|AGENCIA EFE
Octubre 17 de 2010
Benedicto XVI proclamó hoy en el Vaticano ante más de 80.000 personas a seis nuevos santos, entre ellos Mary Hellen Mackillop (1842-1909), fundadora de la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que pasa a ser la primera santa australiana.
Los otros son la beata monja española Cándida María de Jesús Cipitria y Barriola (1845-1912), fundadora de las Hijas de Jesús, y el polaco Stanislaw Soltys Kazimierczyk (1433-1489), sacerdote de los Canónicos Regulares Lateranenses.
También fue canonizado el canadiense Alfred Bessette (1845-1937), de la Congregación de la Santa Cruz, el primer santo de ese país.
Asimismo fueron elevados a la gloria de los altares y al culto universal las monjas italianas Giulia Salzano (1846-1929), fundadora de la Congregación de las Hermanas Catequistas del Sagrado Corazón, y Battista Camilla da Varano (1458-1524), monja de la Orden de Santa Clara.
Los seis fueron proclamados santos a las 10.45 horas local (08.45 GMT). Tras las palabras del Papa, sonó música sacra y las miradas de los miles de fieles se dirigieron a la fachada de la basílica donde colgaban seis grandes retratos de ellos.
En la ceremonia está presente la monja jesuitina Carmen del Val Rodríguez, la religiosa que padecía un mal incurable y sanó de manera inexplicable para la ciencia, milagro que lleva a la madre Cándida a los altares.
La delegación de Polonia está encabezada por el presidente de ese país, Bronislaw Komorowski; la española, por el Secretario de Estado de Justicia, Juan Carlos Campo Moreno; la de Canadá, por el ministro de Asuntos Exteriores, Lawrence Cannon; la de Australia, también por el titular de Exteriores, Kevind Rudd, y la italiana, por el subsecretario de la presidencia del Gobierno, Gianni Letta.
En sus cinco años de Pontificado, Benedicto XVI ha proclamado ya 34 santos y casi 600 beatos, en su mayoría españoles.
Hasta ahora, el Papa Ratzinger ha celebrado ocho ceremonias de canonizaciones, siete en el Vaticano y una en Brasil, en mayo de 2007
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Noticias agencias
Mary Hellen Mackillop, la primera santa de Australia
(VATICANO) SOCIEDAD-SALUD,RELIGION |
17-10-2010 / 17:00 h
Ciudad del Vaticano, 17 oct (EFE).- La religiosa Mary Hellen Mackillop (1842-1909), canonizada hoy por el papa Benedicto XVI, es la primera santa de Australia y llegó a enfrentarse a la jerarquía católica de su país y fue excomulgada, aunque sólo temporalmente, por el obispo de Adelaida por denunciar a un cura pederasta.
Mary Hellen Mackillop, que adoptó como religiosa el nombre de María de la Cruz, ha sido definida por la primera ministra de Australia, Julia Gillard, como "pionera de la educación".
La nueva santa es la fundadora de la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón y destacó su dedicación a la educación de las jóvenes pobres en una Australia rural.
María de la Cruz Mackillop nació el 15 de enero de 1842 en Melbourne, Australia, cuando las condiciones de vida eran de pobreza endémica, especialmente en las zonas rurales; la discriminación religiosa estaba muy difundida, la situación del pueblo aborigen era deplorable, el paro era común y las comunicaciones extremadamente difíciles.
La primera de ocho hijos, Alexander MacKillop y Flora MacDonald, católicos escoceses, infundieron en sus hijos un gran amor por su fe. Debido a la pobreza de la familia, se puso a trabajar desde muy joven para ayudar en la casa.
A su alrededor sólo veía pobreza, lo que la llevó a trabajar en favor de los pobres de la zona. Su sueño, según sus biógrafos, era dar una educación gratuita, lo que la llevó a formar junto a dos mujeres y un sacerdote una congregación para enseñar a los necesitados.
Así nació la Congregación de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón.
En 1869 la congregación ya tenía sesenta monjas trabajando en escuelas, orfanatos y refugios para mujeres.
