miércoles, 15 de diciembre de 2010

Domingo 19 de diciembre del 2010: 4o domingo de Adviento , Ciclo A

 PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 7, 10-14

En aquellos días, dijo el Señor a Acaz:

--Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.

Respondió Acaz:

--No la pido, no quiero tentar al Señor.

Entonces dijo Dios:

--Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel (que significa "Dios-con-nosotros")



Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL

SALMO 23

R.- VA A ENTRAR EL SEÑOR: ÉL ES EL REY DE LA GLORIA

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes: Él
la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.-

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón. R.-

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.-


 SEGUNDA LECTURA

COMIENZO DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 1, 1-7

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios


 ALELUYA Mt, 1, 23

Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel “Dios-con-nosotros”



EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1, 18- 24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

-- José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, (que significa "Dios-con-nosotros").» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.


Palabra del Señor

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REFLEXIÓN

En nuestros templos o iglesias solemos encontrar cuadros o vitrales que evocan “La Anunciación a María”. Se ve al Ángel Gabriel que visita a María y la respuesta que ella da. Pero no encontramos nada sobre “La Anunciación a José”, nada sobre esas cosas sorprendentes que le fueron reveladas. Los evangelios no nos reportan ninguna palabra de este hombre. Y por tanto el relato que acabamos de escuchar nos dicen mucho más de lo que podemos imaginar. En esta última etapa antes de navidad, José nos enseña a escuchar. Esta es una actitud absolutamente esencial. José puede servirnos de ejemplo y puede entrenarnos en esta virtud de escuchar.

El Evangelio nos dice que « el Ángel del Señor se le apareció en sueños. Es muy común que en la Biblia se evoque los sueños. En el lenguaje bíblico, esto no tiene nada que ver con un simple “sueño” o “ilusión” o “ensueño”, es una manera rica en imágenes de decir que El Señor le ha hablado al corazón. Lo que José ha escuchado es un llamado a recibir en su casa a María, su esposa: “El niño que ella ha engendrado viene del Espíritu Santo”.

Todo esto no era fácil. Imaginemos un poco a José completamente destrozado y atormentado por lo que le sucede.  Lo que si se presentaba  fácil, era  repudiar a María.  Esto era lo conforme  a la Ley de Moisés y a la tradición. Tomar a  María  y recibirla en su casa, era no tener cuenta de los rumores malintencionados y burlones de los vecinos. Pero la Palabra de Dios ha sido más fuerte que sus reticencias.  José ha tenido el coraje de cambiar de proyecto y de hacerse el servidor de un misterio que no comprende.

José es un hombre de silencio, un hombre capaz de escuchar a Dios , de hablarle  y de cambiar su vida a la luz de la Palabra que ha escuchado. El descubre que este niño  viene de otra parte. No es su niño, no le pertenece, tampoco es de otro, al igual que no es de María. Él es el enviado de Aquel que es el “Todo Otro”. Es así como José es introducido poco a poco en la luz de un inmenso misterio que deberá un día ser proclamado a toda la creación.

He aquí una lección absolutamente esencial para nosotros cristianos  del 2010. Vivimos en un mundo ruidoso y agitado, sobretodo en esta época de fiestas, Tenemos vidas aceleradas, una cantidad de actividades donde  algunas  son  más esenciales que las otras. Hoy, José nos enseña a escuchar lo que pasa en nosotros, a hacer la experiencia y la evaluación, a tomar distancia para acoger una Palabra que viene de otra parte. A veces es difícil escuchar, centrarnos, recogernos ya que tenemos la tendencia a hablar mucho, pero la mayoría de las veces para no decir nada importante. No podremos escuchar al Señor hablándole a nuestro corazón si no sacamos momentos para el silencio y el recogimiento.

Sí, es absolutamente necesario encontrar esos momentos de silencio para escuchar al Señor. Muchos lo hacen a su manera. Son numerosos cada vez más, aquellos que se detienen y entran a una iglesia. Para algunos es un poco de turismo o de cultura. Nosotros no hemos de juzgar lo secreto de sus corazones. Otros se detienen  para meditar en un monasterio, una hora, uno o muchos días. Ellos vienen a escuchar el silencio creado por los monjes, un silencio habitado por la presencia del señor, una presencia celebrada  cada día y cada noche en la oración.

Es esencial, muy importante tomar  el tiempo de callar, de silenciarse, para poder escuchar  si se quiere permanecer y gustar la experiencia de ser humano. Pues es en  el silencio que Dios habla a nuestro corazón por el Espíritu Santo. En otras circunstancias se nos dice también que la vida cristiana no puede concebirse sin un compromiso decidido contra la miseria, la injusticia y la violencia que degradan el ser humano y desfiguran el proyecto del amor de Dios sobre la humanidad. Hoy, descubrimos que no podemos ser cristianos sin un compromiso determinado por volver a encontrar el camino del corazón.

En este periodo del Adviento, descubrimos que para  preparar la Navidad  es necesario primero dedicar tiempo para silenciarnos, para la oración, la lectura del evangelio. Como José, escuchamos  una palabra y aprendemos a ser dóciles ante lo que Dios nos sugiere. Como él, estamos invitados a hacernos los servidores de un misterio que nos supera. Todo el evangelio nos dice que el Señor nos conduce por caminos que no habíamos previsto. Pero las palabras que Él nos dirige son Palabras de Vida eterna.

En unos días, festejaremos el aniversario del nacimiento de Jesús. Pero recordemos que la Navidad no es solamente el recuerdo de un suceso de otro tiempo. Es hoy cuando el Señor nos tiende la mano y nos pide acogerlo. “No había lugar para Él  en el hospedaje de Belén”. Nos corresponde a nosotros hoy  decidir si le hacemos un lugar en nuestra vida. Tomemos el tiempo de escucharlo, lejos del ruido y de la agitación de este mundo. Es de este modo que podremos vivir una Feliz Navidad.

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Gustavo Quiceno