miércoles, 2 de marzo de 2011

6 de marzo del 2011: 9o domingo del tiempo ordinario A



LECTURAS:

 PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 11, 18. 26-28. 32

Moisés habló al pueblo, diciendo:

--Meteos estas palabras mías en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo, ponedlas de señal en vuestra frente. Mirad: Hoy os pongo delante bendición y maldición; la bendición, si escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy; la maldición, si no escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, y os desviáis del camino que hoy os marco, yendo detrás de dioses extranjeros, que no habíais conocido. Pondréis por obra todos los mandatos y decretos que yo os promulgo hoy.

 
Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL

SALMO 30, 2-3a. 3bc-4. 17 y 25(R.: 3b)

 
R.- SÉ LA ROCA DE MI REFUGIO, SEÑOR.

A ti, Señor, me acojo;

no quede yo nunca defraudado;

tú, que eres justo, ponme a salvo,

inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme.
R.

 
Sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirígeme y guíame.
R.


Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,

sálvame por tu misericordia.

Sed fuertes y valientes de corazón,

los que esperáis en el Señor. R.



SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 3, 21-25a. 28


Hermanos:

Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.


Palabra de Dios


 ALELUYA Jn 15,5

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos –dice el Señor--, el que permanece en mi y yo en él, ése da fruto abundante.



EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 7, 21-27

 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

--No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados".

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.
Palabra del Señor

 
A guisa de introducción:

En la Biblia Dios Padre, Misericordioso, Yahvé, liberador y creador, es representado como una roca (le roche, en francés).
La Palabra de Dios este domingo no hace sino recordarnos que una vida ideal, una existencia plena tendrá sus cimientos en Dios. Cuando anteponemos a Dios y su sabiduría en todas nuestras cosas, en todos nuestros pensamientos, palabras y acciones la felicidad brotara a borbotones.

Cuando antes de tomar grandes y significativas decisiones oramos y dialogamos con Dios, entonces El y su Espíritu santo  nos mostrará el camino para caminar por las sendas adecuadas y que nos convienen.

Cuando muchas personas en  la sociedad  se muestran afligidas por la depresión, los miedos, el suicidio y el sin sentido de la vida, es porque no tienen un asidero a dónde agarrarse, en que sostenerse, olvidan que en Dios  y en su Palabra encontramos las respuestas más profundas a nuestras preguntas más frecuentes sobre la vida, la muerte, el tiempo…Escuchar a su Hijo Jesús y poner sus palabras en práctica nos llevará a sentirnos plenos de gozo y alegría verdadera a pesar del dolor, el sufrimiento, las enfermedades y la muerte…

En el evangelio de este domingo, Jesús nos invita a construir sobre bases firmes, sobre lo sólido, sobre la roca. Es absolutamente necesario cuando uno quiere construir una casa o edificio. Es importante que esté bien fijada al suelo, sino tiene alto riesgo de ser derribada por la tempestad o el terremoto (o maremoto). Los medios de comunicación nos muestran frecuentemente ejemplos. Una casa  que no ha sido construida de acuerdo a las normas de seguridad se deteriora poco, se agrietan sus muros y finalmente se derrumba. 

Hoy Jesús nos habla de acuerdo a lo que cada uno puede observar, la casa solida sobre la roca o la casa frágil sobre la arena.

El usa imágenes para transmitirnos un mensaje de gran importancia. Su objetivo es mostrarnos el que (o quien) sobre el cual debemos construir nuestra vida.

Aproximación psicológica:

La cabeza, los brazos y… la justicia

“No basta con decir…es necesario actuar, hacer…” La fe no puede limitarse a la proclamación de una verdad por más esencial e importante que esta sea. Nadie, por muy buenas intenciones que tenga puede contentarse con solo adherirse intelectualmente a un credo por más ortodoxo que sea.

Estas afirmaciones son fáciles de comprender y de admitir y mucho más al interior de una cultura donde no todo se juega y se juzga con la cabeza (la razón), y  donde se descubre que se tiene también brazos.

Lo que es más sorprendente y o problemático, es lo que sigue en el texto. Nosotros respondemos a Jesús: pero justamente nosotros hemos trabajado fuertemente por ti: hemos predicado, hemos hecho exorcismos cada semana, hemos tenido varias reuniones de pastoral, hemos encontrado muchas personas…

Y Jesús nos advierte que El podrá tener palabras extremadamente duras para nosotros: “Yo no les conozco” yo no me reconocí en sus numerosas actividades y esas organizaciones, “ustedes faltan a la justicia”, usted son cómplices de los injustos.

