jueves, 14 de octubre de 2010

17 de octubre de 2010: 29o domingo del tiempo ordinario C

Lucas 18, 1-8
 
 
1 Para explicarles que tenían que orar siempre y no desanimarse, les propuso esta parábola:
 
2 – En una ciudad había un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre. 3 En la misma ciudad había una viuda que iba a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”.
 
4 Por bastante tiempo no quiso, pero después pensó: “Yo no temo a Dios ni respeto a hombre, 5 pero esa viuda me está amargando la vida; le voy a hacer justicia, para que no venga continuamente a darme esta paliza”.
 
6 Y el Señor añadió:
 
-         Fijaos en lo que dice el juez injusto; 7 pues Dios ¿no reivindicará a sus elegidos, si ellos le gritan día y noche, o les dará largas? 8 Os digo que los reivindicará cuanto antes. Pero cuando llegue el Hijo del hombre, ¿qué?, ¿va a encontrar esa fe en la tierra?
1

LA ORACION Y SU ROL EN NUESTRA EXISTENCIA

Desde pequeños nos enseñaron en casa nuestros padres y abuelos, y en el catecismo que ORAR es hablar con Dios, presentarle nuestras intenciones o necesidades…Y llegó un cierto momento también en que se nos presentó como sinónimo de ORAR al verbo REZAR, que era recitar de memoria y muchas de las veces a las carreras y sin pensar mucho o ser consciente de las palabras que se decían…Solo con el paso de los años y por un estudio profundo llegamos a diferenciar la oración del rezo.

Y es que la ORACIÓN es un camino, un aprendizaje todos los días a recomenzar…Hoy muchos no sabemos orar, incluso sacerdotes y gente versada en religión saben muchas cosas pero no saben ORAR como se debe.

PORQUE ANTES de profundizar en la oración debemos tomar conciencia de cuál es la imagen de Dios que tenemos en nuestra cabeza, cómo lo imaginamos…según esa imagen será nuestra oración: "Dime cómo te imaginas a Dios y te diré cómo rezas", podríamos decir.  Así PODRÍAMOS  ENTONCES clasificar la oración en varios tipos:
1.     
L1. La oración mágica:  que espera una intervención al estilo David  Cooperfield. Para quien la hace Dios es un mago, un brujo, capaz de intervenir en los fenómenos físicos o naturales con capacidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos…este Dios, según nuestra creencia debería evitar los desastres, hacer menos destructivos los terremotos, desviar los huracanes, hacer desaparecer las enfermedades (como el cáncer, el Sida)  "en un dos por tres" o "en menos de lo que canta un ave macho de corto vuelo" (un gallo).
2.    
L2. La oración compensadora: Que nos da en su momento la satisfacción personal de lo que pedimos: que nos ganemos el baloto o la lotería, que pasemos el examen, que ganemos el partido, etc…Muy parecida a la primera pero en un nivel más individual.

3.3. La oración liberadora y consciente: Que a mi pensar es la que deberíamos aprender a ejercitar, poner en práctica en nuestra vida…Porque es una oración que me compromete en mis actos y me ayuda a jugar, mejor a actuar conjuntamente con Dios. Además esta oración se da más en comunidad y se da de hecho cada ocho días en la Eucaristía, pues a la luz de la Palabra de Dios  deseamos aprender a ser más justos, solidarios y embajadores de paz y justicia en nuestras familias y nuestro entorno.

EL mayor problema en nuestros días con la oración es la ignorancia de la consecuencia de nuestros actos. No sentirnos responsables, corresponsables con Dios creador de nuestro mundo, nuestra sociedad, nuestra familia, nuestro Yo (o persona).

Personalmente siempre me ha tocado inmensamente esa sencilla oración del autor del libro de la Sabiduría:  “Señor  que yo venga a saber lo que es bueno  y  hacer  aquello  que te agrada”. Y Bien decía San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.

