No nos atañe a nosotros dominar todas las
mareas del mundo, sino hacer lo que está en nuestras manos por el bien de los
días que nos ha tocado vivir, extirpando el mal en los campos que conocemos, y
dejando a los que vendrán después una tierra limpia para la labranza.
El retorno del Rey
El Señor de los Anillos, J. R. R.
Tolkien.
"Esta es una historia sencilla, pero no
es fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor. Y, como una fábula, está llena
de maravillas y de felicidad "
(Frase traducida de la película “La vida es bella”
de Roberto Benigni).
“La experiencia no es lo que hace o lo
que le ocurre a un hombre sino lo que éste hace con lo que le ocurre”
(adaptación de una frase de Aldous Huxley).
LECTURAS:
PRIMERA
LECTURA
LECTURA
DEL LIBRO DE JOB 7,1-4.6-7
Habló Job
diciendo:
--El
hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un
jornalero. Como el esclavo suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el
salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al
acostarme pienso: ¿cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar
vueltas hasta el alba. Mis días corren más que la lanzadera y se consumen sin
esperanza. Recuerdo que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más dicha.
Palabra de
Dios
SALMO
RESPONSORIAL
SALMO 146
R.- ALABAD
AL SEÑOR QUE SANA LOS CORAZONES DESTROZADOS.
Alabad al
Señor, que la música es buena;
nuestro
Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor
reconstruye Jerusalén,
reúne a
los deportados de Israel. R.-
Él sana
los corazones destrozados,
venda sus
heridas.
Cuenta el
número de las estrellas,
a cada una
la llama por su nombre. R.-
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su
sabiduría no tiene medida.
El Señor
sostiene a los humildes,
humilla
hasta el polvo a los malvados. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE
LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 9, 16- 19.22-23
Hermanos:
El hecho
de predicar no es para mi motivo de soberbia. No tengo más remedio y, ¡ay de mí
si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo
sería mi paga. Pero si lo hago a pesar mío es que me han encargado este oficio.
Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio,
anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación de esta
Buena Noticia. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me
he hecho todo a todo, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por
el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Palabra de
Dios
ALELUYA Mt
8, 17
Cristo
tomó nuestras dolencias. Y cargó con nuestras enfermedades
EVANGELIO
LECTURA
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1, 29-39
En aquel
tiempo, al salir Jesús de la Sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón
y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús
se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a
servirles.
Al
anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La
población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos
males y expulsó a muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les
permitía hablar.
Se levantó
de madrugada, se marcho al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus
compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:
--Todo el
mundo te busca.
Él les
respondió:
-- Vámonos
a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso
he venido.
Así
recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.
Palabra
del Señor
A guisa de introducción:
Dios no es el autor del mal…Ante tanta maldad como Jesús somos invitados a trabajar por el bien
En nuestro mundo y sociedad de hoy, quizás uno de los factores que más impide a las personas de creer en la existencia de Dios sea la persistencia del mal, las huellas del sufrimiento, la presencia u obra del pecado y la muerte.
Se hace eco continuamente a lo que dijeron filósofos y o pensadores existencialistas en su momento, pesimistas (ante Dios) como Sartre u optimistas (frente al hombre) como Albert Camus que dijeron: “ si Dios existiera no habría tanta maldad ni tanto sufrimiento en el mundo”.
Se piensa así porque erróneamente aun muchos creen que Dios es el autor del mal, que es Él quien genera la violencia, que es Él quien provoca la injusticia…
Dios solo quiere la felicidad del hombre, su desarrollo, su alegría, su progreso.
Es en la estructura humana social donde se ha de descubrir el origen del mal, si el mundo está como está, la culpa no es de Dios, es de una libertad y una inteligencia mal administradas por el mismo ser humano desde el comienzo del mundo y o la creación…Es ello lo que siempre ha querido mostrarnos los primeros 11 capítulos del Génesis donde se nos narra la creación del mundo y del hombre, la primera caída, la maldad del mundo en los tiempos de Noel.
Dios siempre respeta la libertad del hombre y raras veces intervendrá (de ahí el milagro) cambiar o para detener el curso de las cosas.
