PARA LA REFLEXION
Pero lo importante no es solo saber cómo comemos y que debemos comer para tener una vida saludable…También hemos de preguntarnos si todo el mundo accede justamente a la alimentación y a los recursos que permiten la existencia digna.
Como se ha subrayado anteriormente, el derecho a la alimentación ha sido proclamado públicamente de forma reiterada desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y se afirma de forma unánime que el hambre es evitable; en consecuencia: "¿cómo juzgará la historia a una generación que cuenta con todos los medios necesarios para alimentar a la población del planeta y que rechaza el hacerlo por una obcecación fratricida?" (Juan Pablo II).
Las cifras y estadísticas halladas en lo medios noticiosos son escandalosos y lo mas triste es que son ciertos: 1000 millones de personas en el mundo sufren física hambre, no solo en África y América, también por increíble que parezca en Europa y Norteamérica hay gente con hambre de alimentos, y es mas no tienen domicilio fijo.
Acá en Canadá por ejemplo, en donde antes de mi llegada imaginaba difícilmente que hubiera gente pobre, hay ahora mismo gente con hambre y frio, itinerantes, que duermen al interior de un coche, en un albergue provisorio.
Toda esta situación es causa de un sistema económico injusto, e insertos en medio de una sociedad injusta hemos de apoyar las iniciativas de ayuda, erradicación de la pobreza, poner nuestro grano de arena desde la pequeñez y limitación personal…Qué hacer?
Demandarnos que hacemos con el dinero superfluo, que guardamos sin saber a ciencia cierta quien lo disfrutara una vez no estemos…Es que nos preocupamos por que el vecino que no tiene trabajo, de quien sabemos su familia pasa necesidades ¿ somos sensibles? Damos la mano?
Todo lo que compramos y servimos a la mesa, lo consumimos? No nos da remordimiento pensar que aquello que botamos a la basura podría alimentar a otras personas que no solo en África, sino también cerca de nosotros se deleitaría con esos restos?
Cuál es nuestra posición y actitudes frente al consumismo? Gastamos en lo básico y o también derrochamos en cosas que no necesitamos ni nos son vitales, sino que antes podrían ser nocivas a nuestra salud e integridad física y espiritual? (estupefacientes, alcohol, juegos virtuales, maquinitas, juegos de azar y o apuestas, pornografía, prostitución, armamentismo…?)
En fin, esta jornada mundial de la alimentación y en vísperas de la canonización del primer hombre santo quebequense como el Hermano Andrés debería tocarnos y llevarnos a tomar conciencia de como empleamos nuestros recursos no solo alimentarios sino también de bienestar integral…Ahí tenemos el ejemplo del santo, el Evangelio y nuestra capacidad de discernir y pensar bien como hemos de vivir…
DE MANOSUNIDAS. ORG
Días de la Alimentación y de la Erradicación de la Pobreza
En la lucha contra el hambre y la pobreza no podemos tirar la toalla
Hace cinco años, con motivo de la conmemoración, los días 16 y 17 de octubre, de las jornadas que Naciones Unidas dedica, respectivamente, a la Alimentación y a la Erradicación de la Pobreza, en Manos Unidas nos hacíamos eco de unas cifras que nos golpearon en la conciencia como una maza. Entonces hablábamos de que en nuestro mundo, junto a la opulencia más absoluta convivían 1.200 millones de pobres y 850 millones de hambrientos, y confiábamos en la voluntad de todos, de los mandatarios y de la sociedad civil, para acabar con estas lacras vergonzantes.
Desgraciadamente, cinco años después, a un lustro de que se cumpla el plazo establecido por los Objetivos de Desarrollo del Milenio para erradicar la pobreza extrema y el hambre en el mundo, esas cifras, lejos de disminuir, aumentan (*):
* 925 millones de personas padecen de hambre crónica
* Cada 6 segundos muere un niño por causas relacionadas con el hambre
* El hambre mata más personas que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas
* En el mundo hay 1.400 millones de personas pobres, que viven con menos de 1,25$ al día
En Manos Unidas no tenemos la fórmula mágica que acabe con el hambre y la pobreza, dos conceptos íntimamente relacionados, que se retroalimentan. Pero sí sabemos que erradicar el hambre es, sobre todo, una cuestión de voluntad, de compromiso y de sensibilización; de invertir en agricultura y de reformar las reglas del juego del comercio internacional, que se han demostrado injustas.
Eso es, principalmente, lo que hay que hacer. Se trata de poner realmente en práctica los compromisos que se adquieren, que éstos no queden en un mero titular de prensa. Y en esto, la sociedad civil juega el papel fundamental. Deberían reclamar a los Gobiernos que se cumplan las promesas. Porque, aunque hablamos de datos y cifras, éstos números corresponden a personas, a historias diarias de sufrimiento y marginación, a rostros ante los que ni debemos ni podemos cerrar los ojos.
Por otra parte, sabemos que los ODM solo podrán alcanzarse en cada país con la firme determinación de sus gobiernos y de sus ciudadanos y con compromisos reales y ayudas eficaces en el marco internacional para la lucha contra la pobreza. 1.400 millones de pobres y 925 millones de hambrientos así lo demandan.
Y, aunque a veces las perspectivas no sean halagüeñas, la máxima de Manos Unidas es no tirar nunca la toalla. Por ello, en 2009 Manos Unidas aprobó 692 proyectos de desarrollo en 58 países por importe de 41.416.317,62 euros. Dichos proyectos se distribuyen en cinco sectores prioritarios de cooperación: agrícolas (13%), sanitarios (19%), promoción social (17%), educación (38%) y promoción de la mujer (13%).
(*) Datos de FAO y el PMA
[ Ver proyecto de Seguridad alimentaria y desarrollo en 60 comunidades campesinas en Bolivia]
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Gustavo Quiceno