domingo, 3 de marzo de 2013

En el día internacional de la audicion: Hablando de orejas, de oidos...y otros apuntes auditivos


Hace 7 años, en los comienzos de este blog,  escribí unos inocentes y espontáneos ensayos a propósito de varios temas  como mi pueblo=Marquetalia, mi experiencia entre los mafa de Camerún –África ,  el fútbol, los sentidos (olfato=nariz, visión=ojos, tacto=manos), recogidos en el libro “Marquetalia, yo y otros nombres” y se me quedaron entre el tintero y o pendientes por ejemplo,  temas como la audición= oído=orejas, y el gusto =lengua=boca.

Ayer precisamente pensaba en esos ensayos faltantes sobre los sentidos y aprovechando que hoy es la jornada mundial de la audición les ofrezco mis ocurrencias y reflexiones sobre la audición, el oído, las orejas…

Empezaré como es costumbre hablando de mi experiencia personal con los órganos de la audición. No puedo negar que en mi infancia mis orejas fueron causa de muchos complejos y ”martirio”, del bullying o matoneo que llaman, debido a la burla de mis camaradas escolares. Era recurrente que alguien me las tocara o peor me las halara (mis padres, algún profesor) y esto era muy hiriente para mi dignidad. Mi malestar con las orejas se equiparaba con la misma insatisfacción y vergüenza que sentía por mi nariz y mis ojos…Definitivamente cuando uno es acomplejado o esta traumatizado con su apariencia física poco o nada le gusta. Por eso quizás era tan “pelion”, solitario, tímido e introvertido.

No diré acá nombres propios de compañeros que se burlaran abiertamente de mis orejas pero les contaré que alguno me llamaría “Dumbo” por aquel elefante gracioso y tierno de Disney que volaba con sus grandes apéndices de la cabeza…y cuando aquel me llamaba Dumbo no sabía si reír o llorar…

Todavía, De pequeño, alguna vez me desmoralizaría y pondría peor, cuando le escuché a alguien decir que la nariz y las orejas crecían mucho más con la edad, es decir con el paso del tiempo y que por ello los ancianos tiene desproporcionadas orejas e inmensa nariz…y me decía para mis adentros: qué esperanzas, Gustavo…prepárate para lo peor!

Por fortuna,  esas cosas con el tiempo se olvidan y se superan. Hoy puedo decirlo abiertamente y sin complejos, me gustan mis orejas, las acepto y las quiero…je,je.

El sentido de la audición es maravilloso y en definitiva es indispensable para el aprendizaje de la vida, para modelar nuestra humanidad y descubrir el mundo. A Dios debo darle las gracias porque nací sin ningún problema auditivo, desde pequeño he disfrutado de todos los sonidos, me he deleitado con las palabras tiernas de amor y estimulantes,  me he dejado seducir y encantar por la bella música, he podido obedecer (Oír) y o acatar órdenes y de ese modo discernir y tener referentes claros y concisos para la vida.

No sé si sabrán ustedes que para el pueblo judío, el mismo de la Biblia, aquel que YAHVE-Dios llamó y se constituye en nuestro antepasado cristiano, le daba una gran importancia al sentido del OIDO, ellos decían diariamente SHEMA Israel o sea ESCUCHA, y lo que hay que saber es que escuchar es sinónimo de obedecer para ellos.

Hoy no obedecemos a Dios ni su Palabra porque simplemente no ESCUCHAMOS, es decir, NI LE PARAMOS OREJA. Qué interesante esa equiparación no? Como seria el mundo de distinto si decidiéramos abrir los oídos y luego todos los sentidos a Dios y el mensaje que no cesa de hablarnos por tantos medios (LA BIBLIA, LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA, LAS PERSONAS, LOS BUENOS LIBROS, LAS BUENAS OBRAS DE ARTE, LAS BUENAS PELICULAS…)

