Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R.-

 Guarda tu lengua del mal,
tus labios, de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. R.-



 SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 5, 15-20

Hermanos:
Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Celebrad constantemente la Acción de Gracias a Dios Padre, por todo, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Palabra de Dios



ALELUYA Jn. 6, 57
El que come mi carne y bebe mi sangre –dice el Señor--, habita en mi y yo en él.



 EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 51-58

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente:
-- Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo.
Disputaban los judíos entre sí:
--¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Entonces Jesús les dijo:
-- Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que como este pan vivirá para siempre.
Palabra del Señor





A guisa de introducción :

Una comunión extrema (exagerada?)…Mucho más que pan y vino…

Sin lugar a dudas que no hay nada más conmovedor que ver a alguien comiendo y saber de su hambre, de su apetito desaforado después de varios días sin probar alimento, y ese sentimiento es doblemente emotivo cuando es uno mismo quien le ofrece algo qué comer.

Es un escandalo ver escenas así, es irónico y o paradójico que en una sociedad donde supuestamente abunda y se bota tantas veces la comida (que lo digan los supermercados de multinacionales) haya tantos  seres en la calle, o en los desiertos africanos sucumbiendo ante el hambre o la hambruna. Qué nos pasa?

Pero es cierto que se experimenta satisfacción y mucha alegría cuando nacen de sentimientos sinceros, ofrecer a alguien sea conocido o desconocido un poco de respiro y de alivio y decirle: “Se le ve triste y cansado, siéntese, le voy a servir algo de comer”.

Ya sea que usted tenga, veinte o sesenta años, o que la persona que le hable sea su madre, su hermana, un sobrino, un amigo, poco importa. Que se trate de un simple pedazo de torta, de una opípara (abundante) comida, poco importa. Su fatiga desaparece, su tristeza se va. Tras el pan, está el amor y la acogida. Tras el vaso de agua, está la vida que se comparte.

La comida fundamental de los cristianos, aquello que los une los unos con los otros y con Dios, es la EUCARISTÍA.