Un día como
hoy pero de 1873, hace 140 años nacía
Marie-Françoise Thérèse Martin, más conocida como SANTA TERESITA DEL
NIÑO JESÚS O SANTA TERESA DE LISIEUX para diferenciarla de la llamada grande
Teresa de Ávila…
De Teresa
supe la primera vez a finales de 1987. Yo terminaba el bachillerato y me
encontraba en conversaciones con los MXY. Cuando recibía material didáctico o
propaganda de animación vocacional misionera de los MISIONEROS de YARUMAL, y entre los folletos que aludían a la vida y
obra del fundador Monseñor Miguel Ángel Builes encontré referencias o alusiones
a la Santita francesa. Supe más tarde que nuestro Padre Fundador MAB tuvo un
gran amor y devoción por Teresa y que su espiritualidad le inspiraría para la construcción
de las comunidades misioneras que comenzaría en 1927, justo 30 años después de
su muerte.
En 1991, en
mi año de espiritualidad, llamado Noviciado, en Yarumal tuve la oportunidad de profundizar
al lado de mis compañeros en su vida, gracias a la lectura recomendada y
obligatoria por parte de nuestros maestros de la HISTORIA DE UN ALMA, libro que
escribiría por orden de su maestra de novicias en el convento del Carmelo…En
él, ella describe con pinceladas de ternura sus experiencias de amor familiar,
en los que descubre el amor de Dios, la preferencia divina por ella y como se
despierta y evoluciona poco a poco su deseo vehemente de hacerse monja de
clausura carmelita siguiendo el ejemplo de dos de sus hermanas que se encontraban
ya internas. Además en este libro traza lo que se llamara “Su caminito de
infancia espiritual”, un método para contemplar y orar, y donde prácticamente refleja
su vida y experiencia mística, con una narración inocente pero profunda y
arrobadora a la vez…y que sigue siendo inspiración y fruto muy valioso para
todos los que queremos seguir tras sus huellas y las huellas de Cristo, siendo
sus verdaderos y eficaces discípulos misioneros…
Teresita es junto al vasco español San Francisco Javier, Patrona universal de las misiones y Patrona de Francia.
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Su caminito espiritual, ha sido bien descrito por
el cardenal Daniélou, calificándolo de deseo infinito en medio de una total incapacidad…y
o dependencia de Dios. Teresita desea todo y quiere todo. Pero ella nada puede
hacer. Y porque ella quiere todo y nada puede hacer, ella comprende que está obligada
a confiar y a contar nada más que con el amor de Dios. Esta reacción es genial.
Ella está inspirada por el Espíritu Santo. Ella es un mensaje de liberación.
Querer todo y no poder hacer nada, es no contar que con el amor de Dios. Tal
cual es la oración del misionero que quiere la conversión de todos y que quiere
superar las orillas estrechas de su vida espiritual y que conforma su corazón a
la medida del mundo, sabiendo que por él mismo nada puede hacer y se confía totalmente
al poder de Dios.
El soldado batalla, pero es Dios quien da la
victoria. El medico cuida, trata, pero es Dios quien sana. El misionero actúa,
pero es Dios quien convierte. El misionero que anuncia el evangelio en las
extremidades del mundo pero también en su “Mundo” - su ambiente- el misionero es aquel en medio de su deseo
infinito no tiene más que su palabra llevada por el poder de Dios para decir la
santidad, para decirnos como decía el
cardenal Lustiger, que la santidad, es ante todo ser pecadores perdonados, hombres
y mujeres heridos que Dios quieren sanar, débiles a quienes Dios quiere dar la fuerza del amor.
Es el misionero, el evangelizador de quien Teresa
es la patrona, que nos dice : « cuando
ustedes confiesan sus pecados en lo secreto de Dios, cuando ustedes reciben la absolución
de todas sus faltas y el perdón sobre toda su vida, en ese momento ustedes están
llenos de la santidad de Dios » y para parafrasear a Teresa, en aquel
momento, en el corazón de la Iglesia vuestra madre ustedes son el amor. Ustedes
hacen entonces la voluntad de Dios que quiere, por vuestras vidas la VIDA al mundo, para que el mundo viva y
sea salvo.
