Pintura de la Anunciación, versión del pueblo Mafa, etnia de Camerún (África) que data de la década de los 70's...
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL SEGUNDO LIBRO DE SAMUEL 7,1-5. 8b-12. 4a.16
Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán:
-- Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.
Natán respondió al rey:
-- Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor:
-- Ve y dile a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, te haré grande y te daré una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 88
R.- CANTARÉ ETERNAMENTE TUS MISERICORDIAS, SEÑOR.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad." R.-
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
"Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades." R.-
Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 16,25-27
Hermanos:
Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús --revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en la Sagrada Escritura, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe--, al Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
ALELUYA Lc 1, 38
Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 26- 38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
-- Alégrate, llena de gracias, el Señor esta contigo.
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
-- No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
-- ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?
El ángel le contestó:
-- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó:
-- Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor
A guisa de introducción y aproximación histórica-psicológica
En María descubrimos la verdadera vocación de todo ser humano. Ser como María no es la meta de todo ser humano, sino que partimos de la misma realidad de la que ella partió. Lo que estamos celebrando en esta fiesta de María nos indica el punto de partida de nuestro trayectoria humana, no el punto de llegada.
Lo que hay en nosotros de divino, no es consecuencia de un esfuerzo personal, sino la causa de todo lo que puedo llegar a ser. Aquí está la buena noticia que quiso trasmitirnos Jesús, tan desconcertante que le costó la vida.
(Marcos Rodriguez).
Personalmente mi camino con María a lo largo de la vida no ha sido evidente, claro, recto…es decir, mi fe en ella, mi visión de su persona, mi relación con ella en la oración y a través de las devociones (del rosario sobre todo), sus misterios, han tenido más bien claros-oscuros, sendas empinadas, recovecos unas veces, travesías placidas otras…Al igual que con Dios, Jesús y todos los demás Santos que se me presentaron gracias a mi familia y en las relaciones sociales en la escuela, colegio y después el seminario, María como toda vida imbuida de misterio y sagrada la he venido descubriendo y redescubriendo una y otra vez. Mi visión primero que todo de una mujer inalcanzable, celestial, etérea, ha evolucionado con el tiempo gracias a la profundización en la teología marial y a los aportes de Ignacio Larrañaga, la teología latinoamericana , hacia una María más real, humana, simple y llana como nosotros, con rostro de mujer morena, mujer fiel, esposa dedicada, madre entrañable, dispuesta siempre al servicio y a la escucha de la Palabra de Dios.
Esta semana a raíz de un encuentro personal con un adulto que se prepara para ser confirmado, en nuestro compartir de experiencia de vida y de fe, mientras conversábamos y aun después, tomé conciencia una vez más del misterio que nos envuelve permanentemente…y también constaté como se ensaya, como ensayamos permanentemente de explicar racionalmente lo que no comprendemos, y si en ese esfuerzo al final, concluimos que no entendemos, la mayoría de las veces nos vemos tentados entonces a irnos por el camino más fácil, el de la incredulidad, de negar su verdad, su evidencia o su existencia (sea que se hable de Dios, de la utopía, del reino, de la resurrección, del cielo, etc).
“No busques entender para comprender sino entender para comprender”, era una frase que se fichaba en grande, recuerdo, a la entrada del claustro donde realice mi año de noviciado en el 91.
María nos enseña precisamente eso: la confianza plena en Dios. Su grandeza reside en depositar toda su fe en el Altísimo. En decir SI al misterio!
Ella junto a José, el gran ausente, son las dos grandes figuras para mí de este cuarto domingo de adviento.
Sabemos muy poco de esta pareja celebre e incomparable: y ellos merecen al menos que contemplemos por un momento su misterio…
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti”, es con estas palabras que el Ángel Gabriel promete a la joven María que Dios vendrá alojarse en ella.
Desde entonces, cada vez que Jesús tomara cuerpo, ello será gracias al Espíritu Santo. El Espíritu está misteriosamente en el origen de todas las venidas de Jesús. Ante todo, en el cuerpo de María: es lo que llamamos la ENCARNACION DE JESÚS. Después en la reaparición del cuerpo de Jesús después de su muerte: es la resurrección de Jesús. Es todavía el Espíritu quien transforma el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo: es su cuerpo eucarístico. En fin, es el Espíritu que ha hecho de la Iglesia el cuerpo eclesial de Jesús. Desde que hay CUERPO DE JESÚS, el Espíritu Santo está en el origen. Es lo que le ocurre a la joven María, ella era el primer eslabón en una larga cadena de venidas de Jesús.
