martes, 17 de abril de 2012

En memoria de Kateri Tekakwitha (+1680)




 “En esta época, cuando el principio del placer que domina nuestra sociedad, y cuando la gente gasta todo tipo de tiempo, esfuerzo y energía para eliminar la cruz del cristianismo y para escapar de las realidades a veces duras y responsabilidades de la vida cristiana madura, Kateri Tekakwitha se erige como un ejemplo heroico de cómo integrar el misterio de la cruz con el misterio de la resurrección de una manera que da honor y gloria a Dios y que garantiza un servicio de amor a su pueblo” 

                   (Monseñor Howard J. Hubbard, DD, Obispo de Albany, Nueva York)

Intro:
Kateri Tekakwitha nos muestra que la santidad en nuestra gran asamblea de los seguidores de Jesucristo (es decir, la Iglesia) no tiene rostro determinado, ni exclusiva cultura o un solo color y raza.

Actualmente reconocida como beata, y después de casi 4 siglos desde su nacimiento por fin será elevada a los altares por su Santidad Benedicto XVI el próximo 21 de Octubre en Roma.

El personaje indio y o la cultura india permanece en nuestra mente, en la mayoría de los casos, con una imagen empobrecida y corta que nos ha sido transmitida por las películas del oeste (o westerns) y hasta por canciones, donde el "apache" por ejemplo es simple sinónimo de asesino sin piedad. Guerreros, salvajes, considerados enemigos durante un gran periodo de la historia norteamericana (otros enemigos de los estadounidenses han sido luego los rusos, los colombianos narcotraficantes, los árabes y hasta los supuestos “extraterrestres”).

Es necesario una mirada detenida y profunda, una mística y espiritualidad abierta para descubrir los valores indios presentes en cualquier pueblo aborigen del planeta: la comunión con la naturaleza, el respeto al medio ambiente, la búsqueda de la paz al interior de la comunidad, el referente espiritual o religioso (comunicación y dialogo con los dioses, los antepasados o ancestros), el orgullo o fiereza de la raza, la valentía y decisión en la defensa de sus convicciones, la fidelidad a sus leyes y a sus raíces, etc.

Indudablemente tenemos mucho que aprender de los pueblos indios y hacer más eco de sus virtudes y valores aprovechables para un mundo necesitado de nuestra consideración, respeto y amor.

Por ello es digno resaltar la próxima canonización de esta bienaventurada virgen mohawk (o iroquesa)  llamada el lirio de los Mohawks.

Nacida en 1656 en el actual Estado de New York. Kateri es la primera amerindia de quien la Iglesia ha reconocido oficialmente los méritos y las virtudes.


Una breve biografía:

Tekakwitha, Beata Kateri
El Lirio de los Mohawks, virgen
1656-1680 Fiesta: 17 de abril en Canada, 14 de julio en USA.


Los padres jesuitas recibieron de San Ignacio, su fundador, la visión de hacer todo "para la mayor gloria de Dios".  Es por eso que se lanzaron a tierras lejanas para evangelizar con gran amor y desprendimiento.  En el siglo XVII los padres jesuitas tenían misiones entre los indios desde Norte América hasta las regiones de Paraguay y Argentina en el sur.  Dos de estos jesuitas son los santos Isaac Jogues y Jean de Lalande, quienes sufrieron el martirio en manos de los indios en 1646 en Osserneon (Auriesville), New York (Norte América).

La sangre de los mártires no fue en vano. Diez años después del martirio, en 1656, nació en el mismo pueblo la india Kateri Tekakwitha. Su madre, una india de la tribu Algonquin, ya había acogido la fe cristiana cuando fue raptada por los Iroquois y casada con un jefe Mohawk pagano.

Kateri quedó huérfana a los cuatro años cuando sus padres y hermano murieron en la epidemia de viruela. Por la misma enfermedad, ella quedó con la vista seriamente impedida y su cara desfigurada.  Kateri fue adoptada por sus dos tías y su tío.

Su madre sin duda intercedía por ella desde el cielo, porque Kateri, siendo una adolescente, aceptó la fe católica en 1676 al encontrarse con el Padre misionero jesuita Jacques de Lamberville.

-Fue bautizada a los 20 años de edad el 18 de abril del 1676 en la misión de San Pedro, en Caughnawaga, Nueva York.

Kateri pronto tuvo que sufrir por su fe grandes abusos y rechazo por parte de familiares y de los otros indios. La persecución fue tal que huyó de su pueblo, caminando unas 200 millas (320 km.) por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie, un pueblo cristiano cerca de Montreal (Canadá), en 1677.

-Hizo su Primera Comunión el día de Navidad de ese año en la misión de San Francisco, en La Prairie, Canadá. Vivió con gran santidad, destacándose por su oración, penitencia y austeridad.

-En 1679 hizo voto de castidad, dedicándose plenamente a Jesucristo. Era muy devota a la Eucaristía y a Jesús crucificado.

-Murió el 17 de abril de 1680, durante semana santa en Kahnawaké, Canadá, a la edad de 24 años. Pronto fue venerada por su santidad y servido al prójimo. ¡Los caminos de Dios! Kateri, quién, como su madre, sufrió tanto en manos de los Mohawks hasta tener que huir de ellos, llegó a ser conocida como El Lirio de los Mohawks.

Muchos milagros se le atribuyeron y en 1943 fue declarada Venerable por el Papa Pío XII

Beatificada por el Papa Juan Pablo II en 1980.

El 19 de diciembre del año pasado, un Decreto de la Congregación por la la Causa de los Santos reconoció un milagro atribuido a su intercesión, lo que la hecho avanzar un poco más hacia el camino de la canonización.

Kateri Tekakwita murió un día como hoy el 17 de abril de 1680 a la edad de 24 años.



La fecha de su memoria litúrgica corresponde al día de aniversario de su muerte. 

Ella está  enterrada en una tumba de mármol en la iglesia de Saint-Francois-Xavier, en Kahnawake, cerca de Montreal.





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Gustavo Quiceno