Un gran ateo, y que no creía en el dios falso y fabricado por la sociedad y doctrinas de su tiempo NIETZSCHE decía. “La palabra de Dios resuena por todas partes y solo no la escucha quien es voluntariamente sordo”, lo que demuestra que no podemos afirmar tan aceleradamente el ateísmo de este gran filósofo alemán…Cuando decía que “Dios ha muerto” se refería a ese Dios deformado por la teología medieval y moderna y  que se asumía como castigador, dominante, “obstáculo-estorbo” y “asesino” del ser humano…Dios para Nietzsche era posibilitador para el hombre, lo incitaba a ser “superhombre”, a levantarse y buscar lo que le hiciera verdaderamente grande en su dignidad y su desarrollo íntegro.

Esto demuestra que el pensador alemán tenía sus oídos despiertos a las voces de su tiempo.

Ahora bien, se nos ha dicho OIR y ESCUCHAR no es lo mismo. La diferencia también se hace en la lengua francesa entre los verbos ENTENDRE (oír) y ECOUTER (escuchar).

Así, no es lo mismo OIR y ESCUCHAR MUSICA, u OIR  y ESCUCHAR un consejo.
OIR, es superficial, ESCUCHAR, es profundo,
Uno OYE ruidos, murmuraciones, ESCUCHA mensajes, música con sentido, las palabras de amor del ser amado…
Oír es asunto del hombre mediocre en el salón de clase o de conferencias,
ESCUCHAR es la acción del hombre inteligente que conecta todo su ser al mensaje que le lanzan y cuyo objetivo es su cultivo, su formación y su felicidad.

Si en el mundo y la sociedad de hoy tanto sinsabor, pesimismo, irrespeto y depresión es precisamente porque no sabemos escuchar las voces que nos invitan a “agarrar el sentido de la vida”, a saborear cada momento, cada encuentro, cada melodía…

Vienen y nos llegan muchas voces, mensajes a diario, sobre las redes sociales, coleccionamos canciones, videos en el Smartphone, nos ensordecen por la tv, en la discoteca los ruidos…no discernimos en medio de todo ello lo que en verdad forja nuestro crecimiento y la sabiduría…y más bien nos confundimos, nos alienamos, nos enloquecemos!

Donde quedan los consejos sabios de los padres, de los abuelos? Que hacemos de la Palabra de Dios?, democratizamos y santificamos la palabra? No es verdad acaso que más bien preferimos hablar, hablar y muy poco escuchar, escuchar…

El silencio nos aterra…llegamos a casa y si estamos solos prendemos el equipo de sonido o el PC…Nos da miedo escucharnos nosotros mismos, encontrarnos con Dios…por eso ignoramos que Dios habla en el silencio, cuando oramos (le hablamos y le dejamos que nos hable), cuando meditamos …No creemos que el alma y el espíritu tienen los oídos más importantes de nuestro ser…


Ojo! o mejor oído, paren las orejas! no seamos ociosos con nuestras orejas y nuestros canales auditivos. Cada día nos agarra la tentación de meter entre los oídos llaves, pinzas, objetos de material duro para rascarnos o sacar un poco de cerumen (cera)…eso es insensato. Fijémonos a la hora de estar en la ducha, los oídos no necesitan que adentremos tanto los dedos o las uñas para una buena limpieza, es suficiente solo frotarlos superficialmente con agua y jabón…Cuántos problemas y malestares se ahorraría uno si se pusiera en práctica estos insignificantes consejos.

Oído! El cerumen no siempre es sinónimo de suciedad o anti higiene…es necesario saber que la cera es parte esencial en el funcionamiento de nuestro sentido de la audición…así que no hay por qué empecinarse en eliminarlo totalmente…Ah! Dejemos la manía de meter el meñique (que parece ser el marido de la oreja), agitarlo o batirlo y luego cuando sale con un poco de cera lanzarlo espontanea o casi que automáticamente a la nariz para olerlo…gazzzzzzzzzzz…je,je…uyy mas vergonzoso cuando nos pillan en público!  Y si estando en la intimidad, a solas siente la tentación, acuérdese de aquella frase que podemos equiparar con la práctica de nuestras manías “ser buenos (pulcros, limpios) aunque no nos vean”.


