viernes, 4 de enero de 2013

Humberto Eco, el autor italiano de « EL NOMBRE DE LA ROSA », cumple hoy 5 de enero 81 años.

5 de enero de 1932,  Italia

"Habiendo llegado al final de mi pobre vida de pecador, mi cabello ahora blanco, me dispongo a dejar en este pergamino mi testimonio acerca de los asombrosos y  terribles acontecimientos que presencié en mi juventud a fines del año de  Nuestro Señor de 1327. Que Dios me conceda la sabiduría y la gracia  para dar fiel testimonio de los hechos que acontecieron en una lejana  abadía del norte oscuro de Italia. Abadía cuyo nombre parece prudente  cubrir con un piadoso manto de silencio."

(Comienzo de “En el Nombre de la Rosa” de Humberto Eco)




Hace 32 años, un versátil profesor de semiótica y versado sobre todo en los estudios medievales, hijo de un padre contable y un tatarabuelo tipógrafo, fumador de pipa y amante del whisky, publicaba en Italia , bajo un título  enigmático, una novela policiaca con mezcla de mística y semiología,  que habría de marcar la historia de la literatura contemporánea por su increíble suceso: historia de asesinatos en 1327 en una abadía benedictina, “EL NOMBRE DE LA ROSA” , relato que sobre el papel no tenía nada,  y  por tanto ninguna  posibilidad de llegar a ser un Best Seller probable.

Gracias a la película de cine que Jean-Jacques Annaud adopta con base al libro, EL NOMBRE DE LA ROSA llegaría a cautivar a millones de lectores en cerca de 50 lenguas (yo me incluyo ahí dentro).

32 años después, Humberto Eco ha llegado a ser un escritor mediático a quien se le rinden honores en el mundo entero.

Todos sus libros han tenido un éxito y boom extraordinario. Eco ha logrado seducir a la vez el público y a la crítica desmitificadora  de la cultura sabia (intelectual)  o “sabionda”, haciéndola accesible a todo el mundo. Como Historiador de la Edad Media, ensayista, semiólogo o crítico de la cultura de masa, este pensador pluralista le place a sus colegas y nos causa simpatía a todos…

Personalmente en 1988 vi por primera vez la película  que había salido en 1986. A pesar que en aquel momento cursaba estudios para sacerdote y muy imbuido en el ambiente eclesial católico, que por cierto sale muy mal librado en el filme, pude comenzar a hacer un análisis crítico de la historia de la Iglesia, a preguntarme sobre el concepto VERDAD y de alguno u otro modo sobre el sentido de la vida consagrada y misionera…

Después tuve la grata e inolvidable experiencia de leer el libro en 1994 y como ocurre con pocas películas basadas en libros, personalmente considero que la película fue una aceptable adaptación, bien lograda por la dirección , la realización y la intervención de los actores, entre ellos: Sean Connery, Christian Slater y Ron Pearl… Aunque siempre será más enriquecedor y creo más conveniente leer primero el libro y después ver la película en la que se basa…

Para hacer homenaje al egregio escritor italiano de cumpleaños (81) en este día, pues nació un 5 de enero pero de 1932…les dejo un video sobre su vida , obra y pensamiento,  luego un audio sobre el análisis de su libro más renombrado y finalmente una entrevista puntual donde amplia detalles sobre su best seller…si de la obra que ha logrado vender más de 15 millones de copias desde su aparición en 1980: EL NOMBRE DE LA ROSA.







ENTREVISTA A UMBERTO ECO  (2005)

Y así le puse nombre a la rosa

ANTONIO GNOLI.

Hace 25 años, Umberto Eco publicó "El nombre de la rosa", libro apasionante y erudito que recorre, a modo de novela policial, los problemas filosóficos centrales de la Edad Media. En esta charla, responde preguntas frecuentes: ¿cómo explicar la popularidad de una obra con profusos, intraducidos párrafos en latín?, por ejemplo. Además, cuenta algunos secretos del libro y muestra los dibujos que bocetaron y dieron forma y nombre al fenómeno de esa rosa.

Hace veinticinco años, pocos habrían imaginado que una novela cargada de ironía y de doctrina, sorprendente en su amplitud y erudición, a mitad de camino entre lo teológico y lo policial, se convertiría en lo que todo escritor espera que suceda pero no confiaría ni siquiera a su mamá: el sueño de 15 millones de ejemplares.

El nombre de la rosa fue eso. Pero también otra cosa, agregaría. Tratemos de imaginar al autor. Un señor de cincuenta años que un buen día decide dedicarse a la narrativa y lo hace de la manera más arriesgada. ¿Qué lector tendrá la voluntad penitencial de leer una crónica medieval novelada, salpicada sí de delitos e intrigas, pero también llena de difíciles citas en latín y controversias teológicas? Tiene que estar un poco loco este semiólogo, de cierta fama internacional, para ambientar su historia en la primera mitad del siglo XIV y elegir como lugar de la acción una abadía aislada, atrincherada en las pendientes de una montaña del norte de Italia.

