miércoles, 16 de febrero de 2011

Domingo 20 de febrero del 2011: Septimo domingo ordinario A

REFLEXIÓN SOBRE LA PALABRA DE DIOS


LECTURAS

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL LEVÍTICO 19, 1-2.17-18

El Señor habló a Moisés: “Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: Seréis santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, son que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.”

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL
SALMO 102

R.- EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO

Bendice, alma mía, al Señor,
Y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
Y no olvides sus beneficios. R.-

El perdona todas tus culpas
Y cura todas tus enfermedades,
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.-

El señor es compasivo y misericordioso,
Lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados,
Ni nos paga según nuestras culpas. R.-

Como dista el oriente del ocaso,
Así aleja de nosotros nuestros delitos;
Como un padre siente ternura de sus hijos,
Siente el Señor ternura por sus fieles. R.-


SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 3, 16-23

Hermanos:
¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo; ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: “Él caza a los sabios en su astucia.” Y también: “El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.” Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios.

Palabra de Dios.


ALELUYA 1 Jn 2,5
Quien guarda la palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado a su plenitud.


EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 5, 38-48

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Sabéis que está mandado: ‘Ojo por ojo, diente por diente’. Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo’. Yo en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.”

Palabra del Señor.

A guisa de introducción ( del misal en francés prions en Église , Quebec )

Jesús confía plenamente en nosotros y tiene grandes expectativas y perspectivas en lo que a nosotros se refiere. Es decir, en Jesús no hay desconfianza, ni miedo de que lo defraudemos. “Sean perfectos como su padre del cielo es perfecto”, nos dice.

En nuestras relaciones con los otros, nos propone  de imitar el amor generoso y sin fronteras de Dios Padre “quien hace salir el sol sobre malos y buenos”.

San Bernardo resume el amor de Jesús así: “La medida del amor es  amar sin medida”. Cuando amamos del mismo modo (de la misma manera) que Dios, manifestamos (o demostramos) que hemos llegado a ser su Hijos e Hijas.

Jesús no me pide que abrace  y bese la persona que habla mal de mí, o que me hace perder una valiosa oportunidad o todavía aquella persona que arruina la vida de un joven ofreciéndole droga. Es necesario que yo responda al odio con la generosidad y el perdón, pues es la única manera de vencerlo.

Amar a la manera de Dios no está, sin embargo,  exento (libre)  de sufrimiento. Si llegamos a querer el bien para la persona que nos hace sufrir, no será posible sin ser asesinado (perder la vida). Si damos el primer paso hacia ella, descubriremos seguramente  una ruta larga y penosa.

Por nuestra cuenta, si eso dependiera solo de nosotros mismos, no podemos amar como Jesús nos lo pide.

Solo Dios, el Señor, que nos ha creado a su semejanza, puede suscitar y hacer salir  de  nosotros el poder del amor y volvernos a crear un corazón capaz de amar al ritmo del suyo.  Nos atrevemos a creer?


UNA APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA

La ley del talión era clara:  “El que cause alguna lesión a su prójimo, como él hizo, así se le hará: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se hará la misma lesión que él ha causado al otro”. (Levítico 24,15-16).

Rechazar esta monstruosidad de ley puede parecernos muy natural , pero mirando más de cerca, Jesús era absolutamente radical cuando invitaba a superar esta mentalidad, y numerosas referencias  o indicadores nos llevan a pensar que no le   escucharon  sino la mitad de lo que dijo (de manera parcial, o superficial).

Cuando uno se justifica para tener un comportamiento negativo bajo el pretexto “fue el otro que comenzó” , uno se devuelve a la vieja Ley del talión. Cuando se opina que un asesino merece la muerte, uno no hace más que aplicar la ley del talión. Cuando decimos que Dios conducirá al infierno aquellos que han tenido una mala conducta o que no han tenido fe: estamos afirmando entonces que Dios , el mismo,  funciona,  o actúa de acuerdo con la ley del talión: golpe con golpe, rechazo con rechazo.  Al estilo de la canción de Pastor López: “golpe con golpe yo pago, beso con beso devuelvo, esa es la ley del amor que yo aprendí, que yo aprendí”.