Cuidemos a esos tres huesitos del oído externo que nos permiten OIR – ESCUCHAR que tienen nombres simpáticos: yunque, martillo y estribo…éste último es el hueso más pequeño del ser humano (semejante a un grano de arroz)  y sabían ustedes que esos huesos son los únicos que dejan de crecer poco después del nacimiento? Es decir que el tamaño de esos huesecillos es igual en un recién nacido como en un adulto…


Cuando el oído no se encuentra en un buen estado, puede generar una condición que evite que un individuo reciba sonidos en todas o casi todas sus formas; y resulta un impedimento para la persona procesar información lingüística a través del oído. La sordera afecta a personas de todas las edades, puede ocurrir en cualquier momento de la vida, desde la infancia hasta la vejez y la cual puede describirse desde leve hasta profunda.

Debemos de tener en cuenta que las reacciones de las personas son diferentes. Por eso es que la familia tiene un papel de vital importancia en estas situaciones; porque es la integridad del desarrollo y la actitud de cada miembro, lo cual puede repercutir de forma positiva o negativa.

La pérdida de la audición tiene graves consecuencias psicológicas que provoca en las personas que la padecen que sean irritables y menos tolerantes con los demás, e incluso pueden volverse paranoicos. Así como la diversidad de efectos psicológicos negativos. Como también las personas que sufren esta lamentable alteración, le es muy difícil incorporarse a la vida social por lo que como consecuencia atrae problemas sociales.

En esta jornada pues hagamos una introspección de nuestro sentido de la audición, seamos consciente de él, preguntemos que podemos hacer por ayudar, darle una mano a aquellos que tienen problemas auditivos…seamos más comprensivos con quienes tiene dificultades…y no les gritemos con desfachatez y hasta grosería como le gritaba a mi mama (q.e.p.d) a veces cuando me cercioraba que no me escuchaba o no me entendía bien: SORDAAAAA…


Buena semana

ANEXOS

En 2007 la Organización Mundial de la Salud estableció el 3 de marzo Día Internacional de la Audición.1
En esta fecha se pretende concientizar al público y fomentar actividades comunitarias en pro de la salud de los oídos y la audición. La OMS se propone prestar apoyo técnico a los Estados Miembros para que elaboren y pongan en práctica planes nacionales de cuidado de los oídos y la audición por medio de los sistemas de atención primaria de salud.
A escala mundial, la pérdida de audición es la discapacidad sensorial de mayor prevalencia. En el mundo, más de 275 millones de personas son sordas o padecen defectos de audición.
Estas son las causas principales de pérdida de audición:
·        infecciones crónicas del oído;
·        enfermedades prevenibles mediante la vacunación, como la rubéola, el sarampión, la parotiditis y la meningitis;
·        peso bajo al nacer, ictericia del recién nacido y falta de oxígeno de la criatura durante el parto;
·        ruidos excesivos;
·        medicamentos, como la gentamicina y la estreptomicina;
·        el envejecimiento.
La pérdida de audición puede prevenirse en gran parte con medidas de salud pública como la vacunación, el mejoramiento de la salud de la madre y el niño, y las prácticas seguras en materia de higiene del trabajo.

