lunes, 15 de abril de 2013

Homenaje al hermano Monseñor Jaime Enrique Duque Correa. mxy (1943-2013)


"No puedo decir que ofrezco mi vida , porque solo Dios puede disponer de ella, pero mis enfermedades y mis dolores los ofrezco por el exito del  Instituto de Misiones...

"No en vano le ofrecí mi enfermedad a mi Dios..."

(Monseñor Jaime Duque.mxy)




A Monseñor Jaime Enrique Duque Correa. mxy, lo conocí en 1988, año de mi entrada al Seminario de Misiones en Medellín, en aquel momento se desempeñaba como miembro del Consejo General, asistente del Superior (P. Gustavo Mejia.mxy) y como secretario General.





Realmente durante este tiempo el contacto con él fue muy poco, a excepción de verle de   lejos en el Seminario o en la Casa de Emaús, o escucharle alguna intervención en nuestro claustro de formación.

El segundo momento de compartir ya un poco más cercano con Jaime fue en la Misión de Ecuador, a donde fui enviado en enero de 1993 para realizar mi año de experiencia pastoral. Por estos días precisamente, recuerdo ya serán 20 años que tuvimos un encuentro regional en la población de Balsas (El Oro), Jaime era párroco de Piñas.

En esa ocasión tuve la oportunidad de hacerme una idea más aproximada del presbítero que era en ese momento, un hombre serio, que reflejaba autoridad, claridad, inquieto por el bien hacer tanto en la liturgia como en las reuniones fraternas de estudio y de retiro. 

Aquel grupo que convergimos en Balsas y que compartimos durante 3 días me mostró una vez más la riqueza y variedad de los talentos de los Misioneros de Yarumal...aquel encuentro me ayudaría a corroborar la diferencia en la personalidad, en los caracteres, unos tímidos, , unos más jocosos e histriónicos que  otros, ”, unos jóvenes, otros más mayores...otros audaces, unos conservadores o tradicionalistas algunos que se las daban  de ser de “avanzada…

El padre Jaime siempre fue para mí un hombre muy espiritual, de gran devoción  apasionado por su sacerdocio y por la misión de anunciar el evangelio. Cómo olvidar su imponente, clara y bella voz (de locutor).  Aparentemente era agrio o adusto, pero una vez había contacto y empatía con él se encontraba uno con un hombre fraterno, de buen sentido del humor, muy jovial. Yo recuerdo particularmente que durante aquel encuentro ocurrió la muerte de Mario Moreno (“Cantinflas”), en esos días no existía el internet y las noticias nos llegaban por supuesto ágilmente por radio y atrasadas por el periódico. En todo caso aquello fue un tema inevitable en los momentos de pausa, una vez acabado el tiempo de reflexión. Recuerdo que en un “corrillo”, fuera de la casa, oyendo hablar al Padre sobre el cómico mexicano  y sus películas yo me atreví a lanzarle una pregunta: “Padre Jaime para usted cual es la mejor película de Cantinflas?” y me dijo amablemente y sin más comentarios: “Su Excelencia”, desde aquel momento tuve la curiosidad y el firme propósito por verme la citada película que solo vería por fin muchos años más tarde...

De Jaime yo oía hablar con cierta frecuencia que su sueño era llegar a ser obispo, pues tenía su talante para ello, tenia perfil episcopal...Quien iba a adivinar que 13 años más tarde lo iríamos a ver ataviado de mitra y bastón y a llamar su excelencia en el marco jerárquico de la Iglesia?

Pero antes de que fuera Obispo tuve un tercer momento de compartir con el Padre Jaime, siendo él párroco de Emaús (parroquia vecina y ubicada al frente del seminario),  en el 2002, año de mi consagración sacerdotal. Fue el 7 de julio, al otro día de dicha ordenación,  luego de la primera misa de mi compañero Julio Estupiñán en su parroquia. Recuerdo que llego con apuro y nervios a la sacristía para prepararme para la misa, cuando de repente veo ante mí al Padre Jaime que de manera espontánea coge mis manos y las besa inclinándose en un gesto de inusitada humildad y fe y me dice al mismo tiempo. “Manos recientemente consagradas, manos de sacerdote, manos santas...” Yo solo atiné a decir “Gracias”, cuando la respuesta debió haber sido Amen...pero era la sorpresa, lo inesperado de aquel gesto.

Volvería a ver  a Jaime Duque en el 2006, y creo que fue la última vez, coincidimos en Bruselas, en la casa de animación y pastoral de Bélgica  Yo regresaba de mis vacaciones de Colombia y estaba de paso por allí para seguir el viaje a Camerún.


Monseñor Jaime había sido nombrado obispo en enero de ese año y consagrado  en marzo. En ese momento venía de Roma después de haber asistido  a una reunión de obispos con el Papa Benedicto. Ese día compartimos con los compañeros encargados de la administración de la casa (Orlando Cruz.mxy y Amilcar Ferro.mxy) así como un padre, especie de canciller de su Diócesis del Banco Magdalena que le acompañaba.  Monseñor Jaime tuvo un detalle para con nosotros, a cada uno unos regalo un CD con múltiples documentos del Vaticano y que aún conservo.

Aquí las fotos:











En la distancia siempre estaba al tanto de la salud de Monseñor Jaime.

Creo que su muerte no es inesperada o sorpresiva...No porque haya estado muy enfermo en los días previos, sino porque al final “todos morimos” y es cuestión de tiempo…sí, suena muy lógico pero parece poco asumido o consciente en nosotros…

Por ello, desde hace mucho tiempo difiero o guardo mis reservas ante expresiones que introducen el deceso de un hermano o de otra persona: “Lamentablemente...lamentamos informar...”, “con tristeza ... informamos la muerte de tal...”