Quizás por ello desconcierta tanto la novela de Job en el Antiguo Testamento. Aquí Dios permite al espíritu del mal (el diablo) enconarse contra su santo fiel, sembrando en su vida y su familia, la muerte, la enfermedad y la destrucción…Y Dios no aparece, no actúa, no interviene (por un gran lapso de tiempo) para defender a su creatura…A pesar de todo, Job persiste incólume, confiado en las promesas del Señor, se deja hacer, porque tiene la plena confianza que al final triunfará el Bien , es decir que Dios se manifestará en su favor.
Así que hay que ser claros sobre la intención del libro y todos los relatos de Job, no se pretende mostrar que Dios sea el autor del mal, no, todo obedece a maniobras del espíritu maligno (representado en Satán o el diablo) que está decidido a poner a prueba al hombre de fe y buscar hacerle desistir de su ilusión de salvación (fe y esperanza) en Dios.
(Para ampliar mas sobre las enseñanzas del libro de Job visitar el siguiente sitio:
En el evangelio vemos a Jesús que se hace o se presenta cercano o a los enfermos.
Jesús ha sanado o curado un cierto numero de enfermos o aprisionados por el mal para darnos una señal y revelarnos la venida del Reino de Dios en nuestro mundo con frecuencia ciego, sordo y paralizado (al estilo Shakira, je,je).
Jesús nos enseña así que Dios no manda la enfermedad y que ella tampoco es un castigo.
Las sanaciones o curaciones realizadas por su Hijo son una revelación de Dios que combate las diversas formas del mal que toca a los humanos, en su cuerpo y en su alma. Cerca de ellos, Él les ofrece la vida que no conoce ya más de sufrimiento y de muerte. Su presencia discreta no puede reconocerse sino por la fe (un don, una gracia, un regalo a pedir), esta segunda mirada sobre Dios y sobre la existencia humana.
Jesús va inclusive hasta identificarse con el enfermo: “yo estaba enfermo, y ustedes me visitaron” (Mateo 25,36). La persona enferma es como un sacramento de la presencia de Cristo resucitado. No es esto también una Buena Noticia (evangelio) para aquellos que sufren y por quienes están bien (o sanos?) de momento?
Esto es una invitación que empuja e invita a ir hacia quienes sufren pruebas (de diversa índole por el sufrimiento, la enfermedad, la vejez…,) para reconfortarlos y decirles que ellos tienen un gran lugar, una plaza al interior de la comunidad cristiana y de la sociedad.
Es por medio de cada uno de nosotros que Jesús Resucitado va a su encuentro para hacérseles presente, estar cerca de ellos y ayudarles a vivir. Así nuestra presencia puede ayudarles a curarse.
Aproximación psicológica del evangelio
Poder y oración:
Marcos insiste más que los otros evangelistas acerca de la reticencia o el rechazo de Jesús a ser remarcado y apreciado a causa de sus poderes de sanador (no curandero). Jesús es evidentemente consciente de sus poderes y los utiliza con frecuencia, a veces de manera espontánea u otras se hace el de rogar.
Pero lo que le preocupa, es la interpretación que pueda hacerse de sus poderes (tu eres entonces el Mesías), las esperanzas que ello puede suscitar en los patriotas (ahora, libera a Israel de los romanos) y el izquierdismo que estos malentendidos desencadenarían en referencia a sus intuiciones de fondo (enseñarle al hombre a liberarse en profundidad antes que de conducirle a un golpe de fuerza nacionalista de inspiración dudosa).
En este sentido se puede comprender el versículo 34 (“Él no dejaba hablar a los demonios porque estos le conocían”): algunas personas intuían que Jesús era el Mesías, el liberador, pero Jesús no quería ser identificado como tal, ya que su titulo estaba demasiado asociado a una idea de poder, de supremacía.
Es solamente, cuando esté alejado este peligro de ser conducido por la marea del poder, que Jesús se presentara abiertamente como el Mesías. Pero para ello será necesario esperar hasta el final de su vida pública, después de su arresto (Marcos 14,60-62).
