miércoles, 1 de agosto de 2012

5 de agosto del 2012 : 18o Domingo del Tiempo Ordinario (B)

De cuál pan tenemos hambre?
El sistema económico actual nos inculca que la mejor manera de manifestar nuestro amor es ofreciendo un bien material. Que la verdadera felicidad, es la montaña de regalos para los niños. Que la verdadera vida es poseer mucho, y no importando el endeudamiento personal. 
Como cristianos debemos ser lúcidos y tratar de encontrar así sea un poco de libertad de cara a este sistema de la sociedad mercantilista y de consumo. Nuestra adhesión a Cristo no nos guiara acaso hacia un comportamiento diferente?
Tenemos hambre de qué o de QUIEN?






L   E   C   T   U   R   A   S

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 16, 2-4.12-15

En aquellos días. Toda la comunidad de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto diciendo: “¡Ojalá hubiéramos muerto por mano del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos! Vosotros, en cambio, nos habéis traído a este desierto para hacer morir de hambre a toda esta muchedumbre”.

El Señor dijo a Moisés: «Mira, voy a hacer llover pan del cielo para vosotros. El pueblo saldrá todos los días a recoger la ración diaria, a fin de probarle si camina según mi ley o no. «He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: a la tarde comeréis carne, y a la mañana os saciaréis de pan; así conoceréis que yo soy el Señor, vuestro Dios». Por la tarde salieron tantas codornices que cubrieron el campamento, y por la mañana había en torno a él una capa de rocío. Cuando se evaporó el rocío, apareció sobre la superficie del desierto una cosa menuda, granulada, fina, como escarcha sobre la tierra. Los israelitas, al verla, se dijeron unos a otros: “man hu'= ¿qué es esto?”, pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: “Éste es el pan que os da el Señor para comer”.
Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL
SALMO 77

R.- EL SEÑOR LES DIO UN TRIGO CELESTE

Lo que hemos oído y aprendido,
lo que nuestros padres nos contaron,
no se lo ocultaremos a sus hijos;
contaremos a la generación futura
los títulos de gloria del Señor,
su poder y las maravillas que él ha hecho. R.-

 Pero a las nubes mandó desde lo alto
y abrió las compuertas de los cielos:
hizo llover maná para saciarlos,
les regaló el trigo de los cielos. R.-

 Cada uno comió el pan de los fuertes,
les mandó comida hasta la saciedad.
los llevó a la tierra santa,
al monte que su diestra conquistó. R.-



SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 4, 17.20-24

Hermanos: os digo y os pido en nombre del Señor que no viváis como viven los paganos, con sus vanos pensamientos. No es eso lo que vosotros habéis aprendido de Cristo; pues si verdaderamente habéis oído hablar de él y os han instruido en la verdad de Jesús, debéis despojaros de vuestra vida pasada, del hombre viejo, corrompido por las concupiscencias engañosas, renovaos en vuestro espíritu y en vuestra mente y revestíos del hombre nuevo, creado según Dios, en justicia y santidad verdadera.
Palabra de Dios


ALELUYA Mt, 4, 4b
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.


 EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 24- 35

En aquel tiempo, cuando la gente vio que no estaban allí ni Jesús ni sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Lo encontraron al otro lado del lago, y le dijeron:
--Maestro, ¿cuándo has venido aquí?
Jesús les contestó:
--Os aseguro que no me buscáis porque habéis visto milagros, sino porque habéis comido pan hasta hartaros. Procuraos no el alimento que pasa, sino el que dura para la vida eterna; el que os da el hijo del hombre, a quien Dios Padre acreditó con su sello
Le preguntaron:
--¿Qué tenemos que hacer para trabajar como Dios quiere?
Jesús les respondió:
--Lo que Dios quiere que hagáis es que creáis en el que él ha enviado.
Le replicaron:
--¿Qué milagros haces tú para que los veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo».
Jesús les dijo:
--Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo; mi Padre es el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo
Ellos le dijeron:
--Señor, danos siempre de ese pan.
Jesús les dijo:
--Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás.
Palabra del Señor-


A guisa de introducción:

El pan que se da siempre…

Los niños de la región más septentrional de Camerún y pertenecientes al pueblo Mafa me dieron grandes lecciones de vida que alguna vez subrayé en artículos pasados. Uno de esos momentos o gestos inolvidables, y que se repitió varias veces era el ofrecimiento que me hacían de sus frutos recolectados de los arboles que rodeaban sus viviendas.  En esos días de agosto, de vacaciones escolares y donde la comida escaseaba más que nunca, los pequeños entre 6 y 12 años trepaban a los arboles para coger pequeños frutos y echarlos en bolsas de plástico, luego repartirlos equitativamente y comerlos, saciando en parte así su hambre…Luego venían a la casa de la misión (la casa cural) un grupo de hasta 5 u 8  y me ofrecían uno de sus bolsas plásticas llenas con bolitas entre colores amarillo y verde y totalmente desconocidas para mi…En un principio yo pensaba que los chicos querían venderme su producto y obtener una pequeña remuneración…pero no, desde el principio insistían y dejaban claro que era gratis: “Dala aaba baba ngaya” (“no vale nada mi Padre”) decían casi en coro. Esta experiencia con los niños permitió que viera ante todo la inmensa bondad y gratuidad de Dios reflejada en la naturaleza de aquellos arboles que en tiempos de sequia posibilitaba alimentar un poco no solo el estómago sino también el espíritu de los infantes…Luego el ansia de compartir con los demás  tan natural y tan presente en los niños (como en los adultos a la hora de las comidas) también me conmovió profundamente…Una vez más me cercioré y me dije como Jesús alguna vez lo afirmo en los evangelios , ellos “no estaban lejos del Reino de Dios”.

Aquellos frutos silvestres no solo en el África, sino también en nuestras regiones selváticas y campestres colombianas (moras, guayabas, uchuvas…) y que de niños seguramente muchos de nosotros también recolectábamos podíamos y podemos compararlos con el “maná” o sea la comida que Dios hacia caer del cielo para el pueblo hebreo errante en el desierto.

Así, el maná (que es más que el nombre del famoso grupo de rock-pop mexicano y una canción infantil de Plaza Sésamo “Maná-maná, patii patiiti…”), es el símbolo de la comida gratuita que viene del cielo y ofrecida cada día, nos es evocado este domingo.