lunes, 1 de abril de 2013

7 de abril del 2013: segundo Domingo de Pascua (C)




Es a través de los ojos de la FE que los discípulos han reconocido al RESUCITADO. Al igual que Tomás, quizás nosotros tengamos necesidad de nuestros ojos y nuestras manos para creer. Entonces, estemos atentos a los signos que nos presenta el RESUCITADO.






http://betania.es/imagen/2-cruz.gif LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
-- Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-- Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
-- Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.
Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino el Señor. Y los otros discípulos le decían:
-- Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
-- Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto el dedo en el agujero de los clavos, si no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y les dijo:
-- Paz a vosotros.
-- Luego dijo a Tomás:
-- Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomas:
-- ¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
-- ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean si haber visto.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.

Palabra del Señor



A guisa de introducción:

La incredulidad hace parte del crecimiento en la FE

Para muchos de nosotros, la FE no ha sido un PROBLEMA, una cuestión a resolver (bueno…quizás en los llamados momentos de crisis). Nosotros la recibimos de nuestros padres y abuelos, de nuestro ambiente…nosotros crecimos con ella. Ella está ahí, simplemente.

Cuando vemos a nuestros familiares, nuestros amigos o mismo nuestros mismos hijos (o sobrinos), tomar su distancia y no adherirse a nuestra FE, podemos preguntarnos: “por qué ellos, simplemente…no creen como nosotros?..

El ejemplo de Tomás nos permite realizar (o darnos cuenta) que “tener la FE no es algo automático”. Él ha pedido ver antes de creer. Es una reacción normal. Sería ingenuo creer todo lo que se dice. Y creer en la RESURRECCION no es algo insignificante! Es creer en la ETERNIDAD, es creer que Dios habita nuestra cotidianidad, es creer que Jesús está presente en lo más profundo de nuestro corazón como en cada persona que me encuentro…Es creer que su PALABRA ES VIDA, que Dios nos ha creado UNICOS E IRREMPLAZABLES, que Él nos llama a vivir.

Y uno podría continuar por largo rato esta enumeración sin poder agotar todo lo que “CREER EN JESUS”, significa para nosotros.

Jesús se hace presente en nuestro corazón, Él nos invita a creer. Es importante para nosotros,  los cristianos inspeccionar, revisar regularmente los “fundamentos” de nuestra FE, y en el caso que pudiéramos haberlas olvidado, revenir a ellas de vez en cuando, para que así esta FE esté siempre sana, viva y actuante…Así de simple.



Aproximación psicológica del evangelio

La FE no es un dogma

Los sucesos de la PASCUA, suponen un desplazamiento de acento, o cambio de significación de la FE de los discípulos. Durante todo el tiempo que había pasado antes con ellos, Jesús había centrado sus discípulos en el Reino que surgía en sus vidas, Él les había sensibilizado sobre la ternura del Padre, Él les había hecho descubrir la importancia de la oración, Él les había hecho caer en cuenta de la gratuidad del amor fraternal.

Uno tiene la impresión de que después de los eventos pascuales, todas esas pistas fueron un poco abandonadas. Lo que es importante ahora para los discípulos  no es más  la riqueza de la vida en la cual Jesús les ha iniciado, sino lo que le ha sucedido al mismo Jesús después de su muerte.

Es así, si comentamos sin vericuetos el versículo 31, esto nos lleva a concluir que lo importante para los discípulos no es lo que Jesús ha sido, la libertad y el coraje con las cuales Él ha vivido su búsqueda de Dios. Lo importante ahora es creer que Él es el CRISTO. Al final de cuentas, lo que salvaría a la persona no sería tanto vivir como Jesús sino creer que Él es el Mesías.

Las cosas suceden como si fuera más fácil propagar un enunciado dogmatico sobre Jesús que sensibilizar lentamente la gente sobre la manera como Jesús ha vivido su vida.  Es así como Pedro definirá la misión de los apóstoles: “Testimoniar que Dios ha designado a Jesús de Nazaret como juez de vivos y muertos” (Hechos 10,42).

Probablemente era necesario que los apóstoles se centraran por un tiempo en el hecho de la RESURECCIÓN. Visto su carácter misterioso, era probablemente inevitable que ellos reflexionaran sobre la importancia de este evento con un vocabulario asemejándose más a la TEOLOGÍA que a un testimonio de vida (juez, Mesías, Hijo de Dios, Señor, Salvación…).