El ser humano experimenta (siente) una cierta exaltación o entusiasmo a la hora de utilizar (hacer consciencia del poder concerniente a él) su poder, no importa bajo cual forma: física, intelectual, sexual, política, financiera, social…Pero Jesús había decidido no sumergirse o adentrarse en una experiencia de poder, con el fin de permanecer abierto tanto a las exigencias de su recorrido espiritual como a las posibilidades abiertas cotidianamente por los eventos (sucesos o noticias).
Porque sí el poder puede enceguecernos, hacernos egoístas, insensibles, desentendidos del sufrimiento de los otros, alienarnos…De ahí se comprende por qué la importancia de los votos consagrados de la pobreza, la castidad y la obediencia que hay que entenderlos mas como medios para acrecentar la humildad, posibilitar la disponibilidad y vivir el desprendimiento por los otros.
Como nosotros, en consecuencia, Jesús ha experimentado la resistencia ante el llamado de esta invitación a la exaltación o entusiasmo por el poder, ha debido retroceder ante sus ideas fantasiosas de poder y supremacía.
Es este el sentido profundo del relato de las tentaciones y es quizás también la experiencia que se perfila bajo el versículo 35: “en la mañana, cuando aun era oscuro, Jesús se levanta, sale y se va hacia un lugar desierto; y allí Él ora”).
No tenemos ningún motivo o razón para negar que Jesús haya podido vivir una oración de gratuidad, de alabanza, de simple presencia ante Dios como la vivirán seguidamente las comunidades contemplativas. Pero por el contrario, tenemos algunas razones para pensar que su oración fue un camino de integración a partir de las necesidades de sus vivencias: necesidad de detenerse (parar), de distanciarse, de clarificación, de reflexión, de decisión…Todo esto vivido en presencia del Padre y en estado de receptividad filial de cara a Él.
Esta oración aflora en ciertos momentos claves del evangelio, y es normal que la haga de igual manera quienes hemos decidido marchar tras sus pasos.
UNA PRIMERA REFLEXIÓN:
Vale decir que como todos los domingos la Palabra de Dios se presta para profundizar en más de un tema. Y el predicador siempre buscara aplicar esa PALABRA liberadora, creadora y creativa en su comunidad, de acuerdo a las circunstancias y la realidad que se vive.
Me parece a mí que además de la idea ya esbozada sobre el poder liberador y sanador de Jesús, podríamos ampliar nuestra reflexión acerca de la invitación que Jesús nos hace a reaccionar ante el mal (Él nos muestra el modo: curando, siendo discretos, humildes, ORANDO). Un buen cristiano no se queda con los brazos cruzados, ante el sufrimiento el discípulo de Jesús por su fe y con su fe: sana, consuela, alimenta, sacia la sed de cualquier índole, transmite fuerza, coraje, da sentido a la vida…)
Pero además el evangelio precisa los lugares donde se ejerce esa liberación y podríamos profundizar en la manera como se manifiesta esa fe, esa esperanza en tales medios…
. En el ambiente religioso y de asamblea de fe (la sinagoga, el templo o la iglesia).
2. El medio familiar (cura a la suegra de Pedro en la casa de ellos)
3. La realidad socio-politica de trabajo o escolar (Jesús sana muchas personas en la entrada a la ciudad).
4. La intimidad o la soledad (lugar interior de cada persona. El encuentro en la oración con Dios para recargar baterías, silenciarse, cerrar los ojos para ver…)
Entonces comenzaré por decir que a veces nombramos o hacemos referencia a otro texto diferente de los leídos para introducir nuestra reflexión, homilía (charla familiar).
Yo comenzare por citar este versículo del salmo 51: “Él no se adormece, no duerme el Guardián de Israel”. Este salmo nos muestra a Dios ocupado de su pueblo y siempre dispuesto a tenderle una mano de ayuda en todas las circunstancias que lo agobian sea en la noche o en el día.
Es seguro que a muchos no les suena o parece real este salmo, no se ve mucho a Dios obrando en este bajo mundo. Pero al contrario si le vemos obrando –actuando en el relato que acabamos de leer, constatamos que Jesús toma el relevo. Jesús en este texto cumple todas las funciones destinadas a Dios en el salmo. El realiza (lleva a su cumplimiento la obra del Padre).