Cuando no enseña en la universidad, cuando no toca la flauta dulce, o cuando no inventa divertidos juegos de palabras, se encierra en una austera biblioteca donde compulsa tratados medievales, crónicas de herejes, libros sobre historias menores y desconocidas. Se ha dado cuenta de que la experiencia a la que quiere dar cuerpo y alma es más compleja de lo que imaginaba. Y pensar que todo nació como una broma, un desafío, un pasatiempo, una parodia. Ahora descubre que para contar no basta con la fantasía, no basta con su bella tesis sobre Tomás de Aquino. Hacen falta paciencia, escrúpulo, preparación. Se siente como un atleta que cambia de especialidad. La empresa le da resultado. Ocho meses después de la publicación del libro, exactamente el 9 de julio de 1981, El nombre de la rosa, gana el premio Strega. Es un reconocimiento que consagra un libro que ya vendió 300 mil ejemplares y está a punto de convertirse en un caso mediático de proporciones monstruosas. Más tarde aprendimos a conocer el talento narrativo de ese profesor, y la rara capacidad de hacer convivir felizmente al estudioso y al novelista. No obstante, pasados veinticinco años subsiste el misterio del hombre que supo darle el nombre justo a la rosa.

Por eso voy a ver a Umberto Eco a su casa milanesa, para comprender la parte menos visible de su éxito, el trabajo que requirió, las huellas que dejó. De un lugar poco accesible, en lo alto de la inmensa biblioteca saca un sobre con los dibujos originales de la novela. Dice: "En realidad, una biblioteca estadounidense quiso comprarlos, pero me resistí". Eco se baja de la escalera, apoya la carpeta y se dirige a otro lugar de la biblioteca. La mano toma con firmeza un tomo del Traité des poisons (Tratado de los venenos). El libro tiene casi dos siglos, edición Crochard, 1815. "Se lo compré por unos pocos francos a un bouquiniste del Sena; pensé que encontraría una idea para ambientar los homicidios que tienen lugar en la abadía".

Sorpresivamente, abre una habitación cerrada con llave. "Aquí están los libros que fui consultando para las sucesivas novelas." Tiene todo el aspecto de ser un estudio secreto, un espacio poco iluminado, pero sugestivo. Sobre la mesa hay un atril con las planchas originales de una historieta. En las paredes, textos raros: investigaciones sobre Rosacruz, primeras ediciones de Ulisse Aldrovandi. En el estante de la biblioteca, dentro de un recipiente cilíndrico de vidrio, flotan, irreconocibles, los testículos de un perro. Eco sonríe: "Los menciono en mi última novela". Pero es tiempo de volver a la primera.

- —¿Qué es lo que no sabemos todavía de El nombre de la rosa?

- —Todos piensan que la novela fue escrita en computadora, o que usé máquina de escribir. En realidad, la primera versión fue hecha con lapicera. Pero recuerdo que pasé un año entero sin escribir una sola línea. Leía, hacía dibujos, diagramas, en suma, inventaba un mundo. Dibujé cientos de laberintos y plantas de abadías, basándome en otros dibujos, y en lugares que visitaba.

- —¿Por qué esa exigencia visual?

- —Era una manera de tomarle confianza al ambiente que estaba imaginando. Por ejemplo, necesitaba saber cuánto tardaban dos personajes en ir de un lugar a otro. Y eso definía también la duración de los diálogos que, por otra parte, no estaba tan seguro de poder lograr.

- —Entiendo los lugares, pero ¿por qué dibujar también a los monjes de la abadía?

- —Necesitaba reconocer a mis personajes, mientras los hacía hablar o actuar, de lo contrario no habría sabido qué hacerles decir.

- —Dos años después de la publicación de la novela, usted agrega un apéndice con las - Apostillas al nombre de la rosa- , abandonando así su idea de que una novela camina por su cuenta y el autor debe desinteresarse.

- —Podría responder que en ese momento tenía en mente las explicaciones que Thomas Mann había tratado de dar del Doctor Faustus. Pero la verdad es que habían surgido muchos debates alrededor de la novela. Y en mi apostilla, si se lee con atención, se verá que mis consideraciones son externas al libro.

- —A veces da la sensación de que usted no soporta más la repercusión que tuvo la novela. ¿Se siente asediado?

- —Es fatal sentirse acorralado. Por otro lado, constatar que en torno de El nombre de la rosa se editaron miles de páginas de crítica, centenares de ensayos, libros y textos de monografías —la última me llegó la semana pasada— me hace sentir bastante obligado a pronunciarme sobre algunas cuestiones de poética. Es legítimo que un autor declare cómo trabaja, mientras que la crítica interviene respecto del modo en que se lee un libro.

- —¿El hecho, entonces, de que - El nombre de la rosa- sea una obra "abierta" depende más de los otros que de usted?

- —Depende de la novela y no de lo que digo después. Si bien hago alusión, como en las apostillas, a lo posmoderno, no hay nada que obligue a leer el libro de determinada manera.

- —Llamaba la atención, en esas páginas de explicación, el uso reductivo que usted hacía del término "posmoderno".