Un complejo conjunto de circunstancias llevó al Obispo de Adelaida, en otro tiempo amigo y benefactor, a excomulgar a María en 1871 por supuesta desobediencia (la denuncia del cura pederasta).
María aceptó la excomunión y la destitución de muchas de sus hermanas con serenidad y paz. El Obispo revocó la sentencia un año después.
María viajó a Roma y hasta 1888 no recibió la aprobación definitiva para su congregación. Falleció en 1909. EFE
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Noticias agencias
La madre Cándida, la monja española que promovió la educación de las mujeres
(Castilla y León) SOCIEDAD-SALUD,RELIGION |
17-10-2010 / 16:20 h
Ciudad del Vaticano, 17 oct (EFE).- Cándida María de Jesús Cipritia y Barriola (1845-1912), la monja española que trabajó en Valladolid y Salamanca y proclamada hoy santa por Benedicto XVI, es la fundadora de las Hijas de Jesús y dedicó su vida a "vivir sólo para Dios" y en promover la educación de la mujer.
La Madre Cándida, como es conocida, fue bautizada con el nombre de Juana Josefa Cipitria y Barriola.
Hija de una familia humilde, nació en el caserío de Berrospe, en Andoaín (Guipúzcoa, norte de España), el 31 de mayo de 1845. Muy joven abandonó su tierra para trabajar en Castilla y ayudar así a su familia.
El 2 de abril de 1869, en la iglesia de "El Rosarillo" en Valladolid, vio claro que tenía que fundar una congregación, "para salvar las almas, por medio de la educación e instrucción de la niñez y juventud".
El 8 de diciembre de 1871 en Salamanca junto con otras cinco mujeres comenzó su aventura y aquella mujer humilde, de poca cultura y pocos medios materiales funda la Congregación de las Hijas de Jesús.
La exclusión de la mujer y de las clases económicamente débiles de los ámbitos de la enseñanza movieron a la Madre Cándida a iniciar este camino, según resaltan sus biógrafos.
La aventura de Salamanca se extiende por toda la geografía española y en 1911 la primeras Hijas de Jesús cruzan el Atlántico para establecerse en Brasil.
Al año siguiente, el 9 de agosto de 1912, la Madre Cándida muere en Salamanca. Fue beatificada el 12 de Mayo de 1996 por Juan Pablo II y hoy elevada a los altares y al culto universal por Benedicto XVI.
El milagro que le ha llevado a la santificación fue la curación inexplicable para la medicina de la monja jesuitina Carmen del Val Rodríguez, que padecía un mal incurable. La monja estuvo hoy en la canonización.
Benedicto XVI resaltó de la monja vasca su origen sencillo y su determinación de "vivir sólo para Dios.
"'Donde no hay lugar para los pobres, tampoco lo hay para mí', decía la nueva santa, que con escasos medioS contagió a otras monjas para seguir a Jesús y dedicarse a la promoción de la educación y promoción de la mujer", resaltó el Papa en la ceremonia de canonización.
Las Hijas de Jesús están presentes en 17 países y cuentan con 1.500 hermanas.
EFE
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Camilla Varano, de princesa a religiosa clarisa, canonizada este domingo
Su vocación pasó muchas pruebas y tentaciones
ROMA, martes 12 de octubre de 2010 (ZENIT.org) Camilla Varano a los 23 años dejó su vida de princesa en el ducado de Camerino en Italia y las propuestas de matrimonio para seguir los designios de su corazón y hacerse religiosa clarisa.
El Papa Benedicto XVI la canonizó este domingo en la plaza de San Pedro junto con otros cinco beatos.
Nació en 1458 en Macerata, una pequeña ciudad del centro de Italia que hoy cuenta con unos 40 mil habitantes. Su padre Giulio Cesare de Varano, era el príncipe de Camerino. Ella había nacido por fuera del matrimonio pero fue introducida y educada en el esplendor de la corte.