Ustedes adivinan fácilmente que yo terminaré por decir que si nos esforzamos por imitar a Jesús nosotros llegaremos a ser a nuestro turno cercanos a Dios y seremos elevados como Jesús a la función de Hijos de Dios. Es así como Jesús va asociarnos a su propio destino y nos hace participar desde ahora en su resurrección. En efecto, sin que uno se dé cuenta, este pasaje esta ubicado acá bajo el signo de la resurrección.
Este comienza por el relato de la curación de la suegra de Pedro. Ella tiene fiebre, Jesús la sana, no hay nada de espectacular en esta curación (o sanación) y uno no comprendería porqué este pequeño milagro seria reportado si no fuera para volver a sacar y destacar un elemento que se deja ver claramente a través de los términos utilizados. Estas son palabras habitualmente reservadas a la descripción de la resurrección. Se dice que ella estaba acostada y no que estuviera en cama. Estaba extendida, como lo están los muertos (y no siempre, pues en África muchas etnias entierran sus difuntos sentados como el caso de los Mafa de Camerún con quienes viví). Y no se dice que Jesús la haya sanado, pero si que la hizo levantarse, y la expresión “hacer levantarse” designa con frecuencia en el evangelio la acción de RESUCITAR! Este relato anodino de la curación de esta mujer es muy conocido (de hecho es de los evangelios que mas se lee a la hora de la liturgia de la misa, a lo largo del año en sus diferentes versiones), pero aparte de que este se haya prestado para hacer ciertos chistes flojos o malintencionados, éste no tiene que el solo interés de ubicarlo, lo mismo que a los otros relatos de sanación que seguirán bajo el signo de la RESURRECCION. Cuando Jesús interviene en la existencia de alguien es para hacerle pasar de una situación de muerte a una situación de vida, es esto la resurrección.
Sin que se digan las cosas, se nos permite percibir que todas las relaciones que Jesús establece con los seres humanos están ubicadas dentro de esta dimensión de la resurrección que llega a ser la realidad profunda de su ministerio.
La resurrección toma entonces su sentido verdadero que no designa solamente el hecho de sobrevivir a nuestra propia muerte sino que también es en efecto (el hecho) de vivir desde ahora la realidad de la presencia de Jesús a nuestro lado. De ahora en adelante este será el primer aspecto de la resurrección.
Para ser "resucitados" es necesario ser liberado de todo lo que nos lleva a la muerte. Tenemos acá toda una serie de acciones liberadoras de Jesús. Estas acciones han tenido lugar en plena noche y la muchedumbre (gran cantidad de gente) está presente. Toda la ciudad esta ahí, y esto para decir que todos y a cada uno les (nos) concierne. La noche no es solamente la ausencia del día, es también la ausencia de esperanza, la noche significa la incapacidad que se tiene de ver los sucesos que vendrán, la noche no es solamente física es también espiritual. Ella designa esta situación que provoca (o hace) que todos los fantasmas, todos los demonios se muestren alegres y se comporten como si Dios no tuviera ningún poder sobre ellos.
En la sociedad antigua, como en nuestro inconsciente, la noche esta poblada de elementos hostiles a los hombres. Ella es percibida como un momento donde Dios pareciera suspender su vigilancia y deja la plaza libre a las fuerzas negativas. Es en este mundo terrible y o peligroso para el hombre donde Dios pareciera estar ausente que Jesús interviene, como para decir que no hay dominio donde la enfermedad o las fuerzas hostiles a los hombres puedan tomar un lugar…El evangelio de Marcos nos dice que Jesús ha venido a instaurar la resurrección en el dominio de la muerte y restablecer una relación con Dios que parecía interrumpida.
Qué pone obstáculo a estas relaciones? Bien entendido que son los demonios y la enfermedad. En el contexto del evangelio, los demonios no son personalizados, ellos son puestos en el mismo rango que la enfermedad, en la cual la ausencia (o falta- dificultad) de sanación nos hace dudar de Dios. A veces, nosotros atravesamos por sucesos tan terribles que nuestra razón no puede sobrellevarlos o superarlos sin poner a Dios adelante o presente. Son estos eventos o sucesos que hemos de poner en la misma línea o en el rango de los demonios con los cuales Jesús libra un combate sin parar.
