Hace 7 años, en los comienzos de este blog, escribí unos inocentes y espontáneos ensayos a
propósito de varios temas como mi
pueblo=Marquetalia, mi experiencia entre los mafa de Camerún –África , el fútbol, los sentidos (olfato=nariz,
visión=ojos, tacto=manos), recogidos en el libro “Marquetalia, yo y otros
nombres” y se me quedaron entre el tintero y o pendientes por ejemplo, temas como la audición= oído=orejas, y el
gusto =lengua=boca.
Ayer precisamente pensaba en esos ensayos faltantes sobre los
sentidos y aprovechando que hoy es la
jornada mundial de la audición les ofrezco mis ocurrencias y reflexiones sobre
la audición, el oído, las orejas…
Empezaré como es costumbre hablando de mi experiencia
personal con los órganos de la audición. No puedo negar que en mi infancia mis
orejas fueron causa de muchos complejos y ”martirio”, del bullying o matoneo que llaman, debido a la burla de mis
camaradas escolares. Era recurrente que alguien me las tocara o peor me las halara
(mis padres, algún profesor) y esto era muy hiriente para mi dignidad. Mi
malestar con las orejas se equiparaba con la misma insatisfacción y vergüenza que
sentía por mi nariz y mis ojos…Definitivamente cuando uno es acomplejado o esta
traumatizado con su apariencia física poco o nada le gusta. Por eso quizás era
tan “pelion”, solitario, tímido e introvertido.
No diré acá nombres propios de compañeros que se burlaran
abiertamente de mis orejas pero les contaré que alguno me llamaría “Dumbo” por
aquel elefante gracioso y tierno de Disney que volaba con sus grandes apéndices
de la cabeza…y cuando aquel me llamaba Dumbo no sabía si reír o llorar…
Todavía, De pequeño, alguna vez me desmoralizaría y pondría peor,
cuando le escuché a alguien decir que la nariz y las orejas crecían mucho más
con la edad, es decir con el paso del tiempo y que por ello los ancianos tiene
desproporcionadas orejas e inmensa nariz…y me decía para mis adentros: qué esperanzas, Gustavo…prepárate para lo
peor!
Por fortuna, esas
cosas con el tiempo se olvidan y se superan. Hoy puedo decirlo abiertamente y
sin complejos, me gustan mis orejas, las acepto y las quiero…je,je.
El sentido de la audición es maravilloso y en definitiva es
indispensable para el aprendizaje de la vida, para modelar nuestra humanidad y
descubrir el mundo. A Dios debo darle las gracias porque nací sin ningún problema
auditivo, desde pequeño he disfrutado de todos los sonidos, me he deleitado con
las palabras tiernas de amor y estimulantes, me he dejado seducir y encantar por la bella música,
he podido obedecer (Oír) y o acatar órdenes y de ese modo discernir y tener
referentes claros y concisos para la vida.
No sé si sabrán ustedes que para el pueblo judío, el mismo de
la Biblia, aquel que YAHVE-Dios llamó y se constituye en nuestro antepasado
cristiano, le daba una gran importancia al sentido del OIDO, ellos decían diariamente
SHEMA Israel o sea ESCUCHA, y lo que hay que saber es que escuchar es sinónimo de
obedecer para ellos.
Hoy no obedecemos a Dios ni su Palabra porque simplemente no
ESCUCHAMOS, es decir, NI LE PARAMOS OREJA. Qué interesante esa equiparación no?
Como seria el mundo de distinto si decidiéramos abrir los oídos y luego todos
los sentidos a Dios y el mensaje que no cesa de hablarnos por tantos medios (LA
BIBLIA, LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA, LAS PERSONAS, LOS BUENOS LIBROS, LAS
BUENAS OBRAS DE ARTE, LAS BUENAS PELICULAS…)
Un gran ateo, y que no creía en el dios falso y fabricado por
la sociedad y doctrinas de su tiempo NIETZSCHE decía. “La palabra de Dios resuena por todas partes y solo no la escucha quien
es voluntariamente sordo”, lo que demuestra que no podemos afirmar tan
aceleradamente el ateísmo de este gran filósofo alemán…Cuando decía que “Dios ha muerto” se refería a ese Dios
deformado por la teología medieval y moderna y que se asumía como castigador, dominante, “obstáculo-estorbo”
y “asesino” del ser humano…Dios para Nietzsche era posibilitador para el
hombre, lo incitaba a ser “superhombre”, a levantarse y buscar lo que le
hiciera verdaderamente grande en su dignidad y su desarrollo íntegro.
Esto demuestra que el pensador alemán tenía sus oídos despiertos
a las voces de su tiempo.
Ahora bien, se nos ha dicho OIR y ESCUCHAR no es lo mismo. La
diferencia también se hace en la lengua francesa entre los verbos ENTENDRE (oír)
y ECOUTER (escuchar).
Así, no es lo mismo OIR y ESCUCHAR MUSICA, u OIR y ESCUCHAR un consejo.
OIR, es superficial, ESCUCHAR, es profundo,
Uno OYE ruidos, murmuraciones, ESCUCHA mensajes, música con
sentido, las palabras de amor del ser amado…
Oír es asunto del hombre mediocre en el salón de clase o de
conferencias,
ESCUCHAR es la acción del hombre inteligente que conecta todo
su ser al mensaje que le lanzan y cuyo objetivo es su cultivo, su formación y
su felicidad.
Si en el mundo y la sociedad de hoy tanto sinsabor,
pesimismo, irrespeto y depresión es precisamente porque no sabemos escuchar las
voces que nos invitan a “agarrar el sentido de la vida”, a saborear cada
momento, cada encuentro, cada melodía…