miércoles, 4 de abril de 2012

5 de abril del 2012: Jueves Santo de la Cena del Señor



L   E   C   T   U   R   A   S

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 12, 1-8.11-14



En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año: Decid a toda la asamblea de Israel: el diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año. Cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada al fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascual, el Paso del Señor. Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera al país de Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL
SALMO 115

R.- EL CÁLIZ DE LA BENDICIÓN ES LA COMUNIÓN CON LA SANGRE DE CRISTO

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.-

 Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R -

 Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos,
en presencia de todo el pueblo. R.-

 SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 11, 23-26

Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
—Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
—Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía. Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios

ACLAMACIÓN Jn 13,14
Os doy un mandamiento nuevo que os améis mutuamente como yo os he amado, dice el Señor.


 EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 13, 1-15


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:
—Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús le replicó:
—Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo:
—No me lavarás los pies jamás.
Jesús le contestó:
—Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Simón Pedro le dijo:
—Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo:
—Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." (Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios".)
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
— ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "El Maestro" y "El Señor", y decís bien, por que lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.

Palabra del Señor



Introducción:
Mucho más que un simple recuerdo

Después de la larga marcha de cuaresma (40 días sugeridos para la introspección, la oración, la reflexión y la conversión), esta misa en memoria de la Cena del Señor inaugura las grandes celebraciones que nos hacen entrar de una manera progresiva en la alegría de la mañana de Pascua. Durante 3 días, lo que celebramos en efecto, es el paso (pasaje) de Jesús de este mundo hacia su Padre.

“Sabiendo que la hora había llegado para Él de pasar de este mundo a su Padre, Jesús habiendo amado los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (otras traducciones dicen  los amó  hasta el final).

No se trata solamente de recordar, de hacer memoria de los últimos momentos de la vida de Jesús, sino de vivir ahora (en) este amor. En efecto, es hoy que nosotros somos amados.

Rememorar la Cena del Señor, es entonces mucho más que un recuerdo. Es vivir el misterio que celebramos para que se cumpla o realice por nosotros.

En la tarde del jueves santo, la última cena que Jesús tiene con sus discípulos no es una comida ordinaria. Es la comida de la PASCUA. El pueblo judío celebra su liberación. Para nosotros, la cena o comida del Señor es la comida de una nueva alianza. Por los gestos del pan y del vino, Jesús mismo se ofrece por la salvación del mundo. Al lavar los pies de sus discípulos, se hace el servidor de todos. El se postra de nuevo ante nos pies para amarnos hasta el final. Porque la hora ha llegado, tomemos asiento en la mesa con Jesús. Esta mesa es mucho más que un recuerdo.

Jacques Parent.
(Tomado del pequeño “Prions en Église”, edición quebequense, 2012).


Aproximación psicológica al texto del evangelio

Los contactos físicos y el servicio concreto


Uno podría reprocharle al evangelio de Juan de ser un evangelio individualista, centrado en la salvación de las personas tomadas una por una: “Aquel que viene a mi” (Jn 6,35), “Quien cree en Él…” (Jn 3,18), etc.

Se podría, en el mismo sentido, reprocharle a Juan el que nunca mencione la palabra comunidad (Iglesia) en su evangelio. Uno podría reprocharle sobretodo que reduzca la Eucaristía a una aproximación cuadradamente individualista, haciendo decir a Jesús: “Aquel que coma de este pan…Aquel que coma mi carne…” (Jn 6.51.56).

Con estos reproches en la memoria, es sorprendente ver como Juan aprovecha para presentar la última cena de Jesús y al mismo tiempo  la institución de la Eucaristía. A Juan le gusta utilizar el simbolismo y añade a esto una reflexión teológica. Además ha sido esta una bella  ocasión para dar rienda suelta a sus afectos.

Pero más  sorprendente aun es constatar que Juan no dice ni una sola palabra sobre la Eucaristía y su misterio sino que más bien nos presenta una escena de una gran sobriedad.

En la presentación que Juan nos hace de la cena del jueves santo, Jesús lava los pies de sus discípulos y les dice: ustedes han  (deben) de hacer lo mismo, y en una perspectiva de servicio.

Recibir la Eucaristía, es como comer el maná para poder continuar la ruta. Jesús mismo hace la comparación o aproximación a este suceso del A.T (Jn 6, 31-59). Pues  recibir la Eucaristía y no ir más lejos, es como recoger el maná en un recipiente: a la mañana siguiente, no hay nada bueno (cfr. Ex 16,20).

Es necesario entonces, que aquel que recibe la Eucaristía “produzca fruto” por su compromiso (Jn 15,16), de otro modo la Eucaristía se quedara sólo en una “comida que perece” (Jn 6,27).

Ahora, en nuestro texto, el compromiso eucarístico, el compromiso del jueves santo, es un compromiso con el servicio, con el amor manifestado en los contactos físicos y en un servicio concreto.

Al reflexionar sobre el sentido de estos contactos y de este servicio, Juan descubrirá más tarde al menos que se trata de  la realización de la salvación misma. “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos nuestros hermanos” (Jn 3,14), y no dice: sabemos que hemos sido salvados porque recibimos la Eucaristía.

Aquella tarde, más que el ritual de la eucaristía, lo que ha impresionado a Juan, es un gesto concreto, expresando el amor “no en palabras sino con actos” (I Jn 3,18), y esto lo que él retiene o conserva de Jesús y su mensaje: “Jesús ha dado su vida por nosotros; nosotros también, debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos”
(I Jn 3,16).

Acá no hay nada teológicamente complicado, ni nada de individualismo.

Ser cristiano, como dice Juan, es ser tocado por lo que Jesús ha vivido y comenzar a vivir como Él.


tomado y traducido del francés:
HÉTU. Jean-Luc. Les Options de Jésus.

Otra reflexión pasada en este mismo blog:


3 comentarios:

  1. P. Gustavo
    Al leer sus aportes para la reflexión me da alegria y con gratitud le digo que es una ayuda para quienes entramos al blog.
    Gracias por regalarnos tu inspiración y compartir el mensaje de la Palabra.Dios te regale vida y salud para continuar acompañándonos. Un abrazo H Teresa Correa.O

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  2. No se seleccionar el perfil por eso deje como anónimo pues las otras opciones no las entiendo.
    Teresa Correa.O

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  3. Gracias Hermana por sus comentarios...Es un trabajo que realizo con mucho amor, esperando pueda ayudar a muchas personas a nivel liturgico, espiritual y personal. Espero que haya vivido una buena y santa semana.

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Gracias por haber visitado mi blog, espero tus comentarios, reacciones y que continúes brindándome ideas y sugerencias para mejorarlo.
Gustavo Quiceno