Y me pregunto será eso cristiano? Denota ello la FE? Acaso no es una convicción cristiana aceptar la muerte...contemplarla como “hermana” (a ejemplo de Francisco de Asís)...claro, sin parecer masoquistas, indiferentes o restarle todo el valor de redención que tiene el sufrimiento…Pero Jesucristo ya nos ayudó inmensamente en esa parte…y en adelante la  Gloria de los que creen en Jesucristo también les concierne al momento de la muerte…

Como hombres y mujeres que predicamos la Resurrección, nos toca también vivirla, asumirla...La muerte no tiene la última palabra y nunca la tendrá.


Admirable es la fe que respiraba y transmitía Monseñor en sus últimas palabras registradas...Su serenidad y actitud ante la muerte, aun antes, durante el dolor, el sufrimiento deben ser ejemplo para nosotros...

Me gustaría para concluir este sencillo homenaje-reflexión encontrar la frase más adecuada,  pero no se me ocurre sino el lema de Monseñor Builes, el lema de los MXY, la frase que citaba a cada instante también Jaime:

“A solo Dios el honor y la Gloria”,

gracias Padre, obispo, hermano Jaime por tu testimonio de entrega, de amor, tu celo apostólico durante toda tu vida de bautizado, seminarista, sacerdote y obispo...

Sin lugar a dudas tu luz, la luz de Jesucristo que siempre quisiste poner en lo alto iluminó a muchos y entre ellos a mi

Tu vida fue un gran ejemplo,
aprendimos de ti lo más noble,
ahora  se confirma tu esperanza,
 se realizan tus anhelos al lado de Dios Padre
y de su Hijo Jesucristo al que siempre
siempre seguiste y quisiste secundar como Pastor…

Hasta la vista Hermano Jaime…

P. Gustavo Quiceno Jaramillo. mxy
Rigaud, Qc
15 de abril del 2013




"Cuando una persona conoce verdaderamente Jesucristo y cree en Él, experimenta su presencia en la vida y la fuerza de la Resurrección, y no puede no comunicar esta experiencia. Y si encuentra incomprensiones o adversidades, se comporta como Jesús en su Pasión: responde con el amor y la fuerza de la vida" 
(papa Francisco)


Falleció monseñor Jaime Enrique Duque Correa

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), registra con tristeza el fallecimiento de monseñor Jaime Enrique Duque Correa, quien fuera el Obispo de la diócesis de El Banco (Magdalena) .
La CEC expresa sus más sentidas condolencias y ofrece plegarias por el eterno descanso de Monseñor Duque Correa, ruega al Señor conceda consuelo y fortaleza a toda su familia.

Sus exequias tendrán lugar hoy 15 de abril en la ciudad de Medellín (Parroquia de Emaús -Car. 81 No. 53 A - 01 - Tel: (4) 234 3767).  Sus cenizas serán trasladadas luego a la diócesis de El Banco (Magdalena).



Biografía

Monseñor Jaime Enrique Duque Correa nació en Medellín (Antioquia) el 4 de abril de 1943.
Cursó sus estudios de primaria en el Colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana y los de secundaria en el Seminario Menor de los Padres Javerianos en Yarumal. En el Seminario Mayor del mismo Instituto, ubicado entonces también en Yarumal, realizó los ciclos de filosofía y teología.
Hizo su profesión perpetua en el Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal el 5 de noviembre de 1966 y recibió la ordenación presbiteral, de manos de Su Excelencia Monseñor Antonio José Jaramillo Tobón, el 2 de julio de 1967.
Ha desempeñado los siguientes oficios pastorales:
- Promotor Vocacional de su Instituto en Medellín (1968-1973); durante este lapso, estuvo durante dos años como misionero y rector de un Colegio en la Isla de Providencia (Colombia) (1968-1969). También se desempeñó, a su regreso, como profesor y ecónomo del Colegio Ferrini en Medellín (1971-1972).
- Maestro de Novicios del Instituto en Yarumal y Buenaventura (1973-1975).
- Misionero en Bolivia, Diócesis de Potosí (1975-1980); trabajó en las Parroquias de Cotagaita y Talina.
- Rector del Seminario Menor de los Padres Javerianos en Yarumal (Antioquia) (1982-1984).
- Asistente del Superior General de su Instituto y Secretario General del mismo (1984-1990).
- Misionero en la Diócesis de Machala (Ecuador); fue Párroco en Piñas y en Marcabeli (1991-1995).
- Coordinador General de las Misiones de su Instituto en el Ecuador (1994-1995).
- Superior de la Residencia de Emaús en Medellín (1995-2000).
- Párroco de Emaús en Medellín (2000-2006).
El 17 de enero de 2006 Su Santidad Benedicto XVI lo nombró Obispo de la Diócesis de El Banco, el 25 de febrero recibió la ordenación episcopal y el 25 de marzo del mismo año, tomó posesión de la Diócesis.

3 comentarios:

  1. siento mucho la partida del obispo de nosostros los chiboleros, que Dios lo tenga en su santa gloria, chibolo Magdalena tambien quiso mucho y seguiremos orando por el.

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  2. su vida es digna de admirar , un enamorado del corazón de Dios.sus enseñanzas perdurarán en quienes tuvimos la dicha de intractuar con él.

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  3. Un hombre digno
    Y bueno con fe y amor.
    Será recordado siempre monseñor
    Fue misionero en nuestros pueblos
    Del magdalena y llevó en alto el nombre de Cristo como salvador

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Gustavo Quiceno