ACEPCIONES DE OIDO Y OREJA SEGUN EL DRAE

al oído Cerca de la oreja de una persona para que nadie más pueda oír.
cerrar los oídos Negarse a escuchar razones.
dar (o prestar) oídos Escuchar y creer lo que se dice: si diera oídos a Luisa, posiblemente me enemistaría con todo el mundo.
de oído Referido a la música, de haberlo aprendido por uno mismo sin enseñanza académica o de otro tipo.
duro de oído Referido a una persona, que no puede oír bien.
entrar por un oído y salir por el otro fam. No ser tenida en cuenta por una persona lo que otra le dice, le pide o le ordena.
llegar a oídos Llegar algo a conocimiento de una persona.
regalar el oído Decir cosas agradables a una persona.
ser todo oídos fam. Escuchar con mucha atención: cúentame tus problemas, soy toda oídos.


agachar (o bajar) las orejas fam. Ceder de modo humilde o aceptar sin protestar.
aguzar las orejas Poner mucha atención o cuidado: aguzad las orejas porque voy a decir por última vez lo que tenéis que hacer.
aplastar (o planchar) la oreja fam. Dormir.
asomar (o descubrir o enseñar) la oreja fam. Descubrir las intenciones verdaderas de alguien.
calentar las orejas fam. Regañar con dureza.
con las orejas caídas (o gachas) Con tristeza por no haber conseguido lo que se deseaba o avergonzado.
mojar la oreja fam. Insultar o molestar a una persona tratando de discutir con ella.
poner las orejas coloradas fam. Regañar con dureza.
ver las orejas al lobo Encontrarse en una situación de mucho peligro: cuando tuvo el accidente le vio las orejas al lobo y ahora es muy prudente con la moto.


Un simpático artículo que encontré en internet y se los comparto:




El “orejasmo”, o el orgasmo de oído


Voy a pedirles mil disculpas, pero he tenido una semana inesperadamente triste y felíz, por lo que me ha costado mucho retomar la normalidad de la escritura, amén de que se me ha cortado la luztres vez en estos días. Pero antes de que todo eso sucediera había escrito este post sobre un asunto bien extraño, aunque no tan extraño, si uno lo piensa un poco: en Vietnam han descubierto que también se puede tener orgasmos por el oído.

escucharte hablar me trae orgasmos auditivos...syntheticpubes bythedirtyhistory via big fun
Uno sabe que las palabras lindas, dichas a tiempo y despacio, pueden ser altamente erotizantes y hasta pueden llevarte lejos si el discurso es lo bastante chancho. Ni hablar si te los chupan con cierto arte. Pero acá se trata de otra cosa. En este lejano país se han abierto una serie de cadenas de peluquerías y spás íntegramente dedicados a la limpieza y purificación de los oídos, donde parece que los tratan como si fueran de celadón, que es lo más delicado de la porcelana oriental. Un turista de California que se encontraba de vacaciones en aquel destino y que tomo un aterapia auriculars dijo, en un artículo publicado en la revista Mercury News que ahora “prefiere una buena limpieza de orejas a una sesión de sexo”.
revolvers
ay, no me hables así… via revolvers via bigfun
Estas limpiezas coreanas que, imagino, no se hacen con simples isopos de algodón, ya tiene fanáticos que han bautizado el tratamiento como “orejasmos”, u “orgasmos auriculares”, porque les provoca escalofríos ahí. Y algo de cierto debe haber. Consultado por la misma revista, el otorrinolaringólogo Todd Dray dijo que es probable que la sensación de placer sea físicamente real, e intensa, ya que “la piel dentro de nuestros oídos es sumamente delgada, tanto como una hoja de papel. Es súper sensitiva, pues ahí se ubican muchos nervios que convergen”.
Esta noticia me trajo a la memoria una anécdota que viví hace tiempo, una noche en que se me partía de dolor la cabeza y tuve que salir en busca de un médico de guardia. El galeno de turno (que no estaba nada mal, más bien todo lo contrario) tuvo la pésima idea de examinarme también los oídos, a lo que no me pude negar, claro. Los míos son muy vulnerables. Con una linterna en la frente, el tipo miró mis cavernas auditivas y apenas terminó de inspeccionarlas, pronunció la frase para el olvido… “éstas orejas no están muy limpias que digamos”. El bochorno me dejó muda.
Creo que fueron las palabras menos excitantes, aunque confieso que tal vez ese día había olvidado asearlos. Bueno, uno no puede estar siempre en todos los detalles.




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Gustavo Quiceno