jueves, 4 de octubre de 2012

En el día mundial de los animales


 Semana animal!  Hoy 4 de octubre la Iglesia católica nos propone como modelo la vida y obra de San Francisco de Asís, un gran amoroso de los animales a los cuales llamaba hermanos!

Con un bello especimen canino "labrador" en Rigaud (Qc), 2009
El próximo domingo la primera lectura del Génesis  en la liturgia de la misa nos dirá que “después de haberle puesto nombres a los animales, el hombre no encontró ninguno que le conviniera, lo complementara…que fuera la mejor compañía”. Y he aquí que Dios decide crear la mujer haciéndola de una costilla de Adán y ante la cual él se exclama: “Esta si que es carne de mi carne y hueso de mis huesos”…

A finales de los 70’s y comienzos de los 80’s, en plena niñez veía un programa en la tele conducido por Dona Gloria Valencia de Castaño: ”Naturalia”, que era una serie de documentales sobre animales diferentes y su slogan era: “La historia de los animales y los animales en la historia”.

Sin duda alguna los animales hacen parte importante de nuestras historias personales de vida…mascotas que nos han acompañado, perros, gatos, entre otros, que fueron testigos de momentos alegres, que hicieron que nos preocupáramos por ellos, afináramos la sensibilidad por la vida, nos prepararan y fortalecieran para enfrentar duelos por perdidas humanas de seres queridos más tarde…

En mi caso, son contados los animales que permanecen grabados en mi memoria: por ejemplo la primera mascota que quisimos mucho en familia, sobretodo en casa campestre de mis abuelos maternos fue un perro llamado POKER…El galgo flaco, perro común-criollo de color ocre amarilloso, era buen cazador, buen compañero sobretodo de mi abuelo Fabio…Después de vivir más de 10 años con la familia…a lo mejor consecuencia de la vejez (cada año perruno se cuenta por 7 años  humanos), recuerdo con precisión que murió pocos días después del matrimonio de una de mis tías, quien al parecer quería mucho…El cuento era que había muerto porque la Tía Socorro había salido de la casa paterna…

Aunque mi mama no gustaba de los gatos, recuerdo que ante tanta insistencia por mis lloriqueos  acepto que a mis 10 años  tuviera un felino en casa. Fue una hembra de pelo con fondo negro y pintas cafés y blancas…El nombre que le puse fue “Pinta”.  La gatica era propiedad de Don Saturnino Correa, un gran patriarca y propietario de una finca en la vereda “Los Zainos”, en cuya casa había una enramada (ingenio de panela) y donde había levantado una gran familia.  Don Saturnino había transportado la gatica en una jaula, si lo recuerdo y tuve que esperar varios días para que me la dejaran liberar, ante la posibilidad de que huyera el animal tenia que adaptarse a su nuevo ambiente.

Desde pequeño sentí una afección especial por los mininos…Ya cuando iba de vacaciones al campo a casa de mis tíos y primos me gustaba alimentarlos, acariciarlos y si era posible meterlos bajo las cobijas. Lo bueno del campo era que los mayores no nos molestaban a los niños por coger los gatos y pretender dormir al calor de ellos…En cambio en la casa de pueblo, por nada del mundo  nuestros padres, por lo menos a mi no me dejaban llevar a la cama a mi gata y  en más de una ocasión me gané fuertes reprimendas y hasta azotes por terco.

Con “Pinta” me sucedió algo inolvidable en mis remembranzas infantiles:
Resulta que un día, no recuerdo cómo un pequeño pájaro llego a mis manos…la pequeña ave que era un azulejo tenia una herida en una de sus alas, seguramente después de haber sido victima de un “caucherazo” propinado por un “gamín” insensible y  muy comunes en la época.

Al pajarito lo guardé en una caja de cartón, con aserrín, ripio y residuos de madera y lo ubiqué en el “zarzo”, parte bajo del techo de la casa. Alli montaba para darle de beber y comer…Pero mi cometido caritativo pro-animal no duraría mucho, pues en medio de mi inocencia infantil no conté con el instinto depredador de “Pinta” y en un santiamén, no sé como vi medio cuerpo del avecilla entre sus fauces…Cuando vi lo que acababa de hacer , hasta ese momento mi entrañable gata, sentimientos encontrados se agolparon en mi: rabia, pesar, tristeza…Una vez que mi gata se devoró  al azulejo que pretendía cuidar con esmero,  enseguida y sin pensarlo dos veces decidí acertarle dos fuertes escobazos en su trasero…La gata como decimos en nuestro pueblo se “remontó” (irse de casa al monte) por varios días, lo cual me sumo una nueva tristeza…pues entonces me encontré llorando por estos animalillos, por la muerte de uno y la ausencia de la otra.

Después como podrán imaginarse rogaba en mi interior para que volviera mi amada felina y me decía que estaba dispuesto a perdonarle su maldad…Así fue, “Pinta” volvió y alguien me hizo comprender su gesto de instinto animal y depredador…

Aquel día también comprendí como lo realizaría varias ocasiones y mas tarde en mi existencia que los duelos por la perdida de mascotas nos ayudan a prepararnos para enfrentar las perdidas humanas de los seres queridos, amigos y cercanos que vendrán…Es decir, su deceso nos ayudan a elaborar duelos, tan necesarios para nuestro bienestar moral y espiritual.

Cuando estuve en Europa, exactamente en Bélgica, hoy exactamente hace 10 años, en una de mis salidas de la escuela de francés en Banneux, vi como en la capilla del pueblo la gente traía caballos, perros, gatos y diversas aves para ser bendecidas por el sacerdote.  A mi no me sorprendió tanto, porque algo había leído antes  sobre el asunto y además inmediatamente lo relacione con la fiesta de Francisco de Asís, de quien sabia fue un gran fanático amoroso de todas las criaturas de la naturaleza…

Hay gente que le sorprenda que se bendigan los animales…De hecho en Colombia algunas veces lo he sugerido y muchos se aterran…Pero por qué no? AL fin y al cabo muchos bendicen armas, objetos inanimados…por que no bendecir los animales, nuestros compañeros naturales y mas cuando son tan simpáticos y tiernos como las mascotas que he nombrado ¿

FELIZ DÍA DE LOS ANIMALES!


Para otras historias de animales, particularmente en África, les recomiendo buscar en este mismo blog “Las animaladas camerunesas”, también publicadas en mi primer libro: “Marquetalia, yo y otros nombres”.

Acá los enlaces que los llevaran más fácilmente:

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Gustavo Quiceno