- —El hecho es que "posmoderno" es una especie de paraguas que termina por cubrir todo. Fue inventado en arquitectura y después lo usó la literatura. En los Estados Unidos tenía un significado diferente del que encontramos en Francia en los libros de Lyotard. Como ve, es un lío. Si queremos restringir el significado, y yo citaba a John Barth, es necesario ir a la Segunda Intempestiva, donde Nietzsche sostiene que estamos tan cargados de historia que podríamos morirnos a menos que la releamos irónicamente.

- —¿Podría decirse que con - El nombre de la rosa- usted realizó una operación moderna irónica sobre un gran fresco medieval?

- —Digamos, como sucede con otras obras, que mi novela puede tener dos o más niveles de lectura. Si la comienzo diciendo: "Era una noche oscura y tormentosa" el lector ingenuo, que no comprende la referencia a Snoopy, gozará en un nivel elemental, y la cosa puede terminar ahí. Después está el lector de segundo nivel que capta la referencia, la cita, el juego y por lo tanto sabe que se está haciendo, sobre todo, ironía. Llegado a ese punto, podría agregar un tercer nivel, dado que el mes pasado descubrí que la frase es el incipit de una novela de Bulwer-Lytton, el autor de los Ultimos días de Pompeya. Es obvio que también Snoopy estaba probablemente citando.

- —La sutil ironía literaria, hecha de citas, referencias, alusiones es un homenaje a la inteligencia pura. Pero, ¿no existe el riesgo de que la elaboración de la página termine teniendo poca narración y mucha cabeza?

- —No son asuntos míos. Yo puedo ocuparme legítimamente de apostillas, de esta charla, del hecho de que la novela fue escrita en una época en la que se hablaba mucho de dialogismo intertextual y de Bajtin. Si después usted señala que de esa manera muy pocos la leerán, yo le respondo: es cosa del lector, no mía.


- —Es una afirmación muy perentoria.

- —La verdad es que cuando salió El nombre de la rosa fui sometido a una auténtica ducha escocesa. ¿Por qué hizo un libro difícil que nadie entiende? Y yo respondo como el guerrero africano de Hugo Pratt: porque me gusta. ¿Y entonces por qué hizo un libro popular que todos quieren leer?

Pongámonos de acuerdo, ¿es difícil o popular?

- —Paradójicamente es ambas cosas.
- —En ese sentido, propondría un planteo interesante: hoy es popular un libro difícil porque está naciendo una generación de lectores que quiere que la desafíen.

- —Es una explicación sociológica.

- —De acuerdo, aunque es mejor que jugar con la idea contradictoria del libro difícil pero popular.

- —A mí me parece una novela que gratifica a las personas. Las hace sentir más cultas de lo que son. 

- —No estoy tan seguro. El lector ingenuo que confiesa qué frustración enorme es no haber comprendido las citas en latín, no se siente en absoluto gratificado. O deberíamos llegar a la conclusión de que es un tipo de lector que disfruta sintiéndose estúpido.

- —Digamos que advierte un problema y se lo plantea.

- —Y ese es un modo diferente de reformular mi hipótesis, o sea que hay una categoría de lectores que desea una aventura literaria más exigente. ¿Cómo sobrevivirían, si no, muchos escritores contemporáneos?

- —Tengo la impresión de que usted busca una respuesta a un problema insondable. ¿Qué decreta el éxito de un libro como - El nombre de la rosa- ? Reconocerá que en definitiva tiene algo de misterioso.

- —Es cierto, yo estoy buscando explicaciones. Pero sólo porque usted me lo pide. Si de mí dependiera, prescindiría de eso. Lo que sé y que comprendí es que si El nombre de la rosa hubiera salido diez años antes, tal vez nadie se habría enterado, y si salía diez años después, tal vez habría sido igualmente ignorado.

- —Hay un ejemplo que tenemos ante nuestros ojos hoy: - El Código da Vinci- de Dan Brown. ¿Considera que si hubiera salido en otro momento no habría tenido el mismo éxito?

- —Dudo que, de haber salido estando Paulo VI, El Código da Vinci hubiera interesado a la gente. La explicación del fenómeno que se generó en torno de una novela policial, en definitiva bastante modesta, es que remite quizás a la gran teatralización de los hechos religiosos ocurrida durante el pontificado de Juan Pablo II. En la novela de Dan Brown hubo una inversión teológica de parte de la gente. Digámoslo de esta manera: escribió un libro que salió en el momento justo.

- —Es precisamente la idea de "momento justo" la que tiene algo de insondable.

- —Creo en el Zeitgeist, en ese espíritu del tiempo que permite percibir las cosas y gracias al cual uno recibe incitaciones que se traducen en algo completo y definido. De lo contrario, no podría explicarme por qué precisamente en 1978, y no antes, se me ocurrió hacer El nombre de la rosa. Aunque debo reconocer que ya en tiempos del Gruppo 63 había pensado en escribir una novela.

- —¿Qué forma pensaba darle?

