No, no hablo de San Francisco de Asís, ni de San Francisco Javier.
Cuando entré al Semisiones en 1988, venía en ocasiones a la casa de Reposo de nuestra congregación, contigua al centro de formación, allí donde están nuestros Hermanos Mayores. Y siempre veía a un anciano de pelo lacio, grandes gafas y que caminaba con dificultad por los corredores…Siempre le veía con la camándula en mano y en algunas ocasiones le vi y escuché encorando el rosario en la capillita local, de una manera muy devota y hasta amena.
El Hermano Francisco Gómez es el hombre de más edad de nuestra casa de Emaús.
El pasado 29 de octubre celebró su cumpleaños 98. Y ahí sigue el hombre, el anciano, el ser humano que ha estado toda su vida consagrado al Señor.
Nació en Pensilvania(Caldas) en 1910. Perteneció a una familia de 11 hijos, cuando él tenía 32 años (1942), su padre lo trajo a Arboleda (corregimiento cercano a Pensilvania) ahí encontró una revista del Seminario de Misiones, fundado 15 años atrás en 1927 por Monseñor Miguel Ángel Builes en Yarumal. Vio que allí había invitación dirigida a jóvenes que quisieran unirse a esta empresa misionera e iniciar su formación fuera para sacerdote o Hermano , allá en el montañoso y frío pueblo antioqueño..
Con esa edad, el hermano decidió tomar la senda y así fue como se hizo Hermano. Su primer grupo estuvo compuesto por 15 formandos.
Sus primeros formadores fueron los Padres Miguel ángel Gallego Y Aníbal Muñoz Duque entre otros.
Fue enviado primero a un pueblo llamado San Martín de Loba, en el Magdalena Medio. Allí estuvo colaborándole a los sacerdotes Luis Maria Serna y . Luego pasó a Buenaventura y después al Chocó, donde permaneció 20 años , recorriendo diversos caseríos enseñando la Palabra de Dios, rezando el Rosario e invitando a la gente a vivir en la paz y la armonía.
En 1985 cuando vino a unas vacaciones a Medellín, nuestro hermano fue atropellado por un automóvil, lo que le causó una amnesia temporal y luego de análisis médicos, se le diagnosticó diabetes y entonces se le sugiere quedarse en la casa de Reposo.
Han pasado 23 años desde su llegada a Emaús y ahí está el hombre, el hermano entregado a una profunda vida de oración, testimonio para todos nosotros sus hermanos javerianos.
Con el Hermano Cano, "canito" hemos venido a hacerle visita este mismo día de su cumpleaños...Son casi las 2 pm y lo encontramos de pie, al lado de su cuarto comiendo unas galletas que alguien le regaló hace pocos minutos. Todavía oye bien y su acento paisa es remarcable, habla duro , con tono seco y rutinariamente. En el transcurso de la conversación, en algún momento se da cuenta que tiene el cierre de su pantalón abierto y lo cierra de manera disimulada, sin inmutarse y respondiendo a nuestras preguntas.
Me cercioro que el Hermano no gusta hablar mucho de sí mismo, de sus cosas, a pesar de que aparentemente aun tiene buena memoria.
Come bien, duerme bien, aún parece puede leer y goza de buena salud, aunque debe cuidarse del azúcar. En este día de su cumpleaños el Hno Francisco pide en su oración a La Santísima Trinidad que los lleve con ellos, a descansar…demostrando así su profunda fe de carbonero.
Al final le pedimos un mensaje para todos los demás miembros del Instituto, sus hermanos y nos dice: "Que obedezcan a los superores en todo, hagan lo que ellos les digan, en ellos se refleja la Voluntad de Dios".
Que Dios te bendiga querido hermano Francisco. Gracias por tu testimonio silencioso, de paz, fe y esperanza en Dios.
Gracias por tu oración callada o en voz alta, pidiendo e intercediendo por el mundo, nuestro instituto, tus hermanos sacerdotes, Hermanos y laicos.
(queda pendiente la foto).
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Gustavo Quiceno