La pequeña Teresa, al presentarnos el camino de la
santidad que nos es destinado, exorciza con antelación el desespero. Por
adelantado ella mata al miedo, al miedo irracional, el miedo inconsciente. De
antemano ella nos traza la vía o el camino en el cual nos es necesario
ardientemente progresar.
Nosotros debemos ser santos. Podemos ser santos. No, como nos lo
imaginamos, con una gran cantidad de prohibiciones con los cuales nos conformaríamos,
sino santos como Dios nos posibilita de llegar a ser, siendo nosotros mismos
los primeros sorprendidos. La Vida de Teresita es limitada: el jardín es pequeño.
Ella vive poco
tiempo. Ella no sabe muchas cosas, sin radio, ni televisión, ni periódicos. Ella está encerrada en un
universo que para los jóvenes de hoy puede aparecer muy estrecho, muy limitado.
Por lo tanto, la vida, el amor, la audacia de esta chica aislada, servirán a la
salvación del mundo entero.
Lo que vive esta pequeña carmelita, totalmente
sola en secreto, pesa mucho más en la
balanza de la historia, pesa mucho más que muchas fuerzas económicas,
industriales y políticas. Lo que vive esta pequeña carmelita pesa mucho más que
muchas inteligencias y potencias que han construido ciudades y destruido
generaciones, creado esplendores y acumulado desastres. He aquí el secreto que
todos nosotros llevamos en nuestro corazón, con toda nuestra Fe, con la Iglesia
entera: el secreto del sentido y del valor infinito de toda existencia humana.
A menudo, tenemos la impresión que nuestra vida no sirve para gran cosa, que no
podemos hacer nada dentro de todo lo que nos parece vital para nosotros mismos,
nuestros seres queridos, nuestros padres, nuestra familia, nuestros amigos,
aquellos a quienes amamos y todavía menos para el mundo entero.
Nosotros consideramos que no tenemos verdadera
libertad para escoger o elegir. Y pensamos que algunos hombres poderosos en el
mundo pueden actuar, y que ellos pueden influir verdaderamente sobre los
sucesos, cuando en realidad ellos tampoco están seguros de nada. Ahora entonces
cuando esos grandes hombres nos parecen estar
en capacidad de arreglar los problemas, ellos mismos se imaginan que no tienen
mucho dominio sobre la realidad y que
esta se les escapa tanto como a nosotros.
Ningún hombre hoy no decretará el fin de la crisis
mundial que atravesamos, ni impondrá por sí mismo la paz sobre la tierra.
Dentro de esta debilidad más o menos confesada
(revelada), el mensaje de Teresita nos dice que cada una de nuestras vidas
sirve para algo. N importa que seamos pobres, enfermos, viejos, ignorados, perdidos,
despreciados, detestables ante nuestros ojos o a los ojos del mundo, en Cristo
tenemos la fuerza todopoderosa de los bien amados de Dios. Lo que cuenta o es más
importante, no es lo que los medios de comunicación nos relatan o lo que ven
los hombres , es el amor invisible y todo poderoso que construye poco a poco el
Reino de Dios construyendo la profundidad humana, hasta el día cuando Dios
secara toda lagrima de nuestros ojos. El viene para hacer su morada en nosotros
y hacernos semejantes a Él, para salvarnos permitiéndonos vivir, amar y sufrir
y morir como Él mismo ha vivido, amado, sufrido y ha muerto, es decir con la
fuerza de esperar la eternidad. El nos da la alegría de amarnos los unos a los
otros en este amor paradójico del cual el signo supremo es el Crucificado, este
condenado perdido, colgado a una cruz, pero que por el poder de la Resurrección
es en adelante la esperanza para todos los hombres. Es sorprendente descubrir
que una chica normanda, recién salida de su núcleo familiar sea encerrada en un convento, y que haya
comprendido antes que los demás verdades tan profundas que superan el
entendimiento de los más inteligentes de nuestro tiempo! “Padre, yo te bendigo por haber escondido esto a los sabios e
inteligentes y de haberlo revelado a los más pequeños” (Mateo 11).