- —Imaginaba un collage de obras salgarianas: la tormenta en Mompracem, un diamante grande como una nuez, las pistolas con la culata llena de arabescos. En suma, una operación irónica sobre la literatura.

- —¿Por qué abandonó la idea?

- —Sentía que no era el momento apropiado y debía dejar reposar la idea.

- —En el fondo, hizo una operación análoga algunos años después con - El nombre de la rosa- . ¿Por qué eligió ese título?

- —Era el último de una lista que incluía entre otros La abadía del delitoAdso de Melk, etcétera. Todos los que leían la lista decían que El nombre de la rosa era el mejor.

- —Es también el cierre de la novela, la cita latina.

- —Que yo inserté para despistar al lector. Pero el lector lo que hizo fue seguir todos los valores simbólicos de la rosa, que son muchísimos.

- —¿Le molesta el exceso de interpretación?

- —No, soy de los que piensan que a menudo el libro es más inteligente que su autor. El lector puede encontrar referencias que el autor no había pensado. No creo tener derecho a impedir que se saquen ciertas conclusiones. Pero tengo el derecho de obstaculizar que se saquen otras.

- —Explíquelo un poco mejor.

- —Los que, por ejemplo, en la "rosa" encontraron una referencia al verso de Shakespeare "a rose by any other name", se equivocan. Mi cita significa que las cosas dejan de existir y quedan solamente las palabras. Shakespeare dice exactamente lo opuesto: las palabras no cuentan para nada, la rosa sería una rosa con cualquier nombre.

- —La imagen de la rosa termina la novela. Pero el verdadero problema para un escritor, sobre todo si es debutante, es cómo iniciarla. ¿Con qué disposición mental, con qué dudas se puso frente a la primera página?

- —En un primer momento la idea era escribir una especie de policial. Después, me di cuenta de que mis novelas nunca empezaron a partir de un proyecto, sino de una imagen. Y en la imagen que se me aparecía me recordaba a mí mismo en la Abadía de Santa Escolástica, frente a un atril enorme donde leía las Acta Sanctorum y me divertía como loco. De ahí la idea de imaginar a un benedictino en un monasterio que mientras lee la colección encuadernada del manifiesto muere fulminado.

- —Un homenaje irónico a la actualidad.

- —Demasiado actual, y entonces pensé que sería mejor retrotraer todo al medioevo. La idea de que un fraile muriera hojeando un libro envenenado me parecía eficaz.

- —¿Cómo se le ocurrió?

- —Pensaba que era una creación de mi fantasía. Después descubrí que existe ya en las Mil y una noches y que Dumas la había copiado en el ciclo de los Valois. O sea que es un viejo topos literario. Siendo un narrador de citas, me divirtió.


- —Usted al principio mencionaba el - Tratado sobre los venenos- del catalán Mateu Orfila. ¿Realmente pensaba que encontraría allí una respuesta a sus dilemas toxicológicos?

- —Fue un intento, pero el libro resultó inservible. Entonces le pedí ayuda a un amigo mío químico. Le escribí una carta muy detallada. Después le pedí que la tirara, no sea cosa que cualquier día alguien que conozco muera por accidente envenenado del mismo modo, encuentran la carta y me dan treinta años de cárcel.

- —En un primer momento usted no tenía intención de darle - El nombre de la rosa- a Bompiani.

- —Era la editorial en la que había trabajado y publicado todos mis libros. Es evidente que la habrían tomado sin abrirla. Pero en un primer momento pensé entregársela a Franco Maria Ricci. Pensaba en una tirada de mil ejemplares en una encuadernación fina.

- —¿Y en cambio?

- —Corrió el rumor de que Eco había escrito una novela. Primero me llamó por teléfono Giulio Einaudi, después, me parece, Paolini de Mondadori. La tomaban sin discutir. A esa altura ya daba lo mismo que la publicara con mi editor.

- —En Francia la novela salió en Grasset, después de haber sido rechazada por Seuil. ¿A qué se debió el rechazo?

- —Seuil había publicado Opera aperta. François Wahl, que era el director editorial, me pidió el manuscrito. Debió pensar que no soy precisamente un desconocido. El hecho es que recibí una carta en la que me escribía: "Estimado Umberto, la novela es interesante, pero la ballena es demasiado grande para hacerla caminar". Grasset tomó el libro y con Wahl seguimos siendo amigos.

- —Para ser una novela de nicho no está mal. - El nombre de la rosa- se publicó en 35 países. ¿Qué sensación le da saberse consagrado a nivel internacional?

- —Más que la fama, que de todas maneras no hace mal, mi gratifican las cartas de los lectores. Y desde ese punto de vista, Estados Unidos fue una verdadera sorpresa. Me escribían no solamente de San Francisco o Nueva York sino del Midwest. Uno escribió diciendo que el solo hecho de haber nombrado a Eckhart, el gran místico, le traía a la memoria un antepasado suyo europeo con el mismo nombre. Para muchos de ellos, era una manera de conocer sus propios orígenes.

- —Es gracioso. Sale con la idea de hacer una novela de mil ejemplares y llega a vender millones. Pero el éxito puso a la crítica en su contra.

