miércoles, 27 de marzo de 2013

Mis razones para CREER en JESUCRISTO RESUCITADO!



En este Domingo de Pascua, el primero entre todos  los 50 o 52 del año, el DOMINGO POR EXCELENCIA, QUE ha dado origen a nuestra celebración y reunión hebdomadaria de la EUCARISTIA…Trataré de compartirles mis razones para CREER en  JESUCRISTO RESUCITADO, en la ASAMBLEA  de los creyentes en LA RESURRECCION (Iglesia) y  en la MISION (o el COMPARTIR DE ESTA BUENA NOTICIA).

Hemos vivido 3 días intensos de celebración, de extensas liturgias, de prolongados silencios, de profunda meditación y oración…Ojalá haya sido así…pero cuál es el centro de todo esto? Si, JESUCRISTO…En quien vemos reflejada la historia humano-divina.

Al igual que Jesús todos nosotros nos confrontamos con el sufrimiento, CON EL dolor, la enfermedad, con la traición, con la angustia, con el desespero, con  la incredulidad, con la muerte…En fin, LA CRUZ.

La cruz que está en todas partes y la vemos tantas veces en nuestro recorrido existencial y que por lo mismo no la percibimos…

Saben? Cristo me “salvó” desde muy niño…Siempre he considerado como una GRACIA INMENSA de su amor el haberme permitido escuchar su voz, el constatar rápidamente que la VIDA, es el regalo más sagrado y apreciado y  que hay que defenderla y amarla por todos los medios…Cristo fue quien no me dejó  “obnubilar” por el pecado propio y de los otros …Si, me explico, desde muy joven fui consciente de que en mi familia no todos eran perfectos, que en la escuela estaban esos “otros” niños agresivos, “montoneros”, de algún modo violentos, y que en el mundo y la sociedad en que me había tocado vivir había crímenes, injusticias…Nunca fui ciego ante eso…Pero también tuve la capacidad de VER la luz del otro lado sombrío, de descubrir a la par “signos de vida y alegría” en mi misma familia, en la escuela, en la sociedad y el mundo…Acá podría enumerarles muchas personas, narrarles pequeñas experiencias de vida y testimoniar esos signos de luz, en fin signos que yo llamaría de RESURRECCION, de OTRA VIDA, de VIDA NUEVA.

RAPIDAMENTE ENTONCES, concluí, vi y no sé en qué momento decidí tomar partido en MI VIDA por la bondad, por los gestos positivos, por el amor, el perdón, la ayuda, la solidaridad, la compasión…Es decir, no agregar más sufrimiento al mundo,
esforzarme por ser un “humano” , un buen hijo, un  estudiante, un buen ciudadano, buen profesional…

De otro lado, nunca permití y hasta hoy NO he permitido que el miedo me paralice, que las opiniones “acomodadas, burgueses y egoístas” de los otros influyan sobre mis principios y creencias cristianas-católicas.

Pienso que Cristo Resucitado siempre ha estado ahí, en mi vida, mismo desde el primer deceso en familia del que yo sea consciente:

Aquella tarde, y no dejo de contarlo una y otra vez, cuando iba al lado del cortejo fúnebre que transportaba a mi Tía Odilia hacia el cementerio marquetón,  mis ojos se fijaron en aquella frase inscrita a la entrada del camposanto, una cita del evangelio de San Juan que no ha dejado de ser un referente fuerte de mi vocación cristiana:
“Yo soy el CAMINO, la VERDAD Y la VIDA”…Hoy creo que está esta otra:
“Yo soy la resurrección y la Vida”.

El resto en mi vida no ha sido más que consecuencia de mi amor por la VIDA, FRUTO de un seguimiento de JESUCRISTO, seguimiento que ha implicado búsquedas, dudas, crisis de fe, desalientos…Pero seguido también de regresos, de confirmación en la fe, de hallazgos, de alegrías que sólo he podido encontrar en Dios y en mi fe en su Hijo Jesucristo.

Hoy hace 11 años que mi madre murió. Por demás está decirles que fue admirable mi reacción al enterarme de su muerte. La noticia la tomé con calma, con paz, ojo, no con resignación que es distinto…algo me decía en lo más profundo de mi ser que mi madre ahora estaba mejor…

“Jesús, Tu nos dijiste que la muerte no es final del camino, que aunque morimos no somos carne de un ciego destino”.

Algo más fuerte que la muerte es el AMOR…y CUANDO SE ha amado,  la muerte no existe o por lo menos no puede dar cabida al desespero, a imprecaciones, a maldiciones, al remordimiento…LA VIDA TRIUNFA POR SOBRE TODO…
Hoy más que nunca siento actualizada en mí la RESURRECCION.

Al mirar atrás no puedo más que reconocer la mano de Dios y de su Hijo en mi historia personal.
Los Signos de resurrección están a la puerta:

Todos esos hombres y mujeres que a diario dan su vida por sus seres queridos, por los otros, por los más necesitados: Padres y madres de familia, médicos y enfermeros sin fronteras, misioneros y consagrados laicos,

Todos esos hombres y mujeres que nos invitan a la esperanza, al optimismo, a creer en un avenir mejor: artistas, escritores, periodistas, comprometidos éticamente en sus respectivos campos.

El Evangelio de este Domingo nos cuenta que el discípulo amado (Juan) “vio y creyó”…Ante todo, nos sentiremos amados? (condición esencial para ser auténtico cristiano), seremos capaces de ver esos signos de esperanza, de resurrección, en nuestras familias, en nuestra sociedad y nuestro mundo para así profesar nuestra fe en el RESUCITADO QUE da la vida nueva y una nueva visión del mundo a quien nos lo pida?

