“En esta época, cuando el principio del placer que domina
nuestra sociedad, y cuando la gente gasta todo tipo de tiempo, esfuerzo y
energía para eliminar la cruz del cristianismo y para escapar de las
realidades a veces duras y responsabilidades de la vida cristiana
madura, Kateri Tekakwitha se erige como un ejemplo heroico de cómo
integrar el misterio de la cruz con el misterio de la resurrección de
una manera que da honor y gloria a Dios y que garantiza un servicio de
amor a su pueblo”
(Monseñor Howard J. Hubbard, DD, Obispo de Albany,
Nueva York)
Intro:
Kateri Tekakwitha nos muestra que la santidad en nuestra gran asamblea de
los seguidores de Jesucristo (es decir, la Iglesia) no tiene rostro
determinado, ni exclusiva cultura o un solo color y raza.
Actualmente reconocida como beata, y después de casi 4 siglos desde su
nacimiento por fin será elevada a los altares por su Santidad Benedicto XVI el próximo
21 de Octubre en Roma.
El personaje indio y o la cultura india permanece en nuestra mente, en la mayoría
de los casos, con una imagen empobrecida y corta que nos ha sido transmitida por
las películas del oeste (o westerns) y hasta por canciones, donde el "apache" por
ejemplo es simple sinónimo de asesino sin piedad. Guerreros, salvajes, considerados
enemigos durante un gran periodo de la historia norteamericana (otros enemigos
de los estadounidenses han sido luego los rusos, los colombianos
narcotraficantes, los árabes y hasta los supuestos “extraterrestres”).
Es necesario una mirada detenida y profunda, una mística y espiritualidad
abierta para descubrir los valores indios presentes en cualquier pueblo
aborigen del planeta: la comunión con la naturaleza, el respeto al medio
ambiente, la búsqueda de la paz al interior de la comunidad, el referente
espiritual o religioso (comunicación y dialogo con los dioses, los antepasados
o ancestros), el orgullo o fiereza de la raza, la valentía y decisión en la
defensa de sus convicciones, la fidelidad a sus leyes y a sus raíces, etc.
Indudablemente tenemos mucho que aprender de los pueblos indios y hacer más
eco de sus virtudes y valores aprovechables para un mundo necesitado de nuestra
consideración, respeto y amor.
Por ello es digno resaltar la próxima canonización de esta bienaventurada
virgen mohawk (o iroquesa) llamada el
lirio de los Mohawks.
Nacida en 1656 en el actual Estado de New York. Kateri es la primera
amerindia de quien la Iglesia ha reconocido oficialmente los méritos y las
virtudes.
Una breve biografía:
Tekakwitha, Beata Kateri
El Lirio de los Mohawks, virgen
1656-1680 Fiesta: 17 de abril en Canada, 14 de julio en USA.
Los padres jesuitas recibieron de
San Ignacio, su fundador, la visión de hacer todo "para la mayor gloria de
Dios". Es por eso que se lanzaron a
tierras lejanas para evangelizar con gran amor y desprendimiento. En el siglo XVII los padres jesuitas tenían
misiones entre los indios desde Norte América hasta las regiones de Paraguay y
Argentina en el sur. Dos de estos
jesuitas son los santos Isaac Jogues y Jean de Lalande, quienes sufrieron el
martirio en manos de los indios en 1646 en Osserneon (Auriesville), New York
(Norte América).
La sangre de los mártires no fue
en vano. Diez años después del martirio, en 1656, nació en el mismo pueblo la
india Kateri Tekakwitha. Su madre, una india de la tribu Algonquin, ya había
acogido la fe cristiana cuando fue raptada por los Iroquois y casada con un
jefe Mohawk pagano.
Kateri quedó huérfana a los
cuatro años cuando sus padres y hermano murieron en la epidemia de viruela. Por
la misma enfermedad, ella quedó con la vista seriamente impedida y su cara
desfigurada. Kateri fue adoptada por sus
dos tías y su tío.
Su madre sin duda intercedía por
ella desde el cielo, porque Kateri, siendo una adolescente, aceptó la fe
católica en 1676 al encontrarse con el Padre misionero jesuita Jacques de
Lamberville.
-Fue bautizada a los 20 años de
edad el 18 de abril del 1676 en la misión de San Pedro, en Caughnawaga, Nueva
York.
Kateri pronto tuvo que sufrir por
su fe grandes abusos y rechazo por parte de familiares y de los otros indios.
La persecución fue tal que huyó de su pueblo, caminando unas 200 millas (320
km.) por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie, un pueblo cristiano cerca
de Montreal (Canadá), en 1677.
-Hizo su Primera Comunión el día
de Navidad de ese año en la misión de San Francisco, en La Prairie, Canadá.
Vivió con gran santidad, destacándose por su oración, penitencia y austeridad.
-En 1679 hizo voto de castidad,
dedicándose plenamente a Jesucristo. Era muy devota a la Eucaristía y a Jesús
crucificado.
-Murió el 17 de abril de 1680,
durante semana santa en Kahnawaké, Canadá, a la edad de 24 años. Pronto fue
venerada por su santidad y servido al prójimo. ¡Los caminos de Dios! Kateri,
quién, como su madre, sufrió tanto en manos de los Mohawks hasta tener que huir
de ellos, llegó a ser conocida como El Lirio de los Mohawks.
Muchos milagros se le atribuyeron
y en 1943 fue declarada Venerable por el Papa Pío XII
Beatificada por el Papa Juan
Pablo II en 1980.
El 19 de diciembre del año pasado,
un Decreto de la Congregación por la la Causa de los Santos reconoció un
milagro atribuido a su intercesión, lo que la hecho avanzar un poco más hacia
el camino de la canonización.
La fecha de su memoria litúrgica corresponde
al día de aniversario de su muerte.
Ella está enterrada en una tumba de mármol en la iglesia de Saint-Francois-Xavier, en Kahnawake, cerca de Montreal.
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Gustavo Quiceno