- —Se llegó al punto cómico en que un crítico que había reseñado el libro enseguida y a favor, posteriormente tomó distancia.

- —Usted salía de la experiencia del vanguardista Gruppo 63. No creo que los integrantes recibieran muy bien su novela. Sanguineti dijo que su sonrisa franciscana le recordaba la sonrisa de la acción católica.

- —Si es por eso, también Manganelli expresó reservas similares sobre la novela. A propósito de la sonrisa, recuerdo que en esa época yo decía que antes de morir quería escribir un libro fundamental de estética de la risa que intentaría de todas las maneras posibles no publicar. Así después de mi muerte se harían muchas tesis de graduación sobre ese libro fantasma.

- —¿Lo que volveremos a encontrar en la novela es la idea del capítulo desaparecido de la - Poética- de Aristóteles? 

- —De alguna manera.

- —Volvamos a la crítica. No lo veo afectado por el distanciamiento del Gruppo 63.

- —Mi opinión es que si no hubiera existido el Gruppo 63 yo no habría escrito El nombre de la rosa. Y si de todos modos hubiera escrito una novela, la habría escrito probablemente como Carlo Cassola. O, si me iba bien, como el primer Calvino. Al Gruppo 63 le debo la propensión a la aventura otra, al gusto por las citas y al colage. Con una diferencia: ellos eran minimalistas. Mientras que yo he tratado de impulsar la literatura a una dimensión maximalista. Nos unía, en todo caso, el mismo gusto.

- —Con "maximalismo" ¿se refiere a su propensión al gusto por la deformación paródica?

- —¿Qué es, por ejemplo, Diario mínimo si no un juego literario de pastiches y deformaciones? Forma parte de mi clave, no sabría hacer otras cosas. Nunca habría podido escribir El molino del Po. Me siento más cómodo con Palazzeschi que con Bacchelli. Siempre he sido un escritor paródico.

- —Tal vez por eso la crítica nunca lo quiso. ¿Qué fiabilidad tiene un crítico? Se lo pregunto porque en el fondo usted también, en cierto modo, es de la partida.

- —No soy un crítico. Analizo libros para poner a prueba teorías literarias, no para decir si son buenos o malos. No es que la crítica no me haya querido nunca, hay reseñas y ensayos que me han dado muchísimo placer. Pero es que sobre mí he leído de todo. Y mire que soy lo bastante equilibrado como para escandalizarme también por una reseña que es positiva por las razones equivocadas.

- —¿Cómo reacciona a una crítica negativa?

- —No me hago ningún drama. Cuando me doy cuenta de que se puede decir lo contrario de todo, entonces llego a la conclusión de que la crítica es una simple reacción de gusto.

- —¿Cómo hace, siendo un intelectual que ama las reglas y la claridad, para tener una gran curiosidad por lo deforme, lo monstruoso, lo irracional?

- —Me viene a la mente la comedia de Govi Colpi di timone. Haciendo girar el timón se zigzaguea. Zigzaguear es viajar contra el viento: un poco hacia un lado otro poco hacia el otro. Considero que la poética del zigzagueo forma parte de mi actividad intelectual. Puedo escribir un ensayo sobre Tomás de Aquino y acto seguido una parodia sobre el mismo tema. Justamente como girar el timón. Zigzagueo para no tomarme demasiado en serio lo que hago. Dicho esto, ¿le haría una pregunta así a Rabelais? Le preguntaría: "¿Por qué te gusta lo deforme?" El respondería: "Porque soy Rabelais". Mientras que al pobre Tasso nadie le haría semejante pregunta.

- —Se nace escritor teniendo dentro cierta idea del mundo. Usted escribió cinco novelas. - El nombre de la rosa- vendió en Italia 5 millones de ejemplares; - El péndulo de Foucault- , 2 millones, después un millón y medio las otras dos; por último, 500 mil ejemplares con - La misteriosa llama de la Reina Loana- . Que su mayor éxito haya sido la novela inicial, ¿qué le hace pensar?

- —Hay autores afortunados que alcanzan el pico de ventas al final de su vida y autores desgraciados que lo alcanzan al comienzo. Cuando se vende tanto al comienzo, después por más que escriba La Divina Comedia nunca más se alcanzan esas cifras.

- —¿Considera como una especie de condena el hecho de que, haga lo que haga, se volverá siempre indefectiblemente a - El nombre de la rosa- ?

- —Lo es sin ninguna duda. Pero también es una ley de la sociología del gusto, o mejor dicho, de la sociología de la fama. Si uno se hace famoso por haber matado a Billy de Kid, cualquier cosa que haga después —desde llegar a ser presidente de Estados Unidos, hasta descubrir la penicilina— a los ojos de la gente seguirá siendo siempre "el que mató a Billy de Kid".


(c) La República y Clarín




“ Y ahora que estoy viejo, muy viejo, debo confesar que de los rostros que se me aparecen del pasado el que veo más claro es el de esa joven con quien nunca he dejado de soñar durante todos estos años. Fue mi único amor terrenal aunque nunca supe ni averigüé su nombre”.