Nosotros dudamos de Dios, cuando tenemos el sentimiento o sensación de que el peso del destino es demasiado pesado y concluimos entonces que Dios debe ser impotente por haber tolerado cualquier cosa muy injusta. Y peor, si Él no es impotente, entonces es que es permisivo o que no tiene nada por hacer por criaturas tan insignificantes como nosotros. Este sentimiento de indiferencia o de total abandono es insoportable, puesto que no tenemos la fuerza para enfrentarnos al destino totalmente solos. Nos sentimos encerrados o rodeados por una noche espesa, condenados a sufrir un destino que no controlamos o dominamos.
Es en esta noche espesa que Jesús se mantiene erguido. Es ahí que los discípulos le encuentran aunque todavía esté oscuro. Ellos le dicen la angustia de la humanidad y Jesús responde que Él esta ahí para consolarlos, y darles seguridad. Jesús saliendo de la noche para orar quiere decir que mientras la humanidad dormía, Jesús velaba.
De este modo, Él da una primera respuesta a nuestras angustias. Cuando tenemos miedo, Él esta ahí y Él ora, es su manera (la suya) de mostrarse y o ser eficaz.
Jesús responde a aquellos que le buscan y cuestionan. Él les dice: “VAMOS A OTRO LADO”. Este “otro lado u otra parte” toma una grande importancia, porque este “otro lado” no es ahí (o el lugar) donde ellos le esperan. Para ellos la presencia eficaz de Jesús será de detener, hacer cesar lo que no esté bien. Ellos esperan un milagro o un consuelo. El milagro es del orden de confort inmediato como lo haría un medicamento que apenas una vez administrado suprimiría el dolor. La posición de Jesús no es esta. Ella está en otro lado.
Los hombres desean que al intervenir Él corrija las anomalías de las cuales somos victimas. Y no es exactamente eso lo que surge o se produce. A pesar de nuestras oraciones, nuestras angustias continúan, subsisten, las enfermedades perduran y en ocasiones nos llevan a la muerte. Dios no quiere pasar su tiempo corrigiendo lo que esta mal en el mundo. Él se niega a ser el Dios providencia (el dios tapahuecos) que responde a todas nuestras necesidades humanas en cantidad. Jesús orienta sus miradas hacia “otra parte” “otro lugar”, hacia donde ellos todavía no han volteado (o tornado) sus ojos. Este “otro lugar”, lo hemos designado al comienzo de esta reflexión, es el evento de la RESURRECCION.
La resurrección se ha manifestado en el momento que Dios, en la persona de Jesús ha aceptado de hacer recaer sobre Él todas las maldiciones de los hombres para portarlas (cargarlas) y asumirlas en su muerte. Su presencia dentro de nosotros implica entonces LA RESURRECCION.
Gracias a ella, nosotros superamos nuestros propios sufrimientos, sabiendo que Dios ha puesto en nosotros suficiente energía para superarlos y para hacer que ellos no sean más obstáculo para nuestra fe y nuestra esperanza. La RESURRECCION es poder o potencia de Dios en nosotros.
Dios no destruye, como por el efecto de una poción mágica todos nuestros bloqueos pero Él pone suficiente energía en nosotros para que los superemos, ya que Dios cree en el ser humano y en su capacidad de superación. El hace la apuesta que si nosotros confiamos en Él nosotros sobrellevaremos por nosotros mismos todo lo que nos hace sufrir. Esto no impide sin embargo de poner regularmente sobre nuestra ruta signos efectivos de su poder. Él nos da referencias o signos y se permite hacer mismo milagros. Ellos actúan en nosotros como el pan y el vino de la eucaristía que no se pudren físicamente pero que nos dicen o revelan la presencia real de Dios en nuestra existencia.
REFLEXIÓN (2)
“La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios”
En el evangelio del anterior domingo, Marcos subrayaba dos de los aspectos más importantes de la actividad de Jesús: su enseñanza y sus sanaciones. Hoy, él menciona de nuevo estos dos elementos y agrega todavía un tercero: la oración. Jesús es el hombre para los otros, pero también es el hombre de la oración. En contacto con su Padre, cultiva su jardín secreto para no ser arrastrado por la tentación del triunfalismo, del poder y de la manipulación. La oración la tiene muy presente y acompaña todas sus actividades.