Pero no todo puede terminar en VER y CREER…Es necesario testimoniar, o como quieran llamarlo EVANGELIZAR…Pero yo prefiero decir, “ compartir la experiencia de FE, las razones de nuestra esperanza”. Pedro en la primera lectura de este domingo es ejemplo para nosotros de este arrojo misionero, de este deseo de compartir el Kerygma (o sea el anuncio de la vida, obra y misterio de la muerte y resurrección de Cristo)…

Sin lugar a dudas que es en esto último en  lo cual somos negligentes la mayoría de los cristianos y sobre todo CATOLICOS…

Se nos ha olvidado que la esencia de la IGLESIA, es decir la asamblea o reunión de quienes nos decimos AMIGOS DE CRISTO, LOS BAUTIZADOS es el compartir esa BUENA NOTICIA. “Donde nace un bautizado, nace un enviado”, escuché alguna vez en el seminario y eso nunca lo olvido.
Siempre he dicho que nuestros hermanos protestantes nos llevan la delantera en esta tarea por su arrojo, su coraje, su valentía, su aplomo, su creatividad a la hora de compartir el evangelio…

Yo creo que si existiera un 11º mandamiento este rezaría: “Anunciar, compartir y extender el evangelio”. Es el mandamiento de la alianza nueva sellada en Jesucristo. Ahora, agreguémosle a éste, otros paralelos con el clásico decálogo:
1.   
Llamar a Dios Padre y vivir como hijos suyos y tratarnos todos como hermanos que merecen su amor,  su ternura.
2.    No referirnos tan rápidamente a Él, ni hablar de las cosas espirituales y sagradas  sin previos fundamentos ni profundización.
3.    Celebrar en comunidad como hermanos que escuchan la PALABRA, responden al amor de Dios y se entreayudan comulgando con Jesucristo (EUCARISTIA).
4.    Rendir honor a la maternidad y a la paternidad como debe ser, pues ellas tienen su fuente y su mejor modelo en Dios…esto nos exige de paso ser cuidadosos con la sexualidad y la manera como vivimos esa sagrada dimensión.
5.    Recordar que no solo se hiere o mata con armas, que muchas veces es más peligrosa una lengua afilada, mentirosa y o blasfema…Así que emplear bien la comunicación y poner cuidado en lo que decimos.
6.    Que el único pecado no es el sexto mandamiento, que este queda en pañales ante faltas mayores que omitimos al momento de confesar nuestros pecados…y que esa fuerza desbocada “erótica sexual” o el tiempo que perdemos siendo infieles a nuestro cónyugue,  en la pornografía y banalización del sexo pueden ser mejor empleados en la realización diaria de gestos de amor y caridad…
7.    Haciendo eco del anterior, no sólo se roba dinero o bienes materiales, somos “ladrones del tiempo de Dios”, cuando perdemos horas y horas en cosas y actividades que solo nos dejaran remordimientos y amarguras profundas después (adicciones, al juego, alcohol, drogas, videojuegos, etc)…Así que aprendamos también a valorar el tiempo  y no solo al dinero.
Otra cosa, entendamos que la pobreza no se refiere a “no poseer bienes materiales, riquezas”, la pobreza es la capacidad de permanecer libres ante las posesiones, ante aquello que pareciera ser el dueño de mi vida o de mi felicidad…Pobreza es tener la capacidad de sentirme libre, desapegado y compartir sin tristeza mis pertenencias con quien necesita…Pobreza es ser consciente de que “yo no soy dueño de nada”, el propietario de todo es Dios, y que yo soy solo administrador o intendente de sus bienes y de que un día me pedirá cuentas de mi gestión.
8.    Aprendamos también a alimentar el espíritu, así como alimentamos al cuerpo, esforcémonos por cultivar valores en nosotros mismos, en nuestros hijos y en los demás…No olvidemos los buenos libros, la música mensaje, las películas constructivas…
9.    Seamos sensibles a las necesidades de quienes nos rodean, no nos encerremos en nuestro egoísmo, no nos refugiemos en la pereza o en el pesimismo o lo que es peor la depresión (otro nombre para la TRISTEZA, estar triste es pecado …A veces tan solo basta una palabra positiva, un agradecimiento, una palmada sobre el hombro del otro, para reconfortarnos y reconfortar…
10. No separemos espiritualidad de religión o lo que es lo mismo FE de la IGLESIA…Una espiritualidad vivida sin unión con la comunidad creyente es un egoísmo disfrazado o disimulado…Ahh y sobretodo no olvidar la CARIDAD, porque oración y liturgia (celebración en comunidad, sacramentos) sin caridad es como un trípode al que le falta un pie y por lo tanto no puede sostenerse…
11. “Anunciar, compartir y extender el evangelio”, pero con alegría, con entusiasmo…
Ser comunicadores de buenas noticias al ejemplo de María en la visitación a su prima Isabel…Difundamos lo bueno de los otros, no seamos cómplices del sensacionalismo y superficialidad de tantos medios de comunicación que solo buscan publicidad, división, extender el miedo y el odio…

pues bien dice Jesús, al buscar primero construir el Reino de Dios, todo lo demás viene por añadidura…

Así que queridos lectores, podremos decir que hemos resucitado cuando en nuestra vida se hayan conjugado todos estos mandamientos.

FELICES PASCUAS DE RESURRECCION!

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Gustavo Quiceno