                   (Última frase del libro “EL NOMBRE DE LA ROSA”)



OTRAS REFERENCIAS INTERESANTES:








miércoles, 2 de enero de 2013

6 de enero del 2013: Epifanía (Manifestación del Señor)


 En la noche de la NAVIDAD, los pastores son inundados de luz y vienen alegres al portal (el pesebre). Es otra luz, más discreta y más lejana, la que descubren los magos. Mas ellos se ponen en camino y marchan sin descanso hasta que encuentran al niño Jesús. Es nuestro turno ahora, nos corresponde hoy a nosotros la bella peregrinación hacia el reconocimiento de Jesús (descubrir quién es  Él, pero también agradecer y adorarlo).




L   E   C   T   U   R   A   S



PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora: Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, viene a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre tilos los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL
SALMO 71

R.- SE POSTRARÁN ANTE TI, SEÑOR, TODOS LOS REYES DE LA TIERRA.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.-

 Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R -

 Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos
que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.-

 El librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R –


SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 3, 2-3a 5-6

Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado a favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios

ALELUYA Mt 2, 2

“Hemos visto su estrella, y venimos a adorarlo”

EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:
-- En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: "Y tú. Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; Pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles:

-- Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que había visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron: después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor



A guisa de introducción:

La ruta difícil de los buscadores de Dios:

En primer lugar quiero recordar y o aclararles a aquellos que se confiesan “ignorantes” humildes con respecto a los términos litúrgicos, teológicos  y de la Iglesia la palabra EPIFANÍA

Que muchos la leemos, la nombramos y hasta hablamos de ella pero no tenemos claridad, no encontramos una explicación sencilla para referirla a los demás. Pues bien EPIFANÍA etimológicamente hablando es una palabra en español producto de la unión de dos palabras o prefijos griegos: EPI: sobre, a propósito y FANOS: manifestación…Asì EPIFANÍA sería la acción de mostrarse o aparecer por encima, manifestación a la superficie, también aparición de un dios o manifestación mágica o de un poder divino…

Esta fiesta se llama EPIFANÍA entre los católicos, porque es en suma la manifestación primera de su divinidad a los no judíos…

Bueno hecha esta aparente insignificante aclaración le pregunto:

Cuándo comenzó usted a buscar a Dios?

Al menos en mi infancia, Dios hacia parte integral del paisaje, debido a la gran iglesia que  se veía imponente en la plaza de mi pueblo, debido a la imponente presencia del Padre Hincapié (de quien , a propósito, ahora en enero se cumplen 20 años de su resurrección),  y sus temporales sacerdotes colaboradores (vicarios) que animaban las misas y nos ofrecían los sacramentos (Bautismo, confesión, Primera comunión, matrimonio,  misas…), por los funerales,  por la misma práctica cuasi unánime, reflejada en las oraciones  y devociones (rosario, novenas, peregrinaciones) que marcaban nuestra vida cotidiana; a causa de una enseñanza religiosa omnipresente (catequesis en la iglesia, clase de religión en la escuela). Dios era evidente. Por lo tanto, como decía Tertuliano: “uno no nace cristiano, uno llega a ser (se convierte) en cristiano”. 

Mismo si la cultura en la que yo he vivido estaba impregnada por el cristianismo, por los ritos y los símbolos cristianos, por la enseñanza de la Iglesia, todo eso no hacía de mí un cristiano.  Yo he necesitado un día hacerme la pregunta sobre Dios y asumirla por mí mismo.  Dios, Él existe?

En los 140 años del nacimiento de Santa Teresita del Niño Jesús: Inspiración para nuestros propósitos de vida en el 2013...





Un día como hoy pero de 1873, hace 140 años nacía  Marie-Françoise Thérèse Martin, más conocida como SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS O SANTA TERESA DE LISIEUX para diferenciarla de la llamada grande Teresa de Ávila…

De Teresa supe la primera vez a finales de 1987. Yo terminaba el bachillerato y me encontraba en conversaciones con los MXY. Cuando recibía material didáctico o propaganda de animación vocacional misionera de los MISIONEROS de YARUMAL, y  entre los folletos que aludían a la vida y obra del fundador Monseñor Miguel Ángel Builes encontré referencias o alusiones a la Santita francesa. Supe más tarde que nuestro Padre Fundador MAB tuvo un gran amor y devoción por Teresa y que su espiritualidad le inspiraría para la construcción de las comunidades misioneras que comenzaría en 1927, justo 30 años después de su muerte.