Ahora, Jesús hace un llamado insistente  justamente a abandonar la ley del talión, sobre el hecho que Dios, El no camina así, el no actúa así. “Si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial?” (v. 47). Hay que atreverse a agregar: “Si Dios sólo abre el cielo a aquellos que se le parecen, que hace El de extraordinario?”

Pero justamente, según Jesús, Dios es extraordinario, ya que El colma de su sol, de su lluvia, de su bondad y de su misericordia a todo mundo (a todas las personas sin distingos). Porque si Dios ama aquellos que lo aman, los publicanos no hacen lo mismo?  (v.46). Si, Dios hace más que los publicanos,  más que nosotros (va más lejos), y es justamente por eso que Jesús nos pide  hacer más que los otros. No para  presentarnos mejores, no para demostrar que somos los mejores, sino porque Dios nos invita a llegar a ser mejor de lo que somos, a luchar, por  aminorar,  por debilitar sin cesar los límites que  fácilmente  le ponemos  a nuestra propia bondad.

Por medio de algunas imágenes y con pocas palabras, Jesús nos habla acá de manera vasta (grande ) sobre Dios. Claramente: Dios no es como nosotros: El no reserva su amor a aquellos que lo aman; Él no se venga de quienes no lo aman; “El ama sus enemigos” (v.44) y Él quiere que amemos los nuestros  (los enemigos) y así parecernos a Él. (v.45) .

Notemos finalmente el desafío adicional que contiene para nosotros estas  palabras de Jesús: “Actúen como Dios porque ustedes han sido hechos a su imagen” , puede voltearse al revés  en la práctica para llegar a ser: “hagamos a Dios a nuestra imagen y hagámosle actuar como nosotros”.

Es necesario amar a nuestros hermanos (as) como ellos son,…y guardar (concebir ,mirar, interpretar, conservar …)  a Dios tal como Él es!


REFLEXIÓN
 
 
En el evangelio de este día, Jesús parte de una ley del Antiguo Testamento : « Ustedes han oído que se dijo : ojo por ojo, diente por diente ». En su momento esta ley buscaba frenar la venganza desproporcionada. La víctima o su familia debían contentarse con un mínimo de venganza.

Se sabe que el rencor era muy fuerte en tiempos de Jesús, sobre todo hacia el pueblo invasor y que se imponía Roma, y esto alimentaba más el odio y amenazaba con estallar una fuerte guerra civil. La voluntad de Jesús es la de romper esta espiral de violencia. Él nos dirige palabras fuertes que es necesario acoger tal como ellas son. Pero al mismo tiempo, debemos ser cautelosos en la manera como las interpretamos. No se trata de dejar correr los que nos odian y los ladrones. Cuando los niños son víctimas de la violencia, es necesario pedirles que lo digan (denuncien). Nuestra responsabilidad es la de protegerlos.

Hoy, Jesús quiere invitarnos a dar un paso más allá: “No agreguen más odio al odio (no le metan más leña al fuego); detengan esta ascensión de la venganza que no hace más que atizar el odio”.

Tenemos un ejemplo muy significativo en la vida de Edmond Michelet (1). Cuando él fue denunciado y enviado al campo de concentración, escribía a su familia: “es necesario que perdonemos; es la única actitud que conviene a los cristianos”. El mismo terminó por encontrar al joven que le había denunciado y lo perdonó. Este testimonio se suma al de Cristo en la cruz: “Padre, perdónales, porque ellos no saben lo que hacen”. Es cerca de Jesús y en El que encontramos la fuerza de perdonar como El y con El.