Jesús ha venido a “evangelizar”, o como lo subraya el texto: “proclamar la Buena Noticia”. Para Él, evangelizar no es hacer propaganda o proselitismo, o reclutamiento.
La evangelización no busca “llevar la gente a la iglesia” o “convertir los paganos”, no es tampoco una cruzada ni una tentativa de recuperación. Evangelizar es comunicar, poner en el centro de la vida de la gente, la esperanza fundada sobre el amor que Dios nos tiene. Evangelizar es anunciar esta Buena Nueva: Dios nos ama, la vida tiene sentido, la muerte no es más que un momento de transición.
Saber acompañar sin juzgar, ayudar sin cuestionar, hacer presencia para el enfermo, acompañar al herido, al acusado, al condenado, al rechazado, al marginado o echado por tierra…
Para Marcos como para los demás evangelistas, la evangelización de Jesús está siempre acompañada de Promoción Humana. La preocupación de Señor por los enfermos, los abandonados por cuenta de los otros, los rechazados de la sociedad es constante en todos los relatos evangélicos. El dona movimiento al paralitico, reintegra a los leprosos a su comunidad respectiva, sana a la mujer que sufre hemorragia, el hombre con la mano seca, la hija de la mujer siro-fenicia, al epiléptico, al ciego de Jericó, al servidor del Centurión romano. Él resucita a la Hija de Jairo y a su amigo Lázaro, Él vuelve a dar un sentido a la vida de María Magdalena la prostituta, a la de Zaqueo el publicano, a la de la mujer adultera condenada a ser lapidada, a los leprosos rechazados y echados afuera de la ciudad, a la samaritana que tenia 6 maridos, a la del ladrón condenado a morir crucificado con Él, etc.
Evangelizar, es hacer renacer la esperanza al interior de aquellos que sufren, que son etiquetados y condenados por los demás. Es lo que Jesús ha hecho en su vida y su acción y no se limita solo al espacio religioso! Jesús circula en el mundo verdadero, con sus sufrimientos, sus soledades, sus injusticias, sus violencias. Es el terreno que Él escoge para proclamar la Buena Noticia del amor de Dios y la esperanza de un mundo mejor.
Por sus palabras y sus gestos, Jesús recuerda que Dios es aquel “que secara toda lágrima de nuestros ojos”, y la muerte no existirá más. No habrá más lágrimas, gritos ni penas, porque el mundo antiguo se ha ido. Aquel que esta sobre el Trono declara: he aquí, que yo hago nuevo al universo” (Apocalipsis 21, 4-5).
San Marcos nos presenta una jornada típica de Jesús como un ejemplo a seguir. Nosotros no tendremos el poder de sanar, pero todos podemos sentir y o tener compasión, estar presente cerca de aquellos que sufren, escuchar aquellos que viven en soledad, acoger, tender la mano. En un mundo herido por tantas violencias, miserias y sufrimientos, se hace urgente encender una pequeña llama en el corazón de la noche. Y como dice un viejo adagio francés: “mas vale encender una pequeña llama en la oscuridad que maldecir las tinieblas”.
Estamos invitados hoy, al ejemplo del Señor Jesús, a hacer renacer la esperanza, a volver a encender la lámpara que vacila, a volver a dar gusto de vivir y de continuar el camino a aquel que se siente fatigado o abatido. Es necesario saber poner la mano sobre la espalda de aquel que sufre, saber acompañarlo sin juzgar, ayudarle sin cuestionarlo, estar presente ahí para el enfermo, el herido, el acusado, el condenado, al caido por tierra…
“Jesús hizo levantar a la suegra de Pedro tomándola por la mano”. Y sobre la cruz, justo antes de morir, dirá al ladrón crucificado con Él: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Oración final
Te alabamos y te agradecemos
Dios Padre nuestro.
En esta Eucaristía,
tu Hijo Jesús se hace cercano a nosotros.
Que Él nos cure de todas nuestras enfermedades,
las del cuerpo y las del alma,
y que Él nos ponga de nuevo en pie.
Así , iremos a testimoniar
tu amor que es compasión y ternura.
Te lo pedimos, a Ti la fuente de toda vida,
Ahora y por los siglos de los siglos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
2. HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus
Y diversas fuentes...