Orar como quizás nos lo muestra con claridad la Palabra de Dios de este  Domingo es “detenernos a reflexionar, meditar antes de actuar”, “orar es rumiar los mandamientos o la voluntad de Dios”, “orar es pedir el auxilio del cielo para que hagamos lo que se debe hacer”, así la verdadera oración no buscará nunca trastocar los acontecimientos, pretender forzar a Dios de que haga o intervenga en algún acontecimiento nefasto y  que no pase nada.

El juez y la viuda del evangelio me invitan ante todo a cuestionarme sobre sus personas, sus hechos, su vida. 

Este juez que debería impartir justicia acaso sabría en qué consistía la  verdadera oración? Deducimos que no era un buen orante, pues según el relato era injusto, sordo e indiferente, poco sensible al clamor de los afligidos…Es decir, este juez no meditaba ni era sabio a la hora de aplicar justicia por falta de madurez y plenitud en su oración…

La viuda? Quizás rezaba mucho como el juez injusto (es decir rezar mucho no nos hace por ello justos como creemos). Era  ante todo mujer,  quizás vieja, pobre, marginada, estaba sola…consecuencia todo ello de qué?  Por ahí dicen que cosechamos lo que sembramos…Esta señora que Jesús o más bien Lucas  nos presenta en su parábola para darnos una enseñanza (sería realmente virtuosa?) pues el evangelista no nos da detalles exhaustivos de la dama, cual es la razón por la que haya llegado a este estado de vida…

Pero Jesús y Lucas nos ponen como modelo estos dos personajes (no muy virtuosos quizás) para enseñarnos de la importancia de INSISTIRal momento de orar (meditar, reflexionar, entrar en dialogo con la trascendencia, nuestra conciencia, con Dios) a pesar de la injusticia que nos rodea,  la maldad en el gran complejo socio-político (corrupción) , a pesar que las cosas a nuestro alrededor no vayan bien…Pero será ese ejercicio perseverante,  que nos llevará cada vez más a una conciencia más lucida y por ende a una vida más llevadera, soportable y menos estresante? Nos ayudara quizás a cometer menos errores y a buscar ser más solidarios, servidores, amorosos en el ejercicio pleno de la compasión y la sensibilidad, y poder meternos en la piel del otro?

En conclusión hemos de pedir auxilio siempre al Espiritu Santo de sabiduría, para que sepamos pedir lo que nos conviene y nos hace felices y no buscar por el contrario manipular a Dios y satisfacer mis tendencias egoístas, que a la larga nos llevara a ser desgraciados.

2
ORACIÓN Y ACCIÓN

Los textos de este domingo nos recuerdan que es necesario ORAR regularmente, sin desanimarnos. 

La oración acompaña la acción y nos ayuda a afrontar los problemas y dificultades de la vida.

Hace poco, un periodista se reía de un sacerdote que pedía a sus feligreses ORAR ya que un tornado se aproximaba de su isla en el Caribe.  El periodista afirmaba que cuando un peligro es inminente no es el momento de rezar sino de prepararse para enfrentar la amenaza.

Leyendo este artículo, nos damos cuenta  que el periodista no sabía  en verdad que es la oración.

La oración no es una formula mágica que nos permite cruzar los brazos esperando que Dios haga un milagro. Seguramente, la gente puede esperar que el tornado cambie de dirección y pase lejos de su isla, pero la oración se hace presente para ayudarnos a prepararnos bien con el fin de evitar lo máximo posible los efectos destructores del tornado. Una vez el huracán ha pasado , la oración nos prodiga la fuerza y el coraje para reparar los daños y así retomar la vida normal. He aquí el objetivo de la oración.

(Personalmente creo que la experiencia de los mineros de Chile, es una prueba eficaz de la oración, de manera precisa ver como  tanto los atrapados como los socorristas, contaron con un líder o varios entre ellos que lograron apaciguarlos, llevarlos a la reflexión, a la calma y actuar paulatinamente como deberían hacerlo…En todo ese proceso , nadie podrá afirmar que la oración, el recogimiento espiritual y el silencio a su tiempo, ayudó a tomar las mejores determinaciones y decisiones y posibilitó este rescate apoteósico y signo de gran humanidad  para todo el mundo.)