“Y cómo será eso? La pregunta de María que viene después, es la misma que nosotros nos hacemos a menudo en referencia al avenir, a nuestro futuro y el de nuestros jóvenes, el futuro del mundo y mismo de la Iglesia de aquí.
Estamos invitados a poner toda nuestra confianza en el Espíritu Santo que vendrá a fecundar nuestro “imposible”. Estemos bien y muy atentos (as) a los signos que se nos dan. Entonces como María, conoceremos la alegría que ella expresa en el Magníficat.
Todavía hoy y ahora, no hay venida y presencia de Dios sin nosotros. Si, somos nosotros quienes tenemos la misión de anunciar al mundo la Buena Noticia de Dios que ama y salva a todos los seres humanos sin excepción. Por el humilde testimonio de nuestra fe y por nuestro amor a menudo torcido, alterado, “indigno” o “indebido”, el Altísimo llega a ser el “bajísimo”, próximo, o cercano a nosotros.
Para poder ser Dios con nosotros, Él pasa por nosotros.
Este año aun, todavía no habrá navidad sin nosotros.
REFLEXIÓN (1)
De servicios Koinonìa:
En el evangelio leemos el anuncio del ángel a María del nacimiento de Jesús, que la convierte en la primera discípula y evangelizada: escucha la palabra de Dios, es capaz de reconocer que la acción de Dios pasa por los más pequeños y humildes. María era una mujer joven y pobre de un pueblo muy pequeño del norte del país. Ella recibe el anuncio del ángel, que la sorprende pero que sabe reconocer la acción de Dios en el anuncio. Le dice sí a Dios. A diferencia de Zacarías el signo que pide María no parte de la incredulidad, sino de la necesidad de poner por obra las palabras del ángel.
El evangelista Lucas pone de manera consecutiva el anuncio a Zacarías y el anuncio a María para resaltar que la acción de Dios se manifiesta fuera del Templo, fuera del lugar sagrado, en medio de los pobres y abandonados, como lo es María triplemente excluida por ser mujer, por ser pobre y por ser joven. Y es en ese lugar de marginación y pobreza donde el proyecto de Dios para la humanidad va a fructificar, por medio del sí consciente de María y de todos los que se identifican con ella.
El niño que nacerá de María será el Salvador, el Mesías, un «Hijo de Dios». Dios se hace ser humano en la persona de Jesús para que siendo como él, los seres humanos seamos semejantes a Dios. Pero no lo hace en contra de la voluntad de los hombres. María, con su «sí» al proyecto de Dios, introduce a Jesús en la historia, haciéndose hombre pobre y creyente.
Adviento es tiempo de preparación, de espera de la fiesta de la Natividad, de la manifestación del Mesías. Participar de esta fiesta es asumir la misma dinámica de María que le dice sí a Dios, y la misma actitud de Dios que se hace pobre para nuestra salvación en la persona de Jesús de Nazaret.
REFLEXIÓN 2
En la primera lectura de hoy, leemos que David quiere construir un templo a Yahvé: “yo habito en una casa de cedro, y el arca de Dios habita bajo una tienda”. Pero un poco más lejos en el texto, vemos que Dios rechaza tal proyecto. “Tú me construirás una casa para que yo habite?”...
Dios no quiere dejarse encerrar en un templo de piedra. David le gustaría ofrecerle a Dios una residencia estable, un espacio sagrado, cuando el Señor quiere ser nómada con su pueblo, Él quiere acompañarlo por todos lados donde se encuentre.
El misterio de la Encarnación no es simplemente un aniversario de nacimiento. Es una invitación a compartir la vida misma de Dios en nuestra vida de todos los días.
La fiesta de navidad nos revela que el tiempo donde se buscaba a Dios sobre las cimas de las montañas, en las nubes, en los santuarios, en los ritos y los sacrificios ha terminado. Ha finalizado el tiempo de los zigurats, de los templos donde los hombres multiplicaban sus esfuerzos para llegar hasta Dios (cfr. La historia de la Torre de Babel). No somos nosotros quienes debemos subir para acercarnos a Dios, porque es Dios quien desciende y viene para habitar en nuestra casa.