Ustedes no quisieron alojar familias con niños, ustedes votaron por leyes injustas, ustedes aceptaron que su diputado votara una ley injusta, ustedes ignoraron lo que sus comerciantes hacían en los países del tercer mundo, ustedes hacen fraude con el impuesto, usted no quiso compartir tareas ingratas y o pesadas con su esposa, usted no ha querido reconocerle en su vida la libertad que usted tiene en la suya, ustedes reclaman por los honorarios indecentes de los dentistas, de los psicólogos, de los abogados, de los obreros pobres, ustedes animan reuniones o tenían celebraciones donde los explotadores se sentían en su casa…No, yo soy incapaz en verdad de reconocerme adentro,  a pesar de sus bellas reuniones pastorales o sociales.

En ese momento, no podremos más que balbucear, como los hombres descritos en la profecía del juicio final (Mt 25,44). Nosotros diremos: No sabíamos que era eso, la religión, no sabíamos que tú tenías ideas sociales tan avanzadas, nosotros pensábamos respetar lo específico de la religión distinguiéndola de lo social…

En una de las parábolas que habla también de esta situación, Lázaro quiere advertir a sus hermanos del peligro que corren a causa de su inconsciencia social, pero, a través de Abraham, Jesús les dice: “Ellos tienen los profetas, que los escuchen” (Lc 16,29). Y El nos dice de forma parecida: “ustedes tienen el evangelio, léanlo!”

Estas palabras son duras. Ellas pueden ser salvadoras.

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Un hombre precavido (prevenido) construyó su casa sobre la roca (1)

En el evangelio de San Mateo encontramos  5 grandes discursos de Jesús Cristo.

El texto de hoy es la conclusión del primero de estos discursos llamado “El sermón de la montaña, en donde el evangelista ha reunido varias enseñanzas del Señor Jesús. Es la invitación a introducir nuestra fe en lo cotidiano de la vida: en la familia, el trabajo, los hobbies (pasatiempos), los compromisos sociales, la política, etc. Nada debe ser extraño a nuestra fe cristiana, porque si no caeríamos en una dicotomía: la fe por un lado y la vida por la otra…caeríamos entonces en la incoherencia, la hipocresía, la doble moral, el fariseísmo, etc.

En este evangelio, los verbos “hacer…actuar…poner en práctica” vienen a colación varias veces. Cuando decimos ser “cristianos practicantes”, en general hacemos referencia a nuestra fidelidad a la misa del domingo. Eso está bien, pero la verdadera práctica cristiana va más allá de  la liturgia dominical y se aplica a toda nuestra vida cotidiana. Ser “creyentes y no practicantes”, como lo escuchamos a menudo decir, es un no sentido y es lo contrario de lo que Jesús nos pide hacer: « No basta con decir: Señor, Señor!...sino hacer la Voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Es necesario “practicar” todos los días. Jesús insiste: “Aquel que escucha mis palabras y no las pone en práctica es un insensato!”

Los bellos discursos no son suficientes…”Lo que tú dices no nos interesa; es aquello que tú haces lo que es importante”. Más que nunca, la fe y la vida deben estar en coherencia (relación) profunda. Jesús denuncia las bellas palabras y la hipocresía que a menudo les acompaña: “Ellos dicen (predican)…y no hacen”. (Mateo 23,3). Jesús busca hombres y mujeres que construyan sobre la roca de la Palabra de Dios “escuchada y puesta en práctica”.

Las oleadas fuertes que golpean nuestra casa son los duelos (los lutos), las enfermedades, las decepciones, las rupturas, las angustias, los fracasos. En la vida, encontramos aflicciones, dificultades de todo tipo.

Según Jesús, construir sobre la roca, es hacer fructificar nuestros talentos a favor de los demás, guardar la llama encendida, estar preparados para el regreso del Maestro, actuar como Jesucristo siendo la sal y la luz del mundo, comportarnos como buenos samaritanos, saber perdonar 70 o 77 veces siete, actuar como Hijos e Hijas de Dios: “Ustedes sean misericordiosos como su Padre del Cielo es misericordioso”.

Dios es amor y lo que cuenta en nuestras vidas es amarnos los unos a los otros como Dios nos ha amado.

Pablo escribía a los Corintios : « si yo hablara todas las lenguas…si yo tuviera el don de profecía…si yo tuviera una fe que transportara las montañas…si yo distribuyera todos mis bienes a los pobres…si yo expusiera mi cuerpo al fuego…si me falta el amor, yo no soy nada” (1 Cor 13,1-3).

Jesús nos invita hoy a revisar nuestras fundaciones, a asegurarnos que nuestra casa esté construida sobre un fundamento sólido.

“Un hombre prevenido construyo su casa sobre la roca. La lluvia cayó, las olas la han golpeado, la tempestad soplo y la casa no se derrumbó, porque estaba fundada sobre la roca”.



REFERENCIAS:

http://betania.es

HETU, Jean-Luc, Les options de Jésus

http://cursillos.ca
Reflexión del P.  Allard