En 1991, en mi año de espiritualidad, llamado Noviciado,  en Yarumal tuve la oportunidad de profundizar al lado de mis compañeros en su vida, gracias a la lectura recomendada y obligatoria por parte de nuestros maestros de la HISTORIA DE UN ALMA, libro que escribiría por orden de su maestra de novicias en el convento del Carmelo…En él, ella describe con pinceladas de ternura sus experiencias de amor familiar, en los que descubre el amor de Dios, la preferencia divina por ella y como se despierta y evoluciona poco a poco su deseo vehemente de hacerse monja de clausura carmelita siguiendo el ejemplo de dos de sus hermanas que se encontraban ya internas. Además en este libro traza lo que se llamara “Su caminito de infancia espiritual”, un método para contemplar y orar, y donde prácticamente refleja su vida y experiencia mística, con una narración inocente pero profunda y arrobadora a la vez…y que sigue siendo inspiración y fruto muy valioso para todos los que queremos seguir tras sus huellas y las huellas de Cristo, siendo sus verdaderos y eficaces discípulos misioneros…

Teresita es junto al vasco español San Francisco Javier, Patrona universal de las misiones y Patrona de Francia.

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Su caminito espiritual, ha sido bien descrito por el cardenal Daniélou, calificándolo de deseo infinito en medio de una total incapacidad…y o dependencia de Dios. Teresita desea todo y quiere todo. Pero ella nada puede hacer. Y porque ella quiere todo y nada puede hacer, ella comprende que está obligada a confiar y a contar nada más que con el amor de Dios. Esta reacción es genial. Ella está inspirada por el Espíritu Santo. Ella es un mensaje de liberación. Querer todo y no poder hacer nada, es no contar que con el amor de Dios. Tal cual es la oración del misionero que quiere la conversión de todos y que quiere superar las orillas estrechas de su vida espiritual y que conforma su corazón a la medida del mundo, sabiendo que por él mismo nada puede hacer y se confía totalmente al poder de Dios.

El soldado batalla, pero es Dios quien da la victoria. El medico cuida, trata, pero es Dios quien sana. El misionero actúa, pero es Dios quien convierte. El misionero que anuncia el evangelio en las extremidades del mundo pero también en su “Mundo” - su ambiente-  el misionero es aquel en medio de su deseo infinito no tiene más que su palabra llevada por el poder de Dios para decir la  santidad, para decirnos como decía el cardenal Lustiger, que la santidad, es ante todo ser pecadores perdonados, hombres y mujeres heridos que Dios quieren sanar, débiles a quienes  Dios quiere dar la fuerza del amor.

Es el misionero, el evangelizador de quien Teresa es la patrona, que nos dice : « cuando ustedes confiesan sus pecados en lo secreto de Dios, cuando ustedes reciben la absolución de todas sus faltas y el perdón sobre toda su vida, en ese momento ustedes están llenos de la santidad de Dios » y para parafrasear a Teresa, en aquel momento, en el corazón de la Iglesia vuestra madre ustedes son el amor. Ustedes hacen entonces la voluntad de Dios que quiere, por vuestras vidas  la VIDA al mundo, para que el mundo viva y sea salvo.

La pequeña Teresa, al presentarnos el camino de la santidad que nos es destinado, exorciza con antelación el desespero. Por adelantado ella mata al miedo, al miedo irracional, el miedo inconsciente. De antemano ella nos traza la vía o el camino en el cual nos es necesario ardientemente progresar.

Nosotros debemos ser santos. Podemos ser santos. No, como nos lo imaginamos, con una gran cantidad de prohibiciones con los cuales nos conformaríamos, sino santos como Dios nos posibilita de llegar a ser, siendo nosotros mismos los primeros sorprendidos. La Vida de Teresita es limitada: el jardín es pequeño. Ella vive poco tiempo. Ella no sabe muchas cosas, sin radio, ni televisión, ni periódicos. Ella está encerrada en un universo que para los jóvenes de hoy puede aparecer muy estrecho, muy limitado. Por lo tanto, la vida, el amor, la audacia de esta chica aislada, servirán a la salvación del mundo entero.

Lo que vive esta pequeña carmelita, totalmente sola en secreto, pesa mucho más  en la balanza de la historia, pesa mucho más que muchas fuerzas económicas, industriales y políticas. Lo que vive esta pequeña carmelita pesa mucho más que muchas inteligencias y potencias que han construido ciudades y destruido generaciones, creado esplendores y acumulado desastres. He aquí el secreto que todos nosotros llevamos en nuestro corazón, con toda nuestra Fe, con la Iglesia entera: el secreto del sentido y del valor infinito de toda existencia humana. A menudo, tenemos la impresión que nuestra vida no sirve para gran cosa, que no podemos hacer nada dentro de todo lo que nos parece vital para nosotros mismos, nuestros seres queridos, nuestros padres, nuestra familia, nuestros amigos, aquellos a quienes amamos y todavía menos para el mundo entero.

Nosotros consideramos que no tenemos verdadera libertad para escoger o elegir. Y pensamos que algunos hombres poderosos en el mundo pueden actuar, y que ellos pueden influir verdaderamente sobre los sucesos, cuando en realidad ellos tampoco están seguros de nada. Ahora entonces cuando  esos grandes hombres nos parecen estar en capacidad de arreglar los problemas, ellos mismos se imaginan que no tienen mucho dominio sobre la realidad  y que esta se les escapa tanto como a nosotros.  

Ningún hombre hoy no decretará el fin de la crisis mundial que atravesamos, ni impondrá por sí mismo la paz sobre la tierra.