Sin embargo, estos hechos no deben hacernos olvidar que Jesús no nos envía a proclamar dogmas ya que Él mismo no los ha proclamado. Él no nos envía tampoco a defender una moral, pues mientras que vivió, Él estaba más del lado de aquellos que atacaban (o transgredían)  la moral de la época.

Estas observaciones corren el riesgo de chocar a muchos cristianos quienes, en cada
domingo de su vida, al momento del sermón, se dejan pasear empezando desde la moral  hasta los dogmas de Cristo.

Pero es suficiente con leer las cartas (o epístolas) de San Pablo, de San Juan y de los otros, para asir, a través de algunas expresiones a veces teológicas, la profunda continuidad entre lo que el cristiano está llamado a vivir y lo que los evangelios nos reportan de las vivencias de Jesús.

LA FE NO ES UN DOGMA. Ella es la influencia de Jesucristo en nuestra vida.




REFLEXIÓN CENTRAL

La fe de Tomás

Qué personaje simpático es Tomás! Se parece a nosotros algunas veces! Estamos ante un hombre, discípulo de Jesús, un apóstol, un compañero de ruta de Jesús  por mucho tiempo, un amigo y un admirador del maestro seguramente, y que de repente  y de manera obstinada no cree en el testimonio de sus compañeros, apóstoles como él, en breve, no cree que el Señor ha resucitado.

Al igual que la luna, la FE pasa a veces por eclipses, parciales o totales.

Pero, como ella, después del eclipse,  es iluminada de nuevo por la gloria del sol. Al menos, eso es lo que le pasó a Tomás. Por la gracia del Señor!

…Sin duda, son raras, las personas que en algún momento de su vida, y quizás por muchas veces, no hayan vivido un eclipse de FE: “Si a lo mejor eso no es verdad! Y si de pronto he puesto toda mi esperanza en algo falso, o quizás he pasado de largo el verdadero objetivo de mi vida! Si todo eso no fuera más que puro cuento, una bella historia!”. Y entonces nuestra FE comienza a vacilar, y entra en eclipse más o menos total…A veces es una noche pintada al menos de algunas estrellas, pero también a veces, es una noche bien oscura de cielo negro. A veces, nosotros vivimos esta “prueba” solos, bien, porque de eso se trata. Pero muy a menudo con Dios también a quien continuamos orando y hacia quien gritamos en medio de nuestra noche.

En ocasiones, nos apoyamos en la FE de otros, nosotros le  hablamos a un amigo, a un consejero, nosotros nos calentamos en la FE proclamada y orada en asamblea litúrgica (por eso tan importante es frecuentar la comunidad orante en la iglesia).

Qué alegre y reconfortante es constatar que Tomás ha hecho parte de la vida de los apóstoles y que ha inspirado la pluma de Juan. Nosotros, a veces,  nos parecemos tanto a él y tenemos tanta necesidad de los otros en nuestro caminar de FE.  También es reconfortante y alegre ver que Jesús haya pasado por la vida de Tomás. Él lo ha reforzado en su FE, la ha hecho más firme y le ha dado una buena dosis de amor que lo ha hecho proclamar: “Mi Señor y mi Dios!” Nosotros tendremos necesidad siempre de Jesús para sostenernos y acompañarnos en el camino, en ocasiones rudo, duro, no fácil, de la FE…

Santo Tomás, apóstol y creyente, ven al auxilio de nuestra fe. Amén.



La fe de Tomás es como la de nosotros

Como marcha la FE? Funciona ella de manera lineal o conoce ella de altos y de bajos
(altibajos), de certezas y de dudas, de luces y de sombras?

La progresión de la FE de Tomás es aclaradora al respecto. Mientras que él vivió con Jesús y que podía hablarle todos los días, Tomás tenía FE en Jesús. Él lo veía con sus ojos y lo escuchaba con sus orejas. Su certitud se basaba en una certeza sensible.

Pero después de la muerte de Jesús, es otra cosa: su fe sufre un eclipse. Sin esta certitud física, humana, sensible, él se pone a dudar y a ponerle condiciones a su fe: “si yo no veo en sus manos la marca de los clavos, si no meto mis dedos en el lugar de los clavos, si no meto la mano en su costado, no, yo no creeré”.

