sábado, 20 de octubre de 2012

21 octubre 2012: 29o Domingo del Tiempo Ordinario B

“No he venido para ser servido sino para servir…”


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
10,35-45
 De camino hacia Jerusalén, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.» El les dijo: «¿Qué quieren de mí?» Respondieron: «Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria.» Jesús les dijo: «Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo estoy bebiendo o ser bautizados como yo soy bautizado?» Ellos contestaron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «Pues bien, la copa que yo bebo, la beberán también ustedes, y serán bautizados con el mismo bautismo que yo estoy recibiendo; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí el concederlo; eso ha sido preparado para otros.» Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos. Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»


A guisa de introducción:

Cuidado con el Poder…

Celebramos este domingo el llamado DOMUND 2012…Domingo Mundial de las misiones, ocasión propicia ante todo para examinar nuestra vocación misionera (“Donde nace un bautizado nace un enviado”), cómo estamos viviendo nuestro compromiso adquirido en el sacramento de la confirmación y que nos hace “testigos maduros de Jesús para anunciarlo y compartirlo con los hermanos”? Hemos convencernos que somos herederos de una gran riqueza (El Evangelio) y hemos de legar esta herencia, compartiéndola día a día con nuestros hermanos).
 Además este día en Roma el Papa Benedicto promulgará por el acto de canonización como SANTA a  Kateri Tekakwita, una mujer canadiense de raza india (aborigen) que mostró con su vida el amor por Dios, Jesucristo y la Iglesia. (cfr. Artículo aparecido anteriormente acá: http://gusqui.blogspot.ca/2012/04/en-memoria-de-kateri-tekakwitha-1680.html
 Como vemos es un día de Gracia, de alegría…Estamos invitados a seguir el camino de Jesús, a asumir el PODER o LA AUTORIDAD como Él nos lo presenta, a imitar y pedir la intercesión de SANTA KATERI para que seamos a nuestro turno los discípulos y seguidores de Cristo que el mundo, nuestras comunidades y familias, tanto necesitan…
****
 Hay en todos los evangelios un objetivo: Convencernos que los 3 verbos:
SATISFACER (Placer), TENER y PODER hemos de vivirlos y o asumirlos al estilo de Jesucristo para poder tener la VIDA ETERNA( ser feliz, encontrarle sentido a la existencia, realizarse personal y comunitariamente).
 Desde el pasaje de las tentaciones,  ya los evangelistas nos muestran la respuesta de Jesús a las invitaciones y proposiciones que el tentador (Satán) le sopla al oído.
 Porque es cierto que todos los seres humanos nos vemos tentados a utilizar mal:
 LA SATISFACCIÓN o PLACER  ( que puede volverse una búsqueda de la realización o plenitud egoísta, explotando y deshaciéndose de los demás). Cfr.   evangelio del domingo antepasado de  “la polémica sobre el divorcio”, que muestra como mismo para la vida en pareja,  el buscar solo la satisfacción personal lleva a un rotundo fracaso del matrimonio,   
 EL TENER (que puede tornarse en obstáculo para abrirnos a la sabiduría de Dios que se logra a través de la oración, la lectura y meditación de la Palabra y aceptar el amor y proyecto de Dios en nuestra vida). Cfr “El joven rico”, evangelio del domingo pasado. Aquel hombre se marchó todo triste porque no alcanzo a percibir y abrazar el amor de Jesús que le ofrecía en su mirada y sus palabras, no percibió que el compartir genera vida,  todo porque andaba demasiado encartado con sus bienes y riquezas .
 EL PODER o LA AUTORIDAD (que puede llevarnos a buscar los primeros lugares, los privilegios y ejercer el mando sobre los demás solo con el fin de lograr los propios intereses sin mirar las consecuencias). Cfr evangelio de este domingo, donde los hijos de Zebedeo (Juan y Santiago) muestran que aun no han entendido el querer de Jesús que los invita a considerar la autoridad como un servicio y no como una posibilidad de ejercer dominio sobre los otros.
Servir es el verbo por excelencia para identificar a Jesús.
Pero atención! Nuestras orejas de creyentes del siglo XXI, podrían comprender este verbo de manera halagadora, es decir, mundana. En efecto, que hay mejor que ponerse al servicio de los demás, de hacer prueba de altruismo y generosidad, sobretodo con los pequeños y los pobres?
Para Jesús no hay nada de esto. Servir en su época no es una actitud valorizada. Por qué? Porque servir es lo que se espera de un esclavo, no de un hombre libre. Ponerse al servicio de los demás y encontrarse a causa de ello en la base de la escala (o status) social no tiene nada de ventajoso.
Al contrario, es humillante, degradante. No es muy seguro que los servicios de los cuales podemos enorgullecernos sean de este orden.
 Una vez más, dejemos a Jesús evangelizarnos. Convertirnos en esclavos nos choca? Mucho mejor, quiere decir que estamos sobre el buen camino. No olvidemos que el evangelio es locura a los ojos del mundo.