Dentro de esta debilidad más o menos confesada (revelada), el mensaje de Teresita nos dice que cada una de nuestras vidas sirve para algo. N importa que seamos pobres, enfermos, viejos, ignorados, perdidos, despreciados, detestables ante nuestros ojos o a los ojos del mundo, en Cristo tenemos la fuerza todopoderosa de los bien amados de Dios. Lo que cuenta o es más importante, no es lo que los medios de comunicación nos relatan o lo que ven los hombres , es el amor invisible y todo poderoso que construye poco a poco el Reino de Dios construyendo la profundidad humana, hasta el día cuando Dios secara toda lagrima de nuestros ojos. El viene para hacer su morada en nosotros y hacernos semejantes a Él, para salvarnos permitiéndonos vivir, amar y sufrir y morir como Él mismo ha vivido, amado, sufrido y ha muerto, es decir con la fuerza de esperar la eternidad. El nos da la alegría de amarnos los unos a los otros en este amor paradójico del cual el signo supremo es el Crucificado, este condenado perdido, colgado a una cruz, pero que por el poder de la Resurrección es en adelante la esperanza para todos los hombres. Es sorprendente descubrir que una chica normanda, recién salida de su núcleo familiar  sea encerrada en un convento, y que haya comprendido antes que los demás verdades tan profundas que superan el entendimiento de los más inteligentes de nuestro tiempo! “Padre, yo te bendigo por haber escondido esto a los sabios e inteligentes y de haberlo revelado a los más pequeños” (Mateo 11).

Pero Teresa es también la Patrona de las misiones porque esta fuerza de santidad que la habita ha triunfado sobre la incredulidad y el ateísmo de nuestro mundo. Por esto, las palabras del Santo Padre Pio X se comprenden: Ella, Teresita, es la más grande santa de los tiempos modernos”. Teresita ha vivido la noche de la fe durante los 18 meses que precedieron su muerte. Dios la ha sentado en la mesa de los pecadores y de los incrédulos para prepararla en su rol de Patrona de las Misiones. “Yo no podía creer que hubiera impíos que no tenían fe. Yo creía que ellos hablaban contra su pensamiento negando la existencia del Cielo…Pero en los días tan felices del tiempo pascual, Jesús me ha hecho sentir que en verdad hay almas que no tienen fe…El permite que mi alma fuera invadida por las más densas tinieblas y que el pensamiento del cielo tan dulce para mí no sea más que un sujeto de combate y de tormento…Me parece que las tinieblas…me dicen riéndose de mí: “Tú sueñas con la luz…Tú crees salir un día de las brumas que te rodean! Avanza, avanza, alégrate por la muerte que te dará, no aquello que esperas, sino una noche más profunda todavía, la noche de la nada” (Manuscrito Capitulo 6).  Teresita descubrirá el mundo de los sin  Dios. Ella llegará a ser solidaria, interiormente, con los peregrinos de la noche en ese sentimiento de la ausencia de Dios. Ella se apropiará de su ruta, de su oscuridad, será con ellos compañera en su soledad y su dolor.  “Ha sido necesario viajar bajo este túnel sombrío -escribirá ella- para comprender la oscuridad” (ms C. 7. )

Miremos hasta donde desciende la Patrona de las Misiones que llega a ser la Patrona de Francia. Ella desciende tan bajo en la ausencia y la negación de Dios que ningún ateo del mundo marxista y comunista, ni ningún filosofo racionalista de nuestra actual sociedad, no puede declararse sujeto de una libertad absoluta, y sola fuente (origen) de sus actos en dentro de una total independencia de toda trascendencia, porque en Teresita del Niño Jesús y del sagrado rostro (o santa figura) Dios se revela todavía presente en su propia negación y en su propia ausencia, más allá de lo que el hombre puede pensar, imaginar o vivir. Vértigo místico donde la razón es superada por el amor en medio de la noche de sentido, del dolor y de la ausencia. Pero dentro de esta oscuridad, Teresita dirá: “Tened piedad de nosotros, Señor, porque somos pobres pecadores” (Ms. C. 6)…

EL mismo Papa agregaba en 1945: “La misión de Santa Teresa, no solamente en Francia, sino en el mundo entero, está lejos de estar terminada”.

Seamos fuertes como Teresita nuestra patrona, menos por la convicción de tener razón de cara a todos, frente a todos, sino más por la serenidad de tener en nosotros, en la comunión de los santos, la victoria sobre el miedo y la desesperanza (o el desespero). Sabemos las desestructuraciones que se han obrado, las que nos amenazan y las que están obrándose.

Entonces, porque la misión de la Pequeña Teresa continua, creamos que ella puede obtener de Dios grandes cosas, y que ella puede ayudarnos a cumplir la promesa de Cristo: “Es por su perseverancia que ustedes obtendrán la vida” (Lucas 21,19).

Traducción del texto de
Abbé Patrick Faure,
Párroco de St Eugène (Francia)


REFERENCIAS


http://www.saint-eugene.net/pdf/pf-st_terese2012.pdf?PHPSESSID=aeccb3892cabe63b0a592eb3b575e1fb