Lo que Cristo espera de nosotros es precisamente que nosotros amemos como El mismo nos ha amado. Cuando leemos los evangelios, lo vemos acoger todos aquellos que vienen a buscarle; Él no ha dudado en acercarse a los leprosos, cuando era formalmente prohibido por la ley de Moisés; fue a casa de pecadores (Levi, Simón, Zaqueo);  perdonó a sus verdugos. Su amor era tan grande que dio su cuerpo y derramo su sangre por la salvación del mundo. 

En el evangelio de este día, Jesús  nos dirige palabras fuertes: “Ustedes han escuchado que se dijo…Yo les digo” Es una manera de mostrar a todos que EL habla con la autoridad de Dios. Y Él no se contenta solo con hablar, pues nos da ejemplo: Él es aquel que ama sus enemigos y ora por ellos. El amor verdadero no calcula; él se entrega y entrega hasta el final  sin medida. 

La cuestión no es quedarse en lo permitido o en lo prohibido. Lo importante es amar siempre y en todas partes, como Cristo y con El.

« Sean perfectos como su Padre del Cielo es perfecto », nos dice todavía Jesús. Esta palabra se suma a la de la primera lectura: “Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, Yo soy Santo”. Esta santidad no debe ser comprendida como un conjunto de poderes y de sacrificios, sino como una participación a las disposiciones del mismo Dios. Este llamado se dirige a todos y no solamente a una elite (sacerdotes, monjas –es o consagrados, ermitaños, ascetas, etc) . Jesús viene a aportar un complemento. Dirigiéndose al joven rico , le dijo: “si tú quieres ser perfecto, sígueme “ ser perfecto es seguir a Cristo amando a sus enemigos, orando por ellos y perdonando.

Para ser perfecto, es  necesario un largo camino, y sabemos bien que estamos lejos del objetivo. Pero otro día, Jesús dijo: “No he venido llamar a los justos sino a los pecadores”. Si es necesario ser perfecto para entrar en el Reino de Dios, es claro que para el hombre entregado a sus propias fuerzas es imposible. Pero para Dios, todo es posible. Su amor es más fuerte que todo aquello que  ( es estorbo para ) obstaculiza la perfección. 

Para ser santo, basta con acoger a Cristo en nuestra vida y dejarlo ocuparse de nosotros. Solo Él es capaz de liberarnos del odio, del orgullo y del egoísmo. El no deja de llamarnos a renunciar, a sacrificarnos (en el buen sentido), cosa que está más allá (supera) de nuestras posibilidades humanas.

Lo que Él quiere para nosotros, es la  VIDA,  la Verdadera Vida; “He venido para que tengan vida y la vida en abundancia” (Juan 10,10).

Vale la pena seguir a Cristo, ir tras sus huellas, el solo justo que nos abre las puertas de la Vida Divina. Se trata de acoger su Espíritu Santo y dejarnos transfigurar por nuestra relación con El. Y uno de los lugares privilegiados donde se establece esta relación es LA ORACIÓN. No es por demás,  o no es por nada que Jesús nos invita a orar por quienes nos persiguen.

Al escuchar este evangelio, todos  pensamos  en la actualidad vertiginosa de las últimas semanas (acá se puede hablar de las dificultades vividas últimamente en el contexto donde se habla) . 

Ahora más que nunca , nos tornamos hacia el Señor.. . 


BREVE ORACIÓN

Señor, Esta vida tu vienes a acrecentarla en nosotros por la Eucaristía.
Te damos gracias por esto tan maravilloso. Si, Señor, ven a vivir en nosotros (dentro, con nosotros). “Así, contigo, por ti y en ti, nuestra vida será amor para el Padre y para todos nuestros hermanos. Amen 




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 



http://betania.es


Misal de prions en église  (version Quebec)


HETU, Jean-Luc. Les options de Jésus


http://dimancheprochain.org
Reflexiòn del Abbé Jean Compazieu