En Navidad, celebramos el Dios que busca una morada. El contraste entre el proyecto de David y el de María resulta evidente. María recibe a Dios en su humilde casa de Nazaret y le permite habitar en ella. Ella llega a ser entonces la nueva Arca de la Alianza, el nuevo Templo de Dios.
San Pablo podrá escribir sin hesitación (sin duda) a los cristianos de Corinto: “…Acaso no saben que ustedes son el templo de Dios y que el Espíritu habita dentro de ustedes? El templo de Dios es sagrado, y ese templo, son ustedes!” (1 Cor 3,16-17).
En su evangelio, Lucas, utiliza la imagen de “la nube”, de “la sombra”, de la “shekinah”, signo de la presencia de Dios. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. En el libro del Génesis, al comienzo u origen de la creación, el Espíritu planeaba sobre las aguas con el fin de dar vida (Gen 1,2). El Espíritu que viene sobre María, el día de la Anunciación, engendra ahora una nueva creación.
En esta fiesta de Navidad, Dios busca un lugar para habitar. Esperemos que no estemos obligados a constatar que en nuestra casa, como en Belén, “no hay lugar para Él en la posada o el hotel”. Dios no quiere ser puesto aparte, estar encerrado en un lugar sagrado. El prefiere vivir en la confusión de nuestra vida cotidiana.
La venida de Dios no tiene nada « de visita oficial » como las visitas que hacen los grandes de este mundo y que viajan en secreto a Irak o a Afganistán, rodeados de centenas de soldados y con numerosos guardaespaldas. Estos dirigentes no tienen ningún contacto con la gente del pueblo que sufre a causa de la violencia, del miedo, de la angustia, por la penuria del agua, por la escasez de alimentos, de medicamentos y de electricidad. Cuando Él viene o llega en Navidad, Jesús no está rodeado de guardaespaldas y por grandes medidas de seguridad. Él entra en nuestra vida de manera clandestina y sin papeles. Él quiere estar cerca de nosotros para saber exactamente lo que pasa en nuestras casas (u hogares) y en nuestros corazones. Él no tiene necesidad de itinerarios predeterminados “por motivos de seguridad”.
Dios no huye, no le saca el cuerpo a las dificultades de la vida. Él es simplemente uno de nosotros. Él se hace invitar en nuestras casas, como lo hizo en casa de María. Nosotros podemos entonces conducirlo , llevarlo un poco por todos lados, en el verdadero mundo, particularmente llevarlo a casa de aquellos que sufren, a la casa de aquellos que tienen más necesidad de nuestra ayuda: los enfermos, las personas de edad avanzada, los jóvenes prisioneros en el mundo de las adicciones ( a las drogas, el alcohol, la violencia, los juegos, el sexo desaforado, la tecnología cibernética, etc), los que no tienen trabajo o empleo, los que no tienen hogar, las personas solas, etc.
Es esto lo que ha pasado (u ocurrido) en casa de María. Una vez que ella pronuncio su “fiat voluntas tua” (hágase tu voluntad), ella deja su pueblo y corre con premura hacia la casa de su prima Elizabeth quien también estaba encinta, y tenía necesidad de ayuda. María quería de este modo compartir su gran alegría de devenir (llegar a ser) el templo de Dios.
La liturgia de este cuarto domingo de adviento podría llamarse o titularse: “Dios busca una casa!” Lucas constata “Que no había lugar para ellos en la posada”…Y San Juan agrega: “El vino a casa de los suyos y los suyos no le recibieron”. En la morada de María, en la vida y persona de María, Dios ha encontrado una acogida calurosa: “Que se haga en mi según tu Palabra (o tu voluntad).
Esperemos que sea del mismo modo en nuestras casas, en nuestras vidas y en nuestras personas en esta fiesta de Navidad.
Dios de ternura y de amor,
te agradecemos por tu Palabra y
tu pan de vida
que acabamos de recibir.
Inspìranos la generosidad
para abrir espacios de acogida,
de escucha y de compartir
durante los días de preparación de la navidad.
Como tu lo has hecho por Maria,
prepara nuestros corazones para la venida de tu Hijo Jesus,
nuestro Salvador ahora y por siempre.
Amen.
REFERENCIAS :
Marcos Rodriguez en : http://feadulta.com
Pequeño Misal “Prions en Église”, edición quebequense 2011.