 Aproximación psicológica y política-eclesial al evangelio:
 La verdadera grandeza: poder servir
 Hemos de reconocer que la tentación del poder es universal. Ella consiste fundamentalmente en querer escapar de la condición humana,  superarla o modificar sus límites. No aceptar ser dependiente, de no importa quién.
 Ahora, la condición humana está precisamente hecha de dependencias. Yo soy dependiente de todo y de todos. Es otro quien me ha dado la vida…Y a lo largo de mi vida, yo soy modificado, re-modelado, transformado por los demás: los padres, los educadores, el marido por su esposa y recíprocamente, yo soy dependiente, quiéralo o no. Y finalmente yo también deberé desaparecer para que otros puedan vivir. Y sin embargo, todo en mi busca hacer desaparecer esas dependencias. Yo quisiera ser independiente, totalmente el dueño de mi mismo y de mi destino. Y justamente el poder proporciona la ilusión de estar por encima de todo eso. Dominar entonces,  no es tratar de modelar la vida de los otros sino mas bien  dejarse transformar por ellos.
Yo me pregunto si la búsqueda de poder no tiene algo que ver con un deseo de inmortalidad. Al menos, el poder me aparece como un medio de estar en seguridad a propósito de mi mismo y de mi vida…
 De la tentación del poder no ha estado libre tampoco la Iglesia. Lo que nos cuenta San Marcos acá, es un testimonio donde se sienten las tensiones de la Iglesia naciente: juegos y maniobras parecen existir para ocupar puestos importantes. No es edificadora, hasta el punto que Mateo que escribes después de Marcos, siente necesidad de poner todas estas ambiciones en las espaldas de la madre de Juan y Santiago. Pero es importante reconocer que esto es el reflejo de nuestra humanidad. No es solamente el reflejo de nuestra necesidad de justificar nuestra existencia y nuestro valor; sino que también es el reflejo de nuestra necesidad de controlar los eventos (las cosas, como decimos familiarmente) con el fin de llevar a cabo nuestros proyectos. Sabemos lo que es bueno o que es bien para nosotros y los otros, por que no poseer la autoridad en consecuencia para realizar todo ese bien?
 En realidad, Jesús nos revela, nos muestra  simplemente lo que es la verdad de la condición humana.
 El hombre llega a ser él mismo cuando hace existir, cuando sirve. Entonces él se asemeja a Dios. Él crece, él logra llegar a la talla cuando sirve para algo y le sirve a alguien. Es en esto que ejerce un verdadero poder. Él modifica al otro haciéndolo crecer. Ustedes pueden remarcar que en ello, hay una inversión (no de poner dinero sino de revertir)  (poner de revés) de lo que llamamos el poder. Es el final de todas nuestras ideas comunes y corrientes.
 He aquí quién es Dios :  en Jesús Él se revela tal como es. Él no es aquel que domina, sino aquel que sirve, que se da para que el hombre exista.
Es necesario acabar con la imagen de un Dios dominante, en quien el poder no consiste en que le rindan cuentas las personas. Dios es servidor. El servicio es una acto libre y voluntario, ahora que el esclavo no tiene voluntad propia, él depende totalmente . Podemos imaginar así al Dios de Jesucristo? Si, ciertamente, en el sentido que Él es Aquel quien por amor, hace existir todo lo que existe. Él es creador. Y Él nos invita a participar a todos, no importa quiénes seamos a su obra de creación. Ahí, y solamente ahí esta la verdadera grandeza.

LOS JEFES - SERVIR
 ¿Cómo debe ser un jefe? ¿Cómo se portan los jefes: el jefe de equipo, el jefe de familia? Los jefes de estado pasan sonriendo a la multitud y delante de las cámaras abrazan al niño que les rindió homenaje; pero, ¿quién sirve y quién se hace servir? Jesús ha venido a servir, y su servicio a la humanidad será su muerte voluntaria: «Se hizo obediente, tomó la condición de esclavo y murió en una cruz» (Fil 2,9). Beber la copa y bautizarse son expresiones que indican, en forma figurada, los sufrimientos y la muerte de Jesús.
 A continuación ponemos un breve poema de Lao-Tsé, un sabio chino muy antiguo, referente al mismo tema:
 «¿Qué han hecho el río y el mar para ser reyes en los cien valles? Se han puesto debajo de ellos y por eso reinan en los cien valles. Si el santo quiere estar encima del pueblo, que sepa primero hablar con humildad. Si quiere encabezar al pueblo, que se ponga en el último lugar. Así está el santo encima del pueblo y no le parece pesado, dirige al pueblo y no hace sufrir al pueblo. Con gusto lo ponen a la cabeza y no se cansan de él. Como no rivaliza con nadie, nadie puede rivalizar con él.» 
                                               (tomado de la Biblia Latinoamericana)