Y esto se aplica a todos los acontecimientos importantes de nuestra vida: la educación de los jóvenes y niños, la pérdida del empleo, la enfermedad , el efecto debilitador de la vejez, las consecuencias de un accidente, etc. La oración nos ayuda a encarar las situaciones de la vida, todo, sabiendo que mismo durante los periodos mas difíciles, Dios nos acompaña.

Si , por ejemplo, alguien ora para dejar de fumar, para curarse de su dependencia al alcohol, para enfrentar un problema familiar, esta persona no puede esperar un milagro. Pero eso si, la oración le sostendrá en su decisión de actuar. Eso será difícil pero nosotros sabemos que Dios esta con nosotros. Juntos podemos salir adelante , venciendo los obstáculos.

La oración nos invita entonces a actuar con coraje de cara a una situación peligrosa. 

 En la primera lectura de hoy, tenemos el ejemplo de Moisés que ora mientras Josué lidera la batalla contra los amalecitas (prototipo en la biblia de los enemigos del pueblo judío). Moisés dice a Josué:  "ve, combate contra los Amalecitas. Yo, estaré sobre la cima de la colina con el cayado (baston) de Dios en la mano" . Para Moisés y Josué , la oración y la acción van una junta a la otra, van de la mano.

Orar para salir victorioso y no querer luchar (batallar) es prueba de mala educación, dice Dios” (Charles Peguy). Nosotros pedimos para no ceder al cansancio y para tener el coraje de reaccionar con determinación. La oración no es un analgésico que nos permita olvidarnos de los problemas (el opio del pueblo , al decir de Marx). Al contrario, ella nos ayuda a comprenderlos y nos da la fuerza de encontrar las respuestas adecuadas.

Yo he conocido personas en fase terminal de cáncer que han luchado hasta el último minuto y han encontrado sentido a su enfermedad y a su sufrimiento. Con la confianza que ellos tenían en Dios , ellos lucharon con energía sin nunca perder la esperanza que les animaba.

No se trata acá tampoco de escoger entre la contemplación y la acción. Es necesario vivir estas dos realidades al mismo tiempo. La oración es necesaria para sostener nuestra acción. San Benito , el fundador de los Benedictinos , quiso establecer la vida monástica sobre la oración y la acción (“ora et labora”). San Ignacio de Loyola como Monseñor Miguel Angel Builes (1888-1971) fundador de nuestra comunidad de los Misioneros de Yarumal,  proponían a sus miembros de ser “contemplativos en la acción”.

A veces , nosotros corremos a derecha e izquierda, aprisionados en el engranaje del consumo y de la velocidad. No tenemos mas tiempo para detenernos, sólo en el momento del infarto. “ usted sabe, yo, con mis estudios, mi trabajo, mi vida social, mis deportes, mis compromisos, yo no tengo tiempo para orar. El domingo en la mañana es mi único tiempo de reposo o descanso…Usted comprende entonces por que yo no voy a la misa”.

Orar no es una pérdida de tiempo, es una manera inteligente de poner en perspectiva las muchas actividades de nuestra vida de todos los días.

La oración es la mejor manera de volver a encontrar un cierto equilibrio, todo, guardando un contacto regular con Dios. Ella nos recuerda que el Señor nos acompaña en nuestra peregrinación por la vida. Nosotros no estamos nunca solos para hacer frente a las dificultades que encontramos en la vida.

De todas las formas de oración, la invocación comunitaria es probablemente la mejor y la más eficaz. Es por ello que la EUCARISTÍA  siempre ha sido privilegiada por los cristianos. En la Eucaristía, el domingo día del Señor , nos reunimos  en “Iglesia” para escuchar lo que Dios nos quiere decir y recibir la fuerza de Dios. Este relax, refresco espiritual y eclesial nos permite enseguida retornar a nuestras familias para afrontar todas las eventualidades que se nos presentan.

P. Yvon-Michel Allard

y otras fuentes,