“Los palacios señoriles en el período renacentista eran el centro de la política, también de cultura y de el mercantilismo”, explicó en diálogo con ZENIT el padre Giovangiuseppe Califano O.F.M, postulador para su causa de canonización. Camilla ttranscurrió así su juventud entre fiestas, bailes y vida social. Estudió latín, leyes, aprendió a pintar, a bailar y a montar a caballo.
Han pasado casi cinco siglos de su muerte y su causa de canonización estuvo 100 años detenida por algunos problemas con el retraso la elección de su postulador. Para el padre Califano “estos años de aparente silencio fueron muy fecundos para la investigación sistemática y la publicación crítica de los escritos de la Beata”.
Un corazón que no puede estar dividido
Cuando tenía nueve años, un Viernes Santo, Camilla escuchó una homilía en la que el hermano, Domenico da Leonessa, pidió a los presentes de derramar al menos una lágrima cada viernes por amor a Jesús. La pequeña aceptó la propuesta que siguió durante todos los viernes de su vida.
“A través del don de estas lágrimas, derramadas con compromiso infantil”, dice su postulador “la contemplación de la Pasión del Señor se convirtió en el medio agradable y espontáneo que orientó toda su vida espiritual”.
Al llegar a la juventud se sentía fuertemente atraída por lo que le ofrecía la corte, junto con el llamado a dejarlo todo para seguir a Cristo. “Inicialmente, como muchos de nosotros, no fue capaz de escoger y no dudó en llevar una doble vida”, dijo la hermana Serboli.
“Por un lado los bailes, los cantos y las diversiones que la corte le ofrecía”, explica la abadesa. “Por otro lado, el recogimiento y la lucha en la que Dios la tira y la absorbe toda”, dice.
Y fue en la cuaresma de 1479 cuando escuchó la predicación del hermano Franceso de Urbino que encontró la luz interior para entender el don de la virginidad consagrada.
“Fue la fidelidad al compromiso de la oración y de la dirección espiritual lo que hizo que le abriera brecha al espíritu”, señaló su postulador.
Camilla entró al monasterio de Santa Clara de Urbino en 1481. “Haz señor que con mi vida siempre te alabe, te bendiga, te glorifique y edifique a mis hermanos”, decía en uno de sus escritos. Dos años más tarde hizo su profesión religiosa con el nombre de sor Battista.
La lucha continúa
Camilla enfrentó un fuerte combate espiritual. Atravesó durante cinco años la llamada Noche Oscura del espíritu: “de la intensidad de las gracias espirituales que la habían acompañado en la fase del primer enamoramiento”, describe la hermana Chiara, “Camilla parece ahora abandonada en una esencialidad sacrificante y cruda”, dice.
Ella no se dejó abatir por este hecho: “En sus escritos emerge con mayor frecuencia el recurso a las imágenes del Cantar de los Cantares, a la enseñanza del amado de parte de la amada, presa de la angustia comprensible por el abandono padecido”, explica la abadesa
En 1502 fueron asesinados su padre y sus hermanos en una persecución que sufrió su familia. Hechos que “la ‘crucificaron’ con Cristo” y que le permitieron “capaz del silencio donde las palabras no bastan más para explicar la injusticia del calvario”, agrega la hermana Chiara.
Battista fue obligada a refugiarse en la ciudad de Atri, una pequeña localidad del Abruzzo, en la zona meridional de Italia.
Otro hecho que le causó inmenso dolor y muchas horas de oración fue cuando se enteró que en 1517 en Alemania, el monje agustino Martín Lutero anunciaba la separación de la Iglesia romana.
La santa tuvo diferentes experiencias místicas, que se reflejan en los numerosos escritos, y en los cuales revela su amor por Cristo crucificado. La madre Chiara las define como “un precioso y estrechísimo camino”, que le permitieron hacer “una re lectura de la propia existencia a la luz del misterio pascual”.
Murió el 31 de mayo de 1524 durante una peste. “Me has resucitado en Ti, verdadera vida que das la vida a cada viviente”, escribió Battista Varano.
Por Carmen Elena Villa
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