Pero Teresa es también la Patrona de las misiones
porque esta fuerza de santidad que la habita ha triunfado sobre la incredulidad
y el ateísmo de nuestro mundo. Por esto, las palabras del Santo Padre Pio X se
comprenden: Ella, Teresita, es la más grande santa de los tiempos modernos”.
Teresita ha vivido la noche de la fe durante los 18 meses que precedieron su
muerte. Dios la ha sentado en la mesa de los pecadores y de los incrédulos para
prepararla en su rol de Patrona de las Misiones. “Yo no podía creer que hubiera impíos que no tenían fe. Yo creía que
ellos hablaban contra su pensamiento negando la existencia del Cielo…Pero en
los días tan felices del tiempo pascual, Jesús me ha hecho sentir que en verdad
hay almas que no tienen fe…El permite que mi alma fuera invadida por las más
densas tinieblas y que el pensamiento del cielo tan dulce para mí no sea más que
un sujeto de combate y de tormento…Me parece que las tinieblas…me dicen riéndose
de mí: “Tú sueñas con la luz…Tú crees salir un día de las brumas que te rodean!
Avanza, avanza, alégrate por la muerte que te dará, no aquello que esperas, sino
una noche más profunda todavía, la noche de la nada” (Manuscrito Capitulo
6). Teresita descubrirá el mundo de los
sin Dios. Ella llegará a ser solidaria,
interiormente, con los peregrinos de la noche en ese sentimiento de la ausencia
de Dios. Ella se apropiará de su ruta, de su oscuridad, será con ellos compañera
en su soledad y su dolor. “Ha sido necesario viajar bajo este túnel sombrío
-escribirá ella- para comprender la
oscuridad” (ms C. 7. )
Miremos hasta donde desciende la Patrona de las
Misiones que llega a ser la Patrona de Francia. Ella desciende tan bajo en la
ausencia y la negación de Dios que ningún ateo del mundo marxista y comunista,
ni ningún filosofo racionalista de nuestra actual sociedad, no puede declararse
sujeto de una libertad absoluta, y sola fuente (origen) de sus actos en dentro
de una total independencia de toda trascendencia, porque en Teresita del Niño Jesús
y del sagrado rostro (o santa figura) Dios se revela todavía presente en su
propia negación y en su propia ausencia, más allá de lo que el hombre puede
pensar, imaginar o vivir. Vértigo místico donde la razón es superada por el
amor en medio de la noche de sentido, del dolor y de la ausencia. Pero dentro
de esta oscuridad, Teresita dirá: “Tened piedad de nosotros, Señor, porque somos
pobres pecadores” (Ms. C. 6)…
EL mismo Papa agregaba en 1945: “La misión de Santa Teresa, no solamente en
Francia, sino en el mundo entero, está lejos de estar terminada”.
Seamos
fuertes como Teresita nuestra patrona, menos por la convicción de tener razón de
cara a todos, frente a todos, sino más por la serenidad de tener en nosotros,
en la comunión de los santos, la victoria sobre el miedo y la desesperanza (o el
desespero). Sabemos las desestructuraciones que se han obrado, las que nos
amenazan y las que están obrándose.
Entonces, porque
la misión de la Pequeña Teresa continua, creamos que ella puede obtener de Dios
grandes cosas, y que ella puede ayudarnos a cumplir la promesa de Cristo: “Es
por su perseverancia que ustedes obtendrán la vida” (Lucas 21,19).
Traducción del texto de
Abbé Patrick Faure,
Párroco de St Eugène (Francia)
REFERENCIAS
http://www.saint-eugene.net/pdf/pf-st_terese2012.pdf?PHPSESSID=aeccb3892cabe63b0a592eb3b575e1fb
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Gustavo Quiceno