 REFLEXIÓN CENTRAL
 Los grandes ejercen el poder
Autor: P. Raniero Cantalamessa, ofmcap


Isaías 53, 2a. 3a. 10-11;
Hebreos 4, 14-16;
Marcos 10, 35-45


«Entonces Jesús, llamándoles, les dijo: “Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos”». Después de aquél sobre las riquezas, el Evangelio de este domingo nos da a conocer el juicio de Cristo sobre otro de los grandes ídolos del mundo: el poder. Tampoco el poder es intrínsecamente malo, como no lo es el dinero. Dios se define a sí mismo «el omnipotente» y la Escritura dice que «el poder pertenece a Dios» (Sal 62, 12).

Ya que, sin embargo, el hombre había abusado del poder que se le concedió, transformándolo en dominio del más fuerte y en opresión del débil, ¿qué hizo Dios? Para darnos ejemplo se despojó de su omnipotencia; de «omnipotente» se hizo «impotente». «Se despojó de sí mismo, tomando la condición de siervo» (Flp 2, 7).Transformó el poder en servicio. La primera lectura del día contiene una descripción profética de este salvador «impotente»: «Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. Despreciado y deshecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias».

Se revela así un nuevo poder, el de la cruz: «Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios» (1 Cor 1, 24-27). María, en el Magnificat, canta anticipadamente esta revolución silenciosa obrada por la venida de Cristo: «Derribó del trono a los poderosos» (Lc 1, 52).

¿Quién es puesto bajo acusación por esta denuncia del poder? ¿Sólo los tiranos y dictadores? ¡Ojalá así fuera! Se trataría, en este caso, de excepciones. En cambio nos afecta a todos. El poder tiene infinitas ramificaciones, se mete por todas partes, como cierta arena del Sahara cuando sopla el viento siroco. Hasta en la Iglesia. El problema del poder no se plantea, por lo tanto, sólo en el mundo político. Si nos quedamos ahí, no hacemos más que unirnos al grupo de los que están siempre dispuestos a dar golpes, por sus propias culpas... en el pecho de los demás. Es fácil denunciar culpas colectivas, o del pasado; más difícil las personales y del presente.

María dice que Dios «dispersó a los soberbios de corazón; derribó del trono a los poderosos» (Lc 1, 51 s.). Ella señala implícitamente un ámbito preciso en el que hay que empezar a combatir la «voluntad de poder»: el del propio corazón. Nuestra mente («los pensamientos del corazón») puede convertirse en una especie de trono en el que nos sentamos para dictar leyes y fulminar a quien no se somete. Somos, al menos en los deseos si no en los hechos, los «poderosos en los tronos». En la familia misma es posible, lamentablemente, que se manifieste nuestra voluntad innata de dominio y atropello, causando continuos sufrimientos a quien es víctima de ello, frecuentemente (no siempre) la mujer.

¿Qué opone el Evangelio al poder? ¡El servicio! Un poder para los demás, no sobre los demás. El poder confiere autoridad [en el sentido de dominio], pero el servicio confiere algo más, autoridad que significa respeto, estima, una ascendencia verdadera sobre los demás. Al poder el Evangelio opone también la no-violencia, esto es, un poder de otro tipo, moral, no físico. Jesús decía que habría podido pedir al Padre doce legiones de ángeles para derrotar a los enemigos que estaban a punto de acudir para crucificarle (Mt 26,53), pero prefirió rogar por ellos. Y fue así que logró su victoria.

 ORACIÓN-MEDITACIÓN

Después de dos mil años, Señor Jesús,

la Iglesia prolonga tu Encarnación en este mundo.

Ella es el nuevo cuerpo que tu te das

para reunir, ensenar, bendecir y servir.



Esta Iglesia que es tuya es un cuerpo vivo,

un pueblo de múltiples colores, lenguas y culturas.

Un pueblo de "discípulos misioneros",

que encuentra su alegría

sirviendo a Dios sobre las rutas del mundo.



Esta Iglesia que es tuya sabe de la belleza

y la dignidad de todo ser humano.

Ella sabe del don de tu presencia en lo secreto de toda vida.

Ella sabe por herencia y vocación,

la responsabilidad ligada al "Padre nuestro"

y al "Danos hoy nuestro pan..."

que reinventan en lo cotidiano la fraternidad.



Nosotros somos esta Iglesia misionera,

que ocupa hoy la barca de Pedro,

de Juan y los otros apóstoles,

y que empujada por el viento del Espíritu santo.

avanza con confianza remando mar adentro,

presta a servir aquí...y hasta el fin del mundo.



Señor Jesús, acá estamos para servir.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS :