viernes, 7 de mayo de 2010

MAYO 9 DEL 2010: SEXTO DOMINGO DE PASCUA: JESUS, EL ESPIRITU SANTO Y NUESTRAS MADRES


Si no vas a Misa estas Lecturas te acercaran a una sintonía más clarificadora,
solidaria y hermosa. Si vas, te servirán de recuerdo y preparación.
Y si no vas, pero quieres ir, te ayudaran a acercarte a la puerta.




PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 15, 1-2.22-29
En aquellos días, unos que bajaban de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circundaban como manda la ley de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los Apóstoles y presbíteros sobre la controversia.
Los Apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquia con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes de la comunidad, y les entregaron esta carta:
"Los Apóstoles, los presbíteros y los hermanos saludan a los hermanos de Antioquia, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que nos contaminéis con la idolatría, que no comáis sangre ni animales estrangulados y que os abstengáis de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud”
Palabra de Dios






SALMO RESPONSORIAL

SALMO 66

R.- OH DIOS, QUE TE ALABEN LOS PUEBLOS, QUE TODOS LOS PUEBLOS TE ALABEN.


El Señor tenga piedad y nos bendiga,

ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos,

todos los pueblos tu salvación. R.-


Que canten de alegría las naciones,

porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud,

y gobiernas las naciones de la tierra. R.-


Oh Dios, que te alaben los pueblos,

que todos los pueblos te alaben.

Que Dios nos bendiga, que le teman

hasta los confines del orbe. R.-



SEGUNDA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS 21, 10-14.22-23
El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, de jaspe traslucido. Tenia una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados; los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. El muro tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los Apóstoles del Cordero. Templo no vi ninguno, porque es su templo el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.
Palabra de Dios




ALELUYA Jn 14, 23
El que me ama, guardará mi palabra, dice el Señor; y mi padre lo amará, y vendremos a él.




EVANGELIO
 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 23-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-- El que me ama guardará mi palabra y mi padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es la mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La Paz os dejo, mi Paz os doy: No os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais os alegraríais de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
Palabra del Señor



REFLEXION I
De servicioskoinonia.org






El libro de los Hechos nos presenta nuevamente la controversia de los apóstoles con algunas personas del pueblo que decían que los no circuncidados no podían entrar en el reino de Dios. Los apóstoles descartaban el planteamiento judío de la circuncisión.
Esta se realizaba a los ocho días del nacimiento al niño varón, a quien sólo así se le aseguraban todas las bendiciones prometidas por ser un miembro en potencia del pueblo elegido y por participar de la Alianza con Dios. Todo varón no circuncidado según esta tradición debía ser expulsado del pueblo, de la tierra judía, por no haber sido fiel a la promesa de Dios (cf. Gn 17,9-12).
El acto ritual de la circuncisión estaba cargado -y aún lo está- de significado cultural y religioso para el pueblo judío. Estaba ligado también al peso histórico-cultural de exclusión de las mujeres, las cuales no participaban de rito alguno para iniciarse en la vida del pueblo: a ellas no se les concebía como ciudadanas.
Para los cristianos la circuncisión ya no es ni será importante. Este rito y tradición ha perdido toda vigencia. Ya no es necesario hacer ritos externos alejados de la justicia y del amor misericordioso de Dios. En el cristianismo hombres y mujeres somos iguales, y en el Bautismo adquirimos todos la dignidad de hijos de Dios y miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Creemos necesario realizar una constante «circuncisión del corazón» (cf. Dt 10,16) para que tanto hombres como mujeres logremos purificarnos del egoísmo, del odio, de la mentira y de todo aquello que nos degenera.
El Apocalipsis nos presenta también una crítica a la tradición judía excluyente. Juan vio en sus revelaciones la nueva Jerusalén que bajaba del cielo y que era engalanada para su esposo, Cristo resucitado. Esta nueva Jerusalén es la Iglesia, triunfante e inmaculada, que ha sido fiel al Cordero y no se ha dejado llevar por las estructuras que muchas veces generan la muerte. Aquí yace la crítica del cristianismo al judaísmo que se dejó acaparar por el Templo, en el cual los varones, y entre éstos especialmente los cobijados por la Ley, eran los únicos que podían relacionarse con Dios; un Templo que era señal de exclusión hacia los sencillos del pueblo y los no judíos.
La Nueva Jerusalén que Juan describe en su libro no necesita templo, porque Dios mismo estará allí, manifestando su gloria y su poder en medio de los que han lavado sus ropas en la sangre del Cordero. Ya no habrá exclusión -ni puros ni impuros-, porque Dios lo será todo en todos, sin distinción alguna.
En el evangelio de Juan, Jesús, dentro del contexto de la Ultima Cena y del gran discurso de despedida, insiste en el vínculo fundamental que debe prevalecer siempre entre los discípulos y él: el amor. Judas Tadeo ha hecho una pregunta a Jesús: “¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo”? Obviamente, Jesús, su mensaje, su proyecto del reino, son para el mundo; pero no olvidemos que para Juan la categoría “mundo” es todo aquello que se opone al plan o querer de Dios y, por tanto, rechaza abiertamente a Jesús; luego, el sentido que da Juan a la manifestación de Jesús es una experiencia exclusiva de un reducido número de personas que deben ir adquiriendo una formación tal que lleguen a asimilar a su Maestro y su propuesta, pero con el fin de ser luz para el “mundo”; y el primer medio que garantiza la continuidad de la persona y de la obra de Jesús encarnado en una comunidad al servicio del mundo, es el amor. Amor a Jesús y a su proyecto, porque aquí se habla necesariamente de Jesús y del reino como una realidad inseparable.
Ahora bien, Jesús sabe que no podrá estar por mucho tiempo acompañando a sus discípulos; pero también sabe que hay otra forma no necesariamente física de estar con ellos. Por eso los prepara para que aprendan a experimentarlo no ya como una realidad material, sino en otra dimensión en la cual podrán contar con la fuerza, la luz, el consuelo y la guía necesaria para mantenerse firmes y afrontar el diario caminar en fidelidad. Les promete pues, el Espíritu Santo, el alma y motor de la vida y de su propio proyecto, para que acompañe al discípulo y a la comunidad.
Finalmente, Jesús entrega a sus discípulos el don de la paz: “mi paz les dejo, les doy mi paz” (v. 27); testamento espiritual que el discípulo habrá de buscar y cultivar como un proyecto que permite hacer presente en el mundo la voluntad del Padre manifestada en Jesús. Es que en la Sagrada Escritura y en el proyecto de vida cristiana la paz no se reduce a una mera ausencia de armas y de violencia; la paz involucra a todas las dimensiones de la vida humana y se convierte en un compromiso permanente para los seguidores de Jesús.


Para la revisión de vida
-¿Qué sería para mí la circuncisión del corazón?
-La Paz os dejo, la Paz les doy...: ¿Vivo en la Paz?

Para la reunión de grupo
-Los apóstoles, presbíteros y hermanos... hemos decidido por unanimidad...: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca del régimen de gobierno que tenía la Iglesia primitiva?
- Hemos decidido no imponeros más cargas que las necesarias...: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca de la actitud que tenía la Iglesia primitiva hacia los hermanos procedentes de distintas culturas?
- Si para que un creyente en otra religión se haga cristiano no hace falta que se circuncide ni que abandone la propia cultura, ¿hace falta sin embargo que abandone su religión? (cfr supra).
- En algún país del Medio Oriente los fundamentalistas han tomado la decisión de eliminar todos los monumentos budistas anteriores a la llegada de la religión de ellos. ¿Tiene algo en común esta actitud con la opinión teológica de los que dicen que “fuera de la Iglesia no hay salvación”?


REFLEXION II

Queridos hermanos y hermanas:

Es un día domingo de los mas especiales,  ante todo por la celebración de la resurrección del Señor,
segundo, porque este mismo acontecimiento nos hace reunir como comunidad de discípulos y de hermanos , desde hace mas de 2000 años. Cristo es nuestra Pascua, nos invita a la vida, a la alegría y a la esperanza.
Tercero Jesús nos recuerda una vez mas lo esencial de nuestra fe y nuestra vida EL AMOR A SU ESTILO, el amor con el cual El Padre lo ama a El y ellos a nosotros.
Cuarto el don del Espíritu Santo, su Espíritu que es  la fuerza misma del amor que nos empuja y nos invita a testimoniarle  con nuestras palabras y actos acá y ahora , a anunciarle, a compartirle en medio de nuestra familia, nuestros ambientes de convivencia y de trabajo, en nuestra sociedad (comunidad) y acá en un país que decimos "extranjero" a los ojos de la geopolitica , pero donde hemos de sentirnos hermanos con quienes nos han acogido y hemos de transmitirles a la vez a ellos , esta misma fraternidad (esta misma sensación) creando y fortaleciendo los lazos y vínculos de amor en el Señor Jesús y por su Iglesia.

Y finalmente que bien y que  tan adecuado cae celebrar, hacer homenaje  este día a nuestras madres presentes y ausentes, unas aun sobre este mundo, otras (como la mía) ya en la eternidad. Todas nuestras madres tienen y han tenido mucho de Jesús y de su Espíritu de Amor , Esperanza y conciliación , de los cuales nos hablan las lecturas de este día.

Gracias a ellas hemos conocido a Jesús y su propuesta de amor y de vida.

En ellas hemos visto reflejado el espíritu de conciliación y dialogo (de la primera comunidad cristiana- 1a lectura) y que nos enseñaron  (y enseñan) a buscar soluciones , a dialogar, a conciliar, en medio de las diferencias, discusiones y pequeños problemas y crisis que hemos tenido o tenemos en nuestras familias o con quienes nos rodean.

Nuestras madres nos han transmitido y transmiten la fe y la esperanza en un mundo y una vida mejor. Nadie como ellas confían tanto, rezan tanto y esperan tanto. Ellas son maestras de Esperanza , todo porque el Espíritu Santo está con ellas y les acompaña.

Hermanos estemos alegres este día por todas estas manifestaciones del amor de Dios, de su Hijo Jesús y del Espíritu Santo.  Y que como dice la segunda lectura del Apocalipsis sintámonos desde ya en la ciudad nueva: La Jerusalén Celestial, que vayamos construyendo poco a poco , en el día a día  el nuevo país, la nueva comunidad que Dios quiere. Lo importante no es donde nacimos ni de donde hemos venido. Tampoco es tan importante ni lo es mas, donde vivimos ahora, lo importante es ser conscientes de habitar una tierra nueva no tanto geopoliticamente sino darle a todo ello una nueva dimensión... Estamos acá en camino a la ciudad definitiva a la Jerusalén celestial (como el hombre del relato)...
Como dice una canción de vieja data para las exequias de nuestro continente: 



LA                                                                MI
Nos hallamos aquí en este mundo,
                 LA                                                MI
este mundo que tu amor nos dio;
                   Sim                                           Fa#m
mas la meta no está en esta tierra,
                  SI7                                      MI
es un cielo que está más allá.

LA                                       RE
Somos los peregrinos,
 MI                                               Do#m
que vamos hacia el cielo,
  FA#                         Sim
la fe nos Ilumina,
                              MI                                           LA
nuestro destino no se halla aquí.
LA7                                                 RE
La meta está en lo eterno,
      MI                                          Do#m
nuestra patria es el Cielo,
 FA#                                         Sim
la esperanza nos guía,
                MI                                        LA
y el amor nos hará llegar.

Caravana que va por el mundo,
como Pueblo de Dios en destierro;
pero en busca, a través del desierto,
de otra tierra que Dios prometió.

Con maná descendiendo del cielo,
a Israel el Señor confortó,
y a nosotros ha dado su Cuerpo,
verdadero manjar celestial.

Confortados por el Pan del Cielo,
y cumpliendo la ley del amor;
aún en medio de este gran destierro,
esperamos la gloria final.

No tenemos aquí una morada,
que sea estable y nos haga parar,
sino andamos cantando y buscando,
nuestra Patria futura eternal.


"Somos los peregrinos que vamos hacia el Cielo, la fe nos ilumina, nuestro destino (definitivo) no se haya aquí...La meta esta en lo eterno, nuestra patria es el cielo , la fe nos ilumina y el amor nos lo entreabre (sugiere, da un viso, un esbozo, un pequeño esquema) ahora, y ya".


"Como el Padre me ha amado, así os he amado yo..." (Jn 15,9) El amor de que habla Jesús es algo más, mucho más, que un mero sentimiento. Está ratificado con la fidelidad, con el cumplimiento delicado y constante de la voluntad de la persona amada. Es decir que, en definitiva, sólo quien cumple con los mandamientos de la ley divina es quien realmente ama al Señor. Lo demás es palabrería, una trampa que ni a los mismos hombres engaña, y mucho menos a Dios.

Eso es lo que el Maestro nos enseña: El que me ama guardará mi palabra. Y por si acaso no lo hemos entendido añade: El que no me ama no guardará mis palabras. Examinemos nuestra conducta y veamos si de verdad amamos al Señor. Y en caso contrario, tratemos de rectificar... Recordando siempre que esos mandamientos se reducen a dos: Amarás al Señor tu Dios con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti mismo. Más aún, como Cristo nos amó.

Para tener fuerzas y ánimos en esta peregrinación hacia nuestro destino necesitamos el pan de la Palabra, de la esperanza y el mismo cuerpo y sangre de Cristo que se nos ofrecen en la Eucaristía, que día a día la vivamos y participemos en ella con mas intensidad y sintamos con fuerza el Espíritu Santo de amor, el mismo de Jesús que prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Que Dios bendiga hoy y siempre a nuestras madres, bendiga a nuestros enfermos y a nosotros también, amen.


Para la oración de los fieles

- Por la Iglesia entera, para que distinga siempre lo que es esencial al evangelio y lo que es simplemente cultural, occidental y accidental, roguemos al Señor...
- Para que fomente la participación de todos en las decisiones que afectan a todos, y aceptemos todos el espíritu participativo que el Concilio Vaticano II desató en la Iglesia...
- Para que la Iglesia actual, iluminada por el ejemplo de la iglesia primitiva, siga caminando –con prisa y sin pausa- en la marcha indetenible hacia una igualdad efectiva de derechos entre el hombre y la mujer...
- Para que los cristianos circuncidemos nuestro corazón de todo egoísmo y de todo pecado...
- Por la paz del mundo, para que sea una paz como la que da Jesús...
- Para que el Espíritu siga conduciendo a la Iglesia y recordándole todo lo que Jesús dijo y llevándola hacia la Verdad completa...

Oración comunitaria

Dios Padre y Madre: envía sobre nosotros tu Espíritu de sabiduría, para que, conforme prometió Jesús, nos vaya recordando todo lo que tu Hijo nos enseñó, y nos vaya haciendo descubrir otras muchas posibilidades que aquellas mismas enseñanzas comportan para vivir la fe de un modo nuevo, con fidelidad creativa, en este mundo también nuevo en que nos ha tocado vivir. Por J.N.S.
O también:

Oh Dios, Padre y Madre de todos los seres humanos de todos los tiempos, que a todos amas igualmente y a todos te revelas con amor pleno. Ayúdanos a descubrir que “sólo el amor es digno de fe”, y a distinguir todo lo que en cada religión es cultural y accidental, para que firmes en la adoración de tu misterio inexpresable, nos abramos a la universalidad de tu amor y de la fraternidad humana, por encima de toda frontera de raza, cultura o religión. Tú que vives y reinas y caminas con todo el gran Pueblo de Dios, por los siglos de los siglos.


Cuento del hombre mexicano (para la reflexión)



- ¿De dónde es usted?..., le preguntaron a un misionero laico en un aeropuerto suramericano. Y el interrogado, con buen humor, y nada más que con buen humor, respondió alegremente:
- Nací en Méjico, vengo de Colombia, y estoy llegando a mi Patria, a mi Ciudad, a Jerusalén.
El oficial de Migración no entendía ni palabra.
- ¿A Jerusalén? Pero, ¿no se da usted cuenta de que está en Buenos Aires?
El misionero sonrió, y suerte que el oficial era buen católico y, ante la explicación del viajero, se echó a reír de buena gana. Porque el recién llegado proseguía mientras enseñaba el pasaporte y señalaba una página del final de la Biblia:
- Mire usted, señor, yo soy cristiano, soy ciudadano del Cielo, y la Ciudad en que vivo es la nueva Jerusalén, la Jerusalén celestial, la Iglesia Santa. Nada de esto consta en ese pasaporte que usted tiene en su mano, pero esta es mi realidad. Me lo dice este pasaje del Apocalipsis, y a él me atengo. Aquí está la Iglesia, aquí está mi Ciudad, aquí está mi Patria.
El oficial de Migración, entre sonriente y serio, despidió al humorista mejicano: - Pues, como usted predique así, le aseguro que va a tener que extender usted muchos nuevos pasaportes con esa nueva ciudadanía.
Y el misionero seglar, que así empezaba su apostolado, concluyó su simpática presentación:
- ¡Oh, no hará falta hacer nuevos pasaportes! Le bastará a cada uno de mis paisanos enseñar el acta de Bautismo que consta en su Parroquia.
Y con el cuento del mejicano, mis queridos amigos, entendemos las ricas lecturas que este Domingo nos trae para nuestra reflexión.
El Apocalipsis nos describe la Nueva Jerusalén, la Ciudad de los elegidos, tan extensa como todo el mundo, la Iglesia, que acoge en su seno a todos los elegidos.
Asentada sobre el cimiento de los Apóstoles, tiene a Jesucristo como sol indeficiente que la alumbra noche y día (Apocalipsis 21,10-23)
¿Y cuál es la condición de los ciudadanos? El Evangelio de Juan, riquísimo, nos describe la fortuna de todos sus habitantes.
Dentro de la Iglesia, la Ciudad de Dios, Jesucristo nos acompaña sin dejarnos un momento. ¿Amamos a Jesucristo? ¿Le hacemos caso? ¿Guardamos su palabra?
Paso a paso, nos acercamos al santo día cuando el Señor subirá al cielo para unirse al Padre. El tiempo pascual alcanza su fin. Pronto, la fiesta de Pentecostés nos ayudará a recordarnos de la primera venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y discípulos reunidos en el cenáculo junto a María, la Madre de Jesús. Ya comenzamos a pensar en aquel día y a creer, tal como Jesús nos invita a hacerlo, que su partida es para nosotros la mejor cosa que puede haber pasado: "Si me amaseis, ciertamente os gozaríais, porque he dicho que voy al Padre." (Jn. 14:28)





REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS


http://servicioskoinonia.org


http://riial.org/evangelizacion/026%20Sexto%20Domingo%20de%20Pascua%20C%20%20Juan%2014%2023%2029.pdf


Reflexión y experiencia personal (II)

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Gustavo Quiceno