Cuando él ve a Jesús, después de Pascua, ocurre entonces el deslumbramiento. Él le escucha decir con amor: “trae tu dedo aquí, y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; deja de ser incrédulo y cree”. Tomás le hace la más bella profesión de fe que se ha hecho, y que es al mismo tiempo un maravilloso acto de amor: “Mi Señor y mi Dios!”. Y Jesús concluye: “Porque me has visto, has creído. Dichosos (bienaventurados) los que crean sin haber visto”. Dichosos (felices) aquellos que pasen de una certitud humana a la certitud de la FE.

Acaso, no es y muy a menudo, el mismo camino, o casi, el que nosotros seguimos? Nosotros no hemos visto a Cristo, cierto. Pero nuestra FE pasa por las dudas, por noches de oscuridad,  y es acaso para salir con una  FE más grande y aumentada? …Quién de nosotros en tiempos de sufrimiento, no ha visto todas sus certezas elevarse como hojas bajo la tormenta?

Y pues, después de esos cuestionamientos y esas noches, la luz vuelve, más bella, más fuerte y más clara. Como en amor. Porque, en el fondo, acaso la fe no es  caer o volver a caer, en amor con el Señor? La fe, como hemos dicho anteriormente, no es ante todo creer en verdades (dogmas), mismo si lo es también. Es ante todo rencontrar a Cristo y tener un amor a primera vista por Él, y enseguida desear constantemente encontrarnos con Él, suspirar cuando Él desaparece o que cuando nosotros nos alejamos de Él, desear con todo nuestro corazón volverle a encontrar, saborear sin cesar  la dulzura y  la fuerza de su amor y tratar de devolverle un poco.

La fe no es otra cosa que una historia de amor nunca acabada, siempre recomenzada, eternalmente escrita en el corazón del otro.

Es eso la cosa más importante que ha pasado en este encuentro de Cristo con Tomás. Y es lo mismo que sigue ocurriendo para nosotros hoy: nuestra FE no llega a ser una VERDADERA FE sino el día que caemos o recaemos, en el amor con Cristo, el día que nosotros nos sabemos o nos sentimos buscados ávidamente por el Señor y cuando lo rencontramos, en un encuentro amoroso que quisiéramos eternizar…Y así de luces en luces y de noche en noche, aumenta nuestra FE. Día tras día, ella avanza hacia la realización o cumplimiento total, hacia la eternidad donde desaparecerá para transfigurarse completamente en amor de Dios. “Hoy, nosotros vemos como en un espejo una imagen oscura, pero aquel día, nosotros veremos cara a cara” (1 Corintios 13,12).


Objetivo-vida para la semana

1.    Medito sobre la RESURRECCIÓN DE CRISTO. En caso de duda, yo hablo de ello con una persona que puede aclarar mi espíritu y mi corazón.

2.    Identifico las maneras que tiene el Señor para transformar mi vida, el mundo y la Iglesia por su presencia vivificante, y yo doy gracias.

3.    Busco la manera apropiada para mí de responder al Señor quien me pide aportar su perdón y su paz alrededor mío.


Oración-meditación


Señor, hay en mi vida,
días de gran luz,
y días de absoluta oscuridad,
hay días en los que tu presencia irradia mi corazón
Y lo vuelve ligero como una mañana de primavera.
Hay días en que tu rostro se borra,
en los que yo no sé decir más si Tú existes
y mismo  llego a dudar de mi existencia.
Dame el coraje y la valentía para enfrentar esos días,
para resistir y permanecer fiel en medio de la angustia y el miedo.
Que Tomás apóstol rebelde y terco
me ayude a descubrir el misterio de tu presencia,
me ayude a hacer el lazo, la unión entre el Crucificado y el Resucitado:
mi Señor y mi Dios!
Amén.


ANTERIORES REFLEXIONES DEL EVANGELIO  DE ESTE DOMINGO EN ESTE MISMO BLOG:


2012


2011


2010




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

http://betania es (para los textos puntuales de las lecturas)

Pequeño Misal “Prions en Église”, edición Quebec, 2010, 1